Una llamada prendió todo el deseo que se podía sentir en un día lluvioso. Fue a buscarme a mi lugar de trabajo. Al llegar y bajarse de la moto pude mirar lo bella que se veía con ese vestido. Supongo que esa sonrisa estúpida salió nuevamente de mi rostro.
Dudar o no dudar, abrazarla o no. El recorrido transcurrió con normalidad. Hicimos unas diligencias y cómo era de esperar fue lo bastante rápido.
Tuvimos la idea de ir por unas birras, un lunes diferente, al lado de aquella mujer que hoy estaba deslumbrante.
Una mirada lo cambió todo, el lugar era ameno, música chill y un buen servicio. Hablamos, tomamos, hablamos mientras ella tocaba su cabello y se movía al son de la música, yo simplemente la escuchaba, por un momento mi pensamiento se fue, se alejó del lugar, solo quería quitarle la ropa y besarla, o besarla y quitarle la ropa, ambas eran buenas opciones. A medida que hablamos yo iba tocando sus piernas, poco a poco. Miré como sus mejillas se iban colocando rojitas, y allí todos mis sentidos se activaron.
Por un momento no dude y no lo pensé, simplemente la besé, un beso húmedo le dio pauta a toda la tarde. Nos besamos muy lento, a medida que su lengua se mezclaba con la mía podía sentir cómo todo el cuerpo nos hablaba. Ella quería ir más rápido, mucho más rápido, y yo solo me dejé llevar, nuestros besos fueron cada vez más duros y cada vez más intensos, sentía como su mordida buscaba mi labio inferior y poco a poco percibí como ese mordisco se hacía presente, más y más rico. La verdad no sabía que quería, no sabía a que jugábamos, simplemente me dejé llevar por sus besos, rápidos, intensos y duros.
Mi falda era lo suficientemente corta cómo para tener todo el acceso posible que ella quisiera, de lo hice saber, coloqué su mano encima de mi rodilla. Nos separamos y dispusimos a tomar el resto de las cervezas faltantes. No, nos percatamos de la hora, solo pidió otra ronda más. La música paso de chill, a música de disco, de perro intenso, me preguntó si nos quedábamos. Por supuesto dije, imaginar aquel mujerón dentro de esa pista, bailando a lado de aquellas otras personas, era un espectáculo. Cómo tomaba su peleó, cómo baja su mano por el cuerpo, un movimiento de caderas podría romper con todo el pudor que alguien podría sentir. Alta, blanca de cabello largo, castaño y ondulado, ojos grises-verdosos, belleza natural, un cuerpo precioso, senos grandes naturales, gordita, con unos glúteos que cualquiera desearía tocar, abrazar y comer. Un acento bastante peculiar, que me desborona y me pone a su disposición.
Bailaba y bailaba, yo solo la miraba y sentí como mi entrepiernas se mojaba. Imaginarla sin ropa. Por los momentos era mi deseo. Un cambio de música hizo que se sentará y su mirada cambió por completo, preguntó ¿Qué pasa? Nada respondí, sus ojos brillan y todo su cuerpo decía cosas que aún me costaba mucho descifrar. El lugar se fue llenando y yo notaba unas ganas inmensa de estar sobre ella. De que tocará lo mojada que me tenía y como quería sentir sus manos en sexo.
Nuestra mesa estaba algo escondida y eso fue un indicador de que podíamos darnos otro beso, está vez mucho más caliente y lujurioso, más rápido y con presión. A medida que íbamos hablando aprecié cómo sus manos tocaban mis piernas, mis manos y por un momento mi cuello. Necesitaba decirle que no podía ir más allá de mirarla y besarla. Me alejé un poco y le dije que era complicado, pero por qué, preguntó, mi menstruación respondí. Sus ojos se llenaron de placer, sentí como se encendió ese motor que todos llevamos por dentro. Nos besamos nuevamente esta vez con más rapidez, con sabor a salgamos de acá. Cómo una palabra la puso caliente… pensé. Mientras nos besábamos yo quería más un poco más le pedí más, lo necesitaba.
Tuvo una risa lo bastante malvada como para saber que iba hacer conmigo lo que quisiera… Me acorraló en el asiento, comenzó a besarme tan rápido que no supe más que, dejarme llevar, un beso, un movimiento y un gemido… Era lo único que percibía por un momento, me concentre en su perfume cuándo sus besos eran cada vez más intensos. No aguantaba, sus besos , la presión de su cuerpo, el perfume, todo era la combinación perfecta para acabar.
