Estuve tratando de encontrar la mejor forma de contar esta situación y sinceramente no ha sido fácil. No soy escritor y la narrativa no es mi mayor fortaleza por lo que intentaré que el relato no sea tedioso y que sea fiel a los hechos para no perder la continuidad de los mismos.
Mi nombre es Bruno. Tengo una familia pequeña, pero muy unida conformada por mi esposa Anna y nuestra única hija, Camila. Hace unos cuantos meses tomé la decisión, por decisión propia y en parte por necesidad, de renunciar a mi empleo en el que tenía alrededor de 20 años laborando. Comencé a trabajar ahí poco después de que naciera Camila. Renuncié debido a que a mi esposa le ofrecieron un ascenso como Gerente comercial en su empleo, la mayor empresa de telecomunicaciones del país; la propuesta venía acompañada de algunos beneficios, el más importante sin duda era un sueldo, demasiado jugoso e irrechazable.
El problema era que el trabajo era al otro lado del país hasta la costa oeste, lo que significaba que Camila tendría que intentar seguir estudiando en línea o bien encontrar una nueva universidad que se ajustara a su plan de estudios. También pensamos que podría quedarse y alojarse con alguien, en realidad es una mujer bastante independiente pero a su vez, también demasiado apegada a nosotros por lo que deshecho rápidamente esa opción. Mi situación era tanto la más complicada como la más fácil de solucionar, me explico.
Mi trabajo consistía en verificar el estatus de la producción de componentes electrónicos y eso es muy complicado realizarlo a distancia y tampoco tenía la opción de solicitar un traspaso a otra sucursal debido a que no existe otra sucursal entonces la única otra solución que se me ocurrió fue la más directa: Renunciar. Esto no es algo que haya hecho a la ligera, en realidad llevaba mucho tiempo, tal vez dos o tres años, dándole vuelta a esta idea en mi cabeza; me sentía frustrado y quería hacer algo que me llenara por dentro aunque no supiera exactamente qué sería aquello. El nuevo empleo de mi esposa fue el empujón que necesitaba para tomar finalmente la decisión y dedicarme a encontrar una nueva ocupación aunque aún no tuviera nada en mente.
Como mencioné antes, el empleo tenía varios beneficios. El sueldo, que supera con creces lo que ganábamos entre los dos, por lo que podíamos vivir como veníamos haciendo hasta el momento y aún tener un extra de sobra. Vivienda, para facilitar nuestra transición, la empresa se encargó de encontrarnos una casa con buena ubicación, cerca de las nuevas oficinas y sin costo para nosotros. Por último, un vehículo para desplazarnos. Ya teníamos un automóvil propio, pero al tener un puesto gerencial la empresa le proporcionó un vehículo para facilitar el desplazamiento a su nueva ejecutiva. Realmente solo tuvimos que ocuparnos de gestionar la mudanza, empacar todo y afrontar esta nueva etapa y todo lo vendría. Nunca nos imaginamos cuanto estaba por cambiar todo lo creíamos saber sobre nosotros.
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Llegando a nuestro nuevo hogar. Tras un largo viaje en carretera de casi 2 días parando únicamente para atender necesidades fisiológicas, por fin llegamos a nuestro destino. Y puedo garantizar que los tres quedamos gratamente sorprendidos al ver nuestro nuevo hogar.
La casa donde nos ubicaron se encuentra en una hermosa zona residencial a las afueras de la ciudad así que además, estamos rodeados de naturaleza en todas direcciones; otro punto a favor. El lugar está conformado por varios condominios privados con acceso controlado únicamente para residentes y bardeado con muros de doble altura por todo el perímetro. La privacidad y seguridad adicional es algo que siempre se agradece.
