Mi nombre es Laura, soy terapeuta sexual. Quiero relatar una experiencia que tuve mientras trataba a una de mis pacientes. Su nombre era Natalie y ella era mi amiga desde la universidad Natalie vivía con Daniel y con su hijo de él, llamado Dylan. Vivían como una familia normal, hasta que un día Daniel tuvo un accidente y a partir de ahí, Dylan y Natalie terminaron viviendo en la misma casa solo él y ella, sin embargo los años pasaron y las cosas se han salido un poco de control entre ellos.
Es por ello que Natalie vino a verme, para contarme lo que estaba viviendo con Dylan todos los días:
– Cuéntame Natalie, ¿qué sucede? – Le pregunte, al iniciar la terapia
– La verdad es que no sé qué hacer con Dylan. He tratado de hablar con él pero no ha funcionado. – Me respondió Natalie
– ¿A qué te refieres?
– A que ha estado buscándome, tú sabes…
– Me temo que no lo sé, ¿a qué te refieres?
– Lo que sucede es que me busca para que lo acaricie – Me dijo un poco ruborizada
– ¿Te refieres a caricias de índole íntima? – Le pregunte para aclarar el punto
– Si, totalmente
– Ya veo, y ¿por qué consideras que es un problema si él ya es un adulto?
– Se podría decir que si pero, tú sabes, por respeto a la memoria de su padre yo no debería…
– Entiendo
– Sin embargo, he de confesarte que me resulta difícil negarme, pues el me parece muy atractivo, a pesar de nuestra diferencia de edad
– Si, estoy al tanto de que le llevas varios años
– Así es, y la verdad, pienso que aún me conservo relativamente bien y sé que se siente atraído por mi
– No me extraña, siempre has sido muy guapa – Le dije de forma sincera
– Gracias Laura, te lo agradezco – Me dijo mientras se acomodaba su cabello largo
– Pero ¿el que te dice? ¿Siente algo por ti o solo es obsesión?
– Es difícil saberlo, él es muy reservado con sus sentimientos pero al estar solos en la casa, se acerca a mi, toma mi mano y la pone en su entrepierna.
– ¿Como reaccionas tu?
– Le digo que no debería tocarlo de esa forma pero el insiste diciéndome que solo una vez, por lo que termino hincándome, bajo su trusa y cuando su pene queda al descubierto lo acaricio con mis manos
– ¿Te dice algo mientras lo acaricias?
– Solo cierra sus ojos y me pide que continúe pues siente mucho placer. Y así lo hice, seguí acariciándolo con mi mano de arriba a abajo hasta que de pronto su pene comenzó a expulsar un poco de semen. Creí que había sido accidental y que se detendría, pero siguió derramándose en mi mano hasta que se vino totalmente.
– Debió haberte tomado por sorpresa, pero ¿no era esa tu intención? Hacer que tuviera un orgasmo
– No en ese momento, no quería sobrestimlularlo hasta ese punto
– Ya veo
– Y así fue como empezamos, con caricias de ese tipo que yo le hacia
– Supongo que a partir de ahí su relación ha ido escalando en ese sentido
– Definitivamente. En otra ocasión él se fue a recostar junto a mí en la noche mientras yo intentaba conciliar el sueño y empezó a frotar su pene en medio de mi culo
– ¿Qué hiciste cuando te diste cuenta?
– Simule seguir dormida, mientras Dylan se frotaba detrás de mi hasta que tuvo su orgasmo. Al terminar, sentí que limpió su semen de mis nalgas con un papel y se fue. Al día siguiente no le dije nada, pues supuestamente yo estaba dormida.
– ¿Que sentiste cuando estaba detrás de ti?
– Sentía como si me estuviera haciendo el amor. Tenía tantas ganas de quitarme la panty y guiarlo hasta mi entrada húmeda, darle las nalgas como él quisiera pero no lo hice. Solo deje que se sirviera, pues sabía que pronto terminaría.
– ¿Qué hiciste cuando él se fue?
