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Mi escapada
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Tiempo de lectura: 6 minutos

Una tarde de viernes me vi sola en mi apartamento pues mi esposo y mi hijo se habían ido a visitar a la hermana y mi hija se encontraba de viaje y volvía en dos días. Ante esta situación me sentí algo sola, pero a la vez un poco rara porque de cierta manera me sentía que podía hacer lo que se me antojara.

Me empecé a sentir algo sexy y lujuriosa y llegaron a mi mente pensamientos pecaminosos cómo queriendo hacer alguna travesura, recordé a un amigo que se había ido del conjunto hacía ya unos años y siempre sentí que me buscaba y de echo me llamaba siempre queriéndome invitar a su apartamento.

Él nunca me gustó físicamente pero un día que mi esposo en una de sus tantas fantasías sugirió algo con él y me pregunto algo sexual, la idea me quedó ahí dando vueltas. Claro, pensar en él en esa condición de soledad me generó algo muy fuerte que hizo que mi cuerpo se estremeciera y llegaran a mi mente pensamientos sexuales y pensé porque no llamarlo y jugar un poco? Y ver qué sucede, fue así como me animé a llamarlo y le hablé de forma muy sugestiva y cariñosa, le hice saber mi estado de desprograme y que lo llamaba para aceptarle esa invitación que tantas veces me había hecho a tomar onces.

Él muy complacido aceptó y quedamos en que a las 5 pm nos veríamos en su apartamento advirtiendo que seríamos sólo los dos, nadie más. A partir de ese momento elegí la ropa que me pondría y tenía claro que iría en falda y medias de liguero, un juego de ropa interior bien elegante y sugestivo así como una blusa que dejara ver bastante mi brasier y rematé con un abrigo que guardaba toda aquella sensualidad junta.

Bañarme y vestirme para el encuentro fue la sensación más deliciosa y llena de expectativas que jamás había tenido, me sentí como se han de sentir las damas que van a cumplir un servicio de acompañantes o algo así. Ya muy arreglada y muy sexy pedí mi servicio de taxi y cada segundo de espera aumentaba mi nerviosismo, era la primera vez que iba a hacer algo así.

Salí a tomar mi taxi para ir rumbo a mi cita, confieso que sentía mariposas en el estómago, imaginaba mil cosas que podrían suceder y se me resecaba la boca y el corazón me latía a mil por hora! Llegué por fin, ahí estaba ya, parada frente a la recepción del edificio pidiendo ser anunciada, siga señora! Es el piso 3 y bienvenida: gracias!

A medida que el ascensor subía todo mi nerviosismo aumentaba, hasta sentía temblar mis piernas, el ascensor se detuvo y salí decidida, toqué suavemente el timbre y finalmente ahí estaba él con una gran sonrisa de gusto al verme y de una vez me recibió de beso en la mejilla y me hizo seguir, tan pronto entré di un vistazo rápido al terreno del que dispondría en adelante para llevar a cabo mi velada, ofreció recibirme el abrigo a lo cual me negué diciendo que más adelante me lo quitaría.

Seguí a la sala y me senté de forma muy especial y un poco provocativa, a partir de ahí comenzamos a conversar con la confianza que siempre lo hacíamos y recordando los años compartidos en el pasado como vecinos que fuimos.

Luego de un rato de conversación tomamos las onces y continuamos la conversación en la sala, yo le sugerí colocar algo de música, sabiendo él mi gusto por el baile puso música muy sabrosa y bailable, algo que obviamente encendió mi espíritu, me ofreció tomar algo de licor a lo que respondí afirmativamente, sii claro, una cerveza estaría bien, me encanta la enlatada.

Así fue transcurriendo la velada entre chismes, risas, cerveza y buena música. Ya un poco entonada por las cervezas pedí su baño prestado, al regreso improvisé un pequeño baile para acompañar la buena música que se oía y fue ahí cuando él se levantó de la silla y me pidió que bailáramos, de inmediato acepté y comenzamos a bailar y bailar cada melodía que sonaba, una vez más me pidió el abrigo y le respondí, conste que no me lo quería quitar! pero ya que insiste.

desabroche mi abrigo y me lo quite lentamente dejando ver poco a poco su interior a tiempo que veía su cara de asombro con lo que iba viendo, guauu homiguitaaa! fue su expresión, es así como él suele llamarme de cariño, quedó sorprendido de ver mi vestuario y lo pequeña de mi falda. Vé, por eso no me quería quitar el abrigo! Nooo no se preocupe hormiguita por mi está perfecto! No se preocupe, entre comentarios y piropos seguimos bailando, con el detalle que a partir de ese momento, él comenzó a acercarse más a mi y empecé a sentir sus piernas pegando con las mías.

En ese instante sonó una melodía lenta como especie de bolero y tanto él como yo nos acomodamos mejor para bailarlo de buena manera, y fue ahí cuando comencé a sentir que tenía una gran erección y la ponía sobre mi pierna, la sentía muy caliente, palpitando sobre mi. Al sentir esto mi nervios iniciales se convirtieron en un deseo inmenso de sentir aquella dura verga sobre mí pubis y me arrimé lo que más pude a tiempo que él agarraba fuerte mi cintura para empujar su paquete queriéndome atravesar… entre más bailábamos más empujábamos para sentirnos nuestros genitales pegados y yo ponía mi vulva sobre su verga empujando con fuerza, ya había olvidado lo que era estar en tan deliciosa situación, algo que disfruté mucho en mi pubertad con mis novios.

Seguimos conversando suavemente, me hablaba al oído mientras me la arrimaba, cosa que me estaba volviendo loca, yo refregaba mi vulva contra su cuerpo pareciendo ya una puta descarada, caliente y ofrecida.

