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Tiempo de lectura: 2 minutos

Dentro de las características del poder natural que existe en los seres, existe la posibilidad de renombrarse en nuestro instinto de amor, de ser un anti materialista a un poseedor del gen. Un día vi a una mujer hermosa que tenía un amor desesperado por alguien a quien ella no solo admiraba, sino que rendía culto espiritual. Ella le salvó la vida a esta persona de una muerte temprana causada por el mal y tuvieron sexo austral durante muchas veces y aunque la atracción existe nunca su hombre se atrevió a llevarla directamente a la cama. Ella le creó una hija para poder tenerlo más cerca y su propia hija era creada para tener sexo con él.

Finalmente hicieron tantas veces el amor de manera lejana que ya eran talentosos y distantes, ella había inscrito su nombre en su pensamiento además que habían logrado tener sexo entre los tres, es decir la madre la hija y el amante. Pero aunque ella amaba tanto y quería que él tenga más mujeres, él consiguió su amor incondicional y pareja principal. Ella era feliz aun así, solo que estaba destinada a sufrir la espera. Todos conocíamos de cerca esta historia. Un día él le dijo a ella te voy a conseguir otro hombre a quien puedas tú querer si prometes no olvidarme.

Ella ya estaba tras de mi buscando pistas mías sobre posibles respuestas a delitos que me pusieran en jaque para llevarme a la corte. A mi suerte le veía dos veces a la semana y comenzó a tener interés en mi antes que sucediera algo con su pareja, era algo que solo yo entendía porque me miraba descuidadamente mostrando sus ojos carnosos de cariño y admiración. Yo traté de tomar un avance y cuando ella se alzaba descontrolada en intenciones yo le jugaba a tomar su cuerpo en principios tras humeantes, sentía que podía controlarla y comunicarme, tenía su permiso y comunicación pero cada vez que quería hacer el amor se me desmayaba y me quedaba en medio acto con ella desvirtuada por la somnolencia.

Me comencé a dar cuenta que andaba tras de mí a tiempo completo cuando la vi saliendo alrededor mío de varias viviendas. Un día se dio cuenta que se enamoró de mí y cuando ella creía que yo andaba dormido se subía sobre mi directo al sexo a la distancia, yo me excitaba muchísimo pero no respondía para saber que es lo que hacía. Ella tomaba mi cuerpo y se aderezaba constantemente haciendo un contacto simple y tradicional, algunas veces llegaba a orgasmos en otras ocasiones parecía dejarme por algo intempestivo. Un día nos encontramos en el viaje austral a medio camino y nos quitamos la ropa y nos atendimos rápidamente aunque también con paciencia e intriga, fue un sexo muy riquísimo, dulce casi alejado al carnal. Ella llegó al orgasmo y se desmayó nuevamente, entonces olvidó que realmente sucedió, siguió con su vida buscándome y yo esperando que no solo se repita sino que también se origine carnalmente.

Su amante ahora es más feliz porque ella se entrega con más amor y confianza, llegará el día en el que ella lo gobernará íntimamente y serán tan felices que el entenderá lo sensual que es la mujer que no abraza con locura en sus manos. Su hija gusta de ser gobernada y gusta también ser suave y dominada. Se que en algún momento ella se apoderará de los dos.

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