Hacía una semana escasa que me habían dado por el culo hasta tres pollas seguidas en los servicios del Nervión Plaza y nuevamente me encontraba en el centro, aunque en esta ocasión no iba de caza, estaba allí para comprarme algo de ropa, me encanta comprar en una de sus tiendas, era viernes y se acercaba la hora del cierre, estaba en la caja para abonar lo que me llevaba.
– ¡Hola!
Me volví al notar un toque en mi hombro y me encontré con un desconocido que sin embargo me resultaba familiar.
– ¡Hola!
Era evidente por mi actitud que no acababa de situar al hombre que me había interpelado.
– ¿No me recuerdas? La semana pasada disfrutamos mucho aquí.
Joder, era el viejo del pollon, ¿como era posible que no lo hubiera reconocido? Fue el último que me enculo aquel día y su enorme polla fue toda una experiencia, incluso consiguió que me meara de gusto… literalmente.
– ¡Claro que sí! Lo que ocurre es que aquél día yo estaba pendiente de otra cosa – y mi mirada por un instante se fijó en su bragueta.
– Creo que no llegamos a presentarnos, me llamo Pepe – me tendió la mano que yo estreche inmediatamente.
– Encantado, yo soy Einar.
En nuestro encuentro anterior no me había fijado demasiado en ninguno de los tres que me follaron y aunque el cani y él me invitaron después a una cerveza en uno de los locales del centro en mi defensa debo de decir que yo estaba en una nube, me habían preñado el culo tres pollas que habían descargado toda su lefa en mis entrañas y además el ojete me ardía así que no presté demasiado interés a la conversación que además fue corta, una cerveza y cada mochuelo a su olivo.
Pepe era un hombre muy atractivo, de labios finos, ojos verdes, pelo muy blanco, corto y peinado con raya al lado, impecablemente afeitado le calculaba sesenta y cinco años ( luego supe por el mismo que setenta y dos), vestía de forma casual aunque con elegancia, era algo mas bajo que yo y se apreciaba que se encontraba en muy buena forma física.
– ¿Qué te parece si nos tomamos una cerveza?
– Claro que sí Pepe pero esta vez pago yo.
Subimos a la terraza del centro y nos tomamos unas cervezas y comimos algo en uno de los locales, Pepe me contó cosas de su vida, vivía cruzando la calle, en unos pisos detrás del colegio que se encuentra cerca lo que me llevó a deducir que era un hombre con un alto poder adquisitivo ya que esa zona es de las mas caras de Sevilla, se veía un hombre culto y educado, me contó que hasta los cincuenta años había sido sacerdote pero que la tentación de la carne era más fuerte que su fe así que decidió abandonar, se colocó como administrador de una tía viuda y sin hijos a la que el "alivió en su soledad" y cuando falleció el lo heredó todo.
– Ahora vivo de las rentas y muy bien
– ¿Y no tienes mas familia?
– Un hermano pero no le sentó nada bien lo de la herencia.
– Hombre, normal que se enfadara.
– Es un descerebrado, me habla por que su hija es mi ojito derecho, pero bueno, ¿por qué no seguimos en mi casa?
Me quedé mirándolo, sabía lo que ocurriría en su casa, aquel pedazo de polla iba a poner a prueba mi esfinter otra vez, sólo de pensarlo un escalofrío recorrió mi cuerpo.
– Claro que sí.
El piso era enorme, amueblado con gusto.
– Sientate, ¿qué quieres tomar?
– ¿Tienes vodka?
– En realidad no tengo ni idea de lo que hay.
– Bueno, no te preocupes creo que ya hemos bebido bastante, ven, siéntate aquí a mi lado.
Hizo lo que le dije, tomé la iniciativa, me acerqué y le besé en los labios, pasé la punta de mi lengua por ellos y el abrió la boca así que se la introduje, mordí sus labios mientras le abría la camisa, ante mí un torso cubierto de abundante vello blanco y unos pezones gruesos y rosados, nuestras lenguas siguieron entrelazandose mientras acariciaba su pecho y pellizcaba sus pezones, me respondió con un lamento, dejé su boca, mordí y chupé su cuello y fui bajando hasta que agarré con mis dientes una de sus tetillas y apreté.
– Uuuh, siiii.
– Levántate.
