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El sometimiento de Karen (parte 3)
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Tiempo de lectura: 9 minutos

El usurero sintió que su verga se puso más dura de lo que ya estaba, dejo su copa y se acercó a Karen como una bestia se acerca a su indefensa víctima. Toco las piernas hermosas de la chica, sintió su respiración algo acelerada, acerco su rostro al de ella empezando a besar sus labios rojos y ella respondió al beso abriendo la boca para que la lengua del viejo entrara y buscara la suya a la que empezó a lengüetear.

Karen tenía algo especial, le provocaba a don Carlos cosas más intensas, cosas que ninguna otra mujer le provocaba. Ya no pudo más, se sacó la verga.

-¡Mira cómo me tienes! Tócala.

Y si bien la polla del viejo media siete pulgadas, más chica que la de Francisco, a Karen le impresiono además estaba gruesa y curva. Nunca había tocado un pene y ahora tomaba con su mano ese leño que apenas y pudo sujetar.

Don Carlos vio la mano blanca de Karen tomar su morena polla lo cual lo calentó más. Se quitó el saco y se desabotono la camisa, dejando ver un abdomen con abundantes bellos.

Karen subía y bajaba la piel del duro palo de don Carlos del cual resalían gruesas gotas de fluido, el viejo le saco la blusa y bajo el sostén apareciendo sus ricas tetas, blancas con un pezón rosado, el prestamista se prendió de ellas, como queriéndoselas comer.

-¡Que delicia! –balbuceó.

El flujo de la vagina de Karen era abundante por lo excitada que estaba, era tan delicioso para ella que por primera vez le estuvieran mamando las tetas, las sensaciones que sentía eran indescriptibles.

Don Carlos se sacó los pantalones y puso su verga frente a la boca de Karen quien la miraba impresionada.

-¡Mámamela!

No fue necesario sujetarla, estaba tan erecta que parecía un fierro templado, Karen solo abrió la boca para que entrara la cabeza de ese animal palpitante que empezó a chupar con el encanto de una inexperta novata. El viejo metía y sacaba de la boca de la chica la cabeza de su polla y empezó a meterla más profundo. Karen sentía como ese tremendo reptil alcanzaba su garganta.

-¡Que rica boquita! Sigue chupando, sigue puta.

La puso de pie y la bajo la falda quedando al descubierto el sujetador de sus medias con sus bragas de encaje, dejando ver un hermoso culo.

-¡Ahh! -Exclamó el viejo agiotista- Que zorra te ves.

De un tiro arranco el sujetador, estremeciendo las nalgas de Karen, y le empezó a meter la lengua en el fundillo, mientras se masturbaba con una mano con la otra le abría las nalgas, pero quería disfrutarla al máximo asi que solicito la ayuda de sus putas.

-¡Elsa, Betty! –grito.

Las dos chicas aparecieron de inmediato. Puso a una a cada lado de Karen.

-¡Ábranle el culo! –ordeno.

Entre las dos le abrieron quedando el fundillo al descubierto. Don Carlos de rodillas pudo así lamer con toda libertad el ano y masturbarse. ¡Era delicioso! La lengua del experimentado follador se movía con maestría degustando del rico sabor. La sentó sobre el escritorio y nuevamente el prestamista se puso de rodillas, quedando la vulva de Karen a medida de su boca. Y ahí estaba frente a él la deliciosa vagina que tanto deseaba penetrar. Empezó a chuparla, mamarla, morderla, succionarla, extrayendo los caldos de Karen que se tragaba como si fuera el más delicioso de los vinos.

Karen sentía la gloria, jamás había sentido el placer que producía una mamada de vagina, una lengua gruesa como la de su verdugo sobre su ano, nunca lo había sentido. Sus pezones estaban muy duros y sus tetas parecían elevarse de tanta calentura que sentía. Don Carlos dio la indicación que las chicas le mamaran las tetas, una cada quien, mientras él seguía chupando la vagina y ahora metiendo sus dedos buscando el clítoris.

Karen creía que iba a enloquecer del placer que sentía, las chicas mamaban golosamente sus tetas, luego la lengua maestra de don Carlos moviéndose en su vagina que ya no aguanto y tuvo un primer orgasmo.

-¡Aah! –gritó.

Don Carlos se dio cuenta que la chica se estaba viniendo, y succiono los líquidos vaginales, sorprendiéndose del grado de excitación al que Karen había llegado.

