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Mi pansexualidad, el abuelo y yo (nieta – abuelo)
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Hola, mi nombre es Alicia, cuento a la fecha diecinueve primaveras, dentro de todo creo que bien llevadas, con unas medidas que salen de los estándares que fija nuestra sociedad, de busto, cien, cintura, sesenta y cinco y cadera, noventa y ocho. Mi largo pelo hasta la cintura tiene el color del sol y mis ojos los del cielo, con un metro setenta y sesenta y cinco kilos, estoy feliz de mi anatomía, aunque me desentona un poco el hecho de tener que usar anteojos, pero… me da un toque de intelectual y eso gusta, tanto a hombres como a mujeres.

Me considero pansexual, pues me atraen las personas más que nada por sus pensamientos o cualidades, cuanto más energía mejor, digamos que su aspecto físico no es relevante a la hora de intimar, no me interesa su identidad de género, puede ser hetero, bi, gay o lo que le guste o quiera ser. Esta soy yo y la verdad a mi entorno les gusta como soy y a mí me gusta ser.

Lo que motivo a esta historia, no sé cómo denominarlo, bronca, calentura, venganza o impotencia. El centro de la atención aquí va a ser la pareja de mi abuelo, quien tuvo la desafortunada idea de meterse conmigo e hizo que se detonara lo que ocurrió.

Vilma, que así se llama, en alguna oportunidad, seguramente, me ha visto a los besos con una amiga, comenzó a desparramar por doquier que yo era lesbiana, haciendo que varias personas me dieran la espalda. Esa jugada tenía un fin, alejarme del cariño que nos tenemos con mi abuelo, un irlandés de sesenta años muy bello, con un físico privilegiado que lo conserva a la actualidad dado que fue ciclista, competía y había ganado varios campeonatos, actualmente sigue compitiendo en veteranos.

Ella una oficinista, oportunista, menor que el, creo que veintipico de años, y lo único que hace es sacarle el dinero mi abuelo, he ahí el meollo del asunto, ella quiere que, nieta, desaparezca de la escena.

Debo elaborar una estrategia para darle un escarmiento, ojo no hablo de venganza, solo que aprenda que la sangre familiar siempre estará unida.

Cierto día me desperté y mi musa inspiradora hizo bien su trabajo, en mi cabeza ya pergeñaba el castigo y pensaba comenzar hoy mismo.

Omití una referencia, vivo en casa de mi abuelo, la idea de ello era tratar de aliviarle el tema del orden y limpieza. Vilma se instala de viernes a lunes por la mañana, debo incluso, ser la cenicienta de ella, pero ya se iba a acabar.

Ese viernes en que comenzó mi ardid, al levantarme lo hice como no era mi costumbre, sin ropa interior, una remera suelta que le permitían a mis senos moverse a voluntad y una calza corta bien pegada al cuerpo, que calcaba mi vagina y se metía dentro de mis glúteos, al verme así, mi abuelo quedo mirando fijamente mi imagen, pude observar como en reiteradas oportunidades sus ojos se clavaban en mis partes más deseables. Comentarios, ninguno, solo observaba, incluso vi como en alguna oportunidad se abultaba su pantalón en la zona de la bragueta. Me dije para mí, caramba, el plan funciona.

Trate de ser lo más sensual en mis movimientos, me agachaba frente a él dejando que viera mi culo y parte de mi vagina enfundada en esa lycra negra, hasta que llego ella, the girl, luego de los saludos de rigor se pusieron conversar, no fue ajeno para ella mi forma de vestir.

– Alicia, te parece bien estar vestida así.

– ¿Perdón? Estoy dentro de mi casa (remarcando el mi)

– Es que tu abuelo esta por aquí.

– Si ya se, vivo con el…

– Te parece bonito, andar así por toda la casa.

– ¿No estarás celosa de mí, no? Pues solo una mente retorcida lo pensaría.

– (tragando saliva) no como vas a creer que pienso así.

Punto pa Alicia, Vilma cero.

Ya con el plan en marcha, decidí seguir así, con ropa sugestiva todo el fin de semana, cosa que la incomodó muchísimo y a mí me puso más que feliz. Entre semana iría con una estocada a fondo, esto lo tenía que resolver en forma mediata.

