Al día siguiente de aquella tarde con Jorge, estuve entretenido con el trabajo toda la mañana, era miércoles y quería volver a casa el viernes, Jorge me llamó por la mañana para saber si quedábamos por la tarde, su mujer había tenido que salir por un tema de males y seguramente no volvería a dormir. Decidí acabar un poco antes, quería preparar lo que tenía en mente para Jorge y para mí.
Llegué a la casa sobre las 18 h con todo listo, había comprado comida para las cenas y almuerzos pendientes, algo de bebidas, y lo más importante: un delantal de esos que te cubren desde el pecho hasta por encima de la rodilla y que te dejan libre la parte de atrás, por la parte delantera tenía una imagen en 3D de una mujer desnuda, con unas tetas impresionantes, el coño depilado, lógicamente no llevaba ni cabeza, ni brazos.
En cuanto llegó Jorge le expuse mi idea, sería mi criada por esa tarde y esa noche, mañana cambiaríamos los papeles, pero esa tarde sería mi sirvienta, tenía que ir por la casa sólo con el delantal, le gustó la idea porque su paquete aumentó de tamaño, señal de que le daba un aprobado al juego, se desnudó completamente, ya tenía la polla morcillona y se colocó el delantal, le dije que fuese a la cocina para preparar la cena, y que me trajese una cerveza bien fría.
Se marchó a la cocina y en poco tiempo venía comuna bandeja con la cerveza, un bol con unas aceitunas para picar y una servilleta, colocó todo sobre la mesa de café delante del sofá donde yo estaba sentado, y se retiraba cuando le dije:
– ¿No olvidas algo?
– ¿El qué? He traído todo, señor.
– No es algo que debías traer, es algo que me debes hacer, por si no te has dado cuenta estoy vestido, desnúdame.
– Sí, señor, lo siento, señor.
– No te preocupes y desnúdame, pero que no vuelva a pasar.
Se arrodilló ante mí y me quitó los zapatos y calcetines, aún de rodillas me quitó la camiseta y aproveché para besarlo en la boca, el delantal ya marcaba que su polla estaba “contenta”, me levantó del sofá y comenzó a quitarme el pantalón, se puso de rodillas de nuevo y tiró del pantalón hacia abajo, llevaba puesto el slip que nos cambiamos la primera noche que quedamos, eso le dio alegría, pegó su cara a mi paquete y empezó a olerlos, aspiraba como si quisiera dejarlo sin olor, ya tenía la polla que quería salir de allí.
Levanté los pies y me sacó el pantalón, me bajó el slip e hizo lo mismo, me besó la punta del capullo, y pasó su lengua por él, ya tenía un poco de lubricante preseminal saliendo de mi verga. Me senté en el sofá y le dije que recogiera mi ropa y que lavara los slips a mano, olían demasiado a polla caliente. Me senté a tomar la cerveza y, una vez que recogió la ropa se dispuso a lavar los slips.
Salió al patio donde tenía una pila de lavar, le echó detergente y se puso a frotar, me acerqué, sin que me oyese y lo observaba limpiar los slips mientras cantaba, con el movimiento del frotar, veía como sus nalgas se movían, sus huevos se balanceaban y a mí se me levantaba la polla del calor que me estaba entrando.
Me acerqué a él por detrás y le agarré las nalgas mientras le besaba el cuello, no se lo esperaba y se sobresaltó, echaba la cabeza hacia un lado para que mis besos le llegaran bien, le acaricié la polla y la tenía muy dura y chorreando, ¡¡¡le excitaba que lo tratara como mi criada!!!
Me agaché, le abrí las nalgas y metí mi cara entre ellas, olía a puta caliente y así se lo dije, pasé mi lengua por su ojal y suspiró, no paraba de frotar el slip. Metí el dedo índice mientras mi lengua lamía su ojal en círculos.
Me levanté y le dije que enjuagara el slip y lo tendiera, y que se pusiera a preparar la cena, que me sorprendiera con una buena cena.
Se giró y tenía el delantal marcado por su polla, tendió el slip y me siguió hasta dentro de la casa, su respiración estaba muy alterada, y yo me había puesto muy caliente, pero quería hacerlo sufrir un poco más.
Me senté en el sofá con la polla muy dura, yo tampoco iba a aguantar mucho más así, por lo que me fui a la cocina, abrí una botella de “Ribera del Duero” y serví dos copas, me lo agradeció con una sonrisa y brindamos por mi criada.