Aguanta me dijo, aguanta que aún no te tocó. Se alejó bruscamente de mi, tomo un trago y se fue a bailar. Aguantar, eso era lo único que podía hacer, aguantar, supongo que disfrutaba el juego, mantener el control de mi orgasmo, dios que mujer, cómo no podía sentirlo antes. Después de la canción volvió a la mesa, fingió demencia, como si nada de lo que hace 5 minutos estábamos sintiendo pasó. ¿A qué jugamos? Me pregunté.
Entre una frase y otra, pidió la cuenta.
Llegamos a la moto, no sé cómo paso, quede de espaldas a ella y de frente a la moto y aprecie como poco a poco rodeaba mi abdomen, mientras recorría mi cuello en busca de un beso. Lo necesitaba, se los hice saber con un pequeño gemido. ¿Si le gusta preguntó? Cómo negarse aquel juego que ya habíamos comenzando. sí asentí con la cabeza y un pequeño gemido. Montamos en la moto y fuimos algún lugar… nuestro recorrido fue muy rápido, por primera vez la abracé y noté como todo su perfume podía recordarme lo rica que estaba.
Llegamos al lugar una habitación nos esperaba, sentía la presión, las ganas la vergüenza y todo aquello que no se podía sentir en el momento. Comenzamos hablar, supongo que me siento lo suficiente nerviosa como para continuar. Me bañé, salí con una bata, se bañó salió con una toalla… Luz prendida, luz apagada, solo quería verla, besarla y sentirla.
Quería que nos comiéramos.
Un beso nuevamente, fue el comienzo, está vez no había escapatoria supongo, quería sentirlo, que sus manos recorrieran mi cuerpo, su mordida era cada vez más intensas, su mirada era penetrante y sus actos súper calientes. Yo quería solo dejarme llevar, quería sentir… Sentir aquella mujer que por unos meses me hacía notar algún cambio en mi sexualidad. Sus palabras eran pocas, su mirada era cada vez más profunda, llena de lujaría, de un salvajismo excitante.
Por un momento quería tomar el control quería tomarla y besar lentamente, así que baje hasta sus senos, pasar mi lengua por todo su cuerpo, besarla, tocarla, probarla. Sus mordiscos eran cada vez más fuerte lo que hizo que recobrara la consciencia del lugar donde estaba. Somos cómplices y ante cada beso yo solo gemía, recordaba mi periodo y solo me preguntaba, por qué le gustará…
Me gustaba lo que sentía, me gustaba lo que hacía, morder, chupar, lamer, todo era parte del juego, fue bajando poco a poco, primero todo se hacía muy intenso y muy rápido, yo quería acabar, note la necesidad de hacerlo, no aguantaba lo mojada que esta, jugo conmigo y note que era una eternidad, su necesidad por tener el control era disfrutable, pero yo quería dejarlo salir, bajo, pero subió inmediatamente, lamió mis labios y comenzó hacer círculos con su lengua, un beso profundo rápido pero intenso dejé salir mi primer orgasmo, yo jadeaba, y al mismo tiempo maldecía, y allí estaba ella otra vez con esa risita, bajo su mano por todo mi cuerpo mientras me mordía el labio, sentía como sus manos recorrían todo mi cuerpo, más era lo único que decía, más decía, más, tuve la oportunidad de bajar un poco, y poder besar, acariciar y lamer sus senos, primero uno y después el otro, perderme allí era lo que quería, un momento para pensar en lo rica que estaba, en lo sabroso que se sentía acariciar sus tetas.
Ella seguí bajando su mano, cuando sentí sus dedos de manera fugaz, tuve que dejarlo salir… el orgasmo fue necesario lo tenía reprimido desde que me acorralo en el bar.
Sentía como su mano bajaba nuevamente primero por mis senos, luego por mi abdomen, pasando por mi vientre, sentí como sus dedos buscan todo lo mojada que podía estar, sus dedos sobre mis húmedos labios vaginales, comenzó a girar sus yemas sobre mi, concentrando todo su movimiento sobre mi clítoris, no tardó mucho en notar que ya estaba a punto de venirme nuevamente, saco rápidamente la mano de allí y la miré con cara de pocos amigos, mi gesto de molestia, no fue nada normal, y solo dijo, relájese. Y esa risita nuevamente.
Relajarme, si solo quería acabar, bajo su rostro hacía mi vulva, me agarro de los muslos y comenzó a pasar suavemente su lengua entre mis labios a la vez que me miraba con cara de loba y mirada intensa, puse mis manos sobre su cabeza presionándola, quería que fuera más, y más rápido, muchos más, entre lamer y morder no pude evitarlo, y me corrí, fue un orgasmo intenso, lo deje salir sin preocupación alguna, grite, me estremecí. El ahahah fue tan rico que no me recupere por completo cuando sentí como mojaba sus dedos en mis fluidos, rojos o no, la verdad no quería saberlo.
