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Trabajo y placer (1)
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La vida rural fue un bálsamo para Lola después de su separación, abandonar la ciudad y establecerse en un ámbito tan diferente le costó mucho en sus principios tanto a ella como a sus dos hijos, el cambio fue drástico y radical, un nuevo colegio y la falta de amistades, pero pasados 7 meses ya todo fluía de otra manera, Lola trabajaba desde su casa, su trabajo de diseñadora gráfica lo permitía y realmente empezaba a dar sus frutos económicos.

Lo que no fue un problema para ella era el tema sexual, a sus 36 años al principio se había alejado de sus pensamientos, pero cómo hembra que era afloraban sus necesidades, de momento lo sustituía por autosatisfacerse con un consolador que aplacó sus deseos en las solitarias noches, pero el deseo de sentir un hombre de carne y hueso la invadían, en aquel pueblo tan solo había chicos muy jóvenes y tan solo 4 o 5 solteros que no eran ni de su agrado ni la atraían de ninguna manera.

El viaje que hizo, lo cambio todo, dejo a sus hijos con su ex marido y se dirigió a la estación del Ave, su destino Barcelona, donde tenía dos días de reuniones y firmar un acuerdo de colaboración con una empresa de diseño. Un taxi la llevo al hotel, era céntrico, a un paso de todos los puntos a los que tendría que acudir, la habitación daba a la concurrida calle, una perfecta insonorización la blindaba del mundanal ruido, ya se había hecho de noche y salió a dar una vuelta, comió un bocadillo en un bar cercano y de vuelta al hotel se tomó una copa en el bar, observo una pareja joven que se hacía caricias y se fueron a la habitación con un objetivo claro.

Lola subió a la habitación y se desnudó y se estiro en la cama, abrió el portátil y repaso sus correos y su agenda, después fueron videos de YouTube, pensó en la pareja que había visto en el bar y su calentura aumentó, se había dejado el consolador y lo que ansiaba era follar, abrió una página porno y le dio con el dedo para abrir un video, se abrió una ventana y un tío estaba taladrando a una mujer con su polla en una piscina, ella se retorcía y chillaba como una loca, eso es lo que necesitaba que una buena polla la volviese loca, en un lateral de la pantalla vio una pestaña de una web de citas, aquello le dio una idea.

Empezó a teclear y encontró lo que buscaba, webs de gigolós en Barcelona, hizo clic en una de ellas y varias imágenes de hombres, escudriño las fotos varoniles y un par de ellas la excitaron y la llevaron a indagar en sus perfiles uno era un varón sudamericano y el otro árabe, volvió a hacer clic en la foto del árabe y aparecieron varias fotos en las que aparecía vestido y otras en las que aparecía semidesnudo, una de ellas mostraba su miembro flácido y en otra su pene erguido.

– ¡Vaya pollón! – soltó Lola para ella sola mientras se mordía el labio.

Lola siguió indagando, el tipo medía 1,75 y estaba disponible todas las noches a partir de las 9, un número de móvil parpadeaba debajo de las imágenes, Lola dudó, pero marco el numero en su móvil y sonó el timbre de espera, Lola seguía dudando, pensó que las copas de vino en la cena y el gin-tonic a lo mejor la estaban llevando a hacer una tontería.

– Hola soy Bigboy ¿cómo te llamas? – resonó en el móvil.

Lola colgó avergonzada, no era posible que ella estuviese haciendo tal locura, apartó el móvil y el portátil y apagó la luz, intento dormirse, pero su coño estaba húmedo y en ebullición, se masturbó y se corrió profundamente.

Al día siguiente se ducho y se vistió elegantemente, bajo al comedor y desayuno, luego un taxi la llevo a un edificio en la parte alta, tendría una conferencia con unos empresarios de moda, más tarde hicieron una parada para comer en un restaurante, de hecho la comida era otra reunión en sí, finalizo la tarde con otra reunión, ella expuso sus ideas en unos gráficos y bien entrada la tarde le dieron la noticia que tanto ansiaba, le aprobaban sus proyectos y la financiarían al tiempo que ponían a su disposición toda su logística, en dos días tendrían redactados los documentos y contratos.

Lola volvió al hotel totalmente eufórica, aquello le suponía una inyección económica muy importante por no decir lo que se abría en el ámbito laboral, llamo a sus hijos y hablo con ellos, también llamo a unas amigas y a sus padres, se fue a dar una ducha y se preparó para salir a darse una fiesta, al día siguiente no tenía nada que hacer, ceno en un restaurante cercano y volvió dando un paseo pensando en cómo podía celebrar aquel triunfo, en la puerta del hotel sacó el móvil y miró las llamadas recientes, vio el número que buscaba, paso el dedo por encima y inició la llamada.

– Hola soy Bigboy… ¿Cómo te llamas?

– Soy Lola – dijo indecisa – ¿Estas disponible?

– ¿Esta noche?

– Si esta noche

– ¿Me llamaste ayer?

– Si – contestó Lola excusándose – es la primera vez y estaba nerviosa

– mínimo dos horas 400€ y toda la noche 1.200€

Lola se quedó pensativa un instante, por ser la primera vez dos horas sería lo adecuado aceptó el precio y le envió la ubicación y le dijo que lo esperaba en el bar, él le envió un WhatsApp diciéndole que tardaría unos 30”.

