back to top
InicioAmor filalIrene y sus primos (parte 5)

Irene y sus primos (parte 5)
I

el

|

visitas

y

comentarios

Apoya a los autores/as con likes y comentarios. No cuestan nada.

La cofradía sexual del departamento entró en una nueva etapa con el ingreso de Paula. Ahora éramos dos las hembras del grupo y las juntadas se fueron haciendo más interesantes. Con Pau, superado el choque inicial, no teníamos ni celos ni choque de egos. Las dos nos asimilábamos a todas las variantes que se dieran. Podíamos besarnos y acariciarnos mientras cada una se comía una pija o podíamos atender las dos a uno de nuestros muchachos o ver como la otra se encamaba con uno o con dos. O, algunas veces, quedarnos las dos solas para mimarnos. De cualquier manera, las sesiones de las dos con Omar seguían siendo nuestras preferidas.

La primera baja del grupo fue Pedro. Se encajetó con una piba de su barrio y se puso de novio, con exclusividad y todo. Se terminaría casando años después y, por lo que sé, aún sigue con su mujer y una parejita de hijos. Poco después, Roque se fue a San Pablo a trabajar con Julián. De modo que Pau y yo nos quedamos con una sola pija (pero que valía por tres).

Omar fue intensificando las maneras de dominación con nosotras. A veces nos ataba a las dos, una al lado de la otra y nos iba lamiendo o penetrando a gusto y a veces nos dejaba un largo rato así, atadas y cada tanto nos atendía hasta hacernos estallar. Le encantaba tenernos totalmente en sus manos y bajo su dominio.

Una de esas veces, atada y vendada, estaba disfrutando de una hermosa cogida cuando sentí gemir a Pau. Y gemía de una manera entrecortada y rítmica, como si respondiera a las embestidas de una pija penetrándola. Es más, sentí a alguien jadear y no era Omar. Al rato salió dentro mío Omar (o creo que era él) y al rato volví a ser penetrada, esta vez por la cola, pero estaba segura que era otra pija. Las dos teníamos esas mordazas con pelota y no podíamos más que gemir. Unas manos empezaron a acariciarme la espalda y me dieron un chrilo ¡¡Ese seguro no era Omar!! ¿Quién me cogía? Me debatí pero estaba atada y cuando empecé a gemir, recibí unos cuantos chirlos y ahí sentí a Omar hablándome al oído

– “Quedate quieta. ¿No disfrutas esa pija que te está penetrando? Demostrame que sos mi putita”.

Me quedé quieta y esperé que termine de cogerme quien sea que lo estaba haciendo. Pasó un largo rato antes que me desate. Me di vuelta, miré para todos lados, pero solo estaba Omar, desatando a Pau.

– “Acá había alguien más Omar. ¿Quién estuvo?”.

-”¿Te preocupa? ¿No disfrutaste?”

– “Sos un hijo de puta. A quién trajiste para que me coja”

– “Yo voy a traer a quien quiera y me voy a preocupar que te traten bien. ¿Cuál es tu problema?”.

– “El problema es que yo elijo quien me coge. No vos”.

– “Me voy a comprar cervezas. Habla con Pau y que ella te explique”

Se puso un pantalón corto, unas sandalias y salió con una remera en la mano. Yo fui a Pau a preguntarle que era lo que me tenía que explicar.

– “No te enojes, no es nada malo. Yo hace rato que sé que el me ata y me venda e invita amigos para cogerme. Pero todos me tratan bien y me cogen lindo y a mi me encanta probar pijas sin preocuparme de quien son. Es parte del juego. Incluso a veces me ata al revés e invita a amigas. Me han pegado unas lamidas de locura y ni sé quien fue. Es sexo Irene, solo sexo”.

Ni me dio para contestarle, me lavé rápido, me vestí y me fui. Ni quería cruzarme con Omar. Tenía una bronca que volaba. Había terminado siendo una puta entregada a otros y ni estaba seguro que no hubiera cobrado por mis servicios. Otras veces había sentido ruidos y sentí como si hubiera más personas, pero pensé que eran locuras mías. No podía imaginar todo lo que pudo haber pasado. Fotos mías cogiendo o chupando pijas, o tipos pajeandose mientras miraban como me hacían el culo. O mirándome coger con Pau. Tuve que parar en un bar y tomarme un wiskhy para poder serenarme algo.

Desde ese día no pisé más el departamento y me llevó tiempo entender todo lo que me costaba volver a una vida “normal”. Había despertado al sexo cogiendo con mis tres primos y se me hizo habitual tener sexo con varios y nunca había tenido un “novio”. Solo tuve machos para coger. Intenté varias parejas sin lograr sentirme bien con ninguna, Incluso salí con dos mujeres pero tampoco me satisfacían. Me llevó cinco años de terapia y conocer a Raúl para poder empezar, solo empezar a construir una relación duradera con un hombre. Y solo pude hacerlo por la enorme paciencia de Raúl.

Hoy estoy en pareja con él desde hace 15 años y tenemos un hijo que está en primaria. No volví a verme con nadie ni a tener sexo con nadie que no fuera él. Bueno, salvo con Julián al cual me lo crucé en una reunión. Estaba de visita y se volvía a San Pablo, yo sabía que estaba casado. Charlamos y terminamos en un telo recordando viejos tiempos. Fue la única vez que le fui infiel a mi pareja. Y la experiencia ni siquiera llegó al 10% de lo que pensé que sería. La vida se había llevado a esos dos pendejos que cogieron en la boletería de una estación.

Compartir relato
Autor

Comparte y síguenos en redes

Populares

Novedades

Comentarios

DEJA UN COMENTARIO

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

Los comentarios que contengan palabras que puedan ofender a otros, serán eliminados automáticamente.
También serán eliminados los comentarios con datos personales: enlaces a páginas o sitios web, correos electrónicos, números de teléfono, WhatsApp, direcciones, etc. Este tipo de datos puede ser utilizado para perjudicar a terceros.