Salgo de la habitación y pido el ascensor, entro y me veo en el reflejo del espejo que se encuentra allí así que retoco mi maquillaje y acomodo mi vestido. Se abre las puertas y me dirijo al lobby para solicitar información de la ubicación del restaurante del hotel; un hombre muy guapo me indica donde se encuentra ubicado le doy las gracias pero en el momento de dirigirme hacia el restaurante siento que mi cuerpo no reacciona es como si mis pies se hubiesen quedado pegados al piso, la mirada de aquel hombre y su sonrisa espectacular como si le alegrará mi presencia no me permite irme de ahí.
–¿Aceptarías una invitación a cenar esta noche?
–Eh… (claro que de un desconocido no, pero no sé qué me pasaba con él).
–¿Aceptarías?
–Si, acepto.
Sale del lobby y me ofrece su brazo para tomarme de gancho de él así que lo hago.
–¿Cómo te ha parecido la atención del hotel?, claro tu opción me sirve para mejorar la atención
–No me ha dicho su nombre
–Ah si que grosero he sido, mucho gusto me llamo Franco; soy administrador de esta cadena de hoteles .
–Mucho gusto me llamo Gabriela; así que eres el jefe aquí
–Ja ja ja… si lo quieres ver así, si lo soy pero me gusta ser cordial con los empleados de los hoteles
Me gusta su sonrisa y el trato hacia sus colaboradores de los hoteles… me siento muy a gusto con Franco. Llegamos al restaurante, es hermoso, alrededor se ven varias plantas y árboles pequeños y la música acorde con el ambiente. Como todo un caballero corre la silla para que tome asiento y luego él de sienta en frente a mí…
–¿Cuál es tu plato favorito?
–Le puedo decir que no me gusta ,así queda más fácil
–Ja ja ja si, tienes toda la razón. Puedes tutearme tranquila
–Ok está bien, no me gusta las ostras almejas… nada de esa comida costosa. Me gusta la sencillez
–¡Sabes que somos iguales! También me gusta la sencillez, así que te puedo recomendar unos espaguetis marinados ¿Te parece?
–Es uno de mis platos favoritos así que me encantaría. Sabes es como si ya me conocieras
Al escucharla recuerdo verla ahí desnuda en aquel balcón. No pude ser mas afortunado que encontrarme con ella sin buscarla, solo el destino me la trajo hacia a mí.
–¿De tomar que te apetece?
–¿Qué recomiendas para acompañar los espaguetis?
–¿Quieres bebidas alcohólicas?
–Eh si por qué no, esto no es de todos los días
Quería vivir en mis vacaciones cosas diferentes y entre ellas la comida.
La cena con Franco fue espectacular reímos mucho tenemos gustos similares y aparte me encanta su forma se ser y por supuesto es muy guapo; en mi mente perversa ya me he imaginado cosas candentes con él. No deja de observarme, he notado varias veces su mirada sobre mi escote y hace que mis pezones se marquen en mi vestido y como tengo mi cabello recogido no lo puedo ocultar.
–¿Me aceptas ser tu guía turístico?
–Claro que sí yo encantada (mi cuerpo reaccionó al roce se su mano en mi espalda descubierta)
–Vamos, mi carro está afuera
Gaby aparte de ser hermosa su sencillez y carisma me encanta, se nota que no es para nada interesada como otras mujeres. Como todo un caballero así me educó mi madre, le abro la puerta del carro y la invito a seguir; luego rodeo el carro y entro en él; quiero llevarla a recorrer la ciudad en esta noche tan hermosa, el cielo esta despejado con la luna llena grande hermosa. Al finalizar el recorrido que duró toda la noche la llevó al hotel nuevamente y le pido acompañarla hasta su habitación así sabré donde la puedo encontrar.
–Gracias por la cena y el recorrido por la ciudad
–Gracias a ti por aceptar y disfrutar de tu compañía. ¿Podemos desayunar mañana?
–Claro que sí, ¿pasas por mí?
–Por supuesto Gaby que vendré por ti, ¿a las 8 am te parece bien?
–Perfecto. Deseo que pases una excelente noche
Le doy un beso en la mejilla y entro a mi habitación.
¡Wao! Este hombre me encanta, sentir el roce de su mano por mi espalda hizo poner mis pezones más duros y mi entrepierna húmeda, no lo puedo negar pero deseo tanto a este hombre que debo apretar mis piernas. Me retiro el vestido y me dirijo al balcón para tratar de refrescarme pero la brisa y el deseo por Franco hace que mi calentura aumente, tanto así que corro a un costado mi tanga y acaricio mis labios notando que estoy tan mojada que la verga de Franco entraría sin esfuerzo, si, no me importa decirlo en estos momentos pero me gustaría que él me cogiera aquí.
Hundo mis dedos y empiezo a follarme, la brisa sopla más fuerte así que suelto mi cabello y me permito dejarme llevar por el deseo que tengo por Franco; en mi mente me imagino las cosas más sucias… aumento la velocidad de mi mano… pellizco con fuerza mis pezones hasta que siento espasmos, si varios espasmos… Me agarro fuerte del barandal y me inclino… ¡Uff! Nunca había deseado a alguien tanto como a Franco.