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La mejor paja de la historia
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Tiempo de lectura: 4 minutos

No sé si fue su cara de putita, sus tetas grandes o toda le experiencia vivida lo que me llevó a tener la mejor paja de mi vida.

Analía así llama la chica a la cual eyacule sobre su precioso rostro y a la cual voy a describir a continuación. Ella es una chica de apenas 22 años, es morena (tiene el cabello oscuro no la piel), debe medir entre 1,60 y 1,65 cm, tiene ojos color café y grandes como sus tetas (las tiene enormes, pero medio caídas), el largo de su cabello lo tiene hasta sus hombros y por supuesto tiene un buen trasero. Ella es una chica normal como cualquiera, su cuerpo no es perfecto (no es delgada pero tampoco es gorda) y aun así a mí me excita un montón.

Ella empezó a trabajar desde hace unos meses como secretaria en la oficina en donde trabajo ya desde hace muchísimo tiempo, así que todos los días la veo en minifalda y en camisa o usando un pantalón negro que hace que se le marque todo el orto. Ella es una chica muy alegre y muy simpática, es amiga de todos en la oficina, vive con una sonrisa. Conmigo, en particular tiene otro tipo de relación, ella me aprecia más que a cualquiera y se le ilumina los ojos cuando hablamos. Todo el tiempo estamos juntos, ella me busca todo el tiempo y como yo la quiero, la abrazo o la agarro de la cintura, la lleno de besos por todas partes y la hago sentarse encima mío.

Ella sentía bastante amor por mí y yo por ella, entonces sucedió lo siguiente. Yo había llegado un punto en que en lo único en lo que pensaba era en besarla y en manosearla toda, sobre todo las tetas y el culo, pero reprimía estos sentimientos por ser un hombre casado y con hijos. Sin embargo, ella cada días era más amorosa conmigo, me había empezado a decir te quiero, me agarraba de las manos y me daba pequeños besos en la mejilla. Entonces ya no me pude controlar más e hice lo que debí haber hecho ya hace muchísimo tiempo.

Una tarde antes de irnos del trabajo la llevé al pequeño cuarto de limpieza y allí dentro la agarre fuertemente de la cintura, la acerqué hacia mí y me le declaré.

-Me gustas un montón – le dije yo.

-A mí también me gustas – dijo ella.

Entonces luego de tanto tiempo y de no haberlo hecho antes la bese como si fuese el amor de mi vida. Experimente en carne propia la pasión y el fuego con ese beso, estaba desesperado por hacerlo, no me aguantaba más. Metí mi lengua dentro de su boca y junto con la suya experimentamos algo único y hermoso. Nos amábamos y nos deseábamos y esto era el fruto de este amor.

Mis manos que se encontraban detrás suyo y al altura de su cintura bajaron hasta tenerlas posadas sobre su cola. Entonces allí mismo, mientras seguíamos besándonos, le empecé a tocar y apretar las nalgas por primera vez. Esto hizo que todo se ponga más candente de lo que ya estaba, con lo cual, nuestros besos se convirtieron literalmente en lengüetazos que iban de un lado hacia otro.

Permanecí con mis manos en su cola hasta que en un momento ella me las agarro y las llevo hasta sus tetas, ella estaba más caliente que yo. Entonces sin despegarme todavía de su boca comencé a manosearle sus ricas gomas por encima de su camisa blanca y ya hasta ese momento había sobre cumplido mi sueño, le había tocado la cola y ahora las tetas, sin embargo, todavía quedaba más. Ella en un momento y para mí sorpresa se abrió la camisa, se la desabotono, y desde dentro de su sostén también blanco sacó sus pechos hacia fuera. En consecuencia, yo se las agarre con mis dos manos para luego llevarlas hacia mi boca. Por lo tanto, ahora estaba chupando y mordiendo los pezones de Analía.

Era como si fuese un bebé grande que se quería alimentar de las tetas de una chica de 22 años, pasaba de la una a la otra y la succionaba queriendo sacar leche de ellas. Mientras tanto ella comenzó a tocarme el bulto, crecía más con cada segundo que pasaba, por encima de mi pantalón. Llegado a cierto momento ella se arrodillo en el suelo y me bajo el cierre del pantalón. Entonces metió su mano dentro de mi pantalón para luego sacar mi vergota hacia fuera. Ella se quedó quieta varios segundos contemplado semejante cosa, la tenía más enorme y más dura que nunca, hasta que decidió agarrarla con una mano y llevarla a su boca.

Con su mirada fija hacia mí, tenía sus ojos clavados en los míos, y con sus pechos por fuera de su ropa comenzó a chuparme el pene como nunca me lo hicieron. Era una delicadeza aquello, sus labios envolvían por completo toda mi pija, su lengua que se movía hacia arriba y hacia abajo tocándome la cabeza de la chota, su cara de me encanta chupar pijas y la succionaba tan bien que ahora era ella la que quería tomarse la lechita. Yo por supuesto estaba delirando de placer, la miraba a ella y luego cerraba los ojos o me ponía a mirar el techo.

En un momento de la chupada de pija que me estaba haciendo la agarre de la cabeza con mis dos manos y se la metí por completo varios segundos hasta que se empezó a ponerse colorada así que se la tuve que sacar y la saque toda baboseada. Luego ella volvió a llevársela a su boca y siguió chupándomela hasta que me empezó a dar ganas de acabar, así que se la saqué y enfrente de ella me hice la mejor paja de la historia.

Yo me la jale tan fuerte que faltaba que me salga fuego de las manos, era tan excitante aquello que quería bañarla en semen. Ella se agarró las tetas, saco su lengua y cerró sus ojos. Ella quería que eligiera algunos de esos lugares y elegí su lengua, entonces apunte allí y cuando me vine, tuve que gritar despacito, expulse varios chorros de leche que fueron a parar a varios lados. Una buena parte terminó en su lengua, pero otra gran parte terminó en todo su rostro, más precisamente cerca de su ojo izquierdo. A pesar de esto a ella le encantó esto, se tragó lo que expulse en su lengua, y luego de acomodarse la ropa salimos de allí y nos fuimos a nuestra casas.

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