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No se admiten romances en la oficina (2)
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Tiempo de lectura: 9 minutos

Desde muy temprano estaba comprando cosas de última hora, ayer había recibido un mensaje del jefe con una lista de compras. Fácilmente podría haber delegado esta acción a un empleado, pero no me molestaba en lo más mínimo por lo que el mejor curso a seguir era comprar y luego ir hacia el lugar de paseo de fin de año de la empresa.

La tradición del paseo es relativamente nueva, esta es el tercer año que se realiza y todo partió por que la esposa de don Carlos le insistió en que debía premiar a los trabajadores, y como ya se realizaba una cena a mediados de año, surgió la idea de salir de paseo a un lugar donde se pueda relajarse y nadar en una piscina.

Poco antes de las 11 llegué hasta la cabaña por los automóviles estacionados era el último, me dirijo hasta la parrilla donde unos hombres del área de ventas estaban asando la carne, hago entrega de las cosas y me voy hacia el interior para cambiarme ropa, en un sillón veo sentado a don Carlos y Jessica además de los otros dos subgerentes, ocupó un lugar frente a ellos y me uno a la conversación.

—Matías que bueno que llegas, estábamos hablando sobre la invasión femenina en la oficina, no nos dimos cuenta debido a que en la cena estaban los otros departamentos y sucursales

—Yo tampoco lo sabía, es difícil notarlo

—Bueno mira por la ventana y verás

Siguiendo el comentario camino hacia hasta la ventana y observo, había unas 15 personas cerca de la piscina la mayoría tomando sol y solo dos bañándose en la piscina todas eran mujeres. Algunas caras que nunca había visto y otras ya conocidas, la gran mayoría eran guapas o tienen buenos atributos, en el fondo vi a dos hombres jugando ping pong si le sumamos a los cocineros y a los que estaban acá conmigo éramos solamente 6 hombres, realmente fuimos invadidos.

La gran mayoría andaba con traje de baño, yo era el único de los hombres que no llevaba polera, y las mujeres casi todas llevaban solo bikini o enterito, incluso la madura de Jessica andaba mostrando sus dos grandes atributos solo tapados por una delgada tela que no alcanzaba a cubrir la mitad de toda esa piel. El almuerzo fue muy ameno, cuando terminó muchos se disculparon y se fueron a su hogar, la mayoría eran los que tenían familia o alguna relación.

Mientras estaba sentado en la orilla de la piscina se me acerca Evelyn discretamente y se sienta a mi lado, con nuestros pies jugando con el agua conversamos sobre cosas generales, el tenerla cerca me hacía recordar aquella liberación sexual y mi pene ya comenzaba a despertar, por lo que con la excusa de ir al baño ingreso a la cabaña, dejado solo a las 4 mujeres que quedaban.

Para intentar bajar mi calentura ingreso a una habitación y me estiro un rato, pero a los segundos escucho gemidos venir de la cabaña de al lado, en primera instancia esa cabaña no estaba habilitada por lo que era el mejor lugar para poder realizar esa acción, aprovechando el ventanal de la habitación salgo y me percato de que los gemidos son más fuertes, rodeando la cabaña entró por el ventanal abierto de una habitación y lo que encuentro me dejó helado.

Junto a una pequeña ventana que daba al living estaba Jessica, se giró al verme con una cara de angustia, su cara revelaba angustia, posiblemente la misma mueca de asombro que marcaba mi rostro. En ese mismo momento la miré y comprobé que estaba sin la parte baja del bikini y con las tetas por fuera del bañador. Al momento comprendí que Jess se estaba masturbando y ese pensamiento fue todo para que sangre renovada en mi pene hasta hacerlo alcanzar nuevamente todo su esplendor.

—¿Qué mierda haces aquí?

Me dijo susurrando, yo la ignore y me acerque para ver la escena, era nuestro jefe dando castigo a Pamela, encargada de recursos humanos, el siempre humano gerente ahora estaba penetrando con brutalidad el culo de la mujer, las nalgadas sonaban con intensidad haciendo que los gemidos retumbaban, hipnotizados por el show tanto Jess como yo comenzamos a masturbarnos, ella susurro que ninguna palabra a nadie de esto y menos a su hija.

