Un joven de 22 años se anima a cumplir sus fantasías, venciendo la timidez y yendo cada vez más lejos con diferentes hombres maduros. Mi nombre de incógnito es Carlos y lo que estoy a punto de relatar, aconteció en el 2021, cuando por fin me atreví a encontrarme con un hombre maduro y ver qué pasaba. Ya que desde el 2020, en medio del aburrimiento producto de la cuarentena por el covid, me descargué una aplicación de citas y entré a curiosear al mundo de los encuentros casuales, después de varios meses de matchs y mucho más rechazos, coincidí con Fernando, un veterinario maduro de 52 años que tenía su veterinaria a unos 400 metros de mi casa.
Fernando fue muy amable y comprensivo, de los pocos que aceptaron mis condiciones para un encuentro, yo era un joven virgen e inexperto pero con ganas de experimentar aunque también con miedo de las enfermedades y los riesgos que existen al tener relaciones con alguien, por lo que pedía solo conocernos la primera vez y si hubiera sexo oral sería con preservativo(la razón de decenas de matchs fallidos), sin embargo para mi buena suerte Fernando estuvo de acuerdo con mis condiciones y aceptó que nos veamos.
Fue un día viernes, hacía mucho frio y mis padres habían salido de casa muy temprano, yo había acordado con Fernando vernos aquel día a las 8 am en su veterinaria antes que empiece la atención al público, me bañé a las 7 am y me alisté para salir, a pesar de los nervios y dudas, tomé mi bicicleta y fui manejando hasta su consultorio veterinario, él ya se encontraba allí, entré tímidamente y lo saludé, nos dimos la mano y me invitó a pasar a su oficina, conversamos algunos minutos.
Luego se acercó a mi y me tomo de la mano mientras seguíamos charlando, poco a poco fue llevando mi mano hacia su pene y lo toqué por encima de su pantalón, era la primera vez que rozaba un miembro, me excité de inmediato y él lo notó, por lo que me invitó a desabrocharle el pantalón y mamársela.
Cuando lo hice y toqué un pene por primera vez, sentí electricidad a través de todo mi cuerpo, lo masturbé por unos minutos pero no se le paraba, me dijo que necesitaba ver un culito para ponerse duro por lo que me ordenó voltearme y recostarme sobre su escritorio, me bajó los pantalones y empezó a acariciar mis nalgas mientras se masturbaba, era la primera vez que alguien me tocaba la cola y lo disfrute como nunca.
Por fin, él se puso duro y me dijo que se la chupará, le recordé nuestro trato y le puse un preservativo, se la empecé a mamar pero al rato se le bajó la erección, producto de mi falta de experiencia y la poca sensibilidad generada a través del condón, un poco decepcionado me dijo que lo mejor era dejarlo ahí por el momento.
Regresé a casa un poco triste pero también muy excitado por aquella experiencia de tocar un miembro y se acariciado lascivamente por un hombre maduro, esa sería la última vez que vi a Fernando pero también fue el primer paso para ganar más confianza y conocer más maduritos.
Meses después…
Continué en la app de citas haciendo matchs y quedando en nada con varios hombres, ninguno aceptaba mis condiciones, por lo que decidí solo pactar el conocernos en la primera cita, dejando de lado todo lo sexual, en un fin de semana común y corrientes hice match con Ricardo y Marcos, de 50 y 45 respectivamente, luego de conversar todo el domingo, quedamos en conocernos pronto, Ricardo vivía cerca del trayecto que yo recorría a diario para ir a trabajar, por lo que acordamos que lo visitaría en su apartamento al salir del trabajo, esa misma semana Marcos también me invitó a conocernos pero él vivía al otro lado de la ciudad por lo que sugirió que lo visite en su trabajo. Yo estaba feliz, tenía dos citas en la misma semana, martes con Marcos y el jueves con Ricardo.
