Case nº 4: “América”
“Esta vez me toca a mí, el autor de esta recopilación de confesiones y casos anónimos, contar una de mis confesiones. Respetare el anonimato de las personas que mencionare, y claramente el mío, aunque me causa mucho morbo contar esto públicamente por fin”.
-Anónimo
A diferencia de la mayoría de las confesiones en esta recopilación, esta será corto pero intenso, para lo que dare contexto de la situación. Esto ocurrió hace no mucho, hace un par de meses para ser exactos, un mes antes de juntarme. Mi pareja y yo hemos estado juntos 3 años, y ambos conocemos nuestros defectos y fortalezas, nos hemos apoyado y nos hemos fallado, pero sobre todo hemos decidido seguir adelante. Ella tiene 4 hermanos, uno pequeño, 2 gemelas más jóvenes, y su hermana que le lleva por un año. Esta última no creció realmente con mi pareja, por lo que su relación es más amistosa que hermanal. Por esta ocasión, la llamaremos América, y a mi pueden llamarme Carlos. Yo había conocido a América por primera vez en una fiesta de la familia de mi pareja, cuando llevábamos un par de meses saliendo. Cuando conocí América descubrí la gran diferencia entre ella y mi pareja, tanto personalidad como físico, mientras que mi pareja es más alegre, extrovertida y delgada, América era más cerrada, fría, alta y con unas caderas que le lucían al bailar. Después de eso, solo volví a ver a América un par de veces más antes de, finalmente, decidirnos en juntarnos. Para ese entonces, América y yo ya teníamos una relación, más amistosa que familiar, de cuñados que se conocían, se saludaban e intercambiaban palabras.
Este suceso ocurrió un mes antes de cambiarnos a vivir a la casa en la que estamos viviendo, mi pareja había tenido que salir de la ciudad brevemente por trabajo y unos tramites con su mama, de manera que mi suegra dejo a sus otros 3 hijos a cuidado de un familiar, y yo me quede en la ciudad a empezar a mover cosas a la nueva casa. Mi pareja me había pedido que recogiera un paquete que iba a llegar en uno de esos 3 días que iban a estar fuera, así que, después de un día de haberse ido, me llego el mensaje de mi pareja que el paquete llegaría al día siguiente en la noche. Ni ella ni yo sabíamos que mi suegra también le había pedido a América que fuera a la casa a checar que todo estuviera bien, ya que América vivía con su padre, y la colonia de mi suegra no era un área muy segura. Finalmente, el día siguiente llego, y al atardecer me dirigí a la casa de mi suegra. Al llegar, abrí la reja, la puerta y entre a esperar en lo que llegaba el paquete.
América: ¿¡Hay alguien aquí!? (Grito mi cuñada mientras tocaba la reja)
Carlos: ¿América? Si, aquí estoy, vine a recoger un paquete. ¿Tú que haces aquí?
Sali a recibirla, ambos estábamos sorprendidos de la presencia del otro. Yo venía en ropa deportiva, ya que era temporada de frio y quería estar cómodo. A diferencia de mí, América traía un vestido negro brillante, pegado al cuerpo, y al parecer sin sujetador.
América: ¿Un paquete? Mi mama me pidió que checara la casa, y como vi abierto y las luces prendidas, me asuste, pensé que ya estaban robándose la casa.
Carlos: Jaja no, ahorita llega el paquete, por eso llegue antes (Pasamos a la casa, habíamos entendido que hubo un problema de comunicación entre mi suegra y mi pareja, le ofrecí agua y después de darle el vaso, mire rápidamente lo bella que se miraba con su vestido negro, ligero maquillaje y labial rojo mate). ¿Y eso que andas tan arreglada cuñada?
América: Voy a una fiesta, ya sabes jaja, solo quería revisar e irme, deje el carro cerca (Se dio cuenta que la estaba viendo mucho, dejo el vaso sobre la mesa y me miraba también). ¿Y tú? Andas muy deportivo, ¿haces ejercicio cuñado?
Carlos: Jaja puedes decirme Carlos, casi no me llamas cuñado, es raro.
América: Entonces tu dime América, ya nos conocemos, y te vas a juntar, no casar.