Titubeando comencé de nuevo el sube y baja, lo hacía muy despacio, quería prolongar esta situación lo máximo posible. Creo que para ello ayudaría las otras masturbaciones que me había hecho recordando la noche con Evelyn. Miré a Jessica, la vi con la mirada perdida, la cara colorada, imagino que mezcla de excitación y nervios. La miraba de otra manera, no solo porque estaba semidesnuda, sino que la vi más vulnerable, como si al estar en esta situación se hubiera despojado de un escudo que usaba para hacerse sentir más fuerte.

Yo apenas miraba por la ventana, don Carlos se había cansado y Pamela le cabalgaba lentamente, mis ojos recorrían el cuerpo de Jessica, no tenía el cuerpo joven de su hija, pero esas tetas gigantes estaban ahí, a mi lado, con unas pequeñas aureolas rosadas y coronadas por pequeños pezones. Su conchita la tenía completamente depilada, y sobresalía un gran clítoris, franqueado por unos abultados labios, todo aderezado de mucha lubricación. La verdad es que lo tenía muy jugoso, y en ese momento hubiera vendido mi alma por llevárselo a la boca.

Al ver cómo la miraba comenzó nuevamente a masturbarse, recogió un poco de flujo del interior del coño y comenzó a hacer círculos sobre su inflamado clítoris. Al momento la otra mano cogió uno de sus pechos y comenzó a aplastarlo y pellizcar el pezón. Leves gemidos se escapaban de su boca. Yo no podía dejar de mirarla, ver como cada poco tiempo introducía un dedo para recoger más flujo y seguir castigando su clítoris. Mi mano subía y bajaba al ritmo que ella se masturbaba.

Yo estaba muy caliente, y Jessica también debía estarlo puesto que sus gemidos eran cada vez más altos y constantes. Se me pasó por la cabeza intentar algo con ella, no sé, metérsela, que me la chupara o algo así, con lo caliente que íbamos cualquier cosa era posible, pero descarté la idea hace unos días había estado con su hija, además me sacaba 15 años, pero verle la cara de excitación me borraba cada incertidumbre.

Sin pensarlo, solté mi mojado pene, me arrodillé frente a Jessica y sin darle tiempo a reaccionar le empecé a dar lengüetazos mientras ella se castigaba el clítoris.

Hizo un amago de levantarse y de apartarme la cara, pero en ese momento le metí la lengua en lo más profundo de su coño y empecé a moverla como si me fuera la vida. Mi lengua comenzó a golpear por todas partes. Con cuidado le quité su propia mano del clítoris y lo atrapé con mis labios, en ese momento la poca voluntad porque parará desapareció. Empecé a lamerle, succionar y mordisquear el clítoris como nunca lo había hecho. Con la mano derecha comencé a meterle 2 dedos dentro para ir masturbándola, la milf estaba totalmente empapada.

Los gemidos cada vez eran más altos, como pude, con la mano izquierda le intenté tapar la boca, lo que ella entendió como un gesto de empezar a lamerme los dedos. Los succionaba como si de un pene se tratara, su conchita estaba chorreando, le resbalaba el flujo por los muslos y caían al suelo donde estaban empezando a hacer charco.

En ese momento escuchamos como la puerta de la cabaña se cerraba, ella miro y me dijo que habían acabado y volvían donde los demás, creo que tuvo un momento de lucidez porque intentó parar esto, incluso me dijo que pensara en su hija pero esto solo activo mi modo bestia, saqué los dedos del coño, seguí la humedad del flujo, y no pude evitar comenzar a acariciar el ano. Esto le cogió por sorpresa, no se lo esperaba, y aunque al principio se la notaba tensa y apretó, poco a poco fue cediendo y la presión que ejercía sobre su ano y toda la lubricación que caía me permitió meterle casi medio dedo de golpe.

Mi boca era un no parar, iba de clítoris al interior del coño y vuelta al clítoris. En su ano ya tenía metidos dos dedos hasta la mitad y los movía haciendo círculos intentando dilatarlo para meter un tercero. Ella por su parte se sobaba las tetas y me apretaba la cabeza contra su coño para ejercer más fricción. Esta situación no se prolongó mucho, se tensó un momento, hasta su respiración se paró, y de pronto empezó a convulsionarse con lo que entendí como un brutal orgasmo, abandoné su maltratado clítoris y me centré en recoger el abundante flujo que salía de ella, mientras mi mano izquierda mantenía su posición con dos dedos en el ano, ahora sin moverse, pero seguían dentro.

