Amanece y mi cuerpo está que arde con ganas de ser acariciado, manoseado, hurgado lo que se le pase por la mente del diablo; por eso quiero al diablo en persona aquí a mi lado.
Cierro los ojos e imagino a este personaje, meto por debajo de mi camisón mis manos llevándolos a mis pechos, los uno y amaso con fuerza pellizcando mis pezones en forma de pinza; muevo mis caderas en círculos… también de arriba hacia abajo.
Ya siento crecer mi humedad, bajo una mano llegando allí para abrir mis labios y sentir el calor empapado de deseo, lujuria y porque no de morbosidades; hundo uno luego dos y cuando aumento mi ritmo llego a cuatro… abro más mis piernas y aumento la velocidad… escuchando el chasquido por mis jugos.
Con una mano juego con mis tetas y con la otra mi coño invocando al demonio para que sea él quien me coja a su antojo y me haga suya… froto cada vez más rápido para lograr obtener mi anhelado orgasmo… me digo cosas sucias porque eso me prende más… siento como mi interior aprieta un poco mis dedos, mi respiración se acorta… aprieto mis ojos y mi cuerpo se arquea hacia adelante.
Caigo otra vez sobre la almohada cerrando mis piernas y disfruto por un rato de mi humedad llevando mis dedos a mi boca.