Carlos: Va, América, cierto. Pero no, no hago ejercicio, solo tenía frio y quería estar cómodo (Y vaya que estaba cómodo, estaba recargado sobre la mesa de la sala, y sentía que mi amiguito se levantaba a saludar, lo cual sería un problema por lo fácil que se miraba con la tela del pans).
América: Ah pues te miras muy bien para no hacer ejercicio eee (Sonrió, no estaba seguro si por el cumplido o porque podía ver que mi amiguito quería saludarla).
Carlos: Jaja gracias, tú te miras muy bien con ese vestido, siempre has usado tonos oscuros, ¿verdad? (Me estaban ganando los nervios, quería cambiar mi posición ya que su cumplido solo hacía que me pusiera más duro. América era de tez morena, pero a pesar de eso los tonos oscuros hacían que su piel se viera más clara).
América: Así es, hoy estoy experimentando con dos cosas, entre ellas el labial, no me gustan mucho, pero me lo recomendaron, ¿qué te parece? (Volví a ver su labial rojo, se le miraba muy bien, y aunque no tenía los labios tan gruesos como mi pareja, eran lindos).
Carlos: Me gusta mucho ese tono de labial, así que te queda perfecto. ¿Qué otra cosa estas probando?
América: Jaja pues no traigo ropa interior, ni arriba ni abajo (Su respuesta me dejo congelado, mi amiguito ya era muy obvio, y fue en ese momento que pude ver su mirada mirándolo).
Carlos: Wow, ¿hoy toca entonces? (Sonreí, sorprendió, mientras intentaba seguirle el juego).
América: Jaja pues no diría eso, voy con puras amigas, hace rato que termine con Eduardo, lo conociste, ¿no?
Carlos: Si, si escuche, ¿entones porque estas sin ropa interior?
América: Me dijeron que me miraba mejor sin ella. ¿Tú que piensas?
Cuando dijo eso, dio una vuelta completa mientras ponía sus manos a sus costados, cuando me dio la espalda fue un poco más lento. Estaba sorprendió, no había conocido a mi cuñada de esa manera, si hubo una señal jamás la vi, y no sabía si era por la tensión, por la situación, o porque estaba ocurriendo esto, pero estaba ocurriendo. Se detuvo, mirándome, esperando mi respuesta.
Carlos: Pienso que tienen razón, te mirabas muy bien.
América: ¿Sí? (Se acerco lentamente a mí, mientras miraba mis labios). ¿Cómo va lo de juntarse? ¿Ya empezaste a mover todo?
Carlos: Si, ayer empecé, de hecho, vengo de la casa, ahorita llevare el paquete y mañana seguiré y me quedare a dormir allá (Se había detenido frente a mí, sentía su cuerpo casi pegado al mío, y sin duda mi amiguito casi podía tocarla).
América: Ah pues mañana paso a darte una mano (Sonrió, casi giñando un ojo). Tengo tu número, te escribo antes de llegar. ¿Está bien?
Carlos: Claro, me parece perfecto.
América: Muy bien, veo que la casa está bien, así que ya me voy. Mañana nos vemos. Cuídate cuñado, digo Carlos.
Se acerco a darme un beso a la mejilla, algo húmedo, y se dio la vuelta, pero no sin avanzar, si no una vuelta sobre su mismo lugar, de manera que su trasero le dio un rozón a mi amiguito, sintiendo su trasero a través de su fino vestido negro, lo cual me dio el impulso de sostenerla y mantenerla ahí, pero me aguanté y la vi irse. Me quede congelado, por casi un minuto, hasta que escuche el de paquetería, que me entrego el paquete y se fue. Después de un rato, me fui también, cerrando bien todo y llegando a mi departamento donde, en soledad, me masturbé pensando y recordando todo lo que había pasado, algo en mi había cambiado, algo en mi empezó a ver a América diferente, y seguramente ella ya me miraba diferente, pero no se desde cuándo.
Al día siguiente, las cosas fueron normal, salí del departamento a la casa, empecé a mover cosas, acomodar, me bañe, me arregle, comí y en un punto, espere el mensaje de América. A las 5, cuando empezó a atardecer, me llego su mensaje.