Al interior de nuestro condominio, la calle principal tiene forma de "Y", las casas, que son prácticamente idénticas en el exterior, están acomodadas a ambos lados del camino mirándose de frente hasta el final de la calle y la bifurcación provoca que un conjunto de 4 casas, que están en ese espacio, sean las únicas que tienen vecinos a los lados y detrás. Nuestra casa forma parte de este conjunto. El inmueble por fuera no es nada del otro mundo, tiene un diseño bastante tradicional e incluso me atrevería a decir que aburrido pero por dentro la perspectiva cambia un poco: Dos plantas, tres habitaciones (dos en el piso superior y la otra abajo), un estudio y el living conecta a un pequeño pero acogedor patio trasero gracias a una puerta corrediza de cristal de doble altura que cruza de lado a lado de casa, la cocina es más amplia que nuestra antigua cocina y comedor combinados, hay dos y medio baños así que ya no tendríamos que pelear por usar el mismo al mismo tiempo. El cuarto de servicio tiene el tamaño de nuestra antigua habitación y jamás había sentido tantas ganas de que llegue el día de la lavandería como ahora.
Las habitaciones son amplias, pero la recámara principal es… enorme, tiene un vestidor con espacio suficiente para dos personas al mismo tiempo y un ventanal corredizo de altura completa que da a un balcón con vista al patio trasero y hacia la casa de los vecinos. Desde ahí podía ver la cocina, el living y la habitación principal. Curiosamente los patios únicamente están divididos por una pequeña cerca de madera de unos 40 – 50 centímetros aproximadamente. Prácticamente las casas están unidas entre sí de no ser por la cerca de madera. En fin. Por si faltaba algo… ¡un roof garden con todo lo esencial para una parrillada! En pocas palabras, sentí en ese momento que habíamos ganado la lotería y por la expresión en el rostro de mi esposa y mi hija creo que ellas también sintieron lo mismo.
Pasamos toda la tarde desempacando lo poco que pudimos traer en nuestro viejo automóvil, el resto había sido entregado y más o menos acomodado en su sitio por la mudanza el día anterior así que tampoco tuvimos que preocuparnos por eso.
Había caído la noche cuando nos percatamos que por la emoción no habíamos comido nada desde que salimos a carretera ese día por la mañana y ninguno se sentía con ánimos de cocinar y ensuciar nuestra flamante cocina nueva. Recordé que en el camino vi un restaurante no muy lejos de aquí así que tomamos la decisión de salir a cenar.
— ¿Puede alguien subir a cerrar la puerta de la terraza? — dijo Anna mientras Camila y yo salíamos por la puerta frontal — No quiero que los mosquitos me coman toda la noche. Estoy cansada y mañana tengo que tratar muchos asuntos.
—Yo me encargo de eso — le contesté con mi sonrisa más pícara. —¿De cerrar? — me miró confundida.
—De comerte toda la noche.
—Mmm eso suena interesante y tal vez yo podría regresar el favor — caminó hacia mí y me puso su dedo índice en el pecho; comenzó a descender lentamente — si lo haces bien incluso podría darte algo más.
Mi mente rápidamente comenzó a tratar de descifrar a qué se refería; no soy el más apto cuando se trata de entender indirectas. Tampoco tuve que esforzarme mucho. Acto seguido, Anna se dio media vuelta, su largo cabello negro le cayó por toda la espalda, me miró de reojo y mientras se mordía el labio inferior se inclinó provocando que su culo quedara levantado apuntado directamente hacia mi como si me estuviera invitando a entrar. Comencé a sentir un calor intenso en la entrepierna y creo que la erección que tenía podía apreciarse fácilmente.
—¡Joder, que guarros son los dos! ¿Podrían, por favor, controlarse un momento y dejar eso para más tarde? Muero de hambre y si no conseguimos comida en este instante, yo voy a terminar mordiéndote el culo mamá— la voz de mi hija se encargó de apagar un poco la situación.
