Este relato incluye maduras, lesbianismo, transexuales y, siempre, sexo duro. No es imprescindible leer los relatos anteriores de la serie, pero lo recomiendo.
Como relaté anteriormente soy Carmen, una “Milf” calentona, tengo buen tipo para mis cuarenta y cinco años, más bien “rellenos” en mi culo y tetas. En mi primer relato os anticipé que estoy casada y tengo un hijo. Mi marido, Javier, viaja con frecuencia y tenemos una vida sexual normal, más bien rutinaria. Nuestro hijo, Andrea, es un joven guapo de 18 años de pelo largo y genero fluido al que hemos permitido que se exprese como quiera, incluso de su gusto por la ropa femenina.
Había pedido cita con mi esteticien de confianza. Raquel es una chica joven de nuestro barrio que tiene un pequeño negocio de depilación y masajes compartido con Lydia, una chica “trans” venezolana. Nos conocemos de hace bastante tiempo y fue ella la que me animó, y ahora estoy encantada, de realizarme una depilación integral. Acudí a la cita y, con la confianza que nos tenemos, me desnudé completamente para la rutina de la depilación que ella hacía eficazmente, empezando por piernas, brazos y acabando en mi sexo y culo. Cuando llegó al final y abría las piernas para facilitarle el acceso a todas partes me comentó:
– Oye Carmen, no sé si te has dado cuenta, pero tienes la vagina (la chica es muy fina) y el culo totalmente irritados.
– Ya lo sé querida, si yo te contara cómo he acabado así…
– Pues cuéntame si no es indiscreción.
No sabía si contarle lo sucedido hace dos días con mi compañera Sara y con nuestros amigos Fidel y John o mentirle y contar una versión más “light”. Ella es una chica joven, moderna, y por las confidencias que nos hemos hecho con el tiempo, sé que ha tenido diversas relaciones aunque nunca hemos llegado a entrar en detalle; además no estoy segura de la imagen que tiene de mí, yo soy mayor que ella, una madura, e imagino que pensara que llevo una vida recatada con poca o ninguna vida sexual. Ella es alta, más que yo, atlética aunque no delgada, se ve que los masajes la hacen estar en forma, tiene un culo duro y unas tetas bien puestas que, seguro, no necesitan sostén.
Intenté decirle que la irritación y dilatación de mi coño y culo era producto de una noche tórrida con Javier, mi esposo, pero no coló.
– Así que Javier te ha follado como nunca, si yo creía que vosotros ya solo echabais los polvos normales de un matrimonio maduro.
Eso me envalentonó, que crean estas niñatas que, como ya hemos cumplido los cuarenta, no sabemos lo que es el sexo me jodió así que le dije la verdad.
– Tienes razón, no quería contarlo, pero te pido discreción, solo faltaría que se divulgasen mis aventuras.
– No te preocupes, de mí no saldrá nada, si yo te contara la cantidad de anécdotas que me cuentan, no te lo creerías. Además te voy a dar una crema especial con aloe vera en toda esa zona que te calme la irritación.
Las manos de Raquel y la dichosa cremita, además de calmar, me estaban poniendo muy caliente. Según le detallaba cómo me había comido las pollas de mis dos amigos y las había compartido con mi amiga Sara, la doble penetración que me habían hecho y como mi amiga me comía el culo lleno de lefa de las corridas, las manos de Raquel me sobaban más profundamente el culo el coño; sus manos y el relato me estaban poniendo a mil, mi coño chorreaba y a ella se le notaba cada vez más su calentura.
– Joder Carmen, ahora comprendo cómo te han dejado el culo y el coño así. No puedo imaginar cómo te han podido caber dos pollas a la vez y. además, del tamaño que me cuentas.
– Aaaah, siii, sigue guapa, que me estás poniendo muy caliente. No pares por favor, jódeme el culo y el coño con tus dedos.
Me di la vuelta en la camilla, me puse en cuatro y me abrí el culo y el coño para facilitarle el acceso a mi sexo.
– Raquel no me dejes así que estoy muy caliente cómemelo todo.
– Aaah, asíii, dame palmadas en el culo que me ponen muy caliente. Fóllame con tus dedos.
– Mmmmm, mami puta, cómo te abres, se nota que te gusta joder.
– Másss, dame másss que me corro.
Raquel alternaba las palmadas en mi culo con las penetraciones con sus dedos en mi coño y culo. Según me jodía más le contaba detalles de mis sesiones sexuales.
– Ooooh que bien jodes putita, se te nota la experiencia.
– Pues es mi primera vez con una mami tan puta como tú.
– Sabes, después de que Sara me comiera el culo lleno de lefa y que me metiera su lengua hasta el fondo, estaba tan caliente que me mee toda encima de ella mientras la puta de ella no paraba de comérmelo todo.
