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Entregándome a un vagabundo
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Tiempo de lectura: 7 minutos

Estando en la calle tomé mi camino a casa, vi la hora y eran las 23:15, ya se había oscurecido bastante como era de noche decidí irme por un camino algo más rápido, estaba con ropa delgada y la temperatura estaba bajando.

Mientras caminaba de regreso recordaba todo lo que viví con el chico, sentí mi conchita muy húmeda, entonces decidí meterme por calles intermedias para acortar camino, mientras pasaba por esas calles, miraba a las ventanas de las casas, algunas con las luces encendidas en otras personas fumando y se me ocurrió una idea, cambiarme en plena calle, me acerque a un pequeño árbol me puse debajo, mire a todos lados, pero no vi a nadie, entonces lo primero que hice es desnudarme para arriba, me quite el sujetador deportivo y sentí como el aire tocaba mis tetas, me dio un escalofrío muy rico.

Después me saque lentamente la calza y quede totalmente desnuda solo con mis zapatillas, me agache para meter mi ropa en mi bolsa y sacar la otra para cambiarme, en eso vi detrás del árbol una persona acercándose por una calle intermedia, me paralice y me escondí detrás del árbol, escuche como una especie de quejidos raros, me extrañe así que me asome muy discretamente, no era otro que Humberto, borracho como siempre, tambaleándose un poco y con una botella en la mano, lo vi avanzar de manera muy errática, de pronto se fue de punta y cayó al suelo muy duro, yo me asuste y rápido me acerque a ayudarlo, le dije.

-"¿Humberto estás bien? ¿Estás consciente?".

Le saqué la botella de la mano y la dejé a un lado, entonces me crucé encima de él, lo tomé por debajo de sus hombros para tratar de levantarlo, pesaba bastante la verdad, logré hacer que su torso se enderece un poco, entonces él abrió un poco los ojos, se empieza a reír y dice.

-"Uy ya me morí que estoy viendo un angelito sin ropa".

Cuando dice eso yo recordé que aún no me ponía la ropa y estaba en medio de la calle intermedia, totalmente desnuda, me apresure a levantarlo, mientras él erráticamente pasaba sus manos por mi espalda, logre ponerlo de pie y lo lleve al árbol, yo estaba mirando a todas las ventanas por si había alguien mirando esa escena, lo apoye en el árbol, separe mis brazos de él, me moví directo a mi bolsa para vestirme rápido, él me tomó por la cintura con fuerza y me pega a su cuerpo yo me sorprendí mucho.

-"¿Humberto, qué haces?".

Mientras trataba de zafarme de su brazo, sentí cómo me apretaba más contra su cuerpo, con su otra mano me empezó a manosear, paso sus manos erráticamente por mis piernas, me apretaba el culo con fuerza, subía a mis tetas apretándolas un poco más suave, él me dijo.

-"Si me morí, pues estoy disfrutando del cielo con este angelito".

Sus manos ásperas me recorrían entera y con la calentura del gimnasio me estaba empezando a gustar cada vez más, al igual que antes estaba dejando que Humberto me estuviera tocando, la diferencia es que ahora estaba desnuda completamente a su merced, mientras trataba de sacarme su brazo del estómago yo cada vez oponía menos resistencia, empecé inconscientemente a refregar mi cuerpo con el de él, mi temperatura empezó a subir, el de la nada saco su brazo de mi estómago y yo pude separarme de él, me di cuenta de que ya estaba jadeando mucho, estaba bastante excitada, le dije.

-"¿Humberto, este angelito te llevará a tu casa, así que hazle caso, está bien?".

Él no me miraba, estaba totalmente ido, se quedó en silencio un momento mirando el suelo, yo pensé que estaba desmayado o algo, en eso escuché, que gritan desde una de las ventanas de las casas.

-"Ey que están haciendo ahí, váyanse o llamo a la policía".