Él seguía preparando la cena, me acerqué por detrás y le puse mi polla entre sus piernas, sus huevos posaban en mi nabo y empecé a moverme hacia delante y hacia atrás, como si lo estuviese follando, él se ponía de pie para intentar meterse mi polla por el culo, yo no podía más, le empujé la espalda para que pusiese su pecho sobre la encimera, su culo quedaba a la altura de mi polla, se lo abrí y le puse el capullo en el ojal. Suspirábamos y gemíamos.
Apreté mis caderas contra él y el capullo entró de una vez, dios ese culito caliente, que me apretaba el tronco de la polla, aceleré el movimiento, Jorge jadeaba como nunca, yo le preguntaba:
– ¿Te gusta cómo te doy por el culo, zorrita?
– Me encanta, señor, quiero que me preñe señor. Ufff, siga más, la tiene muy dura señor, y eso me pone muy putaaa. Me queda poco señor, me voy a correr.
– Bueno, después limpias con la lengua lo que ensucies con tu lefa, zorra.
– ¡¡¡Por supuestooo señooor… me corro, me corrrooo!!!
Empezó a gemir y noté en mi polla las contracciones de su culo al correrse, cuando acabó de correrse, se la saqué y le hice que se pusiera de rodillas:
– Ahora voy a follarte la boca y te tragarás mi lefa
– Claro que sí señor, tengo hambre.
Abrió la boca, y le puse la polla en los labios, me lamió el capullo y abrió grande la boca, se la metió hasta que le dieron arcadas, me ensalivaba todo el nabo, le caían hilos de saliva por la comisura de los boca. Le agarré la cabeza y empecé a bombear mientras él me acariciaba el ojal con un dedo.
Ufff él sabe que eso me pone a mil. Aceleré los movimientos mientras él hacía ruidos con la boca por las arcadas que daba y el sonido de lo ensalivada que me tenía la polla, se la saqué y me miró con ansias:
– Cómeme las pelotas, putita.
– Sí señor, se las lamo, se las chupo y las beso señor.
Se metía un huevo en la boca y después el otro, los turnaba sin parar de lamerlos, mientras se acariciaba la polla que aún no la tenía dura. Le metí de nuevo la polla en la boca, le agarré la cabeza y empecé a bombear mis caderas, le dije:
– Prepárate para lo que viene, zorra. Voy a alimentarte con mi leche.
No podía hablar, solo movía la cabeza asintiendo, aceleré los movimientos cuando me empezó a meterme un dedo por el culo ufff, sí que me gustaba aquello. Le dije:
– ¡¡¡Voy a correrme, zorra. Tómate parte de mi leche, quiero pringarte la cara también y que la rebañes!!!
– Sí señor, sí. Deme leche, tengo hambre señor.
Dejé de moverme y en nada salió el primer trallazo de mi leche, le llegó hasta la campanilla, el segundo también fue dentro, ya le saqué la polla y le regué la cara de lefa. Tuve que apoyarme con los brazos en la encimera de la cocina mientras él me limpiaba la polla con la boca y se relamía la leche que le había dejado por la cara.
En ese momento sonó algo en el jardín y por la ventana vimos a alguien de se movía hacia la puerta de salida, tal y como estaba salí corriendo hacia la puerta, si me aligeraba podría cortarle el paso para que no pudiese salir. Dando grandes zancadas llegué primero a la puerta cortándole el paso al intruso, que no pudo frenar y se chocó conmigo cayendo los dos al suelo. Cuando me incorporé, de rodillas estaba la hija de la dueña de la casa, la que esperó que yo llegara para darme las llaves el primer día que llegué. Le pregunté:
– ¿Qué está pasando aquí? ¿por qué nos espías? No creo que a tu madre le guste la idea de que tiene a una hija muy cotilla, sin contar lo que pueda decir mi empresa…
– Bueno, tampoco creo que a mi madre le haga mucha gracia el saber que tiene la casa alquilada a un maricón que se trae a sus conquistas para follarlas en casa y a su empresa creo que tampoco, ¿o sí?
Jorge llegó donde estábamos, con un pantalón corto puesto y sin el delantal, preguntó lo qué pasaba, quién era y se echó las manos a la cabeza, se agobió bastante, intenté serenarlo pero no había manera hasta que ella dijo:
– Bueno, por lo que veo esto tiene un arreglo, beneficioso para todas las partes, no es la primera vez que os veo follar.
– A ver qué beneficios dices -le contestó Jorge.
– Pues fácil, quiero lo mismo que quieres tú, quiero esas pollas, quiero comeros y que me comáis, quiero vuestro semen, en definitiva, quiero disfrutar de vuestro juego.
Ya lo siguiente que pasó, lo dejo para el siguiente relato, un saludo.
Vantheway.