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Esposa en topless (I)
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Tiempo de lectura: 14 minutos

El equipo de fútbol 5 de Juan, había llegado a la final del torneo amateur que se jugaba los sábados en un predio muy grande, como de 4 hectáreas, con canchas de pasto natural.

La final era a las 9.30 am y solo con empatar ya serían campeones. Ese día Nati, la esposa de Juan, lo acompañó a hacer de hinchada, ya que regularmente suelen ir varias de las esposas y familias de los demás integrantes del equipo, pero esta vez, solo fue Nati, por diferentes motivos ninguna más pudo ir ese día.

Era diciembre y ya el calor era insoportable en Buenos Aires, para ese día pronosticaban 40 grados. Nati se había vestido para la ocasión con un short de tela floreado, y una remera tipo musculosa blanca. El cuerpo de Nati es envidiable, a sus 33 años y con dos hijos a cuestas, es una bomba, lo que se dice una MILF. De cara es hermosa, con facciones suaves, pelo largo castaño claro con reflejos a la moda, cintura marcada, muy nalgona, tiene un culo grande y redondo. Y sus tetas 110, naturales, muy grandes, pero bien puestas. La maternidad la había dejado con unos pocos kilos de más, pero que le quedaban perfectos. Acude al gimnasio 2 o 3 veces por semana, por lo que se mantiene siempre en forma.

Nati se sorprendió al ver que ninguna de las demás esposas estaban para alentar por el equipo, por lo general siempre algunas acompañan, pero esta vez coincidieron en que ninguna pudo asistir. Así que se sentó sola en las pequeñas gradas que había para mirar el partido.

Comenzó el juego, el sol no daba tregua, y el equipo contrario tampoco que rápidamente se puso en ventaja 1 a 0. Final del primer tiempo. Ya en el segundo tiempo, a los pocos minutos llegó el empate de la mano de Damián, el mejor jugador del equipo. Y finalmente, a 2 minutos de terminar el partido, llegó el segundo gol, también de Damián, para así convertirse en campeones del torneo.

Todo era alegría al terminar el partido, se abrazaban y cantaban canciones de cancha. Pedro, el defensor del equipo, propuso ir todos a la casa quinta que tiene a tan solo media hora de donde estaban y hacer algo a la parrilla para celebrar. Todos aceptaron, incluso Juan y Nati, esta última un poco resignada ya que no había ninguna otra mujer para pasar el rato, pero no quería que su marido se quede sin disfrutar del campeonato así que aceptó ir sin decir nada.

Al llegar cada quien en sus vehículos, se encontraron con un lugar hermoso, una casona enorme, con varias ventanas y ambientes y un parque muy lindo y bien cuidado, con una pileta de unos 8 x 4 metros, con el agua cristalina, rodeada por un hermoso deck de madera y seguida por unos vestuarios. A unos 10 metros de la piscina, un quincho bien equipado, con una parrilla. Más al fondo el parque seguía, con espacio más que suficiente como para armar un picadito de fútbol. En fin, una casa quinta tipo mansión, muy hermoso lugar.

Al ver esto, lo primero que pensó Nati fue “¡no tengo la maya!”.

Enseguida Juan y Darío se pusieron manos a la obra con la parrilla, por lo que Nati quedó un poco rezagada de su marido. Pedro comenzó a preparar mojitos para todos, y el calor era tal que enseguida los vasos se vaciaban por tanta sed.

-Vamos a la pileta – dijo Pedro

-Dale vamos, hace un calor infernal – agrego Santiago

-Pero primero ducha muchachos, venimos de jugar al futbol, no quiero que me dejen el agua de la pileta hecha un caldo. Y ni se les ocurra meterse con el short sin lavarlo, en la ducha también lo mojan y lo escurren!

-Eh che, pero esto tiene más restricciones que la pileta de un club! – dijo Santiago medio en broma medio en serio.

