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Madura se entrega después de 22 años sin coger (3)
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Tiempo de lectura: 3 minutos

Conforme iban pasando los días su forma de vestir también iba cambiando, se deshizo de toda su ropa interior y fuimos a comprarle lencería, elegí para ella tangas, en su mayoría muy diminutas, de diferentes colores, modelos y texturas, todos los días me mandaba una foto de ella en el baño de su trabajo con la tanga que llevaba, me decía que se sentía incomoda ya que no estaba acostumbrada a usar eso, se hizo un depilado láser y su vagina así como su ano ahora estaban completamente sin ningún vello.

Por motivos de tiempo no habíamos podido estar juntos de nuevo, hasta que un viernes llego a mi departamento con un abrigo completo, al entrar se lo quito y solo traía una tanga roja muy pero muy diminuta, lo más excitante fue saber que así venía en el Uber, eso me dio una idea, si ella ya había tomado la iniciativa y el valor de salir ahora era mi turno de exhibirla ya que esa era una de mis fantasías, humillar a alguien en público.

Subimos a mi automóvil y conduje a las afueras de la ciudad donde se encuentra un bar/restaurante pedimos unas cervezas al llegar, me percaté que no había casi clientes y que los poco que había ahí eran hombres, empezamos a besarnos, y empecé a manosearla por encima del abrigo, de inmediato todas las miradas estaban sobre nosotros, sobre todo por la diferencia de edad, algunos empezaron a tocarse por encima de la ropa.

Y fue ahí donde me pare de mi asiento y fui donde estaban 3 hombres, les pregunte si les gustó lo que veían y que si querían podría prestarles a mi zorrita pero con una condición, solo harían lo que yo les permitiera con ella, y que ha cambio ellos pagarían nuestra cuenta, de inmediato aceptaron y les indique que se acercaran cuando yo se los indicara.

Regrese a mi lugar y le dije a mi zorrita que en unos momentos dejaría que esos hombres la tocaran, ella me reclamo diciendo que no era una puta para hacer eso y que solo era una puta conmigo, me puse serio y mi única respuesta fue, “tú eres mi puta así que harás lo que yo te diga”.

Le hice señas a los hombres que se acercaran, les dije que podían tocar sus pechos por debajo del abrigo, al principio mi zorrita se resistió y con su mirada me rogaba que parara eso, pero solo me puse más serio ya que me estaba retando.

Deje que los 3 hombres tocaran más a fondo llegando hasta su vagina, comenzando a masturbarla su cara era todo un poema, luchaba contra sus deseos, hicieron que se colocara encima de la mesa, y uno de ellos hizo de lado su tanga y empezó a chuparle su vagina depilada, otro a chupar sus pechos y el ultimo solo observaba la escena atónito.

Tanto los meseros como los demás clientes se acercaron y me pidieron permiso para anexarse, les dije que si pero con la condición de que no podían penetrarla, solo tocar y chupar, así que todos estaban tocando, chupando o lamiendo alguna parte del cuerpo de mi zorrita madura.

Unos estaban en sus pies, otros chupaban sus axilas, otros mordían su cuello, ahí fue donde ella se entregó por completo al placer y se vino en la cara de uno de los hombres en un poderoso orgasmo, cuando termino le dije que ya nos íbamos.

Algunos ofrecieron pagar por ella pero ese no era el plan, le dije que se colocara el abrigo y se subiera al carro y así lo hizo, salí del restaurante y al entrar al carro le dije que se quitara el abrigo y solo fuera en tanga, y ahí fue donde otra idea se cruzó por mi mente.

Conduje rumbo a su casa y cuando sabía que faltaban 5 cuadras para llegar le dije que se bajara del auto y se fuera caminando, quería humillarla, que las personas la vieran entrar a su casa en solo una tanga diminuta, ella me empezó a decir si estaba loco y que era un enfermo, le contesté:

-solo, bájate y vete.

Quiso tomar su abrigo pero no la deje, le dije que si no se bajaba ahí dejábamos todo y así lo hizo, se bajó del auto, yo solo arranque y por el espejo retrovisor veía a una madura en una tanga roja diminuta alejarse.

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