-¡Ya se está viniendo! Esta perra está muy caliente. ¡Vamos a darle duro! –Les dijo a las chicas- ¡Desnúdense y asístanla!

Se empezaron a quitar la ropa, dejando ver sus esculturales cuerpos. Innumerables veces habían asistido a Carlos cuando se follaba a sus conquistas, eran ya muy experimentadas. Era hora de clavarla, las chicas acomodaron a la inexperta Karen sobre el escritorio mientras el viejo usurero afilaba su verga masturbándola.

Le abrieron la vulva y la verga de don Carlos entro en la intimidad de Karen que gritaba como loca, solo ella sabía que era la primer polla que entraba en esa jugosa vagina, y era lo mejor que había sentido. El viejo prestamista empezó a bombear, metía y sacaba. Karen y las dos chicas no perdían detalle de como el fierro de Carlos se movía de dentro hacia fuera.

-¡Estas deliciosa Karen! Karen mi puta. ¡Voy a follarte por el culo maldita zorra! ¿Quieres? –le dijo.

-¡Si! –dijo tímidamente.

-¿Quieres que te meta la verga por el culo? ¡Dilo!

-¡Si! Méteme tu verga, métemela por mi culo.

Don Carlos dio la indicación que Karen fuera trasladada a la habitación contigua, la cama era amplia donde la novata fue colocada en cuatro. La recamara de don Carlos estaba conectada con su despacho y con la habitación de sus putas, ellas rápidamente dispusieron de todo lo necesario para que su amo disfrutara del fundillo de Karen. Betty estaría a cargo del lubricante y de la limpieza de la chica, Magda estaría al tanto de la víctima que sería penetrada auxiliándola si era necesario y Elsa se encargaría de lo que don Carlos requiriera, limpiarle el sudor o lo que le mandara.

Nuevamente don Carlos mamo el culo de Karen, raspo su cara entre las nalgas ensalivando bien el fundillo y dejándole la piel roja por la fricción de los bigotes, luego el ano fue lubricado por la encargada para tal efecto. Le dijo a su asistente.

-¡Ponme tu saliva! –arrimándole el erecto pene.

La chica sacando toda la saliva que tenia se la dejo con la boca en la polla del viejo prestamista, este acerco su pinga hasta la entrada del ano y empezó a intentar meterla. Estaba muy apretada, era necesario un buen trabajo previo. Don Carlos empezó a meterle el dedo medio, suave en lo que Magda sobaba las nalgas de Karen quien hacía gestos de placer y de dolor, se le puso más lubricante.

Karen apretaba las manos de la chica que la asistía, don Carlos le metía ya el dedo índice y medio en el fundillo.

-¡Haaa! –gritó Karen agarrándose de su asistente.

Don Carlos no quería ni parpadear, abría los ojos contemplando el delicioso culo de Karen, viendo como sus dedos entraban ya más fácil pues el ano se estaba dilatando.

La erección del viejo prestamista estaba a lo máximo y esta vez la punta de su verga penetro el rinconcito de la linda chica. Karen sintió como una descarga eléctrica, parecía que sus mandíbulas habían quedado trabadas pues mantenía la boca abierta y los ojos cerrados.

El cerdo de don Carlos no tuvo piedad, una vez entrando la punta, cargo su peso para que se le metiera casi la mitad. Karen grito, la asistente le acariciaba los cabellos dándole palabras de aliento.

-¡Tranquila mi amor! tranquila.

Don Carlos empezó a meter y sacar utilizando la mitad de su polla, lo estrecho de la cavidad de Karen le producía un placer enorme. Sin avisar el viejo usurero le dejo ir todo el palo. Sintió como su verga entro hasta el fondo, sintió como abrió los sensibles tejidos del fundillo de la chica.

Karen sintió un dolor muy fuerte, como si un rayo la partiera a la mitad, dando un fuerte grito de dolor. Por un momento sintió que perdería el conocimiento pero Magda empezó a frotarle la cabeza y la espalda eso le ayudo a mantenerse ya que sintió que su cuerpo se desfallecía, pero no pudo evitar que le salieran unas lágrimas, deslavando el maquillaje de sus mejillas. Sin sacársela don Carlos la acomodo pues con la arremetida quedo descompuesta.

-¡Ooh! Mi culo, me mata don Carlos, me mata.

El viejo empezó a bombear suave, la rodillas y piernas de Karen parecía que se derrumbarían, pero Magda la sostuvo.