-Dale Pedrito, quedate tranquilo que entramos impecables al agua. – agregó Damián como para dejar tranquilo al anfitrión.

Enseguida se encaminaron a los vestuarios Santiago, Damian y Pedro. Dario y Juan estaban en la parrilla.

-Que lo disfruten chicos – dijo Nati con un tono de víctima

-Pero vos no te vas a meter Nati? – le preguntó Pedro

-Es que no traje maya, no imaginé que íbamos a terminar acá el día.

-Por eso no te preocupes, ahora me fijo en el placard que seguramente Jimena (su esposa) tiene alguna maya acá guardada.

-Si? Ay que bueno gracias

Pedro se fue adentro de la casa y a los 5 minutos regresó.

-Acá tenés Nati, por suerte encontré este bikini

-Gracias – dijo Nati tomándolo en sus manos – cuando salgan ustedes del vestuario entro yo.

-Dale, yo voy yendo que me quiero asegurar que estos sucios se duchen jaja

Esto hizo reír a Nati.

Mientras esperaba se fue acercando a la pileta, tocó el agua con el pie, y la sintió hermosa. Mientras la iba rodeando, escuchaba las voces inentendibles y risas de los chicos en el vestuario, inevitablemente tuvo que pasar a escasos 3 metros de la puerta del vestuario, y sin querer queriendo miró hacia adentro, lo que encontró la dejó boquiabierta. El vestuario era un rectángulo largo de unos 3 x 5 metros, con un banco de madera de varios cuerpos en el medio, un baño individual en un costado, 1 bacha del otro costado y en el fondo 3 duchas, sin separaciones ni cortinas.

Y en las duchas tres hombres desnudos bajo el agua, los tres de frente, con sus pijas colgando, No pudo evitar fijarse en cada una de ellas, la de Pedro era de un tamaño medio, aunque bastante gorda, la de Santiago era un poco más larga y mas flaca, y la de Damián era descomunal, debería tener unos 13 cm en estado de reposo, circuncidado y totalmente depilado. Por suerte ninguno se dio cuenta de su paso, y siguieron en la suya como si nada. Nati siguió su camino y haciéndose la tonta volvió más cerca del quincho, pero con una sensación de nervios y aunque le costaba admitirlo, de calentura también.

A los pocos minutos los vio salir del vestuario y tirarse de una a la pileta, como si fuesen niños de 12 años.

-Listo, ya podés cambiarte vos! Y acordate de la ducha que las mujeres también transpiran!

-No se como te banca tu mujer siendo tan obsesivo – le dijo Santiago

-Jajaja pollera – le dijo Damian

-Boludos – les respondió Pedro riendo

Mientras estaban en la pileta, Nati fue al vestuario, y cuando quiso cerrar la puerta, se dio cuenta de que no había puerta, “con razón se estaban duchando con la puerta abierta”, pensó enseguida. Se iba a tener que duchar, y los chicos estaban en la pileta, justo frente a la puerta del vestuario. Al llegar más al fondo a la altura del banco, se dio cuenta que la luz del vestuario era un reflector que estaba posicionado arriba de la puerta de entrada, por lo cual, el efecto de la luz, impedía que uno desde adentro pueda ver para afuera, pero ella sabía muy bien que desde afuera se veía todo perfecto hacia adentro.

Su cabeza empezó a dar vueltas, quizás el calor, los dos mojitos que había tomado, las tres pijas que había visto hace menos de 5 minutos la hizo pensar en hacer una locura. Ellos no tenían porque saber que ella sabía que desde afuera se veía todo el vestuario, así que decidió actuar como si nada.

Mientras tanto, afuera se percataron de la situación, Pedro, dueño de la casa, sabía muy bien que desde afuera se ve todo el vestuario, y alertó a sus compañeros. De repente se quedaron callados, ya no hablaban a los gritos.

Esto a Nati la hizo dar cuenta de que estaban observando. “Ya estás Natalia, no lo pienses más, ahora o nunca” se dijo a sí misma.

