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Lo hice cornudo para vengarme
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Si alguna persona que lee este relato me viese caminando por la calle llevando a mis hijos a la escuela o comprando en el mercado, ni se detendrían a mirarme, llevo un perfil muy bajo, habría que ser muy buen observador para darse cuenta que debajo de las prendas que utilizo cuando salgo a la calle se mueve un cuerpo que es indirectamente proporcional con mi apariencia externa, menos aún ustedes podrían imaginar lo que esa mujer sería capaz de hacer en circunstancias que están muy lejos de sucederle a un ama de casa apegada a las tareas hogareñas y de perfil sumiso.

Dice le viejo refrán, “no hay que juzgar un libro por su tapa”, y eso es exactamente lo que yo deseo representar ante propios y extraños. Por fuera una mujer común y corriente, un poco descuidada vestida con ropas fuera de moda y para nada llamativa, pero por dentro, y debajo de esas prendas insulsas, la contra cara de lo externo, una promiscua, caliente, perversa y morbosa mujer que tiene comportamientos indecentes movida por una venganza sin límites a raíz de una infidelidad de su esposo. Esa mujer soy yo. Pero antes voy a contarles como llegue a ser lo que pocos afortunados en este planeta conocen lo que soy.

Me casé muy joven, a los 18, quedé embarazada de mi primer hijo y prácticamente fui obligada a casarme para evitar que me internen pupila en un colegio de religiosas. Las familias de mi esposo y la mía son muy tradicionales y religiosas imposible de proponer un aborto, aunque su hija en el futuro sea infeliz fruto de un matrimonio arreglado. A los 18 yo tenía un cuerpo muy desarrollado y era muy común cuando iba por la calle escuchar palabras obscenas y miradas lascivas por parte de hombres y mujeres. Me puse de novia a los 17 con mi actual esposo y una noche conseguimos alejarnos detrás de unos árboles en un cumpleaños de una compañera de la escuela, entonces me desvirgó.

Comencé a tener relaciones con él y a los 18 en un descuido quedé embarazada, el desenlace ya lo conté al principio. Los años que siguieron fueron con altibajos, como cualquier pareja, yo en casa cuidando de los dos niños y mi esposo trabajando duro. Mi cuerpo luego de los embarazos y los años posteriores quedo bastante descuidado y a mi esposo poco le importaba como luciera, y cada vez nuestras relaciones sexuales se fueron atenuando con el pasar del tiempo.

Cuando cumplí 28 unas ex compañeras de la secundaria decidieron juntarse y a través de las redes sociales se contactaron conmigo. Durante ese encuentro hablando con una de mis ex compañeras que no veía desde aquellos años le comenté que me había casado con mi novio de la secundaria y mientras le daba detalles sobre la persona de mi marido su cara se fue transformando, en un momento me interrumpe y me dijo que debía decirme algo que no me iba a gustar pero que sentía que tenía que decirlo porque una mujer como yo no merecía tener este presente.

Yo me asusté y pensé que tan grave seria lo que ella debía decirme. “Tu marido visita a mi prima desde hace 5 años, él la tiene convencida que va a dejar a su mujer, o sea tú, y la boba se lo cree, ahora que me dices quien es él no me caben dudas que son la misma persona, perdón, pero ni mi prima ni tu merecen un tipo como él, yo sabía que escondía algo, pero nunca me quise meter, tampoco sabía que se había casado contigo”.

Me puse a llorar y mientras ella me consolaba me dijo algo que iba a dar vuelta la historia, “piensa amiga, la venganza es un plato que se sirve frío, no hagas locuras ni te victimices, dale de comer de su propio veneno, no se merece otra cosa, ojo por ojo”. Los días subsiguientes trate de disimular mi pena y actué como si nada supiese como lo dijo mi amiga mientras yo pergeñaba mi venganza. Esas noches fueron de insomnio pensaba, pensaba, pensaba. Finalmente lo decidí, lo iba a trasformar en cornudo de la manera más cruel y cínica.
Aproveché la mañana siguiente que los niños estaban en la escuela y él de licencia laboral.

YO: Amor, ayer fui a comprar un jean y noté que aumenté dos talles, me di cuenta que luego del primer embarazo mi cuerpo ya no fue el mismo y tengo que reconocer que me dejé estar todos estos años. Hace quince días fui a cenar con mis compañeras de la secundaria y muchas de ellas se ven muy sexy y en forma, y me dije ¿qué ha pasado contigo mujer? Reconozco, esposo mío, que te mereces algo mejor que este cuerpo descuidado así que, te prometo que a partir de hoy voy a ponerme en forma, recuperar mis atributos adolescentes y verme sexy para ti, ¡tú te mereces lo mejor!

Después de esa cínica actuación comencé una rutina física y un régimen de comidas que nunca antes había tenido, transformé cada rincón de mi casa y patio trasero en un centro de entrenamiento acompañada de una dieta exigente. En tres meses bajé 10 kilos y mis abdominales quedaron bien marcados, mi cuerpo tomo una forma fibrosa, reconquisté la cintura deseada, mis brazos y piernas musculosas, mi cola retomó su dureza y quedó respingada. En 5 meses mi cuerpo sufrió una transformación que yo misma quede impresionada al verme en el espejo.

