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Día dos de mi esposa con un ex jefe
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Tiempo de lectura: 6 minutos

Como les había comentado en el relato anterior, mi esposa y yo de 21 y 22 años estábamos hospedando a nuestro ex jefe, Jorge, un señor mayor amigo de mi papá, recuerdo perfectamente que ese sábado después de toda la acción de la noche anterior, desperté y lo primero que vi fue a mi esposa Priscilla masturbando a Jorge, el miraba la mano de mi mujer subir y bajar mientras ella estaba recargada en su pecho, yo les hable, buen día, ellos respondieron pero seguían, así que algo en mí no encajaba, me excitaba ver esa escena.

Pero a la vez no me gustó que Jorge y Priscilla empezaran sin mí, así que con algo de coraje le dije a mi mujer, amor por favor ve a preparar algo de desayunar porque ya hace hambre.

Por mi tono ella no se opuso pues reconoció que estaba molesto, al salir de la cama se colocó la tanga que estaba tirado en el piso, se puso una camiseta mía para salir y se dirigió a la cocina, Jorge se quedó en silencio, aunque comenzó, no quería que te molestaras, solo que anoche conectamos muy bien y por eso me atreví a pedirle que me masturbara, yo solo le dije que no estaba molesto.

Aunque por dentro temblaba de nervios y coraje a la par de mi excitación, él me dijo que lo había hecho sentir muy joven al haber compartido a mi esposa la noche anterior, yo le dije que todo se fue dando por la situación y el alcohol, pero que igual lo disfrutamos pues si no no habría pasado nada, solo que si le hice hincapié en lo del condón que eso no me había parecido, él se disculpó así que dejamos el tema y nos fuimos a la cocina.

En la cocina Priscilla se movía de un lado a otro y la camiseta dejaba en ocasiones ver un poco de las nalgas, pero sobre todo le hacía justicia a las piernas bien trabajadas de mi mujer, Jorge iba en short y camiseta de tirantes, yo me coloqué un short y camiseta blanca, mi mujer nos indicó que nos fuéramos a la mesa del comedor, ahí estaban colocados los platos pero aun amontonados así que los coloqué.

Noté que ella ya se había lavado la cara y se veía muy bien, tenía un brillo especial en la piel, resultado de la cogida de la noche anterior, en fin, comenzamos a platicar y tan pronto mi mujer se acercó a la mesa noté que Jorge le miraba las piernas y moría de ganas de tocarlas pero por lo ocurrido anteriormente solo se limitó a decirle a mi mujer que se veía muy bien, ella sonrió y continúo con la comida.

Al terminar de desayunar les dije que yo me ofrecía a lavar los platos, así que Jorge se fue al sillón de la sala en donde se puso a revisar su celular, mi mujer se fue al baño, pensé que se pondría un short o algo, pero solo fue y unos minutos después salió bañada y con el cabello mojado, le comenté que había sido muy rápida, ella se cambió la camiseta por un camisón de mujer que le quedaba flojo, y debajo una tanguita color rojo, que se alcanzaba a notar por el camisón.

Priscilla se dirigió al sillón de Jorge y se sentó a un lado con su tarro de crema, subió sus piernas al sillón y comenzó a frotarse un poco, Jorge miraba esperando lograr ver un poco más, Priscilla me dijo en voz alta que si le podía poner crema, le dije que estaba secando los platos pero que Jorge quizás podría ayudarle, ella le estiró el tarro y el sin dudarlo tomó crema y comenzó a untarla de pies hasta llegar a los muslos.

Con cuidado metió sus manos en la entrepierna y yo miraba desde la barra de la cocina, notaba que cada que subía sus manos estiraba los dedos un poco esperando rozar la conchita de mi mujer, ella lo observaba, pero no decía nada, de pronto llegué yo y le dije que ya podía ayudarla, Jorge se levantó y notamos un poco su erección de lado, pero el rápidamente comento que se daría un baño, así que Priscilla y yo nos dirigimos a nuestro cuarto un poco.

Después de que Jorge salió me encaminé yo al baño, Priscilla ya portaba su ropa, unos jeans y una blusa roja, mientras que Jorge se había colocado un pantalón de mezclilla y una camisa a cuadros, yo salí y me arreglé, no diré mucho solo que anduvimos todo el día en la calle paseando.

Al llegar por la tarde, Jorge comentó que tomaría una siesta, pues veníamos de comer y habíamos caminado un rato, Priscilla aprovechó el espacio para preguntarme si estaba molesto o incómodo por lo ocurrido la noche anterior, le confesé que me puso muy caliente y que me prendía ver como Jorge no podía controlar el morbo, así que decidimos seguir jugando con la situación, por lo que comenzamos a fajar, de pronto ya estaba con mi mujer ensartada en mi verga, como yo estaba sentado con los pantalones en los pies y ella se había quitado su pantalón solo movimos su tanga un poco, pero antes de terminar escuchamos ruidos, era Jorge que ya había despertado.

