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Afortunado dependiente
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Tiempo de lectura: 3 minutos

Esta historia sucedió cuando cumplía el deseo de un amigo a quien conocía a través de esta página y a quien le gusta que me exhiba y sea un poco golfa para él.

Fui de compras y decidí, por jugar sobre seguro, ir a una tienda en la que no suele haber mucha gente y el dependiente es jovencito. Entré y, como una señal del destino, la tienda estaba vacía. La tienda es un sótano, por lo que no se ve nada desde la calle e ideal para mi plan.

Le dije hola y empecé a mirar la ropa que tenían. Él se acercó y me preguntó si podía ayudarme. Yo le dije que estaba buscando algo provocativo para una cita con un chico muy guapo al que quería impresionar. Se le encendió la cara con una sonrisa y se fue a buscar lo más provocativo que tenía en la tienda. Volvió con un montón de ropa que me enseñó para que yo escogiera. Me quedé con dos minis, dos vestidos y dos camisetas. Decidí empezar por los vestidos.

El primero era de espalda descubierta, con escote cruzado y bastante flojo. Me lo puse, pero sin quitarme el sujetador para ver si el me lo decía y daba juego para lo que yo quería. Salí y, efectivamente, me dijo que me quedaba bien pero que tenía que buscar un sujetador sin tira por detrás, que si quería me traía uno. Yo le dije que si era demasiado llevarlo sin sujetador y me respondió que dependía de adonde fuese. Pensé un poco la jugada y decidí que esperaría un poco más antes de montar mi número. Y entré para probar el otro vestido.

El siguiente vestido era ajustadísimo, negro y muy corto. Me marcaba todo de una manera exagerada pero no servía para mis intenciones por lo que seguí con la demás ropa.

Fui a por los conjuntos de mini y camiseta. Ninguna tenía cremallera por lo que me lo probé rápidamente y al final le dije que me probaría el primer vestido de nuevo. El no dejaba de mirarme sin perder detalle.

Me probé de nuevo el primer vestido que era el perfecto para lo que yo pretendía. Salí y me miraba al espejo como dudando. Él me decía que me sentaba muy bien y le dije que iba a quitarme el sujetador para ver el efecto y si tenía sujeción para el pecho (que parecía a todas luces no tenerla). Entré de nuevo en el probador y salí sin él. El escote era normal a simple vista, pero cualquier movimiento que hicieras lo hacía más y más provocativo.

Entonces le dije que me observara y me dijera si se veía de más, empezando ya la fase de exhibicionismo puro. Vi como su cara se alegraba y empecé a inclinarme hacia abajo, a moverme bruscamente y todo lo que se me ocurría. El no quitaba ojo y yo veía en el espejo que se me veía bastante pecho, sobre todo al agacharme, incluso casi se me llega a salir una teta. Pasé luego al momento clave y decisivo porque aún no estaba segura de sí me exhibiría solo o haría algo más, pero la verdad es que me estaba calentando mucho.

Le pregunté si podría recogerse algo por el pecho para que sujetara más. Él se acerca, me pide permiso y empieza a tirar del vestido por los lados intentando cogerlo con alfileres. Yo ya sabía que no había manera, pero le dejé hacer y él estuvo como un minuto viéndome la tetas a placer. Al tirar de los tirantes y moverlo, aprovechaba para levantarlo lo máximo posible. Me dijo que no, entonces le dije que iba a probarme el vestido ajustado mejor. Me cambié y salí.

Era increíble porque seguía sin entrar nadie. Me miré y remiré en el espejo y le pregunté si se notaba el tanga ya que era muy ajustado .El me miró el culo y me dijo que un poco la cinta de arriba pero que había que fijarse mucho. Y yo le pregunté que donde porque yo no la veía. Él se acercó y la recorrió con su mano, acariciando de paso la parte superior del culo. le comenté entonces que tenía un tacto muy agradable mientras me acariciaba una nalga, para ver si sería atrevido.

Y lo fue porque apoyó su mano en la cadera, pero la movió pasándola por el culo, con disimulo, pero aprovechando muy bien el momento. Decidí acabar ya, pero sin comprar nada porque no me acababa de convencer ninguno. Me metí en el probador y cerré la puerta un poco fuerte para que rebotara y quedara semi abierta, pensando en mi última jugada. Me quité el vestido y le pregunté por la hora que era. Él me contestó, pero le dije que no lo oía y entonces se acercó y vi por el espejo como se quedaba paralizado al verme solo con el tanga puesto, sus ojos no quitaban la vista de mis tetas mientras repetía la hora que era.

Luego salí y me fui. Algún día volveré y le daré algo más que exhibicionismo que por supuesto os contaré luego que a mi amigo.

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