América: Ya voy para allá, ¿listo cuñado?
Carlos: Si, listo cuñada.
Y vaya que estaba listo, la espere, y en 10 minutos, toco a la puerta. La recibí, venia de jeans, pegados, blusa negra, ligeramente abierta, maquillaje ligero y su sonrisa en mi rostro. Pasamos, le invite un vaso de agua y nos sentamos en la nueva sala.
Carlos: ¿Cómo te fue ayer? ¿Te divertiste?
América: Si, aunque me falto algo, y vaya que me falto.
Había decidido volver a usar ropa deportiva, ahora a propósito. Dejo su vaso de lado, y miro hacia mi bulto, que ya estaba creciendo. Y aunque disfrutaba su iniciativa, llevaba todo el día pensando en esto, todo lo que había hecho ese día lo había hecho a medias, y solo pensaba en todo lo que quería decirle y hacerle.
Carlos: ¿Sí? ¿Te quedaste con ganas de quedarte más tiempo anoche? (Definitivamente la había agarrado en curva, se sorprendió y sonrió).
América: Si, me sentí mal, debí acompañarte hasta que llegara la paquetería. Pero lo bueno es que estoy aquí, quería ayudarte con tu mudanza, aunque ya veo que avanzaste mucho hoy, así que al menos estoy para acompañarte, ya que pronto no podrás recibirme (Sonreí, no podía ganarle, así que era hora de la acción).
Carlos: Entonces supongo que debo disfrutar de esto
América: Así es
Me acerque, rápidamente, a sus labios y tome su cabeza, ella también se había acercado y había cerrado un poco los ojos para recibirme. Nos besamos, de manera intensa mientras tocaba su cabello, lacio oscuro, se sentía tan ligero y me daban ganas de jalarlo mientras le daba duro. Su mano bajo, y se puso sobre mi bulto, empezó a exprimirlo y a disfrutarlo con una de sus manos mientras la otra tocaba mi rostro. Mi verga se empezó a poner más y más dura, tan dura que ya no era suficiente una mano, bajo la otra y empezó a tocarme sobre la ropa, yo respondí bajando las manos y desabrochando el resto de su blusa. Metí la mano, y para mi sorpresa, tampoco tenía ropa interior esta vez. América también era algo delgada, pero tenía las tetas ligeramente más grandes que las de mi pareja. Una vez dentro, empecé a sentir sus pezones, que se estaban poniendo duros, empecé a masajearlos y apretarlos al ritmo de nuestros besos. Entre besos, empezamos a jadear, sentía como su cuerpo empezaba a calentarse, sus piernas empezaban a ponerse algo inquietas y cuando no estábamos besándonos podía ver su cara de placer. Después de unos segundos, baje ambas manos y le quite la blusa por completo, dejándome ver sus hermosos senos, pesos oscuros, algo hinchados ya.
Carlos: Dios, que buenas tetas, te las voy a comer enteras cuñada.
América: Hazlo, hace mucho que quería entregártelos, ahorita me toca a mi comerme toda tu verga (Dijo mientras apretaba más mi verga, que ya estaba húmeda).
Me agache, para chupar, lamer y succionar sus senos mientras ella acariciaba y jalaba mi cabello y jadeaba un poco más fuerte. Después de unos minutos, volví a besarla mientras me quitaba la camiseta y me ponía de pie.
América: Déjame, me toca.
Y de un jalón, tomando la orilla de mi pans, bajo el pans y mis boxers, haciendo que mi verga se levantara de golpe casi chocando con su rostro. La tomo en sus manos, la olio, y la puso sobre su rostro mientras me miraba.
América: Voy a comérmela entera cuñado, como nunca te lo hizo mi hermana. Y luego quiero que me pongas en 4to y estrenemos esta casa, porque anoche me quede con ganas de eso, que me rompieras, tu verga se sentía tan rico en mi trasero y eso que todavía nos separaba mi vestido y tu ropa.
