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Mi lugar en la familia: A los pies de mi cama
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Tiempo de lectura: 8 minutos

Ha pasado un tiempo ya desde mis otros relatos. Sea los que describo las aventuras de la albina cazadora de monstruos o mis confesiones sobre lo que pasó en la aldea. Y es que francamente he tenido un tiempo muy difícil por varios asuntos, por lo que estaba sin ganas, demasiado atareada o en otros ocios. Pero uno de ellos tocó profundamente a mi familia y ha hecho que mi status quo cambie para siempre. Aunque esta vez de forma feliz.

Pero para quien no me conozca me voy a presentar de nuevo. Me llamo Daniela, soy una chica española de la zona de la Mancha de 24 años a cumplir en enero. Estoy en una situación particular en cuanto a tener pareja, peculiar, aunque me imagino que os lo imaginareis al ver la sección donde he publicado el relato. Pero vamos que ahora no busco nada… porque es que no lo necesito por lo que voy a narrar.

Comprendo que querréis conocerme un poco físicamente, aunque solo sea para imaginarme. Me describo como una mujer de piel blanca, cabello corto de color negro (le gusta sin tintar a… misterio jajaja), lo que hace destacar aún más mis pecas. 1.55 metros de altura, peso 50 kilos, culo generoso, pero sin ser gordo, buena cintura y busto pequeño, pero bien formado. Junto a ojos azules, manos pequeñas, voz dulce y labios suaves… Y muchos tatuajes de mis videojuegos o sagas literarias favoritas, junto a ropa un poco punk. Siempre me echan menos edad de la que tengo y soy algo tomboy jajaja, aunque como veréis eso no cambia mis apetitos para nada.

Respecto a relaciones y sexo. Tras dejarme mi novio había pensado en llevar las riendas de mi sexualidad. Y hasta hace unos meses así había sido. He tenido ese viaje salvaje en Castilla y León, varias escapadas y travesuras… Pero me han domesticado, no dista que no lo haga cada día más o menos jajaja. Aunque dando prioridad a sus caprichos. Como él mismo “donde hay capitán no manda marinero”.

Por supuesto no os voy a contar toda la relación pormenorizada, sino digamos el primer roce verdaderamente serio que tuvimos. Pero antes de nada para comprender mi situación comento un poco.

Este año mi madre falleció. Un accidente paseando por el pueblo. Podría haberle pasado a cualquiera, un conductor que iba demasiado deprisa y demasiado despistado. La muerte fue instantánea… o al menos eso nos dijeron para consolarnos. Pero no funciono demasiado. En el entierro junto a mi abuelo y mis tíos, hermanos de mi padre, con los que mi padre se llevaba regular, aunque con nosotros mucho mejor (aunque estas navidades se han semireconcilidado gracias a una servidora jajaja. Eso es otro tema), solo había amigos y conocidos. Por lo que mi padre fue quien lo llevo peor.

Fue una etapa muy gris, donde no solo lo pasamos mal de forma emocional, sino también profesionalmente. Ya que toda la familia nuclear comíamos de la empresa de mi padre, por lo que estuvimos tirando como pudimos mi hermano y yo mientras que mi padre que amaba de todo corazón a mi madre se quedaba solo en su casa, sin ganas de salir, ni de hacer nada.

Y francamente, los amigos de mi padre nos fallaron cuando más se le necesitaba y los de mi madre, le ponían nervioso a mi padre por las continuas menciones a lo buena que era. En fin, una depresión de caballo que no tenía fin. Mi padre encerrado en su casa y los dos hermanos en dos pisos aparte… pero comiendo de lo que nos da la empresa, que estaba yendo mal por la mala atención, tanto es así que tuvimos que vender un piso a finales de verano. Teniendo que mudarme a la casa de mi padre. Lo que facilito que cayera en sus redes. Todo hay que decirlo.

