Estaba totalmente confundida cuando descubrí la infidelidad de mi esposo. Nunca se me pasó por la cabeza serle infiel y por eso nunca hubiera pensado que él lo hubiera hecho.
Fue un año difícil en el matrimonio, pero logramos superarlo. Fue una noche que mi esposo me propuso que nos tomáramos unas margaritas cuando todo comenzó. Yo ya estaba mareada y mi esposo también, salió el tema de la infidelidad en medio de la conversación y entre lágrimas y risas decidimos dejarlo atrás y nos comenzamos a besar y terminamos teniendo relaciones muy apasionadas, sin embargo la imagen mental de mi esposo con otra mujer mientras mi esposo metía su verga en mi húmeda vagina, lejos de cortarme, me excitaba hasta que le pregunté:
– ¿Así fue como te culeaste a tu puta?
El sorprendido pero extasiado me relato paso a paso de cómo se culeo a la puta esa. El relato me prendió tanto que terminé muy fuerte y mientras mis fluidos se regaban en nuestra cama me preguntó:
– ¿Buscas venganza?
Recobre fuerza y retome mis movimientos de cadera su verga resbalaba tan delicioso y en momento de locura, con una risa marcada en mi rostro y siguiendo su juego conteste a su pregunta:
– Si, voy a vengarme de lo que hiciste, te voy a hacer cornudo
Hasta ese momento ni siquiera lo había pensado, mi esposo había Sido el único hombre en mi vida, pero a él no le disgusto la idea, mientras alardeaba yo con mi esposo mientras me imaginaba actuando como puta con otro hombre, diciendo que quería tener otra verga en la boca, para que después me penetre y darle hasta mi culo , las embestidas de mi esposo fueron más frenéticas hasta que sentí toda su leche caliente en mi vagina, y esa sensación me encanta y yo también terminé fuertemente.
De ahí en adelante nuestras relaciones de volvieron más frenéticas, y mi esposo poco a poco me confesaba que quería que me deje culear con otro hombre, que siempre seré su puta, me decía que tengo una vagina deliciosa y que quiere compartirla.
Yo siempre lo tome como un juego sexual, excitante, fogoso pero un juego.
Sin embargo al parecer algo si cambio dentro de mi. Tengo un compañero en el que nunca me había fijado pero siempre fue sutil en su coqueteo. El había terminado una relación con su novia recientemente y sus coqueteos se habían intensificado conmigo. Por cuestiones de privacidad lo llamaré Alonso.
Alonso era normal, simpático, inteligente pero a la final nada fuera de lo común. Pero cada vez que me coqueteaba se me veían imágenes de las relaciones con mi esposo y eso me mojaba y me coloreaba por la calentura.
Mi esposo siempre me cuida, cada que puede y el trabajo se lo permite, me recoge y me va a dejar y no es celoso, me permite salir con mis compañeros.
Era un viernes, mi esposo trabajaba hasta tarde en esa ocasión, yo le había mencionado que tenía una reunión de compañeros en el apartamento de una compañera a la que considero también mi amiga, a la que mi esposo conoce bien, pues ha compartido también con mis compañeros y en especial con ella ya que nos visitamos frecuentemente. Quedó en recogerme después del trabajo para ir a casa, a lo cual accedí.
De antemano habíamos estado bebiendo disimuladamente en la oficina, todos uniformados, los hombres con terno y las mujeres con falda y blusa pero tomando aguardiente entre risas calladas y complicidad, era el cumpleaños de mi amiga y era nuestra jefa también por lo que la fiesta comenzó desde antes de llegar.
Yo me sentí ya un poco mareada en el departamento de mi amiga y la verdad es que de la felicidad se les pasó la mano a algunos y aunque la noche era joven ya pocos quedaban en pie y los que quedábamos estábamos también con unas copitas adentro. Alonso era uno de los que quedaba. Había una pista de baile improvisada en medio de la sala del pequeño apartamento. Interesantemente Alonso no me coqueteo en todo el día, hasta ese momento donde me invitó a bailar. Nuestro compañero encargado de la música, se imaginaba en un concierto y apagó las luces de un momento a otro mientras el reggaetón sonaba. Las parejas en la pista de baile se volvieron más atrevidas y Alonso también quería lo suyo.
– Que guapa que estás hoy – me dijo
– Que bueno que estás sola
Yo solo sonreí mientras seguía bailando, esos comentarios me encendían, el tomo mi cintura suavemente y me acerco a lo cual accedí sin ver nada de malo, después de un momento, pude sentir su miembro a un costado de mi vientre bajo a través de su pantalón, al parecer ya estaba creciendo y su pierna estaba ya contra mi vulva. Nuestros cuerpos se apretaron como por inercia, sin pensarlo. Me estaba calentando.
– Que rico que huele tu cabello, me encanta como cae en tu espalda.
Me decía mientras sutilmente me pedía dar la vuelta como para olerlo también por atrás, yo accedí y le di la espalda, y se pegó a mi, por el ritmo de la música saque mis caderas y las comencé a mover, era. La primera vez que sentía otro miembro en mis nalgas que no sea el de mi esposo. Me encantaba esa sensación de estar portándome como puta. Y el alcohol ayudaba muchísimo. Disfruto de mis nalgas en su miembro un buen rato y la verdad ya estábamos calientes.