Termino de hablar, no podía ver mi cara, pero sabía que estaba muy excitado y sorprendido, se metió mi verga completa en la boca, haciendo arcadas y produciendo mucha saliva, luego se la saco y repartió toda la saliva en mi verga, me sonrió y empezó a masturbarme mientras lamia la punta de la cabeza con velocidad y destreza, empecé temblar y jadear más fuerte, realmente sabía lo que hacía. Después de un rato, escupió y volvió a masturbarme con más fuerza, se la metió entera por uno segundos, y al sacarla sus ojos lloraron un poco y me volvió a ver.
América: ¿Te gusta lo que ves cuñado? ¿Te gusta cómo te la estoy comiendo y mis tetas al aire?
Carlos: Dios como no tienes idea, eres realmente buena.
América: ¿Lo hago mejor que mi hermana? ¡Ahora ponme en 4, y rómpeme!
Carlos: Como ordenes cuñada.
Se levanto, le di la vuelta y antes de bajarle los jeans le di un fuerte arrimón, lanzándola sobre el sillón. Le bajé los jeans, y efectivamente no tenía ropa interior, su vagina estaba húmeda, recién rasurada y tenía un olor exquisito, su ano estaba perfectamente limpio y aunque tenía tantas ganas de metérsela de una, me detuve a lamer su ano y a sentir su trasero, que era mucho más grande que el de mi pareja.
América: ¡Ahhh! ¿qué haces cuñado? ¡Ahhhh que rico se siente, sigue así…!
Después de unos minutos, de dilatar y disfrutar su ano, me puse de pie y apunté mi verga a su vagina, y sin decir nada ni avisarle, se la metí hasta el fondo. Ella dio un ligero grito y yo gemí mientras entraba. Ambos estábamos tan mojados que se deslizo sin ningún problema, podía sentir que había llegado hasta el fondo y ambos estábamos muy calientes.
América: Dios, es la verga más grande que he sentido, mi hermana te tenía bien escondido cuñado, vamos, dame y déjame temblando.
Dicho y hecho, empecé a bombearla, tan fuerte que la sala chocaba con la pared, América empezó a gemir con fuerza mientras sus senos se movían de enfrente hacia atrás, yo sostuve tu cadera mientras miraba como su trasero chocaba con mi cuerpo. Después de unos segundos, empecé a darle nalgadas, sentía que ya me iba a venir, pero no quería que esto terminara.
América: ¡Dios que rico! Sigue dándome, más duro, déjame toda marcada cuñado, ¡más! ¡más! Vente dentro de mí, no quedare embarazada no te preocupes, uso inyecciones. Y cuando termino de decir eso, no pude aguantar más, empecé a gemir con fuerza, y los primeros chorros salieron disparados hasta lo más profundo de ella, junto con sus gritos de placer.
Carlos: ¡Ahhh cuñada, siii que buena vagina tienes, que cuerpazo!
Había tomado su cabello, mientras terminaba de venirme en ella, pude ver su cara, de placer, sus ojos habían girado un poco, su boca tenía saliva y no dejaba de mostrar sus dientes, era una escena increíble.
América: ¡Ahhh siii, esto es lo que siempre he querido cuñado, que me llenes de todo tu semen!
Estaba sorprendió y extasiado, jamás en mis sueños imaginaria la escena que acabamos de vivir, en mi nueva casa rompiendo a mi cuñada en 4. Después de unos segundos, estábamos jadeando, recuperando el aliento. Nos separamos, nos limpiamos, y en ese tiempo solo nos mirábamos y nos sonreíamos. Yo aprovechaba para ver mejor su figura, por fin pude ver esas caderas tan hermosa de mas cerca, y sus senos y pezones. Finalmente, se puso la ropa y se dirigió para despedirse.
América: Sigamos en comunicación cuñado, esto debería de repetirse, ¿no crees? (Sonreí, nervioso, sabía que ella quería que esto ocurriera, así que suponía que no había ni una gota de arrepentimiento).
Carlos: Lo pensare cuñada, lo pensare, pero recuerda que todavía mañana estaré aquí (Le giñe el ojo, y ella sonrió, se dio la vuelta y se fue).
Para los curiosos, puedo decir que, si volvió a ocurrir, si al día siguiente, pero también una tercera y última vez, pero esa la contare después, en otro caso. Mientras, espero hayan disfrutado de mi primer caso en este compendio, amor filial con mi cuñada América.