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Tiempo de lectura: 4 minutos

En una mañana fría, cuando el reloj marcaba las 6 de la mañana, decidí salir a caminar por las calles de la ciudad, aun no tenía una ruta definida, pero si un objetivo de oxigenar mi cuerpo mente; a cada paso que daba no encontraba ninguna persona, me encontraba en una ciudad desértica, quizá porque era domingo.

Por la acción de caminar, mi cuerpo entró en calor y el frío ya podía tolerar, continúe con mi actividad a pasos coordinados, hasta que a lo lejos divisé un bulto de color negro que se encontraba tirado en el piso; al llegar al lugar determinado, flexioné mis rodillas hasta llegar al piso de cemento, en esta posición pude verificar que se trataba de una funda de color negro amarrada, obstáculo por el cual no se podía observar su contenido que llevaba al interior.

La tome en mis manos y palpe con el fin de saber que era su contenido misterioso, según su textura aparentaba ser prendas de vestir pequeñas; observe a los lados, no había ninguna persona ni vehículos transitando, me invadió los nervios porque quería llevar la funda a la vez dejar ahí; involuntariamente arrugue lo más que pude y traslade aquella funda hasta el bolsillo de mi chompa, a esto mi cuerpo incorpore rápidamente para no ser descubierto y seguí caminando pero de regreso a mi departamento en donde vivía.

Apresure mi caminar queriendo llegar lo más pronto a mi departamento y despejar esta duda sobre el contenido de la funda misteriosa, me imaginaba muchas cosas, a lo mejor una camiseta, medias o un pedazo de tela sin importancia; por fin llegue a mi destino, abrí la puerta principal y directamente ingrese a mi dormitorio, despojándome de la chompa por el calor corporal que temía en el momento.

Saqué la funda de la chompa y me senté en mi cama, procediendo inmediatamente a desamarrar el nudo de la funda sin ningún inconveniente; llego el momento de descubrir, metí mi mano y en un solo puñado alcancé el contenido; vaya sorpresa, no podía creer lo que vio mis ojos, eran 3 prendas femeninas de las más diminutas y sexys, se trataba de hilos dentales de finos acabados de color amarillo, negro y rojo.

No desistía de ver a la vez palpar la textura de la randa y el encaje que conformaban aquellas prendas lujuriosas, admiraba su transparencia porque dejaba ver algo de lo prohibido y en su totalidad las posaderas contorneadas de una mujer; muchas incógnitas maquinaban mi mente, ¿Tal vez las mujeres que usan esta prenda diariamente, tienen problema al caminar? ¿quizá esta prenda se les introduce en los labios vaginales? o ¿Les causa placer?

Con todo este antecedente de preguntas e incógnitas, sentí la curiosidad de saber que se siente tapar la sexualidad con aquellos triángulos de tela muy pequeños, a sabiendas que esta prenda era exclusivamente hecha para la autonomía femenina, me recosté en mi cama y para desnudarme.

Ya totalmente desnudo, tome las prendas del placer, procediendo a colocar una en mi pectoral, otra en mi abdomen y la que más era de mi agrado (hilo de color rojo pación), le traslade lentamente a mi pene que en esos momentos se encontraba flácido, pero no fue por mucho tiempo, ya que al roce de la tela en mi glande activo mi libido sexual al cien por ciento y mi pene tubo una erección; dejando todo tabú a un lado, disfrute el momento, recorriendo toda mi piel con aquellas prendas femeninas.

Con todo esto mi cuerpo empezó a tener espasmos musculares de excitación, sobre todo en mi área pélvica, como si fuese una mujer pidiendo ser poseída ya; mi cuerpo sudaba y pedía algo más, para saciar ese momento intenté a darme placer individual, bajando y subiendo mi pene con mi mano derecha y con la otra frotaba las prendas en todo mi cuerpo desnudo, sintiendo los primeros fluidos que mojaban la cabeza de mi pene erecto y parte de mi dedo pulgar. Sabía que pronto llegaría al orgasmo acompañado de una explosión de chorros de semen; quería seguir disfrutando por lo que pare, descanse sin dejar de apreciar los diminutos hilos.

Ya retomado fuerzas, me vino la idea de sentir aquella prenda en la mitad de mis nalgas, tome en mis manos el hilo rojo, recogí mis piernas quedando las rodillas pegadas a mi pecho, estire mis manos hacia mis pies para introducir aquella prenda, sintiendo nuevamente la activación sexual, estire mis pies y la prenda cada vez se encontraba cerca de mi pelvis; arquee mi espalda dando factibilidad para colocar definitivamente la prenda en mi pelvis.

Mi corazón no dejaba de palpitar, mi cuerpo temblaba de emoción y placer al acariciar mi piel, me sentía otra toda una mujer candente, únicos momentos en los cuales podía experimente la otra parte escondida de mi sexualidad; me acorde que en el baño del dormitorio existía un espejo en donde se podía reflejar el cuerpo entero, sin pensar dos veces me levante y al incorporarme sentí un apretón en el área testicular y anal causado del hilo produciéndome instantáneamente un gemido seguido una pequeña emisión de líquido pre seminal.

Fue emocionante ver mi cuerpo puesto aquella prenda femenina frente al espejo; me di la vuelta y gire mi cabeza, al contrario, admirando parte de mi espalda, cola y piernas por primera vez, pudiendo observar como sobresalía aquel triangulo pequeño de tela de la mitad de entre mis nalgas, que a propósito se veían hermosas y provocativas.

Me perdí en el tiempo, probándome los tres hilos como si fuese una chiquilla en el probador de una tiende de lencería, hasta que no aguante más ver mi miembro mojado de líquidos y demasiado erecto; tome mi mano derecha y me inicié a masturbar acompañado de suave movimiento de caderas y vientre, manoseos de mis tetillas como si fuese una verdadera mujer. Gemía demasiado, alaba el hilo puesto para que el apretón en el ano sea más intenso y me cause placer, seguía masturbándome a un buen ritmo hasta que llegue al orgasmo con unos buenos chorros de semen blanco y espeso que mojo mis manos y piernas, fue algo indescriptible.

Desde ese momento sé que mi destino fue disfrutar momentos a solas puesto aquellas prendas, ver pelis porno pensando en que yo soy la chica protagonista, asiendo parte de mi sus gemidos y orgasmos. Querido lector, espero que este relato sea de su agrado y que si desea experimentar hágalo si tabú.

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