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Madre luchadora (2): La preparación con su hijo
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Tiempo de lectura: 4 minutos

María Fernanda había dominado al chico y a este lo había fascinado todo lo que había pasado, desde la pelea hasta el momento que tomó su virginidad. Una vez eyaculó dentro de ella, la diosa se levantó y puso un pie sobre su pecho.

Después de su sesión de sexo, fue tirado al suelo y desde ahí miró a la Diosa que lo había desflorado de la manera más maravillosa posible.

– “Chico, al final, ¿Cuál es tu nombre?”

– “Aiden”

María Fernanda quedó pensativa un momento ya que ese nombre le parecía familiar, pero le restó importancia y siguió su conversación.

– “Interesante conocer el nombre de mi nueva víctima, ahora te toca admirar este espectáculo.”

María Fernanda se colocó con un pie encima de su pecho, levantó los brazos a la altura de los hombros, doblando los codos y cerrando las manos en puño dirigiéndolas hacia abajo para contraer los bíceps, los cuales eran prácticamente del tamaño de una bola de softball.

El muchacho siguió admirando el cuerpo de aquella diosa, que derramaba todo su sudor sobre el suyo, acción que solo encendía más sus pasiones.

Admiraba ese tonificado cuerpo, aquellos abdominales que eran tan duros como una tabla de lavar, esas piernas gruesas y trabajadas, y las maravillosas tetas de colgaban de sus fuertes pectorales.

– “A partir de ahora, espero que sepas quién manda en este club.”

Aiden sabía que mientras estuviera en ese club, María Fernanda dominaría en la forma que ella quisiera. Ella eventualmente le dijo que fuera a vestirse y que podía marcharse

Tras el combate, María Fernanda llegó cansada a su casa y estaba muy hambrienta, pero sintió el olor de la cena que su hijo estaba preparando, lo cual le hizo olvidar lo que había pasado en el día y fue a buscarlo inmediatamente.

– “Aarón, mi amor, que estás preparando?”

La diosa rodeó a su hijo por la cintura y le plantó un beso en la mejía. Aarón era un estudiante de 18 años que siempre había sido un muchacho muy estudioso y cariñoso con su madre, por quién el sentía una gran admiración, ya que es la mujer quién cuidó de él toda su vida.

Ambos cenaron juntos la ensalada de patatas que el joven estaba preparando y hablaban de como habían ido sus días.

– “Mi amor, después de haber luchado contra un tipo del club, estoy algo tensa y quisiera que me dieras un masaje.”

-“Claro, mamá, solo acuéstate en tu cama y ponte cómoda, yo vuelvo en un rato.”

María Fernanda se puso una tanga blanca que hacía resaltar su piel morena, y se recostó de espalda en su cama, cuando Aarón llegó tenía una botella de aceite, con la que frotaría el cuerpo de la gigante

Aarón admiró el físico de su madre, ya que la conoció desde el primer momento que había sido seducida por la intensa emoción de caminar en el escenario en un diminuto bikini, con su cuerpo musculoso aceitado hasta brillar bajo las brillantes luces de la arena, y flexionando sus poderosos músculos ante una audiencia entusiasta y claramente excitada de cientos de mirones

El muchacho también se puso cómodo en unos bóxer, se subió encima de sus musculosa espalda de su madre, la cual estaba desnuda excepto por una tanga, para darle un masaje sensual con aceite después de una lucha.

Sintió cada centímetro de su espalda. Pasó más tiempo masajeando sus trapecios y sus increíbles hombros. Esos eran los músculos que normalmente recibían masajes, ¿verdad? En realidad no sabía lo que estaba haciendo, pero María Fernanda sentía una gran satisfacción al saber que a su hijo le encantaba su trabajado físico.

Aarón sabía que se suponía que ahora debía pasar a su trasero. Nunca había sentido un trasero tan duro, tan musculoso… era como cualquier otra parte de ella. Tenía unos glúteos perfectos al igual que todos sus otros músculos

Bajó hasta los muslos de María Fernanda. Los enormes muslos que perfectamente podrían romperle el cuello. Intentó realmente clavar su dedo en su músculo duro y darle un masaje adecuado, lo cual fue difícil porque sus piernas eran solo músculos y era muy duro. Todo su cuerpo estaba tonificado.

Posteriormente siguió con las pantorrillas, sin querer descuidar ni el más mínimo músculo.

Entonces María Fernanda se dio la vuelta para que volvieran a estar uno frente al otro. Ella lo guio para que su rostro subiera, de tal forma que ahora estaba justo al lado de sus abdominales.

Aarón no pudo resistir, puso sus manos en sus caderas y comenzó a lamer sus abdominales. María Fernanda disfrutó de esta exhibición de adoración de abdominales. Ella puso sus manos sobre su cabeza y lo hizo quedarse allí, lamiendo con avidez sus filas de músculos abdominales. Su lengua se deslizó entre sus surcos. Ella tensó su paquete de 8 para que él realmente pudiera sentir y saborear su poderoso músculo. Saboreó el bien definido cinturón adonis de su madre con su lengua.

-"Está bien, sé que te encantan mis abdominales", dijo María Fernanda, "a todo el mundo le encantan". Pero hay otras partes de mí, ¿sabes? Levántate, cariño”.

Aarón llegó hasta los enormes pechos de su madre, los cuales chupo y manoseo con gran pasión

Por su parte, María Fernanda no hizo otra cosa más que gemir y disfrutar los besos y caricias de su hijo.

-“¡que rico, Aarón!”- exclamo ella, mientras su hijo seguía saboreando sus glándulas mamarias- “¡vamos, dame un beso!”

Ella lo acercó a su boca y lo besó con gran pasión. Aarón comenzó a golpear sus caderas contra las de su madre. Ella dejó escapar un gemido de placer mientras sus genitales se rosaban, solamente separados por la ropa interior.

Entonces, abrazándolo fuerte usando sus pectorales y brazos mientras hace gruñidos, sus pectorales empujando su pecho. ella dio algunos lindos apretones. "Veamos si puedo hacer que te corra".

Finalmente, después de casi media hora, madre e hijo tuvieron un gran orgasmo, quedando la ropa interior de ambos en color blanco a causa de todo el semen que su hijo liberó.

Posteriormente, con su hijo acurrucado entre sus brazos, María Fernanda empezó una conversación:

– "Hijo, mañana va a ser un día entretenido, tendré básicamente un reto abierto en el club" "¿Reto abierto?"

– "Bueno, cualquiera del club tendrá chance de luchar contra mí"

– "¿Qué quieres decir?" "Sí, cualquiera que esté dispuesto puede intentar a luchar contra mí en el ring".

– "¿Pero qué tiene que ver conmigo mamá? ¿Puedo verlo de cerca?"

"Sí, puedes ver las peleas que tenga contra los miembros del club"

"Por eso te pregunto si quieres venir, Aarón"

"¿Yo? No sé nada sobre lucha libre" "

“Está bien, cualquiera puede ir, aunque sea como espectador. Como tu mamá me gustaría que fueras a verme luchar"

"Mamá, yo…"

“Por favor, bebé, mamá quiere que la mires”

“Está bien. Quiero ver como mi reina domina a todos sus oponentes”

Aarón la abrazó, sintiendo las manos de su madre acariciando su cabeza, mientras utilizaba sus pechos como almohada.

Continuará…

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