Me asuste mucho, tome mi bolsa, me puse rápido la polera y la falda, pero no me dio tiempo de ponerme las bragas, me acerque a Humberto él seguía inmóvil sin reaccionar, pase su mano izquierda por mi cuello y lo apoye en mi cuerpo, pesaba bastante, pero podía con él, en ese momento agradecí los ejercicios jeje, me lo lleve antes que llamaran a la policía así que seguí mi camino a casa con él, después de todo él vivía a algunas calles de distancia, así que podía llevarlo a su casa, dejarlo en su puerta y volver a mi casa, eso pensé al principio, avanzamos un par de calles intermedias, y llegamos a una avenida muy transitada, en eso sentí como Humberto comenzó a moverse de nuevo, saque su brazo de mi cuello y lo sostuve, le dije.

-"Humberto, estás bien, te estoy llevando a tu casa".

Él me miró como incrédulo, claramente, no sabía dónde estaba ni quién era yo, pero a pesar de eso solo asintió con la cabeza, así que le dije.

-"Vamos a pasar por una avenida grande, así que tendremos que estar pegados".

Entonces me di la vuelta a ver la calle, vi que los autos se empezaron a detener, así que lo volví a sostener y empezamos a cruzar, en medio del movimiento, Humberto puso su mano en mi espalda bajándola hasta mi culo, yo sentí el toque y me detuve un momento por reflejo, pero tuve que seguir, en eso los autos nos pitaban con su claxon y un tipo me grito.

-"Señorita, qué lindas nalgas tiene mi amor".

Yo me pasé la mano por atrás y tenía el culo al aire, Humberto me había subido la falda por atrás, no podía hacer nada, así que continúe con él así, le dije que se sostuviera bien de mí, así que lleve su mano a mi culo para que me agarrara bien, avanzamos algunas calles más, estábamos cerca, pero yo ya estaba un poco cansada, de pronto vi en una calle oscura una banca artesanal, seguramente creada por algún vecino, senté a Humberto como pude, me senté a su lado a descansar, mire la hora y era media noche, por suerte estaba cerca de casa, empecé a mirar alrededor y era una calle muy solitaria, yo estaba bastante caliente aún, el que Humberto me subiera la falda en plena avenida me había calentado mucho, mire a Humberto balbuceaba un poco, entonces me acerque a él y le dije.

-"Humberto, el angelito ya casi te lleva a tu casa, solo sigue haciéndole caso".

Él me miró y sin decirme nada, paso su mano izquierda en mi pierna, yo me estremecí, la subió hasta llegar a mi cadera, la paso por mi culo y trataba de agarrarme el culo, me apoyé en mis manos separando mi culo de la banca, así él pudo bajar su mano y agarrarme la nalga, yo no sabía que hacer, quería ayudarlo, pero cada vez que me manoseaba no quería que parara, estaba muy cachonda y necesitaba un orgasmo pronto.

Humberto cruzo sus piernas por la banca y quedo mirándome de frente, entonces empezó a usar las dos manos para manosearme, me subió la polera para tocarme las tetas, metió sus manos en mi culo, o me rozaba la conchita con sus dedos, solo quería que Humberto me diera un orgasmo ya no aguantaba más, empecé a mirar a todos lados, estábamos en un lugar oscuro, pero si alguien se aproximaba por la calle nos vería perfectamente.

Entonces mire detrás de nosotros, había como una especie de zanja no muy grande, un poco más de un metro de profundidad que recorría toda la calle, lo pensé solo por un segundo, estaba como zorra en celo, solo quería sentirme mujer y que me diera un orgasmo pronto sin importar si era una cama de un hotel caro con un Hombre guapo y exitoso o en una zanja en medio de una calle oscura y con un borracho solo quería sentirme mujer y deseada, no pude resistirme más así que me acerque a Humberto y le dije.

-"Humberto, el angelito necesita de ti ahora mismo".

Lo tome de las manos, lo puse de pie y lentamente lo hice bajar conmigo, estando ya en la zanja, lo deje caer un poco para que quedara estirado mirando hacia arriba, Humberto llevaba una especia de abrigo para la lluvia que tenía un olor muy fuerte a suciedad, se lo quite, me recosté a su lado y puse sus manos en mis tetas, él empezó a tocarme, muy rico, bajo sus manos por mi cuerpo hasta mi culo, yo me aferré a él con fuerza mientras gemía despacio "mmm… Mm" empecé a retorcerme del placer.