Poco a poco fue recuperando la respiración y fui liberando todos sus orificios. La miré a la cara, estaba roja, sudada y feliz. Mientras recuperaba el aliento yo me senté en la cama a esperar mi turno, pero escuchamos voces llamándonos, rápidamente corrí hacia el living donde antes había tenido seo el jefe y me escondí detrás del gran sillón, antes de un minutos dos personas entran a la cabaña, una era Evelyn y la otra una mujer que se me hacía familiar, antes de que pudieran comenzar investigar Jessica sale de la habitación aún sudada y con la cara roja, las mujeres al verla se rieron y comenzaron un interrogatorio.

—Mamá veo que te fue bien… ¿Quién fue el privilegiado?

—Jessica cuida tu boca, qué dirá Macarena

—Mamá no te preocupes Maca es de confianza la conoces desde niña y bien ¿cómo estuvo?

—Exquisito, pero con gusto a poco

—Ojalá te encontraras un hombre como yo, me dejo totalmente satisfecha

—Hablando de él ¿lo han visto?

—A el andábamos buscando pero se perdió, quería presentarle a maca

—Bueno hija vamos yo primero pasaré al baño a limpiarme

Saliendo de la cabaña me quede mirando hacia el vacío, no podía creer mi suerte estos días, pero también el poder estar con madre e hija se sentía irreal pero morboso, con mucho cuidado fui a buscar mis cosas y salí camino a mi automóvil, mandando un mensaje al grupo avise que me salió un compromiso urgente.

Con las ganas de darme un chapuzón en la piscina me conforme con darme un baño de tina, aproveche de enjabonarme muy bien para quitarme el olor a sexo y también para limpiar un poco la sensación de indecencia que sentía en mi consciencia. Por la flojera solo me puse un short, no sentí la necesidad de ponerme bóxer ni siquiera polera, solo unos pantaloncillos cortos.

El sonido del timbre me despertó del sueño lúcido que estaba teniendo, al abrir veo que Evelyn estaba parada frente a mí, sin darme tiempo de reaccionar se arrodilló y me bajó el pantalón corto hasta las rodillas, mi pene flácido fue agarrado con sus manos y se lo metió todo la boca.

—¿Qué haces?

Liberando mi pene de su boca suelta una risita, responde que saludando como me lo merecía, agradecí haberme dado un baño anteriormente, dejando caer al suelo lo que traía la invité a pasar adentro de mi hogar. De la mano la llevé hasta mi habitación. Se le notaba caliente, y también algo bebida yo estaba empezando a calentarme y mi pene necesitaba entrar, con Jessica no pude lograr consumar el acto por lo que su hija iba a pagar el precio.

La tiré sobre la cama, me tumbé sobre ella y comencé a besarla apasionadamente, mientras de manera intencionada frotaba mi miembro por la entrada de su conchita. Bajé hasta su cuello, y me recreé besando y lamiendo cada poro de su piel, y mientras con la mano derecha agarré mi miembro para dirigir mejor el movimiento, lo frotaba por todo su coño, el cual ya estaba húmedo y facilitaba la tarea. Ejercía presión, pero sin intención de penetrarla, quería volver loca, calentarla al máximo, que gritara, algo había despertado en mí y me gustaba.

Evelyn empezaba a jadear, pedía que la penetrara, estaba realmente caliente. Yo seguía con mi juego, besaba todo su cuello, bajé a sus tetas, y mientras con la mano izquierda agarraba un pecho, pellizcando un pezón, con la boca atrapaba el otro. Mi pene, al servicio de mi mano derecha, continuaba torturando abajo.

—Metela… Metelaaa

—Todavía no…

—Métemela por favor…

—No te entiendo bien

—¡¡Métemela toda!!

Imploraba casi desesperada, pero no tenía intenciones de complacerla. Sin darle tiempo a reaccionar volví baje y metí mi lengua en su encharcada vagina, Evelyn no pudo retener un alarido de placer, arqueando su espalda para después caer desplomada sobre la cama. En ese momento le metí 2 dedos, los cuales entraron sin problemas a la vez que castigaba su abultado clítoris. Mientras ella comenzó a acariciar sus pechos, centrándose en sus duros pezones. Los jadeos eran constantes, rítmicos e iban ganando en intensidad.