– Empecé a acariciarme los pechos y debajo de la panty, pensando en lo que pudo haber sido. En mi imaginación, el acababa de hacerme el amor y con eso fue suficiente para tener un orgasmo esa noche.
¿Crees que debí haber hecho algo distinto? Ya no sé como controlarlo – Me dijo Natalie un poco contrariada
– Te entiendo Natalie, no debe ser fácil para ti negarte a los acercamientos de Dylan mientras tu satisfaces tus propios deseos
– Si, él ha buscado la forma de que yo me entregue a él, pero no lo he dejado aunque, si hemos tenido contacto sexual
– ¿A qué te refieres exactamente?
– Un día lo estaba masturbando en el baño y cuando me levanté, me baje la panty, dejando al descubierto mi vello púbico. Tome la punta de su pene y la acerque a mi vulva, pero solo por fuera
– ¿Que hizo Dylan?
– Empezó a moverse, simulando que me penetraba mientras me tomaba por la cintura. Como te imaginaras, no duro mucho y se vino ensuciando por completo mi ropa interior.
– Se podría decir que si ha habido cierta intimidad, pero no ha habido coito como tal – Pregunte para mayor claridad
– Así es, nunca hemos cogido realmente
– Entonces, solo han sido caricias y ciertas concesiones de tu parte
– Si, así es Laura
– De acuerdo Natalie, me gustaría entrevistarlo por aparte para conocer su versión si te parece bien
– Si, está bien
Al día siguiente Dylan fue a verme a mi consultorio y de inmediato trate de que se sintiera cómodo, como si hablara con una amiga, en vez de con una terapeuta.
Natalie tenía razón, era realmente muy guapo. En ese momento supe lo difícil que era para ella no entregarse a él por completo.
No era necesario tener un doctorado en psicología para darse cuenta que Dylan se sentía frustrado y que traía una leve depresión.
Durante la sesión, Dylan me contó que le gustaba practicar varios deportes, entre ellos el ciclismo.
Me contó también que gracias a ese deporte ha descubierto vistas muy hermosas de la ciudad.
Le dije en tono informal que quizás algún día podría mostrarme lo bello que se ve desde ahí.
No creí que Dylan hubiera tomado mi comentario en serio, sin embargo unos días después Dylan me envió un mensaje y quedamos de vernos cerca de ese lugar, sin embargo yo no llegue en una bici sino en mi auto.
Dylan tenía razón, la vista era muy asombrosa desde ese punto de la montaña además de que no había absolutamente nadie ahí.
– Gracias por mostrarme algo tan bello Dylan – Le dije mientras contemplaba el paisaje
– Gracias a ti Laura por saber escucharme, no me imagine que hablar contigo me ayudaría – Me dijo
– Yo sé lo que realmente necesitas – Le dije al oído en voz baja
– ¿En serio? – Me respondió confundido
Lo tomé de la mano, lo conduje a mi auto y nos metimos al asiento trasero.
Cuando Dylan se sentó junto a mí, nos miramos por un momento y comenzamos a besarnos. Más temprano que tarde las manos de Dylan ya recorrían todo mi cuerpo, manoseando mis piernas, mi blusa… mis pechos.
– No Dylan, ¿qué diría Natalie si nos viera? – Alcance a preguntar
Sin embargo Dyaln siguió besándome y acariciándome haciendo caso omiso a lo que le dije.
Dylan no dejaba de tocar y acariciar mis senos. Sentí la necesidad de desabrocharme el sostén, pues mis pezones ya estaban muy erectos y además quería que Dylan me los besara.
Poco después, levante una de mis piernas y Dylan conoció mi ropa interior de color blanco. Se acercó y empezó a besarme en esa área haciendo qué se me erizara la piel.
– ¿Te estorba esto? – Le pregunte refiriéndome a mi braga
– Si, mucho – Alcanzo a responder mientras me la quitaba
Dylan acarició por un momento mi vello público que había quedado al descubierto. Para cuando se acercó de nuevo, mi vulva ya mostraba señales de humedad, debido a los besotes que me había dado en la boca y en los pezones.
