Tomas es un joven “especial” por así decirlo, diferente a los demás jóvenes de su edad (18). Tiene pocos amigos y sus amistades lo miran y tratan siempre “diferente” a como lo hacen con los demás jóvenes de la universidad.
Tomás no participa en ningún grupo, ni de teatro, ni de deporte, ni de ocio, de los que hay en la uni y en su vivir solitario tampoco sale con amigos o amigas de fiestas ni jolgorios. Encerrado después de las clases en su casa, mata las horas estudiando, leyendo, en el gimnasio que tiene instalado en el sótano de la casa y fumando marihuana que él mismo con permiso de sus padres, también consumidores habituales, cultiva cada año en el jardín de su casa. Sus padres a diferencia de él, son un matrimonio muy abierto a las amistades, a salir a cenar con amigos, a bailar y se apuntan a cualquier evento que se organiza en el pueblo donde viven.
En su mundo solitario Tomás es un joven feliz, él vive y obra según su conciencia y criterio y bien poco caso le hace a las peticiones principalmente de su madre, que insiste a que salga de fiesta con los amigos, que los traiga a casa a la piscina en verano, a celebrar su cumpleaños etc. A su madre le gustaría verlo con novia y que hiciera una vida normal como hacen los chicos de su edad. Pero Tomás encerrado en su mundo no le hace ni puto caso y continua a su bola sin preocuparle las críticas y recriminaciones que pueda recibir, le es totalmente indiferente la opinión que sus padres y la gente puedan tener de él.
Tomás es un apasionado lector, principalmente de novelistas eróticos y censurados por la sociedad puritana y conservadora. Apasionado lector de novelistas como Anaïs Nin, Henry Miller, Pierre Louÿs, etc… a los que venera como grandes prodigios de la literatura. Estos escritores llenan su ocio y sus novelas alimentan su imaginación para satisfacer sus deseos sexuales con masturbaciones donde recrea en sus imaginarios hechos, pasajes y aventuras vividas en las novelas.
La familia de Tomás tiene una situación económica acomodada, su padre es un empresario textil que bajo una marca propia y reconocida exporta ropa a todo el mundo. Su madre es abogada, pero no ejerce, solo asesora a su marido en los asuntos que requiere la empresa familiar. Tomás es el único hijo del matrimonio y sus padres están orgullosos que el mundo empresarial su hijo lo vea como su futuro. Tomás da sus opiniones al padre sobre diseños de ropa, de tendencias de moda, incluso se atreve a proponerle análisis de mercados, visita con el padre regularmente la fábrica donde producen la ropa y él lo muestra y presume orgulloso ante sus empleados, al que ya consideran como el futuro sucesor en la dirección de la empresa donde trabajan. Lo tratan ya de usted aunque sea un joven estudiante y lo pelotean y halagan. A Tomás esta situación de ser “superior” le sienta indiferente, él se limita siempre en ir a su bola y pasa de que los halagos y peloteos varíen su actitud y lo hagan sentir diferente y superior.
Tomás es de complexión atlética y heredó de su madre la belleza. Tiene multitud de chicas siempre a su alrededor que en vano intentan conquistarlo o simplemente amistar con él. Su mundo solitario es motivo de mucho cotilleo en la uni y teniendo rasgos como tiene de hermosura fémina, hace que muchos y muchas lo consideren un “homosexual sin salir del armario”. Justifican el desdén que tiene hacia ellas y ellos pensando que es maricón. Tomás muy lejos de esta orientación sexual, pasa olímpicamente de los criterios y opiniones que tienen hacia él sus compañeros.
Un día llegó su madre muy agitada, nerviosa y alterada a casa. Durante la comida contó en la mesa lo que para ella era una desgracia ocurrida a una íntima amiga suya. Resultó que Carmen, su amiga, pillo a su marido poniéndole los cuernos con su secretaria, mucho más joven. Más grave fue que pudo conocer y comprobar que ya llevaba tiempo Raúl, el marido