Cierto día, año y mes de una localidad olvidada en el tiempo, pasaba yo mis días a la espera de mi novia, que había salido a vacacionar con sus padres. Habían pasado veinte días y aún faltaban diez para su regreso.
¿Qué si la extraño? Por supuesto, pero más extrañaba las sesiones de sexo, es una experta, tal experiencia me hizo un artista del arte de amar, hecho a su forma, fue una buena maestra, me enseño donde, como, cuando, de qué manera tocar, besar, lamer, chupar y poner.
Siempre me dice que, aunque no soy un efebo hay dos cosas que le encantan de mí, mi personalidad y mi gran miembro, el que aprendí a usar (gracias a ella) de manera deliciosa.
El sonido de la campanilla del timbre me saca de mis pensamientos, a paso firme llego la puerta para abrir, era mi prima Gina, a quien cariñosamente le digo Xena, como la amazona, princesa guerrera de la serie de televisión o cuando la quiero molestar la llamo “mi petiza culona”, pues tiene un culo de fábula, que no desentona con el resto de su cuerpo, solo le falta altura. Pero sus ojos esmeralda brillante y su palidez hacen contraste con el azabache de su cabellera, siempre va a ser mi hermosa prima.
Saludándonos la invito a pasar, preparo algo para tomar, mientras ella me contaba, que había estado hablando mucho con Vilma, (mi novia), lo que no es una novedad para mí, pues sé que tienen una espectacular relación. Conociéndome, sabía que estaría triste, así que vino a invitarme para salir mañana, por unos tragos o a bailar si era mi gusto.
Luego de insistir un rato acepte, total saldría con ella, ya saben lo que dicen de las localidades pequeñas, pueblo chico infierno grande.
Quise indagar de qué hablaban entre ellas, pero no soltó ni una palabra, dijo que solo eran cosas de chicas, pero muy interesantes. Cortándome el mambo, cambió radicalmente la conversación marcándome el itinerario de mañana, cena, tragos, baile, tragos y listo a dormir o lo que pinte, lo dijo con un guiño de ojo.
Aunque vivía cerca de casa, la invite a cenar, pedimos unas hamburguesas y lo hicimos cerveza mediante.
Pasadas las cero horas me dijo que se iba, no la invite a dormir en casa pues vivo en un mono ambiente y tengo una sola cama, así que me ofrecí a acompañarla hasta su casa, distante cinco cuadras de la mía, cosa que acepto gustosa. Salimos y fuimos hasta su casa, me tomo de la mano y así caminamos y hablamos de cosas sueltas, al llegar la despedí con un beso, que correspondió con un gran abrazo como nos solemos dar.
Ya de regreso acomode todo para dejar listo el día de mañana.
Al otro día, vino más o menos a la misma hora que ayer, en sus manos traía una pizza hawaiana, sabe lo que me gusta. Armamos la pequeña mesa con la pizza, dos vasos y una cerveza, cenamos y nos bebimos dos botellas más.
Promediando la media noche, salimos para el baile, el más grande de los dos que hay en la zona. Pasaban los temas y los tragos, nosotros parecíamos dos locos sueltos, creo en este punto si ponían una marcha militar también la bailábamos.
Nos sentamos a beber algo para paliar el calor, justo sonó un cuartetazo furioso, me agarro la mano y salto al lugar del baile, luego de dos cuartetos, llegaron los lentos (por acá aún se estilan), sus brazos de inmediato se cruzaron por detrás de mi cuello, abrace su cintura y comenzamos a balancearnos girando, acerco su enjuto cuerpo apretando sus duras tetas en mi pecho susurrándome al oído si me sentía cómodo en la salida con su prima, asentí, me dio un piquito, cosa que no me extraño, pues a veces lo hacía, aunque esta vez fue distinto, mi miembro reacciono de manera diferente, se comenzó a endurecer haciendo notar la falta de acción.
Cuando nos sentamos, ambos nos dijimos riendo que estábamos un poco mareados por el alcohol, así que decidimos ir a casa, en el camino me dijo que estaba muy cansada para llegar a la suya, si la invitaba a dormir. Después de pensarlo un rato accedí, después de todo ya habíamos dormido juntos en alguna oportunidad cuando me quedaba en casa de ella.
En casa, nos sentamos a dialogar de tiempos pasados, recordamos muchas cosas, juegos, familia, amigos entre otras, hasta que ella comenzó a monologar, recordando un suceso.
En la sala de casa había una mesa de madera, antigua, grande, en la que pusimos una sábana haciendo una choza, quien de chico no lo hizo, y comenzamos a jugar al doctor. Fue la primera vez que vimos ambos los genitales del sexo opuesto y tímidamente pudimos tocarlos.
Cuando término de contar su relato, disculpándome, fui al baño (la cerveza había hecho su efecto diurético).
