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Tiempo de lectura: 2 minutos

Sucedió hace poco, en una ocasión me encontraba en mi negocio. Y un joven como de 19 años llegó con su mamá a comprar, lo atendí y cuando vio en mi mostrador la foto de Thalía, sonriendo me dijo yo me parezco a Thalía cuando me disfrazo, solo miré a su mamá y su mamá solo sonrió.

En otra ocasión volvió a llegar con su mamá a comprar, en esta ocasión fue un poquito más lejos, me dijo que le encantaría probar de mi leche, yo me hice el que no escuché le entendí y se fueron.

Esta vez llegó solo a comprar, y aproveché para preguntarle qué haría esa noche.

Me dijo, nada importante. ¿Y usted qué va a hacer? Le contesté pues me gustaría invitarte esta noche a mi cuarto a tomarnos unas copas.

Me dijo y su esposa? Le dije olvídate de ella.

Te espero a las 9 de la noche allá en la esquina.

Siendo las 9 de la noche me fui acercando a la esquina Y ahí estaba.

Le dije súbete, se subió a la moto y nos fuimos.

Llegando al departamento me dijo ¿y su esposa?

Por ahora vivo solo, le contesté.

Ponte cómodo, ¿te sirvo un trago?

Desconcertado me dijo que sí.

Después de unos tragos comenzamos a platicar, la plática fue subiendo poco a poquito de tono. Hasta que llegamos al punto de que me platicó que le gustaba hacer sexo oral. Yo le dije pues a ver muéstrame qué sabes hacer con esa boquita.

Sonriente y obediente me bajo los pantalones miró mi herramienta y comenzó a acariciarlo. Después con su boca succionadora comenzó a mamarlo. Era tan rica aquella mamada, que no tardé en venirme en su boca. Él sin despegarse siguió mamando y tragándose todo lo que salía.

Después de un rato y sentirme firme le pedí que se sentara en ella.

Acto seguido se bajó los pantalones, se ensalivó el hoyito y comenzó a sentarse poco a poco, mi falo se perdía entre su hoyito como una barra de mantequilla en un sartén.

Comenzó el sube y baja lentamente, poco a poco se fue acostumbrando a mi herramienta, después de un rato de ya haberse acostumbrado el movimiento fue cada vez más rápido, más y más rápido, hasta que ya no pude más y exploté dentro de él llenándole los intestinos con mi torrente de la barriente.

Se levantó y me limpió con una toallita húmeda. Le dio besos cariñosos y lo caricias va muy tiernamente.

Durante toda la noche cogimos varias veces en diferentes posiciones hasta terminar exhaustos.

A la mañana siguiente, nuevamente tenía el falo bien erecto, le dije que si me podía dar unas mamaditas, el cual él sonriente accedió con mucho gusto. Nuevamente me vine en su boca, nos abrazamos después nos levantamos nos vestimos y nos fuimos.

Le dije que para el siguiente sábado en la noche lo espero en el mismo lugar.

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