Esto paso durante la época de pandemia.
Juan estaba sentado en el sofá jugando con su ps4 mientras que tenía que soportar a su hermana Sofia atravesando sus piernas por encima de él.
Sus piernas eran lindas y suaves y olían bien, el problema no eran las piernas sino su vestido floreado.
Era muy corto y cada vez que se movía Juan tenía una perfecta y detallada vista de la ropa interior de su hermana.
Era una bombacha rosa con diseño de gatos, a Juan le divirtió pensar que una Universitaria de 21 años llevara esa ropa.
Seguramente se estuviera mensajeando con su novio Eduardo, porque tenía cara de feliz cumpleaños.
Juan ya conocía la rutina y como terminaba, mientras tanto su madre pelaba papas en la cocina para el almuerzo y escuchaba la radio.
Sofia movió las piernas y se relamió los labios con la lengua, era la señal de que estaban teniendo sexo escrito.
Sofia miro en dirección a la cocina para ver que mamá estuviera ocupada y mientras con una mano mandaba mensaje con la otra tomó su bombacha rosa y deslizo la tela un poco a la izquierda, lo suficiente para que su delicada vagina quedara expuesta.
Juan estaba nervioso, el corazón le iba a mil por hora, pero no reusó la oferta de su hermana.
Apoyo el mando a un costado, junto el dedo índice y corazón y se los introdujo en la vagina de Sofia, esta hizo un pequeño gemido de placer cuando los sintió.
Comenzó a masturbarla, los dedos se deslizaban bien ya que estaba bastante húmeda. Para la suerte de Juan desde esa posición tenía una clara vista de la cocina y aunque su madre decidiera aparecer le daría el tiempo suficiente a sacar los dedos de Sofia sin que se enterara.
Mientras el ruido de la tele tapaba los gemidos y el ruido de flujo acuoso que hacía una vagina bien mojada.
Juan empezó a estimular el clítoris con el dedo pulgar mientras le colaba los otros dos. Lo movía en círculos, sabía que eso le encantaba a su hermana.
Si algo había aprendido en pandemia bien era el uso de zoom y la forma de estimular la concha de una mujer con los dedos.
Juan no tardo en sentir el pie de Sofia sobre su miembro erecto, ella lo miro un segundo sonriendo y siguió respondiendo mensajes.
Juan nunca pensó que una mujer pudiera ser tan buena estimulando el pene de un hombre con el pie, pero su hermana definitivamente era excepcional.
“Si, que rico, seguí con ese ritmo que ya estoy por correrme”
Como le gustaba a Juan darle placer a su hermana y que esta le hiciera saber que lo estaba haciendo bien.
Se esforzó al máximo con los dedos, como si de una competencia se tratara. Imagino a mujeres acostadas en reposeras en la playa y a hombres metiéndoles los dedos mientras un juez preguntaba quién sería la primera en correrse a chorros.
Las piernas de Sofia comenzaron a temblar y Juan sintió el calor en sus dedos junto con el líquido caliente.
Estaba tan concentrado que olvido por completo vigilar la cocina, cuando miro su madre estaba allí parada, su rostro estaba serio y sin mirarlo a los ojos le dijo que ya estaba la comida y se fue para empezar a servir los platos.
Juan fue al baño algo avergonzado, pero antes de lavarse los dedos, los olio, le encantaba el olor de los flujos de Sofia y luego los degusto.
Le encantaba esos jueguitos prohibidos que tenían entre ellos, y el riesgo que eso conllevaba.
Los juegos habían empezado luego de mas de 6 meses encerrados y con abstinencia de sexo. Primero con pequeñas bromas y luego cosas más calientes.
Debía tener una buena excusa cuando confrontara a su madre, pero algo se le ocurriría.
Cuando llego la tardecita, su madre lo llamo a su habitación para conversar seriamente.
“Quiero que te sientes, me mires y me digas honestamente que le estabas haciendo a tu hermana, prometo no enojarme”
Juan le conto lo que hacía sin omitir ningún detalle, pero le sorprendió mas la naturalidad con que su madre tomaba todo el asunto.
“Quiero que me prometas hijo que…”
Juan la interrumpió para decirle que ya sabía que hay ciertas cosas que no se debe hacer entre familiares, y le prometió que no volvería a tocarle un pelo a Sofia por mas que esta lo provocara.
“Esa costumbre de interrumpir, no. Quiero que me prometas que esos jueguitos que tenés con tu hermana los límites a las horas que tu padre no esté en la casa. Es un hombre de mente cerrada y seguro no lo va a tomar bien”
Juan no podía creer lo que estaba escuchando de su madre.
“Mamá ¿no te molesta que tus hijos se manoseen a escondidas?”