Fueron unos meses muy duros, sin ganas apenas de hacer nada… También tuve el escarceo con mi hermano, que me hizo comerme la cabeza durante mucho tiempo. Aunque ahora me da gracia que actuase así, ya que luego digamos que hemos llegado a un acuerdo para rascarnos las cosquillas. Pero eso en otro momento.

Ya que desde hace tres semanas he aceptado mi papel en la familia, como la mujer de mi padre. No solo como ya imagináis en la cama, sino románticamente hablando. Y ha aceptado que su princesa también le gusta ser un poco salvaje, como han comprobado los invitados que hemos tenido esta navidad. Ahora me he convertido en el desahogo de mis otros familiares.

Por supuesto, ha sido un largo camino hasta que he llegado a esta conclusión. Pidiendo consejo con muchos llamándome loca, comidas de cabeza diciéndome que todo era mi culpa, nervios por posibles embarazos, pero también sintiéndome mejor que nunca con alguien (además de conmigo misma) y con mucho sexo guarro.

La cosa es que termine atendiendo a mi padre junto a mi hermano, o sea, iba a prepararle la comida cuando me tocaba el turno, obligarle a salir de la cama, limpiar la casa, hablar con él para distraerle, ver alguna película de las que le gustan o jugar algún juego de mesa junto con intentos de que volviera al trabajo con poco resultado al principio.

Entonces paso lo de mi hermano y empecé a ser consciente de que mis familiares no eran solo eso… sino hombres. Por lo que empecé a rallarme la cabeza. Y note que había signos de que se estaba empezando a comportar de forma digamos muy cariñosa. Abrazos muy largos, piropos cuando antes le costaba decirme alguna cosa bonita, cogerme de la cintura y similares.

Aunque claro… ese tiempo era pleno verano y no soy de las que van muy tapaditas precisamente. Por lo que muchas veces iba a ver a mi padre tras ponerme lo primero que pillaba y la mayoría de mi ropa, digamos que permiten ver gran parte de mi persona. También se juntó que estaba yo en una época con una cachondez de aupa, por lo que a veces me masturbaba en su baño, cuando iba a visitarle o en la habitación que tengo en esa casa de cuando vivía allí, cuando nos turnábamos para dormirnos cuando paso una época bien jodida (gracias al psiquiatra y al trabajo de la psicóloga, se centró un poco).

Por mucho tiempo creí que no se enteraba de mis pequeñas guarradas, por lo que yo tan contenta desahogándome, mientras que mi padre resistiendo para no excederse (me lo confesó él más adelante).

Por lo que un día, ya a mitad de septiembre en esos días donde todavía hacia un calor de la hostia, me fui tan ufana a la casa familiar, con mis pantalones cortos holgados, que dejaban ver mis bragas con un gran Pikachu sonriente si te ponías debajo de mí, un brasier deportivo y una camisa de Link peleando con Ganon tapando lo anterior.

En el finde solo iba medio día, por lo que esta vez comió un plato preparado por si mismo… y yo limpie el desastre que había hecho en la cocina. Como de costumbre andaba con lo mínimo, una camisa blanca repegada a su cuerpo y sus calzoncillos y con una sonrisa cansada se sentó en una de las sillas de la cocina para hablar conmigo mientras seguía limpiando

Desde que había pasado lo de mi hermano, pues empecé a calibrar la herramienta de mi padre, por lo que intentaba no mirar directamente, pero a veces se me escapaba alguna miradilla, cuando creía que no se daba cuenta y recién levantado de su “siesta”. Pues andaba con tienda de campaña, vaya.

Por lo que a veces me daba la vuelta para hablar con él, usualmente discutiendo de la última película que había visto o de como cuando estuviera mejor nos iríamos de viaje. Ese era el tema que nunca cesaba, porque cada vez decía un sitio distinto con planes diferentes. Y a veces, se me escapaba una mirada, que como digo en aquel momento no follaba tanto.