Noté como introducía un dedo, y comenzó a moverlo tan rápido que yo comencé a gemir nuevamente uno y luego otro, más, más lo único que quería era más, pedí más, aumentó tanto el ritmo que el ruido acuoso de sus dedos penetrándome la vagina se podía escuchar por toda la habitación haciendo que llegará a un orgasmo que descargó un gran chorro sobre toda la cama, acompañado de un grito muy intenso. No podía controlarlo, gemía y gemía sentía como todo mi cuerpo se estremecía aquello era más intenso de lo que podía sentir o querer… Dios, que rico se lo repetía una y otra vez, dios que rico, ahah, ahah, ahaaa.
Simplemente lo necesitaba, lo quería nuevamente, quería tener otro orgasmo tan intenso… Se tumbó a mi lado mientras yo temblaba de placer… me beso nuevamente y nos fuimos a lavar…
Hablamos un rato y entre risa y risa, Un sí quiero fueron las palabras perfecta, para saber que venía algo más.
Nos miramos nuevamente, una mirada descontrola, una mirada que sólo me invitaba a sentirla más y más. Un sí quiero, fue el comienzo de unas acaricias, un beso profundo, y así estaba nuevamente cómo su lengua jugando con la mía, el calor de boca, la mordida suave, me invitaba a pasar mis manos por su espalda, mientras ella me tomaba por el cabello, yo decía más, la verdad no sabía si lo decía, lo pensaba o ella simplemente lo adivinaba.
Quería más placer y mi cuerpo se lo hacía saber, sus manos tomaron tan fuerte mi cabello que fue inevitable no dejar salir un gemido, en la penumbra de aquella habitación nuevamente me desconecto del mundo. Fue bajando poco a poco está vez no dudo jugar con fuerza con senos mientras una de sus manos presionaba con fuerzas las mías, la verdad no sabía que venía después, pero cada vez se hacía más intenso todo, un juego, un beso, una mordida sentía cómo presionaba mi abdomen con su cuerpo. Yo nuevamente me sentía descontrola si un sentido aparente de lo que quería sentir con aquella mujer.
Más dije, quiero más. Nuevamente su sonrisa apareció y mis ganas de acabar se hacían cada vez más presentes. Puso una de sus manos en mi cuello, mientras la otra recorría como un gato mi cuerpo, sus uñas recorrió mi espalda y luego mis nalgas. La verdad no sabía que clase de sensación era la que sentía, pero quería acabar, quería nuevamente dejar salir ese orgasmo que por meses no podía dejar ir. En cuestiones de segundo me puso encima de ella, nos abrimos lo suficiente como para poder sentir toda su entrepierna mojada, yo encima de aquella mujer que durante esa noche tenía el control de mis orgasmos. Me movía tan rápido como podía sentía cómo sus manos tocaban mis nalgas y como una de ellas bajaba por mis muslos.
Mis gemidos se hacían más y más intenso, más mucho más más, decía sin parar. Pídelo decía, sentía que nuevamente tenía el control de mi orgasmo, más quiero más, no dejaba de gritar y dejar de decirle Dios mío que rico, dame más quiero ser tuya. Me sentía encima de una montaña, mientras más tocaba mi cuerpo, más me movía, sus ojos brillaban y mi sonrisa cada vez era cada vez más lujuriosa. Con una de sus manos hizo juego con mis labios, y poco a poco lamí un dedo, lo chupé y lo saboreé primero uno y luego el otro. Mientras me movía, más y más. Ummm más quiero más pensaba.
Por un momento fui tan rápido como era posible, más quería más, tomé el control por un momento y me cambie de posición quería saber que se sentía estar despaldas a ella, sentí sus manos por mi espalda y cómo nuevamente una de sus manos me tomó por el pelo y hacía que me moviera más y más rápido. Ya no aguantaba el orgasmo estaba tan cerca sus manos nuevamente se acercaron a mis nalgas y está vez acompañadas de una nalgas que hicieron que lanzar un primer sonido, ahh más más más. Quiero más.
No dudo en ponerse más cerca de mi y mientras yo me movía más rápido, tomó una de sus manos y comenzó a frotar mi clítoris, más, más decía repetidamente, más, más la necesidad de sentí su cuerpo con el mío sus senos, sus manos su respiración, hicieron que me olvidará de todo y lo dejara salir, ah, ahh, ahhh, más, más ah, más era lo único de decía sentí cómo mi orgasmo salía y cómo sus mano seguía presionando mi vulva ya no era solo un dedo, ahora era la mano, su mano era lo que le hacía falta a ese orgasmo.
Gemía, y temblaba gemía y gemía, hasta que me tumbé a su lado, con mi respiración muy agitada y sin aliento.
Continuará.