Creo que Camila es una mujer muy madura, respetuosa y de una mentalidad muy abierta para muchas cosas, entre ellas, el sexo. En nuestra familia nunca fue un tema tabú, se habla de forma directa y sin prejuicios para fomentar una vida sexual sana. Mi esposa y yo creemos firmemente que la sexualidad no debería tratarse con incomodidad o rechazo como si se tratara de algo indecente y al contrario lo adoptamos como un estilo de vida. Demostrar cariño, afecto y amor no debería verse mal. No sé si hicimos lo correcto, pero si lo hicimos pensando en que nuestra hija, en su momento, pudiera sentirse cómoda y segura de sí misma así como de las decisiones que pueda llegar a tomar. Nos ha demostrado estar consciente de que sus padres viven su sexualidad en pareja muy ávida.
Tratamos de aprovechar cada momento para darle rienda suelta siempre que se pueda, y por descuido llegó incluso a encontrarnos en pleno acto, pero nunca habíamos hecho nada con la intención de que nuestra hija nos viera intencionalmente. También somos conscientes de su espacio y la respetamos, simplemente eran accidentes que a veces sucedían así y ella más que escandalizarse o alienarse de nosotros, simplemente nos dejaba ser y ha mencionado que prefiere que seamos abiertos con nuestras muestras de cariño y no seamos como otras parejas que pretenden serlo pero en privado ni se miran y pelean todo el tiempo. Camila es increíble como persona y ambos estamos muy orgullosos de ella.
—Supongo que primero podríamos ir por un bocadillo antes de servir el plato principal — dije sin quitarle la mirada al culo de mi mujer. Sin duda todas las horas de gimnasio que dedica a la semana me benefician a mi también — Y señorita, le recuerdo que, al menos hasta donde yo sé, el único que puede morder ese culo, soy yo.
— Hay muchos chicos muy guapos en la oficina de mamá. Si yo fuera tú, no estaría tan confiado.
—Y chicas también —agregó Anna con una sonrisa irónica y seductora mientras se dirigía al auto con Camila. Mi mente se puso a trabajar al instante y se me ocurrió que tal vez esa no era la peor de las ideas. Solo tal vez.
Me dirigí a la habitación para cerrar la puerta de la terraza pues tampoco quería que los mosquitos pudieran interrumpir mi "cena" más tarde. El cuarto estaba a oscuras y no tenía ni idea de dónde estaba el apagador. Seguí con cuidado en la oscuridad para no tropezar con nada hasta llegar a la puerta corrediza y de repente se encendió una luz en la casa de atrás. El repentino cambio de iluminación llamó mi atención y ahora que lo pienso, ese fue el detonante de una serie de eventos que cambiaría nuestras vidas para siempre.
Estaba ahí parado en la oscuridad. Lo correcto habría sido darme la vuelta y dejar todo para salir a cenar con mi familia, pero el morbo fue demasiado. Me quedé lo más inmóvil que pude y procuré no hacer ningún ruido para no ser descubierto mientras en el living de mis vecinos apareció una mujer que parecía haber terminado de darse un baño, descalza, se secaba el cabello con una toalla de color blanco e iba cubierta en una bata del mismo tono. A esa distancia no pude identificar ningún rasgo de su rostro aunque si noté que la bata se le cernía al cuerpo definiendo una figura muy llamativa, que era rubia y que tal vez tenía la misma altura que Camila. Atravesó la habitación contoneándose con seguridad de que nadie la miraba en la privacidad de su hogar; me llamó la atención que no parecía haber cortinas o persianas, al menos en la parte posterior.
Se dirigió hasta la cocina, abrió el frigorífico, miró al interior y tras un momento de decisión sacó una botella negra y vertió su contenido de color rojizo en una copa de vidrio. ¿Quién no disfruta de una copa de vino tinto al final del día? Bebió el líquido de un solo trago, se sirvió un poco más pero esta vez solo dio un pequeño sorbo a su bebida antes de despojarse de la toalla que cubría su cuerpo para después caminar de vuelta al living. Se quedó mirando a través de la doble puerta corrediza hacia la oscuridad del exterior de frente a mi.
