Mientras Susan y su hijo resolvían sus problemas, Dayana se encontraba en su casa cenando con su familia y, durante la comida, la milf le contó a su esposo e hijos la situación de su amiga.
“¡que terrible lo se Susan!” exclamó Nacho “espero que lo pueda solucionar”
“si, yo también” dice Dayana “pero, sea como sea, la situación de mi amiga me enseño dos valiosas valiosa lección”
“¿Cuáles?” pregunto Valen
“la primera es que una no puede amar a otra persona hasta que se ame a si misma tal cual es”
“¡que profundo!” exclamo Ale
“y la segunda es que un hijo que no recibe amor materno se termina desviando por el camino equivocado” dice Dayana, con una lujuriosa sonrisa, mientras envolvía el cuello de su hija con el brazo izquierdo, y el de su hijo con el derecho “¡es por eso que, ahora que terminamos de cenar, y aprovechando que aún no nos hemos bañado, voy a jugar con ustedes dos en la bañera!”
“¡créeme que lo que menos nos falta es tu “amor materno”, mama!” exclamo Valen, preocupada y excitada
“¿es que nunca te cansaras de coger con nosotros?” pregunto Ale, quien estaba igual que su hermana
“Una buena madre jamás se cansará de amar a sus hijos” dice Dayana, alegre, mientras guiaba a los dos hermanos hasta el baño “¡ahora caminen, que mami se asegurara de limpiar hasta el último rincón de su cuerpo!”
Una vez en el baño, Dayana, Valen, y Ale se desnudaron, y la milf comenzó a besar apasionadamente a sus hijos, al mismo tiempo que estimulaba los órganos sexuales de cada uno con sus manos. Luego, los tres se metieron debajo del agua de la ducha, y Dayana le dio un jabón a cada uno de sus hijos para que se lo pasaran por el cuerpo, también agrego que lo hicieran lo más lento y calmado posible. Ambos hermanos acataron la orden de su madre sin mucha resistencia.
“¡bien, ahora es mi turno de enjabonarlos a ustedes!” exclamo muy excitada Dayana “¡primero será Valen por ser la mayor!”
Usando su inmenso culo enjabonado como si fuera una esponja de baño, Dayana restregó sus nalgas por todo el cuerpo de su hija (dándole especial énfasis a la cara) hasta que esta última quedo con todo el cuerpo cubierto de espuma, y luego repitió el mismo proceso con su hijo, pero con el utilizo sus enormes tetas. Después, la milf saco, de adentro del armario del baño, una cinturonga con un enorme dildo.
“¡no, mama, piedad!” exclamo Valen, asustada “¡eso es demasiado grande, me vas a partir al medio!”
“no te preocupes, no lo usare en ti” dice Dayana, mientras le entrega el juguete a su hija “¡quiero que tú lo uses en mí!”
“¡Por fin es tu turno de ser la dominante, hermana!” exclamo Ale, sorprendido
“¡y lo voy a disfrutar como no tienes idea!” exclamo Valen, quien estaba ansiosa por desquitarse sexualmente con su madre
Luego, Dayana hizo que Ale se acostara sobre el suelo de la bañera para colocarse encima de él y empezar a tener sexo vaginal, al mismo tiempo que su hija le introducía el dildo por el culo.
“¡Dios, gracias por haberme dado dos hermosos hijos!” pensó Dayana, mientras gemía y disfrutaba la doble penetración con una gran sonrisa “¡porque, de lo contrario, no podría hacer esto!”
“¡toma, zorra de mierda!” gritaba Valen, mientras penetraba analmente a su madre tan fuerte como podía “¡Es mi venganza por humillarme tanto, hija de puta!”
“¡mucho ruido y pocas nueces, Valen!” exclamo Dayana, mientras se reía “¡vamos, hija! Yo sé que puedes hacerlo mejor”
“¡cállate!”
Tras recibir por un buen rato la doble penetración de sus hijos, Dayana cambio de posición, y se colocó encima de Valen para hacer el 69, al mismo tiempo que Ale se ponía detrás de ella para cogerla por el culo. Finalmente, y tras mucho sexo, ambos hijos llegaron al orgasmo, y la boca de Dayana quedo cubierta de los jugos vaginales de su hija, mientras que de su ano chorreaba semen de su hijo.
“¡creo que… terminamos por hoy!” exclamo Ale, cansado “¡estoy muerto!”
“¡aun no terminamos!” exclamo Dayana, mientras masturbaba violentamente su coño con su dildo “¡no sería una buena madre si dejo que los dos se vayan a dormir sin su “besito de buenas noches!””
Dayana hizo que sus hijos se arrodillaran enfrente de ella con la boca abierta y, cuando llego al orgasmo, las bocas de ambos se llenaron de sus jugos vaginales. Luego, la milf escupió una vez dentro de las bocas de sus hijos, e hizo que ambos se tragaran esa mezcla.