– Pero que perras estáis hechas, me has puesto el coño a mil; anda bájate de la camilla y vamos a un cuarto que tenemos al fondo que quiero que jodamos igual.
Me bajé de la camilla y me puse una bata, Raquel me llevó a un cuarto que debían tener para descansar con una cama en la que me tumbé mientras ella se quitaba la camiseta y el pantalón de algodón.
– Mira perra cómo me has puesto el coño (le bajaban los caldos por las piernas). Lo tenía precioso, todo depilado y con un par de piercing en los labios. Desnuda es espectacular, con un cuerpo que da envidia de verlo con un culo y unas tetas bien puestas.
– Qué guapa eres Raquel, ven, ponme el coño en la boca que te lo coma.
Se sentó sobre mi cara y mientras yo lamía despacio su coño que parecía un rio ella no paraba de masturbarse y sobarse las tetas.
– Aaaah puta, me has puesto muy caliente, pero qué zorra eres, asíii, no pares.
– Me lo vas a comer todo perra, mira cómo me abro el culo y el coño para que me metas la lengua.
– Mmmmm qué rico tienes el coño, zorra, cómo estás de caliente
Era delicioso este coño tan joven, y qué duro tenía el culo la muy puta de ella, cuando se lo agarraba lo tenía como una piedra y tan suave.
– Aaaah puta me corrooo
Después de una buena corrida que me dejó toda la cara pringada se echó a mi lado mamando mis tetas y poniéndome los pezones durísimos.
– Aaaah, mamona, chúpame la leche de los pezones puta.
La mamona de ella sobaba mis tetas como si no hubiera un mañana, a mí me estaba poniendo como una burra y ahora estaba deseando que fuera mi turno de comerme el chocho.
De repente apareció Lydia en la puerta.
– Vaya mamis pues sí que tienen una buena fiesta. Menos mal que estamos solas y ya he despedido a la última clienta.
– Pasa Lydia que esta perra me ha puesto a mil; yo creía que era toda una puta y al lado de ella parezco un santa.
– Santa tú, pedazo de putón, si ves una polla o un coño y se te hace la boca agua, anda contarme lo que ha pasado que me estáis poniendo recaliente.
Lydia se desnudó en un pis-pas, tenía un cuerpo depilado y cuidado, con unas tetas y un culo de buen tamaño no sé si producto de la cirugía o de su genética caribeña igual que su piel morena y con un ligero brillo, como si se hubiera dado aceite. Además tenía una polla de buen tamaño sin ser descomunal, muy apetecible, larga y, sobre todo, gorda. Raquel le resumió parte de mi relato:
– Esta puta ha tenido una orgía espectacular con dos hombres negros que la han jodido por todas partes, mira cómo le han dejado su culo y su coño (me lo abría para que se viera todo). Le han hecho una doble penetración, la han llenado el culo y el coño con su lefa y la puta de su amiga Sara, además de comerse la corrida de los negros chupándole el culo y el coño, se ha meado encima de ella mientras le comía todo.
– Joder mami sí que eres una perrota, y nosotras creíamos que éramos calientes, mira cómo me habéis puesto la polla, zorras. Chupármela que hoy nos vamos a superar.
Lydia se puso a nuestro lado y Raquel y yo nos lanzamos a chupársela, yo primero le hice los honores metiéndomela hasta el fondo (con ésta sí que podía) mientras Raquel, por detrás, le abrió su culo gordito y le metía con frenesí la lengua.
– Aaaah putas, cómo chupáis, méteme la lengua en el culo Raquel que la puta de tu amiga se está tragando mi polla.
Raquel y yo parecíamos un volcán de lo calientes que estábamos, nuestras manos y lenguas se juntaban sobándole el culo, los huevos y la polla. Cuando pasé a chuparle los cojones a Lydia nuestras lenguas se enredaban, cambiamos de postura, ellas pasaron a hacer un 69 con Raquel encima. Era mi turno de disfrutar del culo de Raquel mientras Lydia le chupaba su chorreante coño. Le metí le lengua hasta donde podía, le abrí el culo con las manos y se lo jodía con los dedos.
– Aaaah Carmen, puta jódeme el culo, méteme la lengua.
– Que rico culazo, plas! plas!, te gusta que te den zorra.
– Siii dame cachetadas que em gusta.
En una repisa vi un bote de lubricante y me embadurné la mano, iba a probar hasta donde se le dilataba el culo a esta puta. Poco a poco, primero los dedos y luego mi mano iban despareciendo en su culo, Lydia que lo estaba viendo en primera fila exclamó:
– Pero qué haces puta, le vas a romper el culo.
– Aaaah, no pares por favor, rómpeme el culo, jódeme como te hacían los negros.