Humberto empezó a usar más sus dos manos, empecé a moverme más y retorcerme con locura dejándome llevar totalmente por la excitación del momento sin darme cuenta en que momento sucedió Humberto ya tenía mi falda en mis rodillas y mi polera arriba de mis tetas, podía sentir el suelo frío, era muy rico lo que me estaba haciendo Humberto, pero sin duda lo que más me calentaba era la situación, estaba con un borracho en una zanja dejando que me tocara entera, el solo pensarlo me puso a mil, así que me saque la polera y la falda quedando solo con mis zapatillas de nuevo estaba desnuda a su disposición.

Humberto me rozo mucho, pero al estar tan borracho no podía darme mucho más que eso, así que decidí hacer algo por mi cuenta, lo volví a dejar de espalda arriba, para subirme encima de él, me acomode a la altura de su rabo, colocando mi conchita justo arriba, cuando sentí su rabo a través de su pantalón, tome sus manos y me las puse en las nalgas, entonces apoye mi pecho en él, comencé a moverme lenta y eróticamente, apreté con fuerza mi conchita en él para sentir su rabo rozándome, era muy rica la sensación, yo estaba totalmente loca de la calentura, así que empecé a aumentar la frecuencia mientras gemía cada vez más fuerte, "mmm… aaa… siii… rico… Mmm…".

Sentí que ya venía el orgasmo así que empecé a moverme más duro, de pronto empecé a escuchar voces acercándose, trate de callarme los gemidos, pero no podía "mmm… Aaa…" para no parar y dejándome llevar totalmente, tome el abrigo para la lluvia de Humberto, tape de mi espalda hacia arriba, dejando mi culo y mis piernas totalmente al aire, las personas ya estaban pasando por nuestro lado, yo sentí que me llegaba el clímax, gemí muy fuerte "aaaa… Siii… Humberto… Siii… Aaaa… Que… Ricoooo… Aaa… Rico… Humberto… Mmm", mi cuerpo tembló entero y yo no deje de rozarme en él con fuerza, aprete su ropa con mis manos, ya no me importaba nada seguí gimiendo, "Humberto… Que rico… Mmm… aaa… Mas… Muy… Rico…", escuchaba las personas decir.

-"¿Están follando?".

-"Ese no es el borrachito que siempre anda por aquí, parece que se consiguió una putita".

-"Si debe ser otra indigente o algo así, mírala, está toda desnuda follándoselo".

-"Dejémoslos tranquilos que están en sus cosas, jaja".

Mientras los escuchaba irse, seguí rozándome lentamente, cada vez más lento, pero mi conchita no dejaba de darme electrizantes sensaciones por todo mi cuerpo, jadeaba del placer, me quite el abrigo de lluvia y toque la cara de Humberto, él estaba totalmente ido aún, yo me sentí un poco mal porque lo use como un juguete sexual al pobre, pero no pude resistirme al momento, me quede apoyada encima un rato más, cuando ya estaba descansada, busque mi ropa para vestirme de nuevo, me prepare y me dispuse a llevar a Humberto a su casa.

Lo saque de la zanja como pude, me costó bastante la verdad, tome mi bolsa, volví a apoyarlo en mí, coloque su mano en mi culo, me había gustado porque su mano era algo grande, empezamos a avanzar y pasamos por nuestras calles, ya era tarde así que andaba poca gente, pase por fuera del terreno de mi casa, pero debía aún llevar a Humberto así que continúe mi camino, llegamos a su casa, estaba la reja de su patio abierta un poco, pensé que quizá él la había dejado así cuando salió, me fui rápidamente a casa antes que se hiciera más tarde, ya en casa me metí a la ducha, recordando esa tarde tan extravagante, tuve un encuentro erótico con un chico del gimnasio y finalmente me revolqué en una zanja con un borrachito del barrio, estaba feliz por vivir aquellas experiencias tan salvajes, me toqué muy rico mientras me duchaba para descargar todo ese placer del día.

Acá termina esta anécdota, espero que les guste a todos, les mando un beso.

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Solben
Solben
Les dejo mi correo electrónico para que puedan mandarme sus mensajes. [email protected]

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