Su madre puso una sonrisa antes de hablar.
“Es amor de hermanos, mientras se cuiden esta todo bien, si supieras las cosas que pasaban en mi familia en el campo. Es algo lindo lo que tienen, disfrútenlo que son jóvenes. Eso sí, vas a limpiar el enchastre que dejo tu hermana en el sofá”
A Juan se le había puesto la verga dura ahora que sabía que su madre consentía las cosas obscenas que hacía con Sofia.
“Tu hermana se estaba por entrar a bañar, ¿Por qué no la sorprendes?, entras y la ayudas a enjabonarse el cuerpo, yo voy a dormir un rato”
Cuando Juan cerró la puerta del cuarto de sus padres se sintió muy afortunado por la madre que tenía.
Juan se acercó a la puerta del baño y sintió como se abría el agua de la ducha, a su mente vino la imagen de su hermana desnuda. Golpeo la puerta despacio.
“¿Puedo pasar?”
Un momento de silencio luego la vos de Sofia dando el consentimiento.
Sofia estaba de espaldas, el agua caía por su delicado cuerpo y hacia brillar sus hermosas nalgas redondas.
“¿Vas a decir algo o solo quedarte ahí parado mirando a tu hermana bañarse?
Juan tomo valor y hablo.
“¿Puedo ponerte jabón en la espalda?, mamá duerme, recién pase por su cuarto a comprobarlo”
Sofia no respondió, sin embargo, se agacho para agarrar el jabón, haciendo que Juan pueda ver bien la raya de su vagina.
Se lo dio y se corrió hacia un lado el pelo para dejar despejada la espalda. Juan comenzó a frotarle el jabón.
Juan enjabonaba bien la espalda de Sofia, recorriendo cada centímetro de la piel de su hermana, cuando esta comenzó a hablar.
“¿Te acordas cuando te pregunte si alguna vez te habías masturbado pensando en mí?, me acuerdo que te pusiste rojo como un tomate y me diste un rotundo no como respuesta”
Cuando Juan llego con el jabón hasta la raya del culo de Sofia se detuvo, esperando el consentimiento de ella.
“Dale tontito, seguime enjabonando”
Respiro profundo y comenzó a masajear sus glúteos con el jabón dejándole el orto bien enjabonado, cuando sus dedos rozaban su concha Sofia se agitaba.
La mano de Juan estaba tan resbaladiza que accidentalmente uno de sus dedos termino metido en el ano de su hermana.
Sofia soltó un fuerte gemido, cuando sintió deslizarse el dedo de Juan en su culo.
Frotándose el clítoris mientras su hermano le pajeaba el culito.
“¿Sabes que me calienta? Que a mi novio nunca lo deje que me haga nada obsceno por el culo. Pero me encanta que vos me lo toques, me lo chupes, incluso que me lo masturbes. Me re excita, saber que es de tu propiedad y solo para vos que sos mi hermano”
Sofia gemía cada vez mas fuerte mientras sentía el dedo de Juan entrando y saliendo.
Tomo con sus manos los cachetes de su culo y los separo.
“No aguanto más, necesito que me metas la verga y me rellenes el asterisco de leche”
Juan se escupió la pija y la apoyo en la entrada, al hacer un poco de presión el glande empezó a introducirse en la cavidad anal.
No quería ser brusco, por lo que a medida que introducía el resto de su pene le preguntaba a Sofia si estaba bien.
Luego de un rato de embestidas suaves Juan empezó a bombear el culo de su hermana mas confiado, sobre todo cuando ella mismo empezó a pedírselo.
Sofia había olvidado por completo la discreción, apoyaba su cara y sus tetas en los fríos azulejos del baño, mientras su hermano le taladraba constantemente el culo de forma deliciosa.
El agua de la ducha tapaba apenas los gemidos de places de Sofia, pero no le importaban.
El sexo continuó sentado en la tapa del inodoro, donde Juan podía manosear los pechos de Sofia y besarse apasionadamente, como recién casados en su primera noche de bodas.
La carga de semen no se hizo esperar, llenando por completo el culo de Sofia.
Ambos agitados, escucharon el ruido de la puerta que se abría y su padre que llegaba a la casa.
Juan salió apurado a su cuarto y Sofia se vistió y se puso la tanga y el pantalón.
Cuando por fin bajo y saludo a su padre, pensó que él no sabia que el semen de su hijo estaba saliendo en ese momento lentamente del culo de su hija, y eso le daba un placer y un morbo que jamás había experimentado.
Sofia pensó que, si hacia se sentía el sexo entre hermanos, podría llegar a volverse adicta.
Otro poco de semen caliente empezó a salir y Sofia sonrió, ideas sucias invadían su mente, debía anotarlas antes de que se le olviden.