Viendo que Raquel lo aceptaba bien, despacio iba introduciendo más dedos en ese culazo y añadía más lubricante hasta que, después de relajarlo un poco, le di el empujón final y entró la mano entera en su culo.
– Aaaah, pero qué me haces puta, me has metido la mano entera.
Despacio fui girando la mano y añadiendo un movimiento de vaivén, Raquel elevó más su grupa y se abrió el culo más con las manos olvidándose de Lydia y de su polla, ésta abandonó el 69 que practicaba y se puso tras mi espalda agarrándome las tetas, tirando de mis pezones y pegando su polla a mi culo.
– Pero que mami más puta eres, zorra. Eres una madura calentona, no había visto el culo de Raquel tan abierto nunca.
– Aaaah, sí soy una madura putona, tírame de los pezones mientras enculo a esta zorra.
Lydia hizo más que tirar de mis pezones, les empezó a dar cachetadas, también en mi culo y en mi cara; eso me puso a mil, estaba cada vez más cachonda y sin darme cuenta, centrada en mi placer, olvidé que a Raquel le clavaba, cada vez más a fondo, mi mano en el culo.
– Aaaah, para puta que no puedo más, me estás rompiendo el culo.
– Lydia exclamó: para zorra que la vas a romper, ahora te voy a enseñar a ti.
Saqué mi mano del culo de Raquel, era increíble, nunca había visto un ano tan dilatado, cayó extenuada a un lado después de haberse corrido infinidad de veces, bajo ella había un charco de sus líquidos. De rodillas chupé la polla de Lydia con gula mientras ella no paraba de darme cachetadas, aproveché y como tenía los dedos pringados del fisting a Raquel y le metí un par de dedos en culo.
– Puta, te gusta que te peguen eh, cuanto más te doy más me chupas la polla.
– Aaaaah me estás poniendo muy caliente zorra te voy a llenar de lefa esa boca de madura viciosa que tienes.
– Mmmmm, no podía decir nada, su polla la tenía clavada hasta el fondo mientras mis dedos, ahora cuatro, follaban su culo sin descanso, eso no impedía que me diera cachetadas que cada vez me ponían más caliente.
– Aaaaah puta, cómo me jodes el culo, cabrona… me corrooo puta, trágatelo todo, mamona, hasta el fondo.
Sus descargas llenaron mi boca, noté a Raquel a mi lado cómo cogía mi cara y poniéndola de lado me morreaba y disfrutaba conmigo de la corrida de Lydia.
– Chúpame puta, comete la leche de esta perra.
Le cogí la cara a Raquel, le abrí la boca y dejé caer todos los restos de la corrida de Lydia, nos morreábamos como perras, nos tirábamos de los pezones que los teníamos de punta; Lydia, recuperada se incorporó a nuestro morreo chupando lo poco que quedaba.
Me sentía toda una perra, ahora quería probar conmigo el tratamiento que le había dado a Raquel, me puse en cuatro abriéndome el culo y el coño y las anime a darme duro.
– Vamos perras joderme con los dedos, rompérmelo todo.
Raquel se untó la mano derecha con el lubricante y poco a poco me fue metiendo la mano en el culo; Lydia todavía no se había recuperado pero se puso delante mío y empezó a darme cachetadas en la cara y en las tetas.
– Toma perra, te voy a dar duro, te gusta que te peguen mientras te follan puta.
– Siii dame zorra, pégame mientras tu puta me encula.
Estaba enloquecida, mi culo que ya estaba dilatado se estiró hasta donde yo jamás había creído, me dolía igual que las cachetadas de Lydia pero el placer era increíble, me corría sin parar.
– Aaaah me corrooo putas, reventadme.
– Lydía me puso su polla delante de la boca y me exigió: abre esa boca de zorra madura que tienes.
– Aaaah me meo puta, tómalo todo.
Un largo chorro de pis impacto en mi boca abierta que intentaba tragar y, a la vez, chupar la polla de Lydia, tarea imposible. Raquel me sacó la mano del culo y me quedé tirada en el suelo agotada por los orgasmos. Raquel se puso en cuclillas sobre mi boca y me exigió:
– Abre la boca zorra que ahora me toca a mí.
– Saqué la lengua para comerme ese coño y ese culo que me ofrecía cuando un largo chorro de pis impactó contra mi cara.
– Toma, puta, cerda.
– Estaba enajenada, cuando Raquel terminó de mearse en mi cara le agarre de la cintura para que se agachase más y pudiera chuparle todo su coño y culo mojados.
– Pero qué puta eres Carmen. Aaaah y que bien chupas, me corro otra vez aaaah.
Acabamos agotadas, menos mal que tenían un baño y pudimos adecentarnos. Me despedí con un beso prometiendo repetir pronto.
Continuará.