Aun así, no perdió la oportunidad de conocer mis sabores mas íntimos y de terminar de lubricarme usado sus labios y su lengua.
– Estas haciendo que me sienta muy mojada. Si estás pensando en penetrarme, hazlo de una vez! – Le reclamé
– Si que lo estas! – Alcanzo a decir mientras me lamía toda la vulva y el clítoris
– ¿Esto es lo que necesitabas verdad? Alguien que te abriera las piernas sin tanto ruego
– Si Laura, esto era justo lo que necesitaba! – Siguió diciendo en medio de mis fluidos vaginales
– Ya no aguanto Dylan, mira que estoy mojadisima!
Dylan se quitó los pantalones y el bóxer dejando al descubierto su pene totalmente erecto.
Mi vulva estaba tan húmeda, que el simplemente resbalo dentro mi, haciendo que se me escaparan algunos gemidos.
Dylan marcó la pauta de esa primeras penetraciones, el ritmo perfecto para disfrutar del coito. Mientras me hacía el amor, yo no paraba de gemir y de incitarlo a que siguiera pues me estaba haciendo sentir muy rico.
– Si Dylan… así… así… dame rico… sigue, sigue… cógeme… no pares…
De pronto Dylan se salió de mi y empezó a eyacular mientras el gemía. Ahí estaba, el mismo semen del qué me había hablado Natalie, pero ahora sobre mi vientre. Lo toque con mis dedos y los lleve a mi boca para conocer su sabor.
Al terminar nos quedamos abrazados en el asiento trasero del auto.
– ¡Eres hermosa! – Me dijo con respiración aún agitada
– Gracias Dylan! – Le dije
– Me encantó estar contigo! – Volvió a decirme
– Lo sé Dylan. Lo que quería mostrarte es que no necesitas para nada a Natalie
– Si, ella no me da lo que tú me has dado! – Me dijo un poco molesto
– Natalie tiene un bloqueo psicológico, por eso no se entrega a ti. Note lo frustrado que estabas y el único remedio para tu caso, era mostrarte lo dulce que pueden ser las caricias de una mujer
– Si, fue hermoso!
– De hecho, creo que vamos a necesitar varias citas de este tipo para poder avanzar en tu proceso- Le dije mientras acariciaba su pecho y su cabello
– Si Laura, yo pienso lo mismo. Necesito mucho esto! – Me dijo
– Sabía que te iba a gustar tenerme en tus brazos, por eso te traje a este lugar, pero por favor, no le comentes nada a Natalie, tus citas conmigo son privadas.
– Si, está bien, no le diré nada – Me respondió
La verdad es que tuvimos varias "citas" de este tipo y si soy sincera, me encantaba abrirle las piernas, abrazarlo, acariciarle el cabello y la espalda mientras me hacía suya.
Un día un día, mientras estábamos descansando abrazados, me enteré de algo que había sucedido entre él y Natalie:
– Tengo algo que confesarte – Me dijo Dylan mientras acariciaba mi cabello
– ¿Que sucede? – Pregunte temiendo que Laura se hubiera entregado a el
– Estaba en la cama con Laura y le pedí que me tocara. Entonces ella, con su pantaleta puesta se abrió de piernas y me dejo frotar mi pene sobre su panty. Poco después tomo mi pene y lo metió dentro de su tanga. Al sentir sus labios menores humedecidos, no pude evitar resbalar dentro de ella.
– ¿Que hizo Laura, te sacó?
– Me miró sorprendida, pensé que me diría que me saliera pero en vez de eso, comenzó a gemir. Nunca la había escuchado hacer ese tipo de ruidos tan sexys.
– ¿Duraste mucho dentro de ella?
– Si te soy sincero, no creo que haya sido mucho. Cuando sentí que ya iba a terminar, me salí de ella y empecé a eyacular sobre su vientre
– Vaya, si que son novedades. Finalmente hubo sexo entre ustedes.