Me di la vuelta buscando un poco de cordura, pero su erecto pene golpeaba en mi vientre y sus piernas rozaban mi vulva y yo inconscientemente la apretaba contra el. Alonso busco mis labios y alentada por la poca luz, los pocos testigos y el alcohol deje que me bese, suavemente al inicio pero se volvió más pasional que a los pocos momentos nuestras lenguas jugaban entre si. Un momento de lucidez y una extraña culpabilidad hizo que sin explicación me separara y buscará a mi amiga para detener eso ahí.
Entre a la habitación y ella estaba tumbada en su cama con otra compañera, intenté ir al baño pero estaba ocupado. Tome mi bolso y fui al cuarto de cocina a beber agua para recuperar el aliento y la cordura, pero la verdad seguía muy caliente. Sentí unas manos que se deslizaban detrás de mi tomando mi cintura. Otra vez sentí ese miembro en mi. Me di la vuelta rápidamente alejando sus manos. Le dije
– Alonso, para, esto no puede pasar.
El se sonrió y volvió a buscar mis labios. Y como si no estuviera en mi, accedí a su beso devolviendo su juego de lengua con el mío.
Decidí abandonarme y seguí su juego me llevo entre beso y beso al cuarto de lavado una pequeña habitación continúa al cuarto de cocina, escondida sutilmente.
Dónde sus besos eran más candentes y húmedos y sus manos se volvieron traviesas. Saco los primeros botones de blusa revelando la mayoría de mis pechos con sujetador. Hábilmente me lo desabrocho y bajo mi corpiño rebelando mis senos. Los comenzó a lamer como un loco y a mi me encantaba. Mientras lo hacía libero su miembro, volvió a besarme y pude rosar con mi mano su verga, venosa y a reventar, caliente y firme, la tome y lo comencé a masturbar.
Subió mi falda y su manos estaban en mi trasero. Talvez sabía desde esa mañana que algo iba a pasar que me puse ligeros y una tanga, no estoy segura pero eso llevaba puesto. De repente sus dedos buscaban mi vagina, yo separé un poco las piernas para que la pueda tocar, sus manos pasaron por mi tanga, la hicieron a un lado y sus dedos resbalaron en mi interior. Yo estaba muy caliente, pero aún sentía culpa e incomodidad.
Subió una de mis piernas, y puso su pene cerca de mi vagina. Comenzó a buscar entrar, sentí su cabeza separando mis mojados labios pero lo detuve y le dije.
– No por favor, Sin condón no.
Alonso no traía un condón encima, me sentí de cierta manera aliviada. Desistió por un momento el querer penetrarme, pero estaba estábamos muy calientes y mientras me besaba, tomo mi tanga y la estiró de una de las costuras laterales. La tanga se rompió y me la saco fácilmente.
Estaba sin nada entre su miembro y mi vagina. Volvió a tratar de acomodar su miembro para penetrarme, y aún no niego que sentir su cabeza separando mis labios me excitaba, en serio no quería ser penetrada sin condón. Así que me pare firme y apreté mis muslos, mientras nos besamos y el buscando contacto deslizó su miembro entre mis muslos, sentía su miembro deslizándose entre mis labios vaginales y mis muslos.
Era una sensación deliciosa, soy una puta pensaba y el lo deslizaba, yo también movía mis caderas masturbándome con el roce de su pene en mi vagina, sus movimientos se aceleraron y me llevaron a un momento de locura. Si el me insistía una vez más. Dejaba que me penetre en ese momento y en ese lugar. Relaje único más mi piernas para insinuar y buscar su insistencia. Mis jugos chorreando por mis piernas llenando su miembro de humedad.
Quería ser penetrada, pero el calor del momento y la excitación que el también sentía. Serruchando una chucha casada, a la mujer que no hacía caso de los coqueteos, la que siempre mencionaba al marido en todo. Ahí estaba el jugando con su pene en la vagina de esa mujer felizmente casada, no pudo más y explotó entre mis piernas. Sentía su leche chorreando y mezclándose con mis jugos.
Nuestras lenguas aun jugando con la del otro , No sé cuánto tiempo paso, pero en medio del beso mi celular sonó. Volví en mi. Me separé, baje mi falda acomode mi blusa con mi sostén aún zafado. Conteste y era mi esposo, estaba afuera esperándome, no había oído por todo lo que estaba pasando pero me había llamado un par de veces más.
No me despedí de nadie solo salí rápidamente.
Al llegar al auto me di cuenta que de los nervios, ni siquiera había limpiado su semen de mis muslos. Además de estar sin interior.
Subí al auto disimuladamente, me senté en el asiento del copiloto. Salude con un beso con mi esposo, con la misma boca que hace un momento había besado a otro hombre.
Mi esposo arrancó con dirección a casa. Pero la culpabilidad y la calentura, me insinué al decirle.
– Llévame a un motel.
El accedió muy contento e inocente, toco mis piernas y sintió la humedad casi seca, no dijo nada. Yo estaba intranquila, deslizó su mano hasta mi vagina y se dio cuenta de que no traía mi interior. Me regreso a ver muy extrañado y me preguntó…
– ¿Qué pasó?
Continuará…