Cuando regrese, me dijo que quería jugar un juego, sin más tomo un repasador y me cubrió los ojos, diciéndome que ahora mandaba ella, y el juego se llama ¿qué es?
Ya sin ver nada comenzó el juego, se alejó y regreso con algo en la mano, toma la mía y me la hace tocar, era algo frio, no podía apreciar por mi tacto que era, pero poco a poco fui dándole forma en mi cabeza, era un vaso redondeado en su base, luego fue una pelota de ping pong, luego una de tenis, un muñeco de Batman y varios artículos más que adiviné.
Grande fue mi sorpresa cuando me hizo tocar algo tibio, redondeado, a lo que mi cerebro reacciono de inmediato dándose cuenta de que se trata, era su pecho descubierto, me retiró lo que me cubría y ahí la veo, de pie solo en tanga, se abalanzó sobre mí, posando sus labios en los míos y a la vez sacándome la remera, nuestros pechos se encontraron, la tersura de su piel hizo que la mía se erice y mi verga se entumezca, al sentirla crecer en su abdomen, sus manos fueron en busca de ella, recorriendo toda su extensión sobre el pantalón, sin dejarla de acariciar ni obviar los testículos me empujo sobre la cama, ya se percibía el olor a sexo en el ambiente. Ya sentado, se ubicó con sus piernas abiertas en ambos lados de la mía y de rodillas, dejando su vagina a la altura de mi cara, podía apreciar el aroma de sus jugos invadir mi nariz.
Pudiendo observar de cerca la intimidad expuesta ante mis ojos, se bajó la tanga dejando ante mis ojos unos labios humedecidos y carnosos, decorados con unos prolijos vellos púbicos recortados en forma de corazón que demostraba, su cabellera, no era teñida.
Mi cerebro dejo de responder al buen criterio y en fracción de segundo me había zambullido a las mieles que se ofrecían ante mis ojos, haciendo una inmersión en su sexo, succionando esos carnosos labios, aprisionando contra mi lengua su duro clítoris, la humedad inicial crecía a cada pasada de mi curiosa lengua que exploraba la profundidad de esa concha tan hermosa como mi querida prima.
Empujándome, me recostó en la cama, poniéndose de pie comenzó a quitarme la ropa que cubría mi parte baja, dejándome totalmente desnudo, su tanga también desapareció del todo con unos ágiles movimientos de piernas, sus ojos se abrieron al ver mi verga. Pidiendo que observe comenzó a hacer unos sensuales movimientos de cadera al ritmo de una música que no había olvidado de poner. Su mano hábil fue hacia su entrepierna y secuencialmente comenzó a meter un dedo, luego dos hasta llegar al tercero, cada vez que lo hacía llevaba su mano a la boca para probar sus propios jugos, parecía que no quería desaprovechar la humedad de sus propios fluidos.
Veníamos disfrutando de un encuentro sexual, creo que postergado por años, de dos personas que se deseaban y sin dudas, querían fusionar sus cuerpos en una cama.
Aun con el sabor vaginal en mi boca, deseaba más, arrojándola sobre la cama puse sus piernas sobre mis hombros volviendo a bucear en esa sabrosa breva, la que en pocos minutos me ofreció más de su delicioso néctar cuando tuvo el merecido orgasmo.
Poniéndonos cómodos sobre la cama, empiezo por jugar un poco con mi verga en la jugosa vagina, comenzaron unos tímidos gemidos que hicieron crecer mi excitación, sin poder aguantar más, aprovechando su lubricación y que mi miembro estaba empapado de ella, la introduje hasta el fondo, acrecentando sus gemidos, se sentí muy suave el interior y que bien que se mueve Xena, me estaba extasiando del placer, de tal manera que comenzamos a gemir al unísono, el ir y venir dentro de ella es fascinante.
Una vez que tuvimos nuestros merecidos orgasmos, reposamos agitados uno sobre el otro en la cama ahora inmóvil.
Luego de un largo rato mi primita comenzó a jugar con su boca en mi pene que se encontraba en reposo, con la habilidad y maestría que tiene en el arte del sexo oral, lo hizo cobrar vida nuevamente, ¡¡¡que mamada me estaba dando!!! Una de las mejores, sino era la mejor de mi vida, se la comía toda como si fuera un chupetín, llegando a tocar el fondo de su garganta, lamio los testículos y el ano, reconozco que fue la primera vez que gemí a viva voz con una mamada. Subió sobre mí para cabalgar toda la extensión del pene, estaba en un nuevo momento de sexo sin parangón, la veía arriba mío subiendo y bajando mientras mi verga dividía aún más esos labios que le permitían la comodidad de entrada a mi sexo. Se avecinaba un orgasmo fantástico, y así lo fue, ella acabo cuatro veces y una última en que lo hicimos a la vez, entre gritos y gemidos.