Se quitó la remera y después el short de perfíl a la puerta, luego se giró de espaldas y se desabrochó el corpiño y se bajó la tanga, dando una hermosa visión de su culazo y así caminó hasta las duchas. Su mente empezó a delirar “que estoy haciendo!?” Se decía a sí misma, mientras su calentura iba creciendo cada vez más. Fue directo a la ducha del medio para así darles una mejor visión, abrió la canilla y espero que salga tibia y se metió. Afuera seguía sin escucharse nada, estaba segura que era el centro de atención, y claro que lo era, afuera no perdían detalle.

Ella seguía de espaldas, con el agua recorriendo su cuerpo, se armó de valor, y con muchos nervios y el corazón a mil se dio media vuelta, dejando que el agua caiga en su espalda, y dando una visión perfecta a los espectadores de sus tetas con pezones ya duros, muy duros y una concha perfectamente depilada. Se quedó así unos 30 segundos (que le parecieron una eternidad) fregando su cuerpo con sus manos, incluso sus tetas, y luego cerró la canilla, no quería levantar sospechas tardando mucho. Caminó hasta el banco y recién en ese momento prestó atención al bikini. Era de un color crema, muy clarito, casi blanco.

La parte de arriba eran dos triángulos unidos por dos tiras. La parte de abajo era un triángulo, unido por tiras, es decir, solo un trozo de tela que le cubría la concha, el resto tiras. Enseguida pensó que Jimena, si bien es de su misma altura, es mucho más delgada, con muy poco de tetas y un culo mucho más chico que el de ella. A todo esto, seguía desnuda de pie dando el espectáculo más morboso de su vida a tres amigos de su esposo.

Se puso manos a la obra y se colocó primero la parte de abajo, el triángulo cubría lo justo, menos mal que estaba depilada, sino los pelos saldrían por los bordes. El problema eran las tiras, que en la parte del culo, desaparecen completamente, dando la sensación de no tener nada puesto. Como una gata en celo, y sabiéndose observada y cada vez más excitada, se colocó la parte de arriba del bikini. Apenas cubrían un poco más que los pezones, y gran parte de sus enormes tetas quedaban al descubierto. “No puedo estar haciendo esto, me volví loca” pensaba Nati, pero sin intenciones de detenerse.

Se miró al espejo, estaba muy puta, no dejaba nada a la imaginación, sus tetas se salían por los costados y por el generoso escote y los pezones se marcaban, y en la cola parecía no tener nada puesto. Ya estaba con el bikini, no podía seguir dilatando el momento, tenía que salir. Tomó aire, y como si nada se dirigió afuera del vestuario.

Al salir vio como los tres espectadores se hacían los tontos y miraban para otro lado y se ponían a nadar.

-Veo que te quedó bien el bikini – le dijo Pedro como si nada

-¿Te parece? ¿no es un poco chico? – respondió Nati haciéndose la tonta y posando con los brazos en la cintura.

-No, te queda perfecto! – se apuró a decir Damián.

-Bueno, si ustedes lo dicen…

Nati caminó directo a la pileta y se tiró de palito. El agua fresca le vino muy bien para poder bajar un poco la calentura que tenía. Se puso a nadar, tratando de relajarse. En eso Juan y Dario entraron al vestuario a ducharse, ya habían dejado la parrilla encaminada.

Pedro fue a preparar mojitos para todos.

A los 5 minutos se unieron Juan y Darío al agua fresca de la pile y Pedro apareció con mojitos, que no duraron nada, había mucha sed. Mientras los chicos charlaban sobre el partido y el campeonato que habían ganado, Nati siguió nadando sin prestar mucha atención a su alrededor.

Así pasaron unos minutos, hasta que Juan se fue a ver como iba todo en la parrilla, ya era momento de tirar la carne al asador.