“¡es muy acida!” exclamo Valen, mientras tosía
“¡lo mismo le dije cuando me la hizo tomar por primera vez!” exclamo Ale
Tras terminar la intensa sesión de sexo incestuoso, los tres se secaron, se pusieron el piyama, y cada quien se fue a su cuarto.
“¡como amo ser madre!” pensó Dayana, quien estaba súper relajada, mientras se acostaba relajada al lado de su marido “¡solo espero que Susan pueda experimentar con su hijo lo mismo que yo experimento con los míos a diario!”
Una semana después, Dayana invito a Susan y al hijo de esta a almorzar a su casa el fin de semana, y esta acepto con gusto.
Cuando finalmente llego el día de la reunión, Susan se presentó, junto con su hijo, en casa de su amiga, y lo hizo vistiendo una remera sin mangas y con mucho escote, y unos short que eran tan diminutos y apretados que parecía que no iban a poder retener su enorme par de nalgas.
Luego de saludar a todos, Susan se fue a hablar con Dayana y con Nacho a la cocina, mientras que Daniel se quedó en la sala con Ale y con Valen.
“¡esa si es la forma de vestir de una autentica actriz porno!” exclamo contenta Dayana “¡ahora si te reconozco!”
“el cuerpo se hizo para mostrarse ¿cierto?” pregunto Susan, con una sonrisa
“y dime, Susan ¿pudiste solucionar los problemas que tuviste con tu hijo?” pregunto Nacho, mientras servía un par de copas de vino “Dayana me conto que la estabas pasando mal con ese asunto”
“¡si, la pase muy mal pero, gracias a tu esposa, me di cuenta de mi error! Desde que empecé a darle a Daniel su buena dosis de “amor materno”, las cosas han cambiado: él ya no me insulta, me trata con respeto, me ayuda en la casa, y hasta me hace el desayuno. Y no solo mejoro la relación con mi hijo, sino que yo también me siento más relajada al estar complacida sexualmente”
“¡me alegro tanto que las cosas te estén yendo bien, amiga!” exclamo Dayana, emocionada
“y no hubiera podido hacer nada de esto de no ser por ti, amiga ¡Realmente te agradezco todo lo que has hecho por mí!”
“creo que esto amerita un brindis” dice Nacho, mientras que él y las dos mujeres alzaban su copa de vino “¡por la amistad!”
“¡y por nuestros amados hijos!” exclamo Dayana, y los tres brindaron
Mientras los padres hablan en la cocina, los hijos hablaban de sus asuntos en la sala.
“y dime ¿vas acostumbrándote al “amor” de tu madre?” pregunto Ale
“hago lo que puedo, pero es difícil” dice Daniel “ella me coge tres veces al día como mínimo: una a la mañana antes del desayuno, otra a la tarde cuando regreso de la universidad, y otra a la noche antes de dormir. Prácticamente ya no duermo en mi cuarto, pues siempre despierto al lado de ella en su habitación”
“¡pues acostúmbrate, porque esa será tu vida de aquí en adelante!” exclamo Valen “te lo digo por experiencia”
“¿y cómo te sentiste ahora que ella se puso en modo “maternal”?” le pregunto Ale
“bueno… la primera vez me resulto algo perturbador, pero no puedo decir que no lo haya disfrutado. Y ahora, cada vez que ella tiene sexo conmigo, siento una mezcla extraña entre miedo y excitación. De todas formas, y aunque a veces se me atosigue con tanto sexo, no soy capaz de molestarme con mi madre, y hasta me siento mal por la forma en la que la trate en el pasado”
“eso es exactamente lo mismo que Valen y yo sentimos cada vez que cogemos con nuestra madre” dice Ale “creo que es porque nosotros sabemos que nuestras madres no lo hacen con malicia, sino que es su forma más genuina de demostrarnos cuanto nos aman, y es por eso que, muy en el fondo, disfrutamos su forma de “darnos amor” ¿o tu qué crees, hermana?”
“¡yo digo que agarren una maldita cerveza y dejes de decir idioteces!” exclamo Valen, mientras ella y los otros agarraban una lata cada uno
“bueno, al menos sé que no soy el único que debe lidiar con una madre puta y súper cachonda” dice Daniel, con una sonrisa
“¡lo mismo digo!” exclamo Ale, contento, mientras los tres brindaban “¡por nuestra nueva amistad!”
“¡y que linda nueva amistad!” exclamo Daniel, mientras miraba a Valen con cariño
“¡si… lo que tú digas…!” exclamo ella, mientras bebía e intentaba evitar sonreír por el comentario que el hijo de Susan le hizo.