Llega el día lunes, en que ella se va temprano a su trabajo, espere que desayunaran, luego de hacerlo mi abuelo siempre entraba al baño para ducharse y ella lavaba los trastos y luego se retiraba. Al entrar al baño y escuchar la ducha me levanté, más que obvio lo hice con la tanga más diminuta que tenía y con las tetas al aire, haciéndome la distraída y como que no la vi, me mostré bien y luego de vuelta a la habitación. Ella no dijo nada, pero más que seguro le quedo la duda si yo hacía lo mismo todos los día.

Al medio día luego de almorzar, mi abuelo me dijo.

– Que paso, ¿ya no andas más suelta de ropa?

– Es que ahora tengo que salir, pero mira que habías sido observador.

– Es que ningún hombre dejaría pasar por alto tu belleza.

– ¿Te gusta lo que ves?

– Más vale, soy un amante de la belleza de la mujer y vos sos muy bella.

Ya lo tenía en el bolsillo, estaban donde yo quería, pensaba para mí, abuelo querido, vas a conocer cosas que nunca te imaginaste que a tu edad ibas a hacer. Me despedí con un beso, pues tenía que salir para hacer unos “arreglos”, beso que fue dado a medio labio, casi pico.

De regreso, volví a la vestimenta informal, con la diferencia que me puse una remera del tipo musculosa que dejaba ver bien mis tetas, no desperdicie oportunidades de agacharme frente a su humanidad para que se vieran en su plenitud, y vaya que daba resultado, no sé cuántas veces su miembro se le puso duro.

Luego de la cena me fui a bañar, y al salir entreabro la puerta y le digo que me olvide la ropa en la pieza, si podía retirarse un poco para poder salir desnuda para ir a cambiarme. Lo hizo, pero en un lugar donde me podía ver a través de un espejo que hay en la pared, objetivo logrado. Me parece que ya está punto caramelo.

Seguro ha visto mi entrepierna recién depilada y mi culo yendo y viniendo de lado a lado, ni que hablar de mis voluminosas tetas que parecían flotar.

Salgo vestida, tomamos un café y me retiro a mi dormitorio para acostarme, como es mi costumbre, dormir desnuda. Al hacerlo hizo algo que me sorprendió, dio una palmada, cuasi caricia en mi culo, giro la cabeza y mordiendo mi labio inferior le envío una picara mirada retirándome, debo reconocer que la humedad de mi sexo fue en forma instantánea, ¿me excite con mi abuelo?

Ya desnuda y acostada puse sobre la mesita de noche mi compañero de ratos solitarios para calmar el estado en que me encontraba, cuando de improviso se abre la puerta de mi habitación entrando mi abuelo.

– Alicia, quiero que habl… pero hija, que es eso que tenés ahí arriba.

– Que decirte abuelo, si ya lo estás viendo.

– Pero ¿Por qué? ¿Para qué?

– Para calmar mis necesidades y porque no tengo, justo hoy, una pareja para satisfacerme.

Saco su miembro erecto y venoso diciéndome si ese no me alcanzaba, sorprendida pero nunca queda, me abalance hacia el metiéndolo en mi boca, fui y vine por ese tronco delicioso las veces que se me vino en gana, jugué con mi lengua en esa rosada cabeza que me observaba con su único ojo, al momento que me pareció, el nono estaba por llegar al orgasmo, finalice mi tarea acostándome de espalda y abriendo impresionantemente mis piernas, el, se zambullo entre ellas, que delicia disfrutar de su experiencia, esa lengua fue la mejor caricia que recibió mi vagina hasta que tomo entre sus labios el clítoris y lo chupo como un niño al chupete lo que me produjo mi primer orgasmo, al darse cuenta metió su lengua en el interior para aprovechar todos mis fluidos.

Disfrutados los jugos se sacó el pantalón corto que tenía, el muy zorro venia sin calzoncillos, incorporándose arriba mío y de un solo empujón clavo su estaca. La verdad que el morbo de saber con quién estaba hacia que el sexo, hoy, se tornara maravilloso. Se movía exquisitamente, sabia como, iba de lado a lado y de adentro hacia afuera, la calidez de su verga hizo que siguiera con una sucesión de orgasmos que nublaban mi visión. Aumento su ritmo y descargo todo el semen retenido en sus testículos.

Así como vino se retiró con una sonrisa de satisfacción en su rostro, cosa que no me molesto para nada. Al momento de irse, con mis dedos buscaba llevar a mi boca el sabor de mi abuelo. Luego de un rato me quede dormida con la prueba del incesto chorreando entre mis piernas.

Al día siguiente, algo me saco de mi eje, pensé que todo había terminado en la noche anterior, pero no, me saludo con un beso en la boca y una palmada en mi culo, ese fue el comienzo de nuestra relación.