Estaba completamente desnuda, tenía una vista privilegiada de aquella mujer. Anna tiene un cuerpo espectacular que cualquier joven de 20 años pudiera desear aunque no sea voluptuosa o de caderas anchas. Se ejercita con frecuencia y eso le ayuda a mantener una figura atractiva. Es normal que a donde sea que vayamos, robe la atención de los hombres de todas las edades y en ocasiones hasta de algunas mujeres. Anna es bellísima, sin lugar a duda, pero frente a mí, tenía una mujer espectacular con una belleza natural que pocas veces había tenido el placer de ver en persona. Sus tetas eran grandes y firmes. El color rosado de sus pezones contrastaba con su piel blanca y fina como la porcelana. Las curvas de sus caderas eran prominentes dejando adivinar un pedazo de culo exquisito.
Pude ver que estaba totalmente depilada del coño aunque no pude su sexo con detalle y dos tatuajes, que parecían ser finas líneas de algún texto, uno a la altura de las costillas y el otro en una de sus piernas por debajo de la pelvis, terminaban de decorar un cuerpo que podía afirmar bajo juramento que era perfecto. Nunca había visto una persona emanar tanta sensualidad como aquella rubia que estaba frente a mis ojos. Sentí como mi verga dio un saltito del pantalón confirmando que esa pequeña secuencia que acababa de presenciar comenzaba a tener un efecto muy excitante dentro de mí. La habitación, nuestra habitación, se encendió repentinamente y al igual que había sucedido conmigo hace unos momentos, los ojos de la rubia fueron atraídos directamente hacia la luz al instante. Nuestras miradas se cruzaron por un instante antes de darme vuelta tan rápido como pude. Anna estaba de pie, mirándome fijamente en el umbral de la habitación.
﹘ ¿Estás bien? Tenemos ya un rato esperando en el auto y tu hija princesa comienza a transformarse en un ogro hambriento.
Tragué una gran cantidad de saliva; no me había dado cuenta que lleva un tiempo conteniendo la respiración. Miré nuevamente hacia donde estaba la rubia, seguía ahí de pie mirándome fijamente como yo lo había estado haciendo hace un momento. Por un segundo creí que comenzaría a gritar por haber descubierto a un fisgón que la espiaba desde las penumbras. Pero en lugar de eso me dedicó una sonrisa burlona y se quedó ahí sin hacer ningún intento por cubrir su desnudez. Reaccioné y dije lo primero que se me vino a la mente.
―Parece que está atascada y no puedo cerrarla ― hice la mejor impresión que pude de estar peleando con la puerta y tras un esfuerzo sobrehumano al fin conseguí cerrarla ― Uff ya está, mañana la arregló ahora si vamos a comer.
No me atreví a mirar de nuevo por temor a ser descubierto. Tampoco es que a Anna le hubiera molestado, es más, estoy seguro que ella también habría querido dar un vistazo. Pero en ese momento me sentía extraño, sumamente excitado y con ganas de ver más. Salimos a cenar y regresamos a casa después de un rato. En ese periodo no pude sacarme a la rubia de la cabeza. Camila se despidió y antes de cerrar la puerta de su habitación (ella eligió la que se encuentra en la planta inferior) nos pidió que no hiciéramos mucho ruido si decidíamos pasar un rato íntimo.
Suelen ser un poco ruidosos y también necesito descansar, dijo al mismo tiempo que se encerraba en su cuarto. Anna y yo hicimos lo mismo y esa noche tuve una de las mejores sesiones de sexo de mi vida. Estaba duro como roca y mientras penetraba a mi mujer en diferentes posiciones no podía evitar imaginarme a aquella voluptuosa y sensual rubia que vive justo detrás de nosotros. No es necesario mencionar que fuimos sumamente ruidosos y estoy seguro que nuestros gemidos se escuchaban con claridad por toda la privada.
Esta es la primera y corta parte de lo que espero sea el inicio de una serie. Han sucedido varias cosas desde entonces que vale la pena contar pero es difícil plasmarlo en palabras. Al menos es difícil para mí. Si encuentro tiempo espero poder continuar pronto con el relato. Gracias.