Así que nos vestimos y nos encaminamos al cine, mi mujer antes de irnos se fue a cambiar y se colocó un vestido que sostenía con sus pechos pequeños y era algo largo pues le llegaba arriba de las rodillas, se puso tenis y nos fuimos, ella me miraba como esperando que yo aprobara sus acciones así que yo le seguí el juego.

En el cine, los tres compramos palomitas y refrescos, y noté que mi mujer se subía un poco el vestido y abría un poco las piernas, ella estaba entre Jorge y yo en los asientos así que estiré mi mano algo discreto y comencé a sobar su muslo, mi dedo meñique en ocasiones rosaba y sentía el calor de su concha, es entonces que me di cuenta que ya no llevaba la tanga, Jorge observó y me miró, yo moví la cabeza haciéndole un gesto invitándolo a unirse, así que igual estiró su mano y comenzó con su mano grande de maduro y algo callosa por el gym.

Priscilla estaba ya muy caliente así que en ocasiones nos sobaba por encima del pantalón nuestros penes, así estuvimos casi toda la película y al terminar nos fuimos a casa, el plan era ir a cenar, pero la calentura ya estaba a tope.

Al llegar a casa, mi mujer se levantó el vestido dejando ver su conchita, Jorge soltó un qué buenas estas, yo le dije que quería que jugáramos un juego, así que apagué todo y cerré las cortinas, la sala estaba oscura pero se lograba ver las siluetas, yo desabroche mi pantalón y mi mujer entendió el juego así que quedó desnuda, Jorge preguntó si también jugaría y nos reímos, le dijimos que si pero que a oscuras sería mejor, solo le dije, en la mesita dejé condones para que los uses, él dijo que si, así que el juego comenzó.

Noté como Jorge se quitaba su ropa y la silueta que generaba era grande, para ser un señor maduro tenía cuerpo muy trabajado, incluso mejor que yo, pero la más contenta en notarlo fue mi mujer, yo me encaminé a buscar a mi mujer y comenzar a besarnos, Jorge solo nos intentaba mirarnos y se masturbaba, se acercó lo suficiente y nos dijo que ya sentía el calor de Priscilla.

El comenzó a tocar los pechos de mi mujer y no paraba de decirle lo ricos que los tenía que eran pequeños pero deliciosos, y después los lamía, yo aproveche y bajé para probar la concha de mi mujer, ella estaba empapada, ya los dos en acción tomé a mi mujer, le di la vuelta de tal forma que quedaran sus nalgas a Jorge, el frotaba su verga haciendo una especie de sentadilla, yo la tocaba toda mientras la besaba, Jorge no perdía el tiempo, tomaba su pene y rozaba la entrada de mi mujer con él, ella lo disfrutaba.

Yo solo le dije que no olvidara el condón, me levante y acercándome a la mesita le pase un sobrecito, él lo abrió y se colocó el condón, nuestro ex jefe tumbó a mi mujer en el sillón y comenzó a clavarla en cuatro, yo le di mi verga para que la comiera, después de un rato, le di yo y cambiamos la posición, ahora Priscilla ya muy empapada estaba viendo hacía arriba y Jorge se subió el condón y se acercó para poder metérsela, ya dándole de misionero mi mujer gemía de placer, yo les dije que iría al baño, pero ni caso hicieron, sin embargo.

Me fui a la barra de la cocina y desde ahí los observé, escuchaba como Jorge le decía que la quería coger sin condón pero mi mujer no decía nada, hasta qué él le preguntó, ¿te la puedo meter sin condón?, ella le respondió que yo me molestaría si me daba cuenta, él le dijo que algo rápido, ella solo se quedó callada, yo que estaba masturbándome a poca distancia no cabía del morbo, quería saber si el cabrón se animaría a quitarse el condón, y así fue, se enderezó y se quitó el condón, escupiendo en su mano mojo la cabeza del pene y se dejó caer en mi mujer.

Ella metió las manos y le dijo que no, pero él no la escuchó solo se desplomó y comenzó a besar su cuello, hizo unas embestidas antes de meterla pero mi mujer le decía que no porque yo llegaría y los vería, yo estaba a punto de venirme de la excitación, pero mi jefe solo procedió a darle un beso y meterle la lengua tan profundo y le metió toda su verga de un golpe, ella gritó de placer y colocó sus manos en la espalda del hombre, enterrando sus uñas y el dándole fuerte, de pronto él le dijo que se correría y ella le dijo que saliera, sin embargo, Jorge se aferró mas así que yo les dije que ya había regresado.

Fingiendo no saber nada, Jorge salió rápidamente de mi mujer y sin poder aguantar aventó un chorro de semen sobre mi mujer mojándole toda su vagina y vientre, incluso un poco de sus pechos, yo prendí la luz y vi aquel espectáculo, sin poder más, me masturbé y le aventé mi leche en la boca a mi mujer, los tres estábamos tan cansados que solo nos limpiamos y nos fuimos a dormir los 3 a la cama de nuestro cuarto, no podía creer lo que estaba pasando y pensar que aún nos quedaban 5 días con él en casa.

Esa noche nos quedamos profundamente dormidos oliendo a todo y bien sudados, yo seguía prendido por el morbo mientras veía dormir a mi mujer a y a Jorge.

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