Llegó el martes, eran las 6pm, salí del trabajó apurado y ansioso, tome el tren y luego un taxi para llegar al trabajo de Marcos, él era portero en una edificación de 4 pisos en los que funcionaban oficinas, me estaba esperando en la puerta, cuando me acerqué tímidamente y le pregunté su nombre, era él, conversamos unos minutos fuera del edificio, pero nos quedamos sin tema de conversación, yo traté de continuar la conversación llevando al lado sexual, me dijo que la tenía corta pero gruesa, le pregunte si podía verla y me dijo que sí.
Pasé a la recepción y luego a un pequeño almacén al lado de la cochera, se bajó los pantalones y me mostró su pene, estaba circuncidado y la cabeza brillaba, lo acaricié brevemente y me agaché para verlo de cerca, aquel día no había llevado condones porque solo tenía intención de conversar, pero al ver aquel miembro y tenerlo tan cerca, algo dentro de mí me impulsó a chupársela, aún recuerdo ese momento, fueron unos segundos pero en mi mente parecieron minutos, pensaba que iba a hacer mi primera felación, ese miembro tenía algo que me provocaba saborearlo, estaba decidido a hacerle un oral sin protección, la calentura del momento pudo más, lo tomé con mis manos, cerré los ojos y cuando me disponía a ponerlo en mi boca, se escuchó una llamada en la recepción.
Marcos se puso nervioso, se acomodó el pantalón rápidamente y me indicó que permaneciera en el almacén hasta que él regrese, Marcos fue a recepción a atender el llamado y regresó al cabo de 10 minutos, mientras yo esperaba, pensaba en el contexto, era un joven oculto en un almacén dentro de un edificio extraño, donde nadie me conocía, esperando para probar mi primera verga con alguien a quien acaba de conocer hace 15 minutos.
Lamentablemente, Marcos desistió de la mamada, ya era muy riesgoso para su trabajo que yo, un joven extraño estuviera en el almacén, por lo que me indicó que me fuera pero el fin de semana me esperaría en su casa para terminar lo que habíamos empezado, sin embargo, eso nunca se concretó.
Un poco decepcionado por lo del martes, esperé al jueves para encontrarme con Ricardo, nuevamente salí 6pm del trabajo y me dirigí a su apartamento, llegué a la puerta y lo llamé, él bajo, me abrió la puerta y me invitó a subir al octavo piso, entré tímidamente y nos sentamos en el sofá, encendió la tele y empezamos a conversar, él era muy amable, sabía llevar una conversación, me contó muchas cosas sobre él, preguntó sobre mí y luego de media hora conversando me invitó a su cuarto, con la promesa de no hacer nada que yo quisiera, acepté y entramos.
Tenía una vista muy bonita y me perdí viendo el horizonte por unos segundos, cuando de pronto se acercó por detrás y me abrazó, vimos la ciudad a través de su ventana por unos minutos mientras me susurraba cosas bonitas al oído y de pronto me besó, me tomó por sorpresa, nunca había besado a alguien, intenté separarme pero me tomó con más fuerza, luego metió su lengua en mi boca y me rendí, me entregué al placer de un beso apasionado, le dije que yo solo tenía la intención de conversar y nada más, señaló mi pene que estaba duro y dijo que me dejara llevar, nos desnudamos y nos besamos de nuevo.
Luego se lanzó desnudo a su cama y lo seguí, lo abracé y le dije si se la podía mamar, me había quedado con la espina del martes, me dijo adelante, es toda tuya, sin embargo, esta vez no me provocaba mamársela al natural, por lo que fui a buscar un preservativo para ponérselo y chupársela, pero al ver lo que quería hacer, Ricardo se molestó, le dije que por favor me dejara mamársela con condón, pero no aceptó, rápidamente su expresión amable cambió, me dijo que me fuera, que solo le hice perder el tiempo, me empujó fuera de su apartamento mientras yo trataba de vestirme, pude salir de allí y me fui a casa.
Luego de estas 3 experiencias donde todo quedó en nada desinstalé la aplicación y no busqué más por varios meses, hasta llegar a mediados de 2022.