En eso Pedro también salió y volvió al minuto con un porro en la mano, se ve que ya lo tenía armado, esperando el momento. Todos se secaron las manos como pudieron y le dieron mecha.

-Nati, ¿querés fumar? – le preguntó Pedro

-Mmmm no se, hace mucho que no fumo, tengo miedo que me pegue mal…

-Dale! No seas miedosa! Es buena calidad, aparte el día se presta – intentó convencerla Darío mientras le daba una pitada larga

-Uff bueno, pero solo un poco – respondió Nati acercándose nadando hasta donde estaban ellos.

Al llegar, se paró haciendo pié en la pileta, por lo que el agua le quedó justo debajo de sus tetas, y estas asomando y lo que Nati no había notado todavía es que la tela al estar mojada se transparentaba muchísimo. Los cuatro hombres se quedaron embobados mirando ese par de melones, coronados por areolas grandes y pezones duros que luchaban por atravesar la tela semitransparente del bikini mojado mientras Nati fumaba una larga pitada de marihuana. Un ataque de tos incontrolable la atacó.

-Tomá un poco así se te pasa – le dijo Darío ofreciéndole su vaso.

Nati sin pensarlo lo tomó todo haciendo fondo blanco. Su cabeza empezó a dar vueltas, el calor, el porro, los mojitos y este último vaso en particular le estaban pasando factura. En eso lo vio regresar a Juan y la escena que encontró lo dejó pasmado, su mujer con un bikini diminuto semitransparente que lucía sus pezones casi a la perfección, delante de ella sus cuatro amigos y compañeros de equipo, mirando sus tetas sin ningún disimulo. Lo primero que sintió Juan fue su corazón latir más fuerte, sus sentidos de alerta se encendieron, sintió una punzada de celos en el pecho y al mismo tiempo otra punzada en la punta de la pija, no entendía porque esta situación de ver a su esposa casi desnuda, delante de sus compañeros de equipo lo calentaba tanto, así que rápidamente para no generar un momento incómodo, como si nada raro pasara se metió a la pileta.

-Vení Juan, fumá un poco de esto! – le dijo Damián estirando la mano con el porro.

-Dale gracias

Quedaron todos charlando y boludeando en el agua un rato, los varones hablando mucho del partido y el torneo granado, y Nati disfrutando el agua. Pero siempre todos mirando a Nati, a veces con disimulo, otras no tanto. Esto Juan lo notaba fácilmente, de hecho él también disfrutaba del espectáculo de su esposa, tenía suerte de tener una mujer tan hermosa y despampanante.

En un momento decidieron salir todos un rato a las reposeras mientras se cocinaba el asado. Al salir, el panorama cambió, el culo y las piernas de Nati entraron en el área de visión, era increíble mirarla de atrás, no se veía absolutamente nada entre sus nalgas, era como estar desnuda, y de adelante, el triangulito mínimo que marcaba sus labios y lo semi transparentaba, aunque bastante menos de lo que transparentaba la parte de las tetas.

Nati se percató en todo momento de como los hombres, incluido su marido, no le perdían la vista, siempre tenía como minimo a 2 o a 3 de ellos mirándola, si no eran unos, eran los otros, pero siempre estaba siendo observada. Esto, aunque no quería reconocerlo, la excitaba mucho, sentirse deseada y admirada la calentaba. En eso miró su pecho, y recién ahí se dió cuenta de su transparencia “Ay! Por Dios! Que transparente!” Y que calentura y que vergüenza, con todo eso en su cabeza no se sintió capaz de seguir así, y se encaminó al vestuario donde había dejado si ropa para ponérsela.

-A donde vas? – preguntó su esposo.

-A vestirme, ya vengo.

-Pero si ya estás vestida.

-Si pero vos viste esto? – le dijo señalando sus pezones – y además me queda muy chico

-Bueno pero con ropa te vas a cagar de calor, acá estamos en confianza, podés usar el bikini tranqui…

Nati no se esperaba esto, su marido la estaba incitando a quedarse así, mostrando su cuerpo casi desnudo, esto la calentó aún más de lo que ya estaba.