Espero en el bar sentada tomando una coca cola, estaba nerviosa, era la primera vez que hacía algo así, se miró en un espejo y se vio aún joven, media 1,60 y pesaba unos 65 kilos algo de sobrepeso, pero sus tetas y su culo aún se conservaban erguidos, un WhatsApp le llego al móvil y al mirarlo una voz poderosa pero respetuosa le anunció la llegada.

– ¿quieres tomar algo? – le pregunto Lola nerviosa al verlo

– Un agua – respondió él sentándose al lado de ella

Lola lo miro de arriba abajo, vestía muy elegante, de tez morena, muy atlético tal vez más atractivo que en las fotos de la web.

– ¡Estas muy buena! – le dijo él

Lola no sabía si era un halago o proviniendo de alguien cómo él tan solo era un cumplido, él notó la mirada de ella y le acarició la rodilla.

– A veces me encuentro a mujeres de más de 50 años y tú me has alegrado la noche – le dijo él con una sonrisa.

– ¡Es la primera vez y estoy nerviosa! – susurró ella – ¿Qué me vas a hacer?

– ¡Vámonos! -le susurró él

Lola pago las consumiciones y se dirigieron al ascensor, subieron solos al tercer piso

– ¿Cómo quieres que te trate? – le pregunto Bigboy

– ¿Cómo tratas a tus clientas? – le respondió ella con otra pregunta y metiéndole la mano en el paquete excitada

Ya estaban en la puerta de la habitación y Bigboy la cogió por detrás y le acaricio las tetas por encima de la camisa.

– ¿Divorciada? – le susurró al oído

– ¡Sí! – contestó ella excitada

– ¿Quieres que te someta y te traté cómo a una puta?

Ella se giró haciéndole un gesto afirmativo y abriendo la puerta con la llave magnética, él la empujo hacía adentro y se sentó en la cama.

– ¡Desnúdate guarra! – le ordeno él

Ella le dirigió una sonrisa maliciosa y empezó a desnudarse delante de él, se quitó la ropa sensualmente mientras él también se quitaba su ropa.

– ¡Ponte de rodillas y ven gateando! – le ordeno él

Lola se puso a cuclillas y con las manos en el suelo empezó a gatear hacía él, aquel juego la estaba excitando y su coño se mojaba por momentos, él se quitó los pantalones y el slip y empezó a acariciarse la polla.

-¡Mira que rabo te voy a dar guarra! – le dijo él mientras Lola observaba aquella polla enorme aún flácida era más poderosa que la de su ex marido.

Él se levantó y empezó a darle golpes con la polla en la boca a Lola que abría la boca y sacaba la lengua y le posaba el glande en la lengua, ella quería metérsela en la boca, pero él se lo impedía riendo.

– ¡Métemela en la boca! – le dijo ella haciéndole un gesto de disconformidad – ¡Quiero chupártela!

– ¡Primero con las manos! – le dijo él

Lola le agarró la polla con las manos y empezó a moverlas haciéndole una paja lentamente, la polla de Bigboy descapullaba y empezó a alcanzar su envergadura máxima, Lola alucinaba con aquella polla descomunal en sus manos y como se ponía de dura.

-¡Hazme una buena mamada! – pidió Bigboy

Lola acerco sus rodillas a la cama y se llevó la polla a su boca empezó besándole el glande y luego pasando la lengua por el tronco y mordiéndole y chupándole los huevos para acabar chupándosela con dificultad porque aquella polla no le cabía en la boca.

Bigboy le acariciaba la cabeza a Lola que se esmeraba en hacerle una buena felación a aquella polla descomunal.

– ¡Qué bien la chupas marrana! – le susurró él a modo de reconocimiento.

– ¡Te gusta cómo te la chupo! – murmulló ella con satisfacción.

Lola le agarraba la polla fuertemente con las manos y su cuerpo iba de adelante hacia atrás haciéndole la felación ya duraba más de 5”.

Bigboy la levanto excitado y la hizo estirarse en la cama le chupo los dedos de los pies con intensidad y le pasaba la lengua entre los dedos bajo la atenta mirada de ella que veía como sus dedos desaprecian en la boca de él, nunca le habían hecho eso y le produjo una excitación tremenda, luego le pellizco los pezones y los lamio con fuerza, se pusieron duros y erguidos mientras Lola gemía excitada, Bigboy bajo la cabeza y le beso el vientre y le abrió las piernas, sus dedos le apartaron los pelos del coño y le abrieron los labios vaginales y empezó a lamerle el coño.

Lola se agitaba en la cama, notaba cómo la lengua de él era una experta en darle placer a una mujer, su coño se encharcaba por momentos.

-¡Tienes un coño muy sabroso guarra! – le anunció él mientras sus dedos le apretaban el clítoris inflamado y lo martirizaba a lametones rápidos solo con la punta de la lengua.

Lola empezó a agitarse y Bigboy la agarró fuerte por la cintura y le metió un dedo en el coño y lo movió frenéticamente, Lola empezó a chillar y se corrió salvajemente, estuvo unos minutos temblando en la cama y viendo como él se ponía un condón talla xl en la polla, no sabía que hubiese preservativos de ese tamaño.

– ¡Te voy a follar guarra! – le insinuó el atrayéndola y abriéndole las piernas.

Continuará.

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