Este nuevo cuerpo tan deseable a la vista que cualquier hombre no sería de mi esposo, estará al servicio de cualquier verga dispuesta a darme, y yo de ofrecerle placer. Pero él no merecía ser un cornudo estándar, es decir, que yo me acueste con un hombre guapo y carilindo a sus espaldas, al contrario, debía meterle los cuernos de la forma más dura y perversa con tipos horribles, o viejos, o degenerados, y de allí surgió la idea de salir a ofrecerme a tipos a los cuales mujeres como yo jamás se acercarían a no ser que tengan una billetera abultada.

A pesar de ese cambio físico yo seguía mostrándome como una mujer sencilla, usando ropa holgada y de perfil bajo, cuestión que nadie sospeche que debajo de esas prendas había una exquisita manzana digna de ser mordida. Fui a una tienda y compré prendas y calzado que usan las putas para atraer hombres y las escondí en un lugar en mi casa. Mi esposo se va a trabajar a las 7am y regresa 7pm, y como mis hijos tienen doble escolaridad tengo varias horas disponibles para mi sola.

Recuerdo esa mañana, ya se habían ido todos, mi rostro quedó exageradamente maquillado, como una puta se maquilla cuando sale a levantar tipos, pestañas postizas largas, uñas delicadamente pintadas, subí a mi coche desde casa portando una minifalda muy corta, camisa escotada que dejaba mostrar la redondez de mis tetas, sin sostén, tanga de encaje, tacos altos y medias de red negras. Nunca me había vestido de esa forma, ni yo misma me reconocía delante del espejo y me dio mucho morbo verme así.

Conduje por más de una hora lo más lejos posible hasta un barrio muy concurrido donde abundan negocios que venden mercadería de cuarta categoría y donde abundan también personas de todo tipo. Mientras caminaba por la vereda mirando vidrieras sentía como las miradas lascivas me traspasaban de lado a lado, esos hombres que se daban vuelta y decían cosas obscenas se repetían cuadra por cuadra. Al pasar por una obra en construcción desde un andamio tres albañiles me decían obscenidades y en lugar de apurar el paso para pasar lo más rápido posible por el lugar me detuve y los miré mordiendo mi labio inferior y tocándome un seno. Inmediatamente bajo uno de ellos y me pregunto sin mediar discurso que buscaba, a lo que le conteste con voz sensual:

YO: Busco algo que ustedes sin duda pueden darme – Le respondí mientras que mi vista se clavaba en el bulto del muchacho-

ALBAÑIL: ¿dijiste “ustedes” o escuche mal? Mis compañeros me enviaron a mi porque soy el más joven y como ellos son mayores pensaron que una mujer como vos te fijarías en chicos más jóvenes y no en viejos

YO: Escuchaste bien, dije “ustedes” o sea los tres, a no ser que los otros dos sean homosexuales y no quieran comerse este manjar deseoso de vergas
El muchacho quedo sorprendido y confundido, ni en mil sueños hubiese imaginado una situación de esas características con semejante hembra

ALBAÑIL: ¡No, no está bien! Uno tiene novia y el otro es casado no son homosexuales, pero salimos más tarde de trabajar estamos con ropa de trabajo sucios y sudados, una mujer como vos merece que estemos presentables, nosotros alquilamos una casa cerca de aquí, puedes ir a la tarde y nos vas a encontrar listos para darte lo que quieras.

YO: ¿Y quién habló de un después, quien habló de edades, quien habló de casa? Es aquí y ahora, sin vueltas, estoy en llamas y con ganas de tener vergas que me llenen cada agujero del cuerpo, ¿me van a follar o no?

El muchacho silbo a sus compañeros y con la cabeza hizo señas como invitándolos que iba a subir conmigo. Seguí al joven hasta adentro de la obra, había una pila de bolsas de cemento y allí se detuvo, vi a los otros dos acercarse y observé que ya estaban manoseando sus penes por encima del pantalón, todos se sacaron sus camisas y quedaron con el torso desnudo.

-Se las voy a chupar a los tres juntos, no me hagan esperar, quiero ver sus vergas duras -les dije con voz sensual mientras desabrochaba los botones de mi camisa y dejaba al descubierto los pechos.

Mientras se miraban sorprendidos iban sacando afuera sus vergas. Los tres tenían una buena medida, el más viejo la tenía muy gruesa pero más corta, el otro larga y abananada y la del joven era la más grande, debería tener unos 22 centímetros. El joven cortésmente puso una camisa sobre el piso para que pueda arrodillarme.