Decidí intentar conocer gente por Facebook parejas y la situación era la misma, matchs que no se concretaban, hasta que lo conocí a él, Hernán, 53 años, bien parecido y sin aparentar estar en la base 5. Muy amable y cariñoso, aceptó mis condiciones y quedamos en encontrarnos en su tienda de ropa para mujeres, llegué al lugar, la primera vez había una clienta, esperé a que se fuera y me presenté con Hernán, me invitó a pasar a su oficina detrás de la tienda y sin tanto palabreo, fui a lo mío, le baje los pantalones, tenía una verga hermosa de unos 16cm, le puse el condón y se la empecé a chupar.
Por fin lo había logrado, era el primer miembro que me comía, fueron varios minutos de masturbarlo y mamársela hasta que se vino, una buena cantidad de semen, quedó atrapada en el condón mientras yo se la seguía chupando y sentía algo tibio dentro del condón, se limpió y yo también. Había hecho acabar a un madurito a pesar de no tener experiencia mamando, me sentía orgulloso jajaja, tengo talento pensé para mis adentros, me despedí y me fui, al salir sentí culpa, sentía que la gente me miraba, que sabían lo que había hecho, que acababa de mamarle la verga a un maduro hasta hacerlo venir, poco a poca esa culpa se convirtió en excitación y decidí que lo volvería a repetir.
Fueron 6 meses de visitar semanalmente a Hernán, ponerle un preservativo y mamársela, se convirtió en una rutina, le dije que quería hacer algo nuevo, intentar algo más, pero no quería que me penetre, su miembro medía 16 cm y era grueso, definitivamente me iba a doler, por lo que me planteó que si yo quería que le presentara a un amigo para mamársela a él también y acepté siempre y cuando sea bajo mis condiciones, su amigo aceptó y experimenté lo que era chupar dos vergas al mismo tiempo, me sentía en una peli porno jajaja, yo un joven con dos maduros, desechándolos cada vez que me llamaban, muy rico todo pero volvió a convertirse en rutina, así que decidí dar el siguiente paso, ser penetrado.
Un día que solo estaba Hernán, le dije que me la metiera, sus ojos se iluminaron, llevaba tiempo queriendo hacerme suyo pero me respetaba, esperó que yo se lo pidiese y por eso sentí que se merecía ser mi primer hombre, para mi mala suerte no había llevado lubricante, por lo que me dilate un poco con mi saliva y luego me empiné y le ofrecí mi cola, puso su pene en la entrada y empujó, mi dilatación no era suficiente, él siguió intentando por varios minutos hasta que me tomó de los hombros y me la enterró, solté un pequeño gritó de dolor y cuando se disponía a sacármela sentía más dolor, le pedí que la dejara adentro por unos momentos y lo hizo, luego empezó a meter y sacar pero me dolía demasiado, le pedí parar y me la sacó, nos despedimos y me fui, no podía caminar, caminé como pude al paradero para ir a mi casa con la cola adolorida, no lo volví a contactar más, ese pene era demasiado para mi.
Seguí buscando en Facebook parejas hasta que encontré a José, un maduro de 55 años, un carpintero que vivía a 25 minutos de mi casa, vivía en una zona no urbanizada, no había asfalto, solo caminos de tierra, era un barrio pobre, lo visité un día que salí temprano del trabajo, le caí de sorpresa, lo encontré trabajando una puerta de madera, me hizo esperar 1 hora a que termine su trabajo, luego media hora más por que entró a su casa, mientras me tenía esperando en la puerta de su taller, pasaban algunos vecinos de la zona y me quedaban mirando, me sentía incomodo.
Así que lo llamé y salió desnudo solo con una toalla cubriendo sus partes, cerró su taller y me invitó a pasar a su cuarto, era una casa sin acabados, estuvimos en su cama viendo la tele, él solo estaba cubierto por la toalla y su pene se puso duro, hizo a un lado la toalla y me mostró su pene, unos 15 cm, el tamaño no estaba mal, pero me encantó el grosor, se veía delgado, yo me había metido cosas iguales así que no me iba a doler, decidí que era el día…
Continuará.