Angélica era una chica llena de vitalidad, siempre rodeada de amigos debido a su animosidad, y de pretendientes debido a su belleza. Como toda joven de 18 años, sentía que nada era imposible. Su mismo entusiasmo y fuerza la orillaban a probar muchas cosas, era inquieta e inquisitiva, una mujer inteligente y bella. Su afición principal era el cine, podía ver muchas películas en un solo día sin cansarse.
Un día, su prima Sofía, que en mucho se parecía a ella, pero con 4 años más, la invitó a ver unas películas en su casa, pero no dijo cuales, ya que le prometió una grata sorpresa.
El día acordado Angélica llegó a casa de su prima, llevaba puesta una blusa negra entallada, la cual dibujaba la redondez y belleza de sus senos. Su vientre plano le permitía usar la ropa entallada que quisiera, y sabia como lucir su cuerpo. Cubriendo sus firmes caderas, llevaba una diminuta falda, la cual le permitía sentir el aire en sus piernas, ideal para esas calurosas tardes de verano, en que se quiere andar sin ropa. Sus piernas eran largas y bien torneadas, foco de muchas miradas.
-¿Que película me tienes?, ¿Por qué tanto misterio? -Fue el saludo que Angélica dedicó a su prima.
-Mira, siéntate y ve la película, después veremos si te gustó o no, por ahora solo siéntate y disfrútala.
Al iniciar la película, lo primero que vio Angélica en la pantalla fue a una pareja haciendo el amor. Ella no podía creer lo que su prima le mostraba, era algo que siempre había querido ver, una película “porno”, pero era de lo poco que nunca se había atrevido a hacer. No podía dejar de ver esa escena, verlos abrazarse y besarse, totalmente desnudos era hipnotizante, tal vez por lo hermoso de los cuerpos, y el acto mismo que representaban.
O bien, por no poder creer que alguien pudiera permitir ser filmado en un acto tan intimo como ese, algo que debe ser hecho en un cuarto cerrado sin que nadie pueda verlo. No podía entender porque no podía apartar su mirada de esas imágenes tan bellas y tan insultantes al pudor y las normas de las que habla la sociedad.
La película la fue llevando de sorpresa en sorpresa, no entendía porque esa mujer disfrutaba chupando y lamiendo la virilidad de ese hombre.
-Pero ¿Cómo puede hacer eso?, ¿no te parece algo asqueroso?, ¡además ve!, ¡ahora él se lo hace a ella!, es ¡increíble que hagan eso!
-¡Tranquila Ángel!, es algo muy normal y además delicioso, sobre todo cuando te lo saben hacer o cuando tú lo haces, y sabes que lo estás haciendo bien.
-¿Pero, tú lo has hecho?
-Si, algunas veces. Es rico y muy placentero.
Angélica no preguntó más, ya que una mujer más había aparecido en escena y para su sorpresa no sólo besaba al hombre, sino también besaba y acariciaba a la mujer, sin que esta lo impidiera o al menos tratara de evitarlo. Sofía le confesó que esas escenas eran las que más la excitaban, pero ella ya no le ponía atención, quería saber porque estaban tan excitadas, si era algo antinatural, no deberían de gozarlo, y sin embargo, lo estaban haciendo, el hombre ya había eyaculado sobre ellas, y ahora eran ellas las que se prodigaban caricias.
Cuando volvió a ver a su prima, está ya se había quitado los pantalones vaqueros y los calzones, y jugaba con su clítoris, Angélica estaba bastante sorprendida, podía ver el depilado pubis de su prima. Sus labios vaginales estaban abiertos y dejaban ver el pequeño orificio de la vagina. No podía decir palabra alguna, solo veía a su prima jugar con su clítoris. Sofía notó la sorpresa y la excitación en la cara de su prima, y comenzó a jugar aún más lento con su clítoris y esos grandes labios que rodeaban a su suave vagina, permitiendo así una mejor vista de su hermosa vulva.
-¿Qué pasa?, ¡Ángel no me digas que nunca te has masturbado! -exclamo Sofía al ver la sorpresa en la cara de su hermosa prima- Anda inténtalo, quítate la falda -las palabras surgieron junto con la acción, ya que Sofía, rodeo la cintura de su prima y desabrocho con gran pericia la falda de su prima, al levantarse para sacarse la falda, Angélica noto que su pantaletas estaban totalmente mojadas en medio de sus piernas, la sangre se agolpaba en sus sienes, su respiración se hacía entrecortada, la cual junto con el rubor en su cara delataban su gran excitación.
Sofía metió una mano entre las piernas de Angélica, esta quiso detenerla, pero en cuanto sintió el roce de la mano en su pubis, perdió su voluntad, sólo disfrutó el toque de su prima, Sofía deslizaba sus dedos por encima de la pequeña prenda íntima de Angélica, sus dedos entraban por debajo de ella acariciando el fino bello que ocultaba. Con mucha pericia había desabotonado la blusa. Sus manos subían tocando la piel y acariciando los senos de Angélica aun cubiertos por el sostén.
