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Dolores mi suegra (4): A solas con mi cuñada
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Tiempo de lectura: 3 minutos

Mi cuñada me observa en silencio, hasta que me dice “¿sabes? ¡Mi tía Pepa habla maravillas de lo bien que sabes usar esa lengua! ¡me gustaría averiguarlo por mí misma! ¡de lo contrario ya sabes, la correa aun continua en el armario! ¿de acuerdo?”. Tardo en responder y recibo una sonora bofetada “¡vas a responder, o debería ir a por la correa!”. “¡Si señora, usare mi lengua como usted desee! “.

Aun continuo con las manos atadas colgando del techo, ella destensa la cuerda hasta que quedo de rodillas, y se asegura que las manos están bien atadas entre sí, sin mediar palabra se despoja de todas sus ropas. Contemplo su cuerpo regordete de muslos gruesos y caderas anchas, los pechos generosamente grandes y su coño sin depilar de gruesos labios.

Acerca su coño a la altura de mi boca, sus rizados bellos casi los puedo tocar con mi lengua. Ella reclama mi atención tirando de mi cabello hacia atrás. “¡He tú aquí arriba, ya sabes lo que quiero! ¡pon a trabajar esa lengua!” Me atrae hacia su coño y comienzo a lamer obedientemente.

Ella me sujeta por los cabellos con las dos manos mientras se estremece de placer “¿Te gusta, cabrón? ¡Chupa… Chupa, puta mamona, chupa!”. Miró hacia arriba y sus ojos conectan con los míos. “¡no lo haces mal, puta! Te gusta, ¿eh? ¡cómo te estás poniendo!”. Ríe satisfecha empujando y hundiendo más mi cara en su coño “¡Cómemelo! ¡Cómetelo entero, puta!” Paseo mi lengua por su coño de abajo hacia arriba ejerciendo toda la presión posible.

Los vaivenes de su cadera me indican que voy bien y trato de ir más rápido pasando por el centro de su vagina absorbiendo sus fluidos “¡Chupa puta!”. Mi cuñada comienza a hacer movimientos circulares con su cadera “¡chupa puta! ¡más, rápido!”. Se retuerce y gime de placer. ¡ha, ha! Con fuertes movimientos pélvicos se corre, “¡Ha, Haaa, me corro! ¡si, si!”. Un embriagador sabor salado entra en mi boca.

Sin darme tiempo a recomponerme mi cuñada me agarra de las mejillas y me dice: “¡Me vas a comer el culo, entendido!”. Se gira y me ofrece su culo “¡Todo tuyo, cómetelo todo!”. Tardo en decidirme mi cuñada se impacienta y girándose y me abofetea “¿Qué coño haces? ¿a qué esperas? ¡puto desagradecido!”. Y empuja de nuevo mi cara a su culo, meto mi lengua entre sus nalgas y me centro en su ojete lamiendo con frenesí de arriba a abajo “¡mete la lengua puta! “.

Cumplo su orden ella usa su mano para empujarme más adentro mientras ríe satisfecha girando su cabeza para intentar verme y me dice “¡Me estás comiendo todo el culo, perro!”. Su intenso olor y sabor me embriagan pierdo la noción del tiempo que llevo lamiendo, mientras ella se masturba “¡más adentro puta!”. Suena impaciente intento introducir mi lengua, con la ayuda de su brazo empuja su culo contra mi cara y comienza hacer movimientos circulares con sus caderas viniéndole un brutal orgasmo “¡Ha! ¡Haaa! ¡come culo, puta!”.

Mientras mi cuñada se recompone y busca algo, yo me pregunto ¿Qué ha sido de mí? ¿cómo he llegado a esto? Ella deposita una copa de metal delante de mi miembro “¡Bien, cuando vayas a correrte me avisas entendido!”. Y comienza a masturbar vigorosamente, no pasa mucho tiempo para que suelte una fuerte descarga de semen dentro de la copa “¡joder, que rápido te has corrido! ¡menudo macho estas hecho ja jajá! ¡pero necesito más!”. Y continúa masturbándome hasta que me vuelvo a correrme en la copa “¡más entendiste más!”.

Y de nuevo coge mi dolorido miembro y continúa masturbándome sin importarle el tiempo, mi esposa regresa de sus compras, contempla embelesada a su hermana animándola “¡vamos sácale toda la leche!”. Esta vez se le dificultó un poco más en hacerme eyacular.

Mi cuñada recoge la copa, “¡a ver abre la boca!”. Intuyo lo que quiere hacer y me niego rotundamente. Mi esposa se sitúa de tras de mí y sujetando mi cabello tira de mi cabeza hacia tras y con la otra mano aprieta mis mejillas forzándome a abrir la boca, mi cuñada vierte mi propio semen dentro de mi boca, mi mujer me sierra la boca con su mano “¡trágatelo todo!”, dice mi esposa, obligándome a tragarlo, las dos hermanas ríen y se felicita entre ellas festejando el ordeñe, recogen las ropas y las bolsas marchándose al interior de la casa.

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