Desabroché el cinturón y la bragueta, bajé el pantalón y los calzoncillos y allí estaba, aquella enorme polla, gorda, larga, cabezona, con unos huevos grandes y pesados.
– Joder padre, que divinidad.
La agarré, noté en la mano el calor y esas contracciones involuntarias que se producen cuando un miembro empieza a crecer y a ponerse duro, lo levanté y lamí sus huevos, sabían salado por el sudor, los chupé, me los metí en la boca, jugué con ellos…
– Si padre, una divinidad.
Bajé con mi mano la piel dejando al descubierto el glande, recorrí con mi lengua todo el tronco, desde los cojones hasta el frenillo, lo lamí y luego lamí todo el borde del cabezón, metí la punta de mi lengua en el agujero mientras agarraba y masajeaba aquellos testículos.
– Toda una divinidad padre.
– No seas blasfemo hijo mío.
Me puso las manos en la cabeza como para darme su bendición, yo abrí la boca y me metí la punta de la cabeza de aquel carajo que estaba ya duro y en todo su esplendor en la boca, comencé a mamar aplicando mi lengua y Pepe apretó, todo el glande y parte de aquel monstruo entró en mi boca, creí que me desencajaba la mandíbula.
– Arrrg
Pepe comenzó a mover las caderas follandome la boca, conseguí tragarme casi un cuarto de aquella polla monstruosa.
– gloup glup glup.
– sii, siii, siii, que boca, tu boca si que es divina, oh.
Algunas de sus embestidas a punto estuvieron de hacer que su miembro llegara hasta mi campanilla, me saqué la polla de la boca y con mi mano extendí por toda ella la baba espesa que había provocado mi mamada, me gustaba el sonido que hacía mientras la acariciaba.
– Ven blasfemo, vamos a la ducha.
Me tomó de la mano y me condujo al dormitorio, entramos al cuarto de baño que era enorme, me condujo ante la cabina de ducha y abrió el agua.
– Desnudate, vamos.
Ahora fue el quien tomó la iniciativa, mientras desabrochaba los botones de mi camisa me besó con pasión, metiendo su lengua en mi boca y recorriendo todos sus rincones, sus manos me dejaron desnudo.
– Eres muy hermoso Einar.
Nos metimos bajo el agua, nos abrazamos y continuamos con los besos apasionados, sus manos agarraban mis nalgas mientras nuestras pollas se rozaban, lo empujé contra la pared, fui bajando recorriendo con mi lengua su cuello hasta llegar luego a sus pezones, me fui agachado hasta que nuevamente delante de mi cara su enorme verga y me metí en la boca todo lo que pude, coloqué mi mano como tope y comencé a mover mi cabeza adelante y atrás.
– Ohh Einar, si, siii.
Ayudado con mi mano me tragaba aquella polla con glotonería, Pepe suspiraba y noté como las piernas le flaqueban.
– oh Einar, me corro, me corro.
Lo sentí venir, saqué casi toda la polla de mi boca dejando sólo la punta dentro y recibí la primera descarga que me apresuré a tragar, luego dejé que eyaculara sobre mi cara, el agua que caía desde la ducha arrastraba su semen.
– Joder, que boca tienes maricón.
Me levantó y me volvió a besar en la boca, tomó una esponja y echó abundante gel, comenzó a pasármela por el pecho, la polla, los huevos, las piernas, los pies…
– Eres muy hermoso, date la vuelta
Hizo que colocara las manos en la pared, con el pie me indicó que abriera las piernas y tomándome de las caderas tiro de mi obligándome a ofrecerle mi culo.
– Muy muy hermoso, te quiero para mi.
Al decirme eso senti un chorro cálido en mi expuesto esfinter, se estaba meando en mi culo, levantó el miembro y su orina llegó a mi espalda, luego volví a sentir la potencia de su chorro de orina en mi ojete.
– Oh Pepe.
Comenzó a enjabonarme la espalda, iba bajando mientras me la besaba, agarró las nalgas, metió la esponja entre ellas y me lavó a conciencia el agujero del culo, luego las abrió y noté su lengua.
– Oh siii, si Pepe, que rico.
Lamia mi ojete, chupaba, mordía, me agarraba las nalgas con fuerza metiendo toda su cara mientras el agua recorría mi espalda, me follaba con su lengua haciendo que me retorciera de placer deseando el enorme monstruo que tenía entre las piernas.