Sofía acercó su cara al cuerpo de su prima, comenzó a besar su vientre mientras sus manos acariciaban las nalgas de la chica. Poco a poco fue subiendo su boca y ya de pie frente a su prima, la besó en la boca. Ante este nuevo acto Angélica trató de detenerse, pero al sentir la suavidad de esos labios no pudo poner ya objeción alguna. La pasión se desbordo en ella y mientras sus lenguas tenían una lucha entre ellas, las manos de Angélica acariciaban las nalgas de Sofía.
La chica había quitado por completo la blusa de Angélica y en un instante desabrochó el sostén de la joven. Las manos de Sofía entraron por debajo del sostén tomando los senos de Angélica con ambas manos, sus pezones estaban duros, completamente erectos. Sofía quitó el sostén de Angélica y su boca fue directamente a uno de los pechos de su prima, sentía en su rostro el calor que emanaba del pecho de la joven, su lengua jugaba con un pezón luego con el otro, no quería dejar de chuparlos, sentía la suavidad y firmeza que los senos que joven mujer, posee.
Angélica dejaba que su prima la acariciara, solo suspiraba y producía pequeños gemidos cuando sentía los dientes de su prima en sus pezones o sentía la succión en la parte baja de sus pechos. Sofía bajó una mano y comenzó a jugar con el clítoris de su prima, desplazo sus manos y acaricio con fuerza las bellas nalgas de Angélica, al hacerlo quedaron unidos su cuerpos y sus bocas muy cercanas, Angélica, ya desinhibida beso a su prima, ya sin miedo, con más fuerza y pasión que antes, sus lenguas jugaban como dos viborillas haciéndose el amor.
Angélica quitó deprisa la diminuta blusa que llevaba Sofía y dejó al descubierto dos senos, no tan grandes como los suyos, pero que eran una invitación a chuparlos y morder esos pezones que sobresalían, mostrándose casi orgullosos de estar en ese lugar. Comenzó a chuparlos mientras Sofía jugaba con su propia entrepierna.
Se recostaron en el sillón, Angélica besaba y chupaba cada parte del rostro y de los senos de Sofía. Siguieron así hasta que Sofía dejó acostada a su prima y comenzó a besar cada parte del cuerpo de Angélica, un cuerpo que brillaba por el sudor y que emanaba un cálido y afrodisiaco aroma, el cual la excitaba aún más.
Sofía se detuvo al llegar al ombligo, ese pequeño orificio en el centro de la estrecha cintura de Angélica, decorado con finísimos bellos, beso alrededor del orificio, metió su lengua en él, podía sentir como gozaba su prima, la sentía temblar, la escuchaba respirar cada vez más fuerte, tal vez presagiando o anhelando lo que seguía. Sofía siguió bajando su boca por el cuerpo de la chica, llegando a las pantaletas, comenzó a bajarlas con la boca, no podía apartar su cara de ese hermoso cuerpo.
Angélica un poco desesperada ayudó a su prima a quitar ese obstáculo que impedía llegar a su amada, a su virginal vagina. Ayudándose con sus manos, Sofía aparto los labios púbicos de Angelita y metió su lengua entre ellos, era un sabor que nunca había experimentado, después de todo, también para ella era su primera vez con una mujer.
Al apartar los labios podía ver el himen intacto, lo tocó con su lengua, y sintió el temblor que invadió el cuerpo de su prima, sus dedos se movían inquietos entre los labios de Angélica, tocando la suave piel de esa fuente, la cual no dejaba de manar líquidos que eran apreciados por el paladar de Sofía. Sentía el clítoris de Angélica palpitar cada que lo metía en su boca, y lo chupaba suavemente o lo acariciaba con su lengua.
Angélica temblaba, pedía que no se detuviera, pero de repente parecía que necesitaría orinar, esa era la sensación, sin embargo, no quiso decir nada prefirió seguir no podía dejar de sentir y pedir más caricias, la sensación desapareció en unos instantes y comenzó a sentir un cosquilleo que surgía de algún punto en su vientre, era como si el alma y el cuerpo fueran a separarse, no se asustó, sino que gozó esa nueva sensación, sintió como temblaba su cuerpo, una oleada de calor la invadió y los líquidos aumentaron la salida por su vagina, gritaba con cada espasmo, su respiración se agitaba más, sentía su clítoris hinchado.
Al calmarse un poco, comprendió que había tenido su primer orgasmo y quiso recompensar a Sofía por hacerla sentir tal placer. Así que atrajo la cara de Sofía, la beso con mucha pasión y sintió su propio sabor en la boca de su prima. Separándose un poco le pidió que pusiera su pubis sobre su boca, haciendo un 69, como habían visto en la película. Al tener a su prima sentada sobre su cara, pudo apreciar su suave aroma.
Comenzó a besar y a chupar ese pequeño pedazo de carne que se ocultaba bajo un pliegue de piel, estaba duro y caliente. Al contacto, sintió de inmediato la respuesta favorable de su prima, con sus dedos acarició la orilla de la vagina, tímidamente los fue introduciendo, primero uno después otro, sentía la suavidad y el calor de Sofía, giro los dedos, los doblo, intento todo lo que su imaginación le dictaba.