Durante la semana se escurrió varias veces a mi dormitorio para tener su ración de sexo, cosa que no nos disgustó a ninguno de los dos al contrario, la pasamos bomba, inclusive me pidió que le enseñara más cosas en la cama, se lo prometí, que así va a ser.

El viernes vino Vilma como lo hace habitualmente, la trato muy lejano y distante, yo continué con mi jueguito “poca ropa”.

Como era habitual a la noche los escuche teniendo sexo, pero había algo que no escuchaba siempre, mucho dialogo.

Al otro día, desde mi habitación escuche su reclamo, parece que el abuelo no estaba sexualmente como lo hace cada vez que tienen su encuentro. Él le rezongaba y ella le retrucaba diciéndole que estaba distinto.

Estas conversaciones se daban cada fin de semana, lo mismo que nuestros encuentros furtivos nocturnos. Al cabo de uno o dos meses la invasora dejo de venir, consultada la fuente, me explico que ya no se sentía bien con ella, que había encontrado el verdadero amor de su vida.

Ya con mi abuelo en excelentes condiciones ni nadie que lo agobie, comenzamos a vivir nuestra nueva etapa en esta vida y comencé a trabajar para que conozca otra vida sexual.

Esa misma noche vino a casa una amiga con la cual teníamos una relación y le gustaban los tríos, a sabiendas de lo que le esperaba a ella y al abuelo.

Ya en la cama con Elena y después de tremendo sesenta y nueve, convenimos que era el momento de llamar al abuelo, necesitábamos de ese trozo de carne que tan bien sabe usar. Entro a la habitación sin dar crédito de lo que veía, dos mujeres desnudas en la cama haciendo el amor con dos consoladores. Lo llamamos y sin perder tiempo se desnudó y presuroso subió a la cama para bucear entre las piernas de Elena y perder una de sus manos en mi vagina.

Luego de sendos orgasmos por parte de ambas me puso en cuatro y se ocupó de mi esfínter anal a la vez que mi amiga chupaba con fruición sus testículos que iban y venían a ritmo lento. Cuando Elena vio que el “abu” estaba por acabar, clavo la lengua en su culo, el semen salió con una fuerza impresionante para llenar todo mi recto.

Seguimos por un rato largo y nos demostró que tenía mucha experiencia en el tema, lo habíamos subestimado al viejo pirata.

Esa noche dormimos los tres en mi cama.

Pasaron los días y ya habíamos hablado mucho sobre el tema, me dijo que estaba abierto a todo en el sexo, que no quería morir sin haber disfrutado a full los placeres completos de él.

Le comenté que era pansexual y que era eso, contestándome que los nombres raros no le interesaban, lo que le interesaba era poner su verga lo más posible antes que no le funcione más, y que le enseñe a ser pansexual, quería saber y experimentar. Vaya que lo hicimos, hemos hecho trio con mujeres, con hombres, un trio con un amigo gay el que mi abuelo lo cogió con mucho agrado, con una chica trans, descubriendo que se la podía culear y masturbar al mismo tiempo, sin dar crédito al pedazo de verga que tenía.

En una oportunidad hicimos un trio con un bisexual que en plena excitación por parte de los tres, mientras mi abuelo estaba ocupado en ir y venir dentro de mi ano (le fascina hacerlo) teniéndome en cuatro, se encaramo sobre el abu y lo penetro, hubo primero un grito no tan fuerte por parte de mi abuelo, luego comenzó a gemir y se veía que disfrutaba, yo salí de mi posición y ahora era mi abuelo quien quedo como un perro, me deslice debajo y comencé a chupar su verga, madre mía, que manera de soltar semen y con qué fuerza, me hizo atragantar, pero que rico sabe el nono.

Nunca se habló del tema pero seguro que de darse nuevamente va a repetir.

En la actualidad seguimos con los encuentros sexuales, nosotros dos o con quien él quiera, ya tiene los números de teléfono y ahora quien me sorprende es el, lo último fue un cuarteto donde incursionamos en el bondage y los tres me llenaron de semen por todos lados.

La verdad es que nunca pensé disfrutar tanto del sexo como lo estoy haciendo ahora y sin dudarlo diría que el abuelo también.

Vilma quedo en el pasado, se dio cuenta que ella solo quería estar a su lado nada más para sacarle dinero, dinero solo por sexo.

Si bien el relato es real, he cambiado los nombres.

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