-Está bien amor, es verdad, así a parte me puedo broncear bien

-¡Claro amor!

Juan, a su vez, tampoco sabía muy bien porqué dijo lo que dijo, quizás a él también lo estaba afectando el calor, el alcohol, la marihuana y por supuesto, la calentura que le generaba su mujer semidesnuda.

Se fueron ubicando en las reposeras, la música sonaba, otros tragos, charla, risas, realmente todos se estaban divirtiendo, y en todo momento estuvieron las miradas a Nati, quizás fueron cesando un poco con el correr de los minutos, pero ahí estaban…

Pedro se levantó y volvió al minuto con un pomo de crema.

-Tengo el mejor bronceador del mundo, 100% natural y 100% efectivo, o ¿cómo creen que tengo este color? – era cierto, Pedro tenía un color de piel de modelo de bronceadores.

-¡Pero qué trolazo! – se rieron los muchachos (si, pleno 2024 y los hombres siguen haciendo esos chistes)

-No entienden nada ustedes, lo único que al ser tan aceitoso lo mejor es que alguien te lo aplique, así que quien es el valiente?

-Jajaja tomatelaaas, en serio?? – acotó Darío

-Si boludo en serio

-Que te ponga Nati entonces

Pedro miró a Nati, esta vez sin disimulo.

-Si por mi no tengo problema, dale – y se puso de pie, momento en que los 5 aprovecharon para mirar su cuerpo.

Se puso un poco con el pomo en la palma de la mano, y se le fue para el piso gran cantidad.

-Es mejor ponerlo directo sobre el cuerpo porque si no se termina desperdiciando mucho, por eso es mejor que te lo pase otra persona.

Era cierto. Nati le tiró en la espalda y se la frotó esparciendo el aceite, otro poco más pero esta vez salió un chorro mucho mas grande del pomo, y rápido a esparcir con la mano. También le pasó rápidamente por el pecho y por la cara, y cuando era el turno de las piernas le dijo.

-Listo, las piernas podés vos solito

-Si si de una, gracias Nati

Terminó y una vez más preguntó.

-Seguros nadie quiere? Es muy bueno eh!

-No Pedrito, gracias – dijo Damián con sorna.

-¿Vos Nati?

-Y no sé…

-Probalo y te vas morena de la quinta

-Bueno dale

En eso Juan se acordó de que en la parrilla estaba el almuerzo de todos, tenía que ir si o si a revisar como iba.

-Amor me ponés un poco de bronceador? – le dijo

-No puedo, tengo que ir si o si a ver la parrilla y poner más carbón.

-Bueno te espero…

-Naa, te pone Pedro que ya está todo aceitoso

¿Qué estaba pasando? ¿como que “te pone Pedro”? Nati no entendía a qué jugaba su esposo, pero le gustaba.

-Bueno dale. Pedro, tu turno.

Nati se quedó de pie, casi en el medio de donde estaban todos, y mientras su marido se alejaba hasta la parrilla, Pedro se colocó detrás de ella, también de pie, y comenzó a pasarle aceite por la espalda. Un chorrito del pomo, desparrame con las manos, otro chorrito, más desparramo. Le habían faltado los hombros, y esta vez un mal movimiento hizo que saliera un super chorro de líquido aceitoso, calló sobre la nuca y hombros de Nati, pero en lugar de deslizar hacia la espalda, deslizaron hacia sus pechos.

Rápido Pedro, como si nada, pasó sus dos brazos por los costados de Nati, y comenzó a desparramar el aceite con la yema de los dedos, suave, como pidiendo permiso, y lo tuvo. Seguía cada vez más confiado, hasta que tomando las tetas por los costados las amasó una, dos, y tres veces desparramando el aceite por toda su extensión, incluso la tela del bikini.