Mientras mamaba una verga masturbaba las otras dos con mis manos, iba rotando una y otra vez, a veces ellos se inclinaban un poco para manosearme las tetas dejando sus manos sucias de cal marcadas sobre ellas. Obreros sudados y sucios con sus vergas con olor a orín estaban siendo atendidos por mi boca insaciable que no paraba de chupar las tres pijas. A veces trataba de meter dos vergas en la boca, pero no podía, eran solo intentos que apenas lograba introducir parte de sus cabezas.

Mientras eso sucedía con mis dedos frotaba el clítoris para estimularme, en el eco de ese ambiente a medio hacer se sentían quejidos y gemidos de una boca que no paraba de mamar. Luego de varios minutos y para evitar que se corrieran los invite a penetrarme. Hicieron una pila de bolsas hasta la altura de la cintura, pusieron sus camisas para que yo me recostara sobre ellas, uno de ellos me alzó y me acosté sobre la pila de bolsas abriendo mis piernas, el joven tomo la iniciativa , me tomo de las caderas e hizo que mis nalgas lleguen al borde de la pila, me quitó la pollera, me bajó la tanga y me fue introduciendo su verga lentamente hasta los testículos, a su vez los otros dos se subieron a la pila y arrodillados me invitan a que les sigan mamando las vergas.

La verga del joven iba llenando mi vagina y comencé a gritar de gozo mientras mi cabeza giraba de izquierda a derecha metiendo en mi boca la verga de los viejos que estaban a mis flancos. No tarde en correrme el muchacho seguía metiendo y sacando su verga de mi vagina con frenesí, sin parar. Luego se iban turnando para follarme hasta que me hicieron correr por segunda vez. Solo se escuchaban mis gemidos, mis gritos, nunca había sido penetrada por tantos hombres a la vez, tampoco había logrado dos orgasmos casi consecutivos, estaba claro que la estaba pasando rico y me sentía a gusto sin pensar quienes eran esos extraños. “No se corran aun!” les dije “quiero que me follen por el culo”. Enseguida quitaron bolsas de la pila para que me ponga en 4 patas y mi culo quedara a la altura de sus vergas.

YO: No, no, hagan un colchón con las bolsas sobre el suelo y acuéstese uno que yo me subo sobre él para que otro me pueda dar por el culo, quiero sentir una doble penetración. Y así fue, el joven se tiró boca arriba sobre las bolsas, yo me monté el cabalgando rico su verga, luego me incline sobre su torso apuntando mi culo para que el viejo me la meta, quien no se hizo esperar. Hubo dolor, pero el placer de tener dos vergas en tus entrañas no tiene precio, más aún cuando tu propones e invitas. Sus vergas lubricadas por los fluidos de los dos orgasmos anteriores entraban y salían del culo y la vagina sin parar, los gritos de gozo iban en aumento, de vez en cuando se arrimaba uno de ellos y también metía sus vergas en mi boca mientras los otros dos tapaban mis agujeros a vergazos.

YO: ¿Pueden correrse los tres al mismo tiempo?, deseo tener la leche en cada agujero, yo también me voy a correr con ustedes, ¡no aguanto más!
Segundos después comienzan a gemir los tres y primero siento entrar leche por el culo, enseguida por la vagina el joven vacía todo su semen a la vez que mis piernas tiemblan dando paso a un tercer orgasmo, por último, el más viejo derrama el semen sobre mi cara. Quedé extenuada encima del torso del joven. Sentía salir leche del culo y caer de la vagina mientras que con mis dedos juntaba la leche de mi cara y me la tragaba saboreándola con una sonrisa sensual mirando a los tres en forma provocativa.

ALBAÑIL: ¿quieres ir al baño químico, lavarte un poco?

YO: No amor, quiero irme con el cuerpo oliendo a sexo y semen.

Me puse la tanga que se mojó de semen que aun caía por la vagina y el culo, me puse también la falda, abroche mi camisa, me acomode el cabello todo revuelto y salí de allí como había entrado. Los albañiles me invitaron a volver, pero les dije que nunca más me iban a ver y que me habían ayudado a cumplir una fantasía que tenía.

Camine hasta donde había dejado el coche meneando al culo y las caderas, conservando el resto de esperma de los albañiles en mis agujeros. Aún faltaban unas horas para que llegasen los chicos de la escuela, mientras tanto anduve caminando por mi casa oliendo a semen y recordando la experiencia placentera que había tenido con esos tipos. Rato después mientras me relajaba sumergida en la bañera contemplaba el retrato de mi esposo que había llevado al baño para observar mientras mi voz interior decía “Este fue solo el comienzo, amado esposo, tu vida de gran cornudo comenzó con tu mujer regalándose con tres sucios y simples albañiles que la follaron como a una puta zorra llenándole los agujeros de semen, y tú en el trabajo pensando en tu próxima oportunidad para serme infiel, el que ríe último, ríe mejor, ¡cornudo!”

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10 COMENTARIOS

  1. Me quedo impresionado por tu venganza por tu desicion por tu belleza y caliente me quedo soy guardia de seguridad me encantaria encontrarte y llevarte a mi servicio te daría verga plaser hasta más no poder y consumirias más venganza?

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