Al sentir el dedo de su prima dentro de la vagina, Sofía agradeció la caricia con un leve gemido, quería que la penetraran, quería más y justo antes de pedirlo ya la penetraba otro dedo buscando algo en su interior, eran como niños hurgando en un cajón oculto al que nunca los dejan ver y de repente lo tienen abierto y a su disposición, querían llegar hasta el último rincón, giraban, se doblaban, era fantástico. Sofía pedía que no se detuviera, sus caderas de repente y por unos instantes, se movían frenéticamente como si se manejaran solas y quisieran de esa forma demostrar el gozo que sentían.
Angélica se incorporó dejando a su prima sobre sus rodillas y manos sobre el sofá y con la vulva expuesta y a total disposición de la chica. Volvió a introducir sus dedos desde atrás, de cuando en cuando los sacaba y los chupaba, para en seguida volver a introducirlos. Su otra mano acariciaba las nalgas, pasaba a los senos, luego a la espalda, no la dejaba quieta.
Al ver el pequeño y violáceo ano de Sofía, Angélica quiso conocer su sabor y textura, y a así lo hizo, sin sacar los dedos de la vagina comenzó a lamer ese pequeño orificio, primero tímidamente, después con más fuerza. Metía la cara completa entre las nalgas de su prima, su sabor y su aroma la embriagaban. Bajaba la lengua hasta sus dedos en la vagina de Sofía y subía lentamente hasta llegar nuevamente al ano. Sofía disfrutaba el trato que le daban, gemía y hacia sus nalgas hacia atrás, buscando que no se detuviera el contacto. Los dedos y la lengua de su prima la hacían tocar el cielo.
Angélica quería más, quería hacer suya a esa mujer que la había introducido al sexo. Separó su cara de las nalgas de la chica y colocándose de lado coloco un dedo de la otra mano en el ano de Sofía, hizo un poco de presión y su dedo se introdujo sin mayor esfuerzo dentro del ano de Sofía. Al sentir la doble penetración Sofía se sintió completamente llena, podía sentir como los dedos de la vagina tocaban el dedo en el ano. Este trato no tardó en dar el resultado esperado, Sofía mordió un cojín del sofá para no gritar, su orgasmo llegaba, comenzó a sentir como se apretaban su ano y su vagina, como si quisieran aprisionar a sus respectivos intrusos.
Su cuerpo temblaba y su respiración se cortó por varios segundos. Su cuerpo se tensó completo y las sensaciones nublaron su mente. Por fin pudo soltar un gemido retenido por tantos segundos, mientras movía sus caderas prolongando el orgasmo. Era el orgasmo más fuerte que había sentido hasta ese día. Se desplomó sobre el sofá y Angélica detuvo sus embates. Suavemente fue retirando los dedos. Tanto la vagina como el ano de Sofía palpitaban, se abrían y cerraban de forma autónoma. Sofía estaba quieta, disfrutando las sensaciones, era el orgasmo más intenso que hubiera sentido hasta ese momento.
Angélica beso suavemente las nalgas de su prima y se recostó sobre ella. Su pubis rosaba una de las nalgas de Sofía, ese roce la impulsó a moverse lentamente, tallando su clítoris contra la suave piel. Sofía reaccionó y paro un poco sus hermosas nalgas, permitiendo un mejor rose para el pubis de su prima.
Un poco después se dio vuelta quedando de frente a Angélica, sus piernas se entrelazaron y así cada una estimulaba el clítoris de la otra. Ambas movían sus caderas, incrementando cada vez más el movimiento. Sus bocas se despegaban solo para besar el cuello de la otra. Los pechos de la una se restregaban en los de la otra, sus erectos pezones se rosaban entre ellos. Sus cuerpos completos se llenaban de hermosas sensaciones.
Las manos de Sofía sujetaban las nalgas de Angélica atrayéndola con fuerza hacia su cuerpo. Los gemidos de ambas se incrementaron en frecuencia y volumen. Sofía se aferró a la espalda de Angélica, enterró sus uñas al tiempo que mordía el hombro de la joven, otro orgasmo la estaba invadiendo. Al sentir a su prima debajo de ella tener otro orgasmo, Angélica sintió su cuerpo tensarse y recibir un nuevo orgasmo, sintió que se desmayaba y su respiración se detenía, el alma le salía del cuerpo.
Angélica se dejó caer sobre su prima. Sus lenguas no paraban de jugar entre ellas. Sofía quería a través de ese beso darle las gracias a Angélica, ningún hombre la había hecho vibrar así. Ese beso fue prolongado, con fuego y ternura, ambas sabían que podían seguir haciendo el amor durante toda la noche, ya que estaban solas y nadie sospecharía que dos primas que se llevan tan bien como ellas, serían amantes. Esa idea las excitaba, podían tenerse cada que ellas quisieran, no tenían más que quedarse a dormir juntas, como otras tantas noches, solo que en vez de platicar, se amarían sin descanso, hasta que ambas quedaran exhaustas, y para eso en esa ocasión aún faltaba mucho.