En ese preciso momento Juan regresaba de la parrilla. Lo que vió lo dejó helado, y ardiendo al mismo tiempo. No dijo nada, solo se limitó a mirar, tal cual como hacían los otros espectadores.

Las manos de pedro regresaron atrás, volvió a poner aceite, esta vez en los cachetes del culazo y poniendose en cuclillas comenzó el masaje.

Todos estaban en silencio, embobados mirando el espectáculo, valga la redundancia.

La parte superior del bikini, al estar embadurnada en aceite, ahora transparentaba muchísimo más de lo que lo hacía el agua, se notaban sus pezones perfectamente, los cuales estaban durísimos, puntiagudos, erguidos, largos. Para colmo, ahora sentía masajes en las piernas, la excitación seguía en aumento. La mano pasaba por sus cachetes, y por su raya también, lento y suave, pero firme. Tuvo un momento de lucidez.

-Gracias Pedro, del resto me ocupo yo – como si fuera mucho lo que quedaba!

-De nada Nati, vas a ver que hoy de acá te vas negra – le respondió Pedro como si nada.

Enseguida siguieron hablando todos, pero ahora si, los 5 hombres no dejaban de mirar a Nati, sus pezones se transparentaban mucho, encima el brillo del aceite le daba un toque muy sexi.

Al ratito ya estaban comiendo el asado, que estaba muy bueno, siempre con las tetas de Nati siendo parte del paisaje de la mesa, una tira de asado argentino, un chorizo de cerdo, unos chinchulines, las tetas de Nati con sus pezones totalmente visibles y duros, chimichurri… era muy Dantesco. Finalizado el almuerzo decidieron jugar a las cartas, y Nati prontamente se puso a levantar la mesa y era increible ver a semejante hembra recorrer la mesa, estirarse para agarrar platos, cubiertos, fuentes.

Todos estaban hipnotizados e idiotizados mirando su culo a la altura de sus caras, su monte de venus, el cual se notaba claramente muy bien depilado y marcando unos labios carnosos, y ni hablar de sus tetas, que en una de esas estiradas a levantar una tabla con sobras, se le mueve el bikini dejando expuesto su pezón derecho. Nati no se dio cuenta de esto y se fue hasta la cocina con una teta afuera, cuando se dio cuenta de esto, su calentura subió. Ella no había estado ajena a las miradas de los 5 hombres, tanto en el almuerzo como en su provocador roll de mesera. No entendía qué le pasaba, porque estaba tan lanzada, quizás la excitación se había hecho dueña de sus decisiones.

Por su parte, Juan, estaba enloquecido con la situación. Su mujer excitando salvajemente a sus amigos, semidesnuda, con los pezones visiblemente duros. Y sus amigos, mirándola con lascivia, tan excitados como lo estaba él mismo. Sus celos siempre presentes, pero siempre dispuestos a llegar un paso “más allá”.

Nati regresó (ya con su bikini acomodado) y pasó un trapo a la mesa, tuvo que frotar fuerte ya que habia estaba todo muy aceitoso, y fue un show digno de presenciar, un bamboleo de tetas sublime, y obviamente, como no podía ser de otra manera, esta vez fueron sus dos pezones los que asomaron facilmente. Siguió con la limpieza con sus dos tetas afuera.

-Ay! La puta madre, este bikini es muy chico! – dijo Nati acomodando “rapidamente” sus tetas dentro del bikini

-Si la verdad que es muy chico – agregó Damián

-Y se te escapan las tetas cada dos por tres – acotó Santiago

-Y encima se te transparenta todo, – dijo Pedro – creo que ni deberías usarlo, total, por lo que te cubre…

-Y además así podrías broncearte más pareja, sin marcas – siguió Darío

-Tienen razón amor, total ya se te vieron todas, lo mejor sería que no uses la parte de arriba – Juan no comprendía cómo esas palabras habían salido de su boca, estaba regalando en bandeja a sus compañeros de equipo, la estaba incitando a que haga topless delante de ellos, siendo ella la única mujer.

