Para deleitarse con los aromas y efluvios de un hermoso chocho;
es conveniente que la chica adopte la postura de litotomía, mostrando el bizcocho.
¿En qué consiste esta postura? ¿Sois acaso pioneras?
Pues acostada boca arriba con las piernas bien abiertas y sujetas a perneras.
El chico, como ginecólogo, exploraría el exterior e interior del suculento coño abultado;
la verticalidad de esos peculiares labios no impedirán el morrearlos, con buen resultado.
Lamer, chupar, mordisquear y sorber la sabrosa almeja en extensión y profundidad;
es fundamental para que la hembra llegue al clímax varias veces y con intensidad.
Sin remilgos ni miramientos el hombre, con su puntiaguda lengua, debe repasar las internas paredes vaginales;
succionar, saborear y tragar los deliciosos y pegajosos caldos, con actos ceremoniales.
Y sin descuidar perineo, ojete y raja anal lamer restos de chocolate que pudiera haber;
ser un bidé humano aumenta la libido y es una costumbre que no se ha de perder.
Los mal llamados preliminares en verdad son sexo del bueno;
si utilizas con destreza tu lengua, la chica puede en dos o tres ocasiones cantar pleno.
Si sufres de impotencia y a tu esposa no quieres perder;
bájate al pilón, que no te canse de la Fuente de la Vida el beber.
Ahora vayamos a polla y escroto, la chica debe ensalivarlos en abundancia;
el tronco, sobre todo por la base, ha de lamerse con jactancia.
Al macho, aunque hetero, también se le besa y lame el trasero;
a nadie le amarga un dulce. ¡Regala cosquillitas en raja y ojete, con mucho esmero!
Si quieres que el fulano de turno se corra enseguida;
céntrate en el glande. Mama y succiona, ¡qué tu boca le preste una buena acogida!
Para que sus descargas no te pillen desprevenida y te manchen el rostro;
mientras le zurras la sardina métele un dedo meñique en la uretra, frenarás al calostro.
Si por el contrario prefieres que la felación dure algo más, para disfrutar del manduque;
has de ser astuta para evitar que llegue al clímax o se le vuelva morcillona. ¡Qué la erección no caduque!
Besitos húmedos y cortos por todo el capullo y el resto del tronco son una buena opción;
juguetear con su rabo, a fuego lento, sin correr el riesgo de adelantar la explosión.
Cuando el rabo comience a manar su blanquecina y espesa lava, calca fuerte el dedo en la uretra, de forma incisiva;
a los pocos segundos, cuando saques el dedo, el esperma saldrá casi sin fuerza ofensiva.
Es un buen método para no estropear el traje de noche;
y tener que discutir con él o hacerle un reproche.