– oh dios, que rico, que rico.
Se puso de pie y comenzó a hacer círculos con un dedo en mi ojete hasta que lo introdujo.
– Que culito tienes mi niño.
Aprovechando el gel de baño, a ese primer dedo siguió otro dentro de mi culo y después otro más.
– Siii, Pepe, si, dame ya tu polla, damela.
– Ven conmigo mi niño.
Salimos de la ducha, tomó una gran toalla de baño y nos secó a los dos mientras no paraba de besarme, morder mis labios, chupar mi lengua, me condujo de nuevo al dormitorio y me señaló la enorme cama.
– Tiendete boca abajo y abre bien esas piernas.
Hice lo que me pedía, me abrí bien de piernas y apoyándome en las rodillas alcé un poco el culo, Pepe se colocó entre ellas, volvió a agarrarme las nalgas y las abrió dejando al descubierto mi esfínter, su lengua volvió a follarmelo haciéndome lanzar gemidos de deseo.
– Si, oh padre, mi culo, dame tu polla, metemelaaa.
Mi culo pedía verga pero Pepe sabía que tenía que prepararlo, de la mesita de noche sacó un bote de lubricante, noté el frío cuando me lo puso en el ojete, introdujo un dedo y enseguida otro moviendolos en círculo, haciendo que se fuera dilatando, metió un tercer dedo.
– siii Pepe, si, dame mas , quiero mas, dame tu polla, siiii, por favor, por favor.
Colocó la punta de su miembro contra mi culo y fue apretando muy despacio, muy poco a poco, introduciendome aquel cabezon como yo le suplicaba, cuando rompió la resistencia de mi esfínter un ramalazo de dolor recorrió mi espina dorsal, tuve que agarrar las sábanas con fuerza y morder la almohada.
-Ay, ayyy, ay mi culto, mi culitooo – no pude evitar que se me escaparan algunas lágrimas.
– ¿No querías polla? Ahora aguanta maricón.
Esperó a que el dolor pasara, a que mi agujero se adaptara al tamaño de aquella cosa y empezó de nuevo a empujar.
– Oooh, siii, mi vida, siii, como entra, como entra ohhh, como me abreee.
Su enorme miembro iba deslizándose dentro de mi, abriéndome en canal, haciéndome sentir repleto, lleno…
– Ay padre, ay que polla, ay, ay.
Pepe dejó caer el peso de su cuerpo sobre mi, tenía su polla metida hasta los huevos, el culo me ardía, sudaba como si tuviera fiebre, el placer y el dolor que sentía en esos momentos hacía que dudará incluso de mi cordura, aquel carajo me tenía poseído.
– Ven aquí putito
Pepe me agarró por las caderas y tiró de mi hasta que me tuvo a cuatro patas.
-Así es como me gusta reventaros el culo.
Poco a poco fue sacando su verga hasta casi el final.
– Dame padre, dame.
Volvió a meterla, muy despacio, de una sola vez, hasta los huevos.
– oh padre, que rico, esto no puede ser pecadooo.
Fue incrementando el ritmo de sus embestidas.
-oh si si si Mi culo, mi culo, que me lo rompes
– Oh mi putito
– si Pepe si, tu putitooo
– Ay cariño, me corro, me corro
– Aguanta maricón, aguantaaa.
El orgasmo fue tan intenso, tan salvaje, se inició en los geniales, me subió por el vientre y el pecho hasta la cabeza y me explotó en todo mi ser haciendo que un río de semen saliera de mi pene, mi cuerpo empezó a temblar empapado en sudor dejandome agotado, derrengado, desmadejado sobre la cama con Pepe encima, al mismo tiempo de mi orgasmo, el viejo había enterró su polla en mis entrañas descargando toda su carga de lefa en mi interior.
– Ostia pupa padre, que polvo – pude decir después de unos instantes.
– no blasfemes pecador.
Sacó la polla de mi culo y quedó acostado a mi lado, el esfinter me ardía, me lo toqué y comprobé que estaba abierto como un coño.
– Me has destrozado el culo padre.
No obtuve respuesta, miré al lado y Pepe dormía, el ardor de mi ojete se iba mitigando al mismo tiempo que me quedaba dormido, desnudo, con la leche de mi amante saliendo de mi culo y cayendo sobre las sábanas.