Karen sintió que ese dolor rápidamente se convirtió en placer, sintió como la verga de Carlos entraba y salía, por un momento en su mente vio la imagen de su tía Rosario, como gozaba cuando Francisco le dejaba ir toda su polla por el culo y ella gemía de placer. Poco a poco la verga de don Carlos empezó a entrar y salir más fácil. De repente Karen apretó más fuerte las manos de su asistente, sintió que la polla del viejo había tocado algo dentro de ella que hizo que tuviera su segundo orgasmo.

-¿Te estas viniendo mi vida? –le pregunto Magda.

-¡Sii! ¡Haaa!

Don Carlos le saco la polla y le alzo las nalgas para poder observar si era verdad y vio las gotas de fluidos que salían de la vagina.

-¡Perra, te viniste dándote por el culo! –dijo con un aire de satisfacción- ¡Deliciosa! ¡Que puta eres!

Betty le limpio el ano de Karen, había sangre pues si bien ella en sus noches solitarias se había metido varias cosas, no eran de las dimensiones del leño de don Carlos. La vagina de Karen seguía expulsando fluidos quedando bien lubricada, el viejo aprovecho y se la metió toda por la raja, sintió la tibieza de la vagina joven de la chica, como le envolvía la verga y, que si por el viejo fuera le metía hasta los huevos, bombeo rápido por varios minutos apoyando sus manos en sus caderas.

Karen a pesar del dolor que había experimentado por la penetración anal, ahora estaba sintiendo la gloria con las embestidas que Carlos le daba por la vagina, realmente le encantaba que la penetrara, nunca pensó que fuera tan rico que una verga real la cogiera, nada que ver con las zanahorias, plásticos o sus dedos con los que hasta ahora se había dado. Tuvo su tercer orgasmo.

Don Carlos puso la mira nuevamente en el fundillo, la asistente de la chica la coloco de tal manera que apoyara su mejilla con el colchón para que pudiera parar mejor el culo, luego la misma asistente le separo un poco más las piernas, Carlos le lleno el ano de saliva, ya no uso lubricante, fue hundiendo poco a poco su leño, hasta que se le fue toda hasta el tope. Los enormes huevos del agiotista chocaban con las blancas y delicadas nalgas de Karen. Luego se la monto, quedando su polla colgando justo encima del fundillo de la chica, el cual empezó a penetrar como si su verga fuera un barreno de hierro.

-¡Ay don Carlos me va a partir en dos! –dijo Karen.

El prestamista metía y sacaba, hasta que ya no pudo más y le vació todo el depósito de leche en el culo de Karen. Ella sintió como el líquido caliente le llenaba el fundillo, desbordándose.

-¡Haaa puta! –gritó don Carlos.

El grito se escuchó hasta la planta baja. Saco su verga aun parada y escurrida de semen. Nunca había sentido tanto placer con una mujer como lo había sentido con su nueva puta. Encendió un cigarro en lo que as chicas tuvieron que apoyar a Karen para ponerla de pie pues tenía las piernas y rodillas entumidas.

-¡Límpienla! –Dijo el usurero.

Las chicas llevaron a Karen al bañó sosteniéndola y una vez aseada la volvieron a llevar a don Carlos, el cual ya se encontraba vestido y relajado.

-Una vez que te integres con las chicas te entregare las escrituras y contratos que comprometían la finca, la propiedad será tuya.

Karen se sintió tan agradecida que don Carlos le pareció un hombre bueno y hasta atractivo.

-Respecto a la casa, la conservare un tiempo y la venderé después, pero te voy a traspasar la diferencia que te corresponde según el avaluó.

Karen no cabía en su alegría ¡Todo estaba solucionado! Después de años de malas noticias ahora parecía que su suerte cambiaba. Había valido la pena la follada que acababa de recibir, hasta se le olvido del dolor y punzadas que sentía por la penetración anal.

Don Carlos se decía a sí mismo “¡Mas días como este!”, pues había recuperado su capital y se había ganado 3 millones de los intereses, pero lo más valioso para él era que se había hecho dueño de Karen, que era hasta el momento su mejor adquisición. De pensar en las horas de placer que pasaría con su nueva puta lo hacían sentir muy feliz.

-Desafortunadamente saldré unos días -dijo el prestamista-. Aprovecha para descansar, visitar a tu mama y si tienes algún pendiente. Te espero acá el sábado para que te integres oficialmente como mi puta.