Nati estaba perpleja, que cuatro casi desconocidos hasta hoy esten hablando de sus tetas delante de ella, invitandola a que se saque el corpiño del bikini y que encima su propio marido apoye ese pedido, la tenía descolocada, pero super, super, excitada. Sentía el deseo de esos 4 machos, de esas pijas que hacía un rato pudo observar a la distancia, y su esposo siendo participe de esto la calentaba aún más.

-Ustedes estan locos??! – atinó a decir Nati.

-Es la realidad, ya te las vimos todos, se te transparentan, es lo mismo… – dijo Pedro con mucha practicidad.

-Si es cierto, además tampoco es para tanto, son solo un par de tetas y nada más – sumó Damián, como para quitar importancia y gravedad al asunto.

“¿Solo un par de tetas?” Pensó Nati, esa frase había tocado su orgullo, ¿cómo que “solo un par de tetas? Esto fue la chispa que encendió la mecha. Iba a hacerlo, ya no había vuelta atrás, querían toples? Tendrían topless.

-Bueno, si mi marido no tiene problema, yo tampoco, aparte es cierto que eso es diminuto y transparente… – dijo mientras llevaba las manos a la nuca y desataba el nudo, dejando al descubierto sus dos tetas, que rebotaron unos segundos, y los 5 hombres embobados.

-Claro mujer, así vas a poder broncearte bien y estar más cómoda, por nosotros no te preocupes – le dijo Santiago para que no se sienta cohibida.

-Bueno jugamos al truco o que? – dijo Nati para cortar con esta escena. Si bien estaba caliente, en ese momento sintió un poco de vergüenza y quería seguir adelante y no dilatar más ese momento.

Asiduos jugadores de truco tiraron los reyes: Juan – Nati – Pedro vs Damian – Santiago – Darío. Jugar al truco con Nati sentada en topless era muy difícil, para colmo, en muchas oportunidades apoyaba las tetas sobre la mesa y eso era muy provocador. Además, sus pezones en todo momento estaban duros, grandes y puntiagudos. Ella estaba muy caliente, muy húmeda, sentirse así de exhibida, la calentaba enormemente, algo totalmente nuevo en su vida.

Así estuvieron casi 1 hora, donde jugaron un par de partidos, siendo un triunfo para cada uno. Decidieron tomar un descanso e ir a refrescarse a la pileta, el calor estaba muy picante. Nati con sus tetas al aire y los cinco hombres fueron rápidamente al agua. Ahí estuvieron un rato, esto a Nati le sirvió para bajar un poco sus niveles de excitación. En un momento Pedro fue a la cocina a preparar más bebidas, pero rápidamente volvió.

-Malas noticias muchachos, no hay mas nada para tomar

-Uuuh no te puedo creer, ya nos escabiamos todo?

-Si, no hay ni soda… lo bueno que acá en la ruta hay un mercadito, serán 15 minutos en auto. – acotó Pedro

-Y quien va? – soltó Damián

En ese momento nunca nadie se había hecho tanto el boludo como estos tipos, era evidente que nadie tenía ganas de ir al chino a comprar.

-Ya se, el que hace menos jueguitos con la pelota va – propuso Darío, dicho sea de paso, gran mágico del balón.

-Dale – dijeron todos, menos Juan, que se sabía era muy malo haciendo jueguitos

Como era de esperar, Juan no pudo hacer más de 8, y le tocó ir a comprar, Pedro le explicó cómo llegar.

-Te acompaño amor – le dijo Nati saliendo de la pileta

-No gorda, no te preocupes, quedate acá disfrutando del agua que yo voy y vuelvo – respondió Juan

-Seguro??

-Si si, quedate tranquila

Se fue Juan, Nati se quedó sola, en tetas, con cuatro tipos que se la cogían con la mirada.

Continuará…

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