Al sentirme así decidí bajar mi mano intentando sentírsela de primera mano y fue sólo bajar la mano y él se puso a volar del deseo, se le sentía acelerada la respiración y estrujaba mi blusa en la cintura, literal estaba que se reventaba!

A tiempo que me hablaba al oído me comenzó a dar pequeños besos en la cara muy cerca de los oídos, algo que me gustó mucho y me encendió de tal forma que instintivamente mandé mi mano a su verga y se la empecé a sobar sobre el pantalón con fuerza queriéndosela arrancar o exprimir!

Ufff fue lo máximo que he sentido en años! Tener en mi mano otra verga distinta, grande, dura y palpitante! Que arrechera tan brava como dirían en mi tierra!

Cuando la música paró le desabroche el cinturón sin mediar palabra, me arrodille y saque aquella gran verga que sentía momentos antes en mi pierna y quedé gratamente impresionada al verla, era una señora verga! gruesa, de muy buen tamaño y con muchas venas que se querían estallar! Tenía el glande como el casco de un extraterrestre, ufff lindas las alas del prepucio!

Sin duda iba a mamar la mejor verga que había visto en los años que tengo de casada. Saber que el es todo un deportista me generó pensar en su vigor, limpieza y delicioso sabor, así que de una sola tragada esa enorme verga fue a dar a lo profundo de mi garganta ahogándome de deseo y gusto!

La chupaba y la recorría con mi lengua observándola mucho y deleitándome y pensando que esa cosota se la iba a comer mi mojada vulva, que cualquier cosa podía pasar esa noche menos que yo fuera a perderme semejante banquete. Tanta era mi arrechera que pensé incluso que con gusto le daría mi culito a semejante belleza, que me lo rompiera pero de placer que hijuemadre pensé!

Hasta este momento me sentía la más puta de todas la mujeres! Y dispuesta a gozarme la faena de principio a fin. Me engullía esa verga rica una y otra vez! Aaa que delicia esa sensación de sentir una verga nueva, distinta, potente y que olía bien y mi vulva goteándome y deseando ser penetrada por ese trofeo!

Fue entonces cuando él me mandó las manos a las tetas y me las acariciaba como niño en dulcería, me hizo poner en pie y comenzó a besarme queriéndome comer por la boca y los besos resultaron mucho mejor de lo que imaginé, bajó después afanosamente su mano para palpar mi chocha que ardía y goteaba y comenzó a refregarla y a pasarle los dedos haciéndome elevar y desear mucho más aquella gran verga.

¡Huuuy papasito! Que rico me tocas! Dame dedo en esa vulva por favor! Mientras yo le masajeaba ese garrote que pronto me iba a enterrar.

Me llevó hasta el sofá y me acomodo en cuatro patas y comenzó a darme lametazos entre la vulva y el culo como perro en celo, sentí morirme de la dicha y no sentí la incomodidad que solía sentir cuando se trataba de mi esposo, fue muy extraño con él me sentí toda desinhibida y dispuesta a probarlo todo!

Empecé a sentir su lengua haciéndome entraditas pequeñas en mi culo y los dedos ayudando a entrar, cosa que dejó claro que ese día me iban a dar por el culo! Si o si!

En aquella calentura y gemidera y hablándonos sucio le decía yo, eso papi lámeme rico ese culo! Es todo tuyo, vas a ser dueño de mi culo de aquí en adelante, dale, dale! Y fue entonces cuando sentí por un segundo como él ponía la cabeza de su verga toda mojada y resbalosa en la puerta de mi culo, luego vino una tremenda embestida de un solo empujón que me dejó casi privada, la verga se apoderó de mi hoyo trasero y pegué un fuerte grito… aaay! Y entré en un pequeño shock y sentí morirme del dolor pero también del placer! aaaa me sentí literal ensartada cual pollo en asadera!

Que clavada tan rica me estaba pegando aquel hombre vigoroso y lleno de ganas y me imaginé la tremenda cantidad de leche que me daría estaba gozando tanto! y no pude evitar pensar en mi esposo, cuánto daría él por verme en ese momento, esa siempre ha sido su mayor fantasía… ver cómo otro que no sea el me culea y me da verga sin misericordia alguna.

Después de todo estaba aquí por satisfacer esa fantasía para él, pero hubiese sabido que iba a resultar así, no habría esperado tanto para decidirme. Su fantasía me estaba dando el mejor sexo que yo haya imaginado antes. Ya no quería que me sacara esa verga gigante de dentro de mi culo porque la estaba disfrutando muchooo definitivamente esa verga estaba a la medida de mi hoyo.

Ese hombre, mi amigo seguía dándome vigorosamente verga por el culo y la sacaba y me la clavaba por la vulva alternadamente… ya se imaginarán lo delicioso que se sentía ese contraste a tiempo que estrujaba y me piropeaba mis enormes tetas! Fue sin duda alguna la culiada más excitante que he vivido desde que me hice mujer!

Ya mi siguiente sueño sería tenerlos a los dos al tiempo en un excitante trío, esa sería la tarea a realizar con mi esposo, con toda seguridad que no se va a negar a eso, no queda más que contarles que ese exvecino mío me echo tres clavadas entre esa noche y la madrugada siguiente, ya que aproveche mi soledad y me quedé a dormir en su cama, luego les contaré lo que fue amanecer en su cama y recibir la leche mañanera en mi boca y regada por mis tetas.

Para terminar solo anhelo volver a repetir y repetir esa faena con él o porque no con hombres distintos para no perder mi capacidad de asombro, la riqueza está en la diferencia, el pensamiento erótico y las ganas de satisfacer tanto deseo por el sexo, este es mi pequeño pero sustancioso relato de cómo me fui a la cama con un hombre diferente a mi esposo con la seguridad que mi descripción le va a encantar a él y va querer muchas repeticiones.

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