Cuando Karen salía de la casa de don Carlos y a pesar de que sentía que la verga del viejo aun la tenía clavada en el ano, y de lo adolorida que iba, se sintió muy feliz. En pocas horas había descubierto emociones que jamás imagino. A parte que sus enormes problemas se habían solucionado. Esa noche durmió como hacía años no lo hacía, se sentía plena, completa. No le importaba que de ahora en adelante iba a ser utilizada sexualmente por don Carlos, por el contrario le agradaba pensar que ya era una de sus putas y de todos los placeres que le esperaban.

Al otro día se la pasó descansando, por la noche volvió a revivir su experiencia con el viejo usurero y se tuvo que masturbar, le estaba muy agradecida. Al día siguiente visito a su madre e hizo otros arreglos que tenía pendiente. Pero ella sabía que tenía algo que hacer, algo muy importante que haría al otro día, algo que siempre le obsesiono: Seducir a Francisco, el capataz de su finca de enorme verga.

Esa noche se sentía nerviosa, al otro día iría a la finca. Cerró los ojos e imagino esa enorme verga de su empleado. Todos esos años esa imagen la había acompañado, recordó esas noches en el convento cuando se tenía que masturbar hasta tres veces, pensando en la polla larga, gruesa y venuda del capataz. Si el sabor de la polla de Carlos le había fascinado, la de Francisco sin duda sería mucho mejor.

Al otro día manejo hasta su finca, la recibió Hortensia que seguía al cuidado de la casa.

-¡Señorita Karen! –dijo muy alegre.

-¡Hortensia! Buen día.

-¡Qué bien se ve usted y que linda!

Una vez que se acomodó en su habitación, camino un poco con Hortensia, esta le pregunto sobre que noticias había respecto a la finca pues ella estaba preocupada en que pasaría, a lo que muy sonriente Karen respondió.

-¡Todo está arreglado! Esto ya es mío. Perdí la casa de mis padres pero rescate todo esto. Así que no te preocupes.

Hortensia se sintió feliz, pero Karen solo quería saber una cosa.

-¿Y Francisco?

-Fue al pueblo por algunas cosas, ya ve como es ese Francisco seguramente se entretuvo con alguno de sus conocidos.

-En cuanto llegue dile que venga a verme, necesito hablar con él.

-Sí, señorita Karen.

-Hortensia. ¿Por qué no te vas al pueblo a ver a tu hija? No voy a cenar no te preocupes, si acaso tomo algo ligero, pero me lo puedo preparar.

-¿No hay problema señorita?

-Claro que no. De todos modos cualquier cosa me apoyo en Francisco.

-Está bien, en cuanto llegue Francisco me voy.

-Nos vemos mañana Hortensia, mañana cocinaremos el estofado que tanto me gusta.

Karen subió a bañarse. Se puso unas medias con liguero, bragas y brasier, se arregló bien el cabello, se maquillo, perfumo su cuerpo y se colocó un baby doll que especialmente había comprado para tal ocasión, todo de negro. Se tocó la vagina, empezó a sentirse muy emocionada, estaba por cumplir uno de sus más grandes sueños. Se puso un abrigo rojo y se sentó a esperar. Pensó que donde sería lo mejor, si esperar a Francisco ahí en la sala, en el estudio o en su recamara, en eso estaba cuando escucho los pasos del capataz quien trato de disimular lo ebrio que estaba.

-¡Señorita Karen! Buenas tardes ¡Que sorpresa! Me da mucho gusto verla. Ya me platico Hortensia y la verdad estoy muy contento que todo se haya solucionado. ¿Quería hablar conmigo? Santo Dios que bonito huele, perdone usted.

-Sí, todo está arreglado.

Karen temblaba, se le había secado la boca, tuvo servirse un vaso de agua.

-Dígame usted señorita.

-Siéntate por favor Francisco.

El capataz se acomodó en el sofá.

-¿Te sirvo una copa?

-Mmm, ¿Habla en serio señorita? –respondió extrañado por el ofrecimiento.

-Claro.

Karen le sirvió un trago y se sentó junto a él. Ella temblaba, sabia las dimensiones de la verga de Francisco, pero lo deseaba.

-Háblame de mi tía Rosario.

-¿De ella? Pues una buena mujer, muy estricta y enojona, pero de buenos sentimientos, a mí me ayudó mucho –no pudo evitar una sonrisa maliciosa.

-¿Te la cogiste? -pregunto Karen.

Continuará.

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