Prendimos un cigarrillo que fumamos entre los dos, sentados en la cama como chinitos, en donde me conto por que se había decidido a tener sexo conmigo. Vilma le había comentado de mi atributo y mi manera de coger, lo que le llamo la atención y la lleno de intriga, que quería probar y no iba a perderse el sexo conmigo, que siempre ella, aún sin las historias que le conto mi novia, había querido tener sexo conmigo y ahora comprobó que Vilma no mentía en nada, hasta hoy no había conocido semejante manera de gozar, que si bien ha tenido buen sexo, gozar como hoy nunca.
Luego de casi una hora y media de charla y confesiones mutuas volvió la carga con mi miembro, el que tímidamente se volvió a parar, fui en busca de un frasco con vaselina, no me iba a perder el culo de mi querida petiza culona.
No dijo nada, pero me miraba con ojos desorbitados como la posicionaba en cuatro y untaba su culo y mi verga palpitante, hasta que me dijo.
– Primo no es que nunca lo haya hecho, pero me asusta el tamaño de tu verga, creo me va a doler mucho, por favor te pido dos cosas, preparalo bien y que sea promesa, si duele lo dejamos para otra oportunidad en la que me pueda preparar mejor, si sabía que salía culo hoy me hubiera puesto un dilatador.
– Si mi hermosa Xena, prometido.
Tuve que volver al principio de la acción para preparar el terreno, abrí sus nalgas y sabor a vaselina mediante comencé a jugar con mi lengua, intentando introducirla, ella colaboraba aflojándose lo más posible, mi lengua rodeaba y jugaba en ese esfínter, cuando la sentí cómoda, puse más vaselina allí y en mi mano, metiendo de a poco mi dedo medio, entrando y saliendo, la escuche gemir, saco el dedo para volver a introducir medio e índice, ya la note dar un respingo pero sus gemidos no desaparecían, la mano libre la lleve a su duro y caliente clítoris para estimularlo, mis dedos entraban y salían mientras los otros giraban en torno a su botón disparador de orgasmos, no tardando este en llegar.
Ya la tenía donde quería, puse más lubricante en ambas partes a hacer contacto apoyando la punta del pene, comencé a ejercer presión, había entrado la mitad de la cabeza cuando ya sus gemidos se tornaron en frases de dolor, no queriendo desaprovechar la oportunidad, di un pequeño golpe de cadera para que pasara la cabeza, pensando que tenía la batalla ganada, dio un grito de dolor que me asusto.
– Por favor primo, sacala que me duele mucho.
– Ya entro la cabecita, ahora es más fácil.
– No amor mío, si así me dolió la cabeza, el resto que es más grande me va a desgarrar, ya con esa porción nomas me arde y duele mucho, me lo prometiste.
– Si Gina, tenés razón.
Con tristeza se la saque suavemente, observando si la había lastimado, pero no se veía nada raro.
– Gracias primo, me da pena que no lo hayamos podido hacer, pero en serio me dolía.
– No hay problema, como vos dijiste, no va a faltar oportunidad.
– Obvio, como vos cumpliste la promesa yo la voy cumplir también. Este culo te lo vas a comer.
Se encargó de mi ahora sedienta verga, su boca hizo maravillas en ella, hasta que descargue todo el semen dentro y aunque es una falta de respeto hablar con la boca llena, me dijo.
– Mira bien que te voy a compensar.
Muy lentamente fue tragando todo el contenido, relamiéndose y sin dejar nada a la vista.
Nos acostamos dormir, al otro día nos despertamos sorprendidos de encontrarnos ambos desnudos en la cama, reaccionando enseguida, nos saludamos con un beso en la boca, nos levantamos a bañarnos y limpiar el desastre de fluidos que han quedado en nuestros cuerpos y en la cama.
Esta demás decir que Gina se quedó hasta que vino mi novia de viaje y nuestros encuentros se siguen dando en forma más que habitual, pues a Vilma no le permiten quedarse a dormir conmigo.
No paso mucho tiempo en que pudimos tener sexo anal, ¿le dolió? Si pero como había dicho uso dilatadores e hice un buen trabajo de dilatación pre coito no tanto como la primera vez, cuando le comenzaba a doler paraba, esperaba un ratito y cuando no dolía más continuaba, ahora ya lo hacemos en forma natural, yo feliz por que encontré a una persona que se adaptó a mi verga y cuando acabo, sacándola le queda un poco abierto dejándome observar el semen en su interior.
Debo agradecerle a Vilma que le haya contado a mi prima nuestras aventuras.
Me he enterado también que, en alguna oportunidad tuvieron sexo entre ellas, no es porque me lo ha contado, si no que viendo en su móvil pude observar algunas fotos donde estaban en la cama desnudas.