– Si, no quería que te enteraras por medio de ella así que preferí decírtelo
– Gracias Dylan por contármelo. Significa que ¿ya no me vas a venir a ver? – Le pregunte un poco decepcionada
– Claro que si Laura, no me perdería por nada estar contigo
– ¿Sabes? Hiciste que me sintiera un poco celosa
– No era mi intención, es solo que Natalie vive conmigo y …
– Lo sé, sé que tanto tu como ella se han buscado, pues ambos quieren satisfacer sus deseos más íntimos
– Si, supongo que si pero tú sabes que me encanta pasar tiempo contigo! – Me dijo
– A mi también me encanta lo que hacemos Dylan – Le respondí mientras lo besaba. Aquellos besos no tardaron mucho en convertirse de nuevo en caricias y en sexo rico.
Días después Natalie vino a mi consultorio, y me quiso vender la misma idea de que Dylan la buscaba para que masturbarlo, pero le confesé lo que estaba sucediendo entre Dylan y yo. A ella no le quedo otra opción que decirme la verdad.
Fue un momento incomodo entre nosotras si soy sincera, pero nos sirvió para llegar a una especie de acuerdo:
– Ahora que sabes lo que sucedió ¿te molesta que Dylan me busque? – Le pregunte
– Él ya es un hombre y tiene la libertad de estar con quien quiera. Aunque si te soy sincera, prefiero que sea contigo y no con alguna desconocida
– Gracias Natalie, te lo agradezco. La verdad es que me gusta y disfruto estar con el
– Y siendo sincera ¿A ti te molesta que el me busque o yo a él? – Me pregunto Natalie
– No, para nada. Entiendo que viven en la misma casa y que no van a faltar ocasiones, pues él es joven e impulsivo y tú tienes deseos sexuales como cualquier mujer
– Si, no ha sido fácil para mi vivir con él y no desearlo
– Gracias por haber sido sincera conmigo Natalie al igual que yo lo fui contigo. No es necesario competir entre nosotras. Cuando estén en su casa, yo respetare su espacio, y cuando él te diga que viene a terapia, sabes que viene a hablar, a que lo escuche pero es muy probable que termine en otra cosa.
– ¿Qué es lo que te gusta de estar con él? – Me pregunto
– No lo sé, muchas cosas. Al principio, es muy dulce cuando está detrás de mí, besándome el cuello y cuando me toma por la cintura sé que no me dejará hasta que… tú sabes
– Si, también me ha hecho lo mismo, no me suelta hasta que no le haya dado las nalgas, pero… sé que lo has disfrutado tanto como yo.
– Si Natalie, te ofrezco una disculpa, no era mi intención tomar nada de lo que es tuyo. Simplemente así se dieron las cosas entre Dylan y yo.
– Lo sé Laura, no tienes nada de que disculparte. Me da gusto que compartamos ciertas cosas y tengamos nuestros secretos de amigas.
Laura sonrió y en ese momento nos pusimos de pie casi al mismo tiempo y nos abrazamos.
– ¿Sabes? Creo que me excite por estar hablando de estas cosas – Me dijo Natalie
En ese momento me sentí totalmente identificada con ella, pues sentí que me humedecí al estar hablando con Natalie sobre Dylan y sobre lo rico que nos hace el amor.
Al unirnos en ese abrazo, pude percibir su dulce perfume y la calidez de su cuerpo.
Nuestros rostros estaban tan cerca, que de forma muy natural terminamos dándonos un beso.
De pronto Natalie y yo volvimos en sí, y retomamos nuestros roles habituales de amigas.
– Sera mejor que me vaya a casa, se está haciendo tarde – Me dijo un poco ruborizada
– Claro, te acompaño a la puerta – Le respondí mientas intentaba ordenar mis ideas sobre lo que somos y lo que no.
Fue así fue como Natalie y yo, compartimos por un tiempo al mismo amor sin haberlo planeado.
Hoy en día ya no veo a Dylan, pues el ya no vive con ella. Pero guardo un agradable recuerdo de los encuentros que tuvimos. Cuando veo a Natalie casi no hablamos sobre Dylan ni de aquel beso que nos dimos, pero nunca nos olvidamos de lo que hemos vivido juntas ni de lo que él nos hizo sentir.
FIN