Y él creía yo en mi inocencia que lo único que quería era compañía. Así estuvimos un rato, yo solazándonos de las vistas sin cerciorarnos que el otro lo hacía. Hasta que tuve que recoger algo del suelo. Con un culo como el mío y con la ropa amplia pero corta, pues digamos que se alza la parte del pantalón y vio una panorámica demasiado buena de mis bragas y el muy cenizo dijo sin hablar a nadie:- ¿Pikachu?- Era una serie que veía conmigo cuando era niña, por lo que se sabía el nombre.

Claro toda roja me levante y casi me dejo el cráneo porque me resbale, enfadada le dije:- ¡Papá! Joer, no seas niño chico- Este entre risas se disculpó- Perdona Dani, es que me ha hecho gracia- pero si bien se estaba amagando su miembro poco a poco, había vuelto a ponerse terso. Yo volví a limpiar los platos y a no mirarle, mientras que él se fue al comedor. Mientras tenía el corazón a cien y la visión de su miembro solo tapado por sus calzoncillos en mi mente

Por lo que tras terminar de dejar todo preparado para la cena, fui con él. Y en general, no hubo mucho que reseñar, quizás alguna palmada en la pierna cuando me quería señalar que me fijara en algún momento de sus viejas películas de Filmin. Su miembro se había relajado… y yo lo hice en cierto momento de la tarde en el cuarto de baño, eso si, leyendo un relato erótico.

Incluso acercándose la hora de cenar seguía con sus calzoncillos con el aroma de que no se había duchado (es que mi hermano pasa de todo y no le obligaba…), sin cambiárselos por lo que le regañe. Y finalmente acepto ducharse y dejo la ropa afuera que recogí para llevarla a la lavandería… Lo peor es que el aroma… en fin, me revoluciono un poco.

Por lo que volví alterada al comedor a esperar que se terminará de duchar y se pusiera algo. Al pasar al lado del baño, ya había parado y ahora se estaba secando… o más bien, como el mismo me confeso se estaba haciendo tremenda paja. Pero bueno…

La cena fue bien, aunque algún comentario o roce con mi pierna se le escapo, siempre con disculpas, aunque con una sonrisa pilla. Jugamos a chorrijuegos de mesa durante un tiempo antes de que quisiera irse a dormir junto un par de cervezas…, puede que algunas más. Pero él estaba de buen humor y me alegraba. Pero el cansancio empezó a poderme, ya que había estado haciendo senderismo por los alrededores del pueblo por la mañana y francamente me encontraba un poco derrotada. Por lo que le dije que me iría también a dormir a dormir, quizás un poco mareada.

Él seguía durmiendo en su cama de matrimonio (es muy cómoda, por experiencia) y yo en mi pequeña habitación donde me miraban mis juguetes de entonces y las piezas de merchadising que había dejado “castigadas”, que si no tenía mil trastos en mi piso. De muebles en realidad tenía una estantería hasta los topes, un armario ídem, un pequeño escritorio y mi cama que no me viene pequeña, porque yo también lo soy.

Como hacía calor, pero aun así es septiembre me desnudé entera, menos mis bragas y me puse una sábana muy fina encima, más por si refrescaba de madrugada que por el frio que hacía. Habíamos apagado recientemente la calefacción. Apague la luz e intente dormirme. Usualmente soy de sueño rápido y que pueden caer bombas a mi lado pero que no me entero. Lo cual se agradece muchas veces. Pero hoy estaba algo nerviosa y la bebida me afecto un poco, por lo que me desvelé.

Me puse el móvil y me distraje durante un rato, e intenté dormirme… pero nada. También leí un poco un libro y probe otros métodos, pero ya había pasado una hora y miraba el techo de la habitación. Por lo que empecé a pensar en lo que paso en el fregadero y me imagine que en vez de mi padre era algún otro hombre… por lo que empecé a acariciar mis labios inferiores, poco a poco, mientras replanteaba en mi cabeza la situación, aunque el subconsciente hacía que viera a mi padre de vez en cuando, lo que alargo los tocamientos al “enfriarme”, aunque más bien intentando decirle a mi cabeza, que eso no estaba bien. Los tocamientos aumentaron de ritmo e incluso un dedo entro dentro de mi.

