Entré al baño de mi universidad, ya tenía planeado un encuentro con mi profesor de historia, un hombre alto, bastante delgado pero muy varonil, de esos hombres que tienen voz gruesa y el cuerpo cubierto de vellos; por suerte, ya mi amante estaba esperándome, a penas me dispuse a entrar, me tomó del brazo y me metió al baño de un tirón, cerró la puerta con seguro, me abrazó fuerte mientras me veía directamente a los ojos, y me dijo: "nos quedan 20 minutos para hacer el amor" (la universidad cerraría pronto).
Nos quitamos toda la ropa, sin perder tiempo, yo me acerqué a él, le chupé las tetillas mientras masturbaba su pene que estaba ya erecto, bajé hasta su cintura y comencé a lamer su glande, ya estaba expulsando pre-seminal, luego poco a poco fui metiendo su pene en mi boca hasta que llegó a mi garganta, lo dejé un rato allí y aguanté la respiración mientras al mismo tiempo comencé a masturbarme, mi profesor me veía con una cara de pícaro, quería decirme algo pero prefirió callar porque sabía que nos podían oír, yo seguí chupando su pene, ésta vez sin llevármelo hasta la garganta, sólo chupaba su glande mientras yo me masturbaba suavemente, no podía dejar de chupar su pene, estaba realmente grueso y duro, provocativo.
Al poco tiempo vuelvo a observar la cara de mi profesor y estaba haciendo gestos raros, hasta que entendí la señal, ya quería venirse, y yo sólo le guiñé el ojo para darle a entender que quería todo su semen en mi boca; el se dejó llevar, tomó mi cabeza con ambas manos y llevó su pene hasta el fondo de mi garganta, comenzó a respirar más rápido, apretó mi cabello y eyaculó dentro de mi garganta, podía sentir como palpitaba su pene y su semen tibio llegaba hasta mi estómago.
Yo seguí masturbándome mientras continuaba chupando su pene flácido, hasta que me vine, todo mi semen se derramó en sus pies y el hizo nuevamente un extraño gesto pero está vez de morbosidad, pues mordía sus labios; me tomó de un brazo para ayudarme a levantar, una vez estuve de pie, me miró fijamente, tomó mi cara con su mano, se acercó a mi oído y me dijo: "mañana repetimos, pero estará David, el hijo de tu vecino y lo vamos a preñar". Yo sonreí discretamente y le di un beso en la boca que duró unos 2 segundos. Luego de eso, reaccionamos y nos dimos cuenta de que el tiempo para salir de la universidad se nos agotaba, así que nos limpiamos, nos vestimos lo más rápido que pudimos y salimos de allí, ambos ansiosos por regresar al día siguiente y comernos el trasero del hijo de mi vecino.
Próximo capítulo: "Mi profesor y el enorme trasero de David".