Mientras saboreaba su conchita, o pude evitar compararla con su mamá, Jessica tenía los labios más gruesos y su clítoris era más sensible, además el sabor de sus líquidos era más neutro al contrario de Evelyn quien tenía un sabor más alcalino, otra diferencia el tamaño de las tetas que a pesar ambas gigantes Jessica no tenía comparación.

Sin darme cuenta había logrado que se corriera en abundancia así que me despegué de su clítoris, retiré mis dedos, y le pedí que se pusiera a 4 patas. No lo dudo y obedeció pensando que por fin se la metería, pero nada más lejos de la realidad. Ya con ella en esa postura aproximé mi cara a su ano y le di una lengüetada que la pilló por sorpresa, para acto seguido darle otra y otra hasta meter mi lengua en su culo. Para evitar que se escapara, comencé a masturbarla nuevamente y ya sin fuerza y dominada por el placer simplemente se dejó hacer, primero le metí un dedo por el culo y fácilmente pude meter el otro, estaba preparándome para someterla analmente cuando mi celular comienza a sonar.

—¿Necesitas contestar?

—Debe ser importante porque es mi celular personal.

Dejando de mala gana la cama tome mi celular y sin revisar el contacto contesto rápidamente, la voz del otro lado me sonó muy familiar pero hace unas horas atrás esa misma voz estaba gimiendo en mis oídos por lo que era obvio que la reconocería de inmediato.

—¿Puedes hablar un poco?

—Estoy un poco ocupado pero dime para ti soy todo oídos…

Sin percatarme Evelyn había llegado hasta mi lugar y estaba comenzando a chupar mi pene que aún estaba erecto, la escena de estar hablando con Jessica mientras su hija me la chupaba me puso a mil.

—Necesito terminar lo de hoy estoy muy caliente

—¿Cuándo… puedes?

—Ahora mismo te mando mi dirección, te espero.

Cortando la llamada me llega un mensaje con la dirección, al percatarse que la llamada término Evelyn camina hacia la cama poniéndose en cuatro nuevamente y observé que tenía dos dedos aún metidos en su culo y mirando fijamente con una cara de erótica me dice “Lo mantuve así para ti”.

Me acerqué a ella, comencé a acariciarle la espalda, poco a poco fui bajando mi mano, empecé a acariciarle los glúteos, las piernas y fui acercando mi boca. Un pequeño beso aquí, un pequeño beso allí y cuando se quiso dar cuenta mi lengua estaba dentro de su pequeño agujero. Cuando sentí que la lubricación estaba perfecta empecé a introducir mi pene. La situación era increíble, Sentía con cada centímetro como se iba dilatando invitándome a entrar más profundo, en algún momento ella se metió hasta 2 dedos en su conchita generando más morbo a todo.

Empecé un suave mete-saca, para poco a poco coger ritmo. El culo de Evelyn era mucho más estrecho que su concha, y la presión sobre mi pene era mucho más placentera, el pensar que después de este culo me esperaba uno que se veía más apetitoso me hacía querer terminar rápido, pero luchando con mi deseo sexual intentaba disfrutar este momento pero ver como mi pene se perdía en su culo, para volver a salir y desaparecer nuevamente mientras ella castigaba su empapada conchita fue mucho para mí.

—Me vengooo

—Lléname toda

Me agarré fuerte de las caderas y me quedé clavado disparando tantos chorros de leche como me fue posible, no me preocupé de esconder mis gemidos. Evelyn volvió a convulsionarse y a correrse, no tan intenso como el otro, pero sí muy placentero por los gritos que daba.

Después de recuperarnos de nuestras corridas, nos besamos y nos fuimos juntos a la ducha, había que limpiarnos de todo este “desastre”. Evelyn llena de su flujo, goteando semen por el culo y yo aún chorreando leche y con el pene algo manchado. Nos dimos una reconfortante ducha, aproveche para decirle que debía salir rápidamente, que podía esperar o bien vernos otra día antes de navidad.

Conduciendo tome un pequeño desvío para comprar una bebida energizante, luego deje a Evelyn en su casa y avance lentamente dos casa más allá, estacione afuera y mande un mensaje a los segundo veo abrir la puerta a una milf en sus cuarenta que claramente no los representa, sin esperar que se acercara me dispuse a ir por mi tercer round del día…

Continuará.

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