Entonces escuche los pasos por el pasillo, mi padre se habría levantado a beber agua. Yo cerré los ojos para intentar dormirme y paré de masturbarme sintiéndome una niña. Cuando escuche que mi padre se había detenido enfrente de mi habitación. Así paso un tiempo, asustada pensando que habría oído mis gemidos, hice aspavientos de que estaba dormida. Entonces, la puerta se abrió, yo miré a quien entraba con la rendija del ojo.

Solo podía ver su figura, pero evidentemente era mi padre. Se acercó a mi sigilosamente, pensando que quizás se le había subido un poco y quería gastarme una broma, me dispuse a ser yo quien le sorprendiera… Hasta que con suavidad empezó a retirar la sábana de encima de mí y me quede helada… Tendría que haberle dicho algo en ese momento, supongo, pero mi reacción fue esa. De indefensión.

Pronto note que todo mi cuerpo estaba al aire. Podía escucharle su respiración ligeramente acelerada y el ligero olor a su sudor. Y poco después escuche el sonido inconfundible de que se estaba pajeando… mirándome. No quería decirle nada por una mezcla de miedo, sorpresa, pensar que se moriría de la vergüenza y… que la situación en ese momento me ponía un poco bastante.

Entonces una de sus manos sin dejar de tocarse, empezó a acariciar mis muslos. Como suelo ser alguien que hace ejercicio, siempre los tengo bastante duros, y notar su tacto recorriéndolos, me hizo sentirme rara, especialmente según se acercaba más y más a la zona de mi monte de Venus, mi corazón palpitaba, mientras que a veces me sorprendía teniendo que respirar.

Su mano empezó a tocarme en mi sexo de forma grosera, pero andaba muy sensible, por lo que empecé a respirar fuerte, lo que hizo que se retirase, un momento, antes de volver cuando me “relaje”. Si antes había sido por encima de la ropa, ahora retiró las bragas y pude notar el frío en mis bajos, que pronto fueron cubiertos por su mano. Por un momento se sorprendió y paró, me imagino que al notar que andaba ya mojada.

Pero se envalentono de nuevo, empezó acariciarme con dos dedos abriendo mis labios y tocando mi sexo, ya era demasiado por lo que hice que me removía en sueños y me puse de lado, ocultando mi sexo. Parece que cedió de intentar más por ahí.

No dista que después sentí su aliento en mis pechos y como su lengua me dio un par de lametones muy ligeros en los pezones, antes de rozarlos con la mano libre. Por como suspiraba, parecía que estaba llegando al orgasmo. Creí que se iría entonces al baño a descargar.

Pero fue una esperanza vana y note como se ponía sobre la cama. Al lado de mi cara, y el evidente olor a polla ¡Ahí tenía el miembro de mi padre al lado de mi boca! Pronto mis labios rozaron algo, que ya me imaginaba que era. Escuche como suspiraba, mientras que como tenía un poco la boca abierta toque con la punta de la lengua su miembro, mientras que lo introdujo un poco. Notar su sabor y como lo rodeaba con mis labios… bufff me hizo ponerme mucho.

Solo fue un momento, pero me pareció una eternidad, ya que satisfecho se separó de mí. Sus pasos se alejaron e intento no hacer ruido mientras cerraba la puerta, sin conseguirlo demasiado. Con lo cachonda que iba a punto estuve de decir que se quedará. Pero mi mente racional se impuso y se intentó calmar diciendo que el alcohol le había afectado más por la medicación… Lo mejor es que a la mañana siguiente estaba de un gran humor y no hizo nada extraño.

Y esa fue mi primera experiencia con quien ahora me está esperando en la cama. Ya que estoy escribiendo esto de madrugada. Por lo demás estoy super ilusionada y feliz. Aunque confesarlo me ayuda a aliviarme el poco complejo de culpa que tengo. Espero que podáis comprenderme. Si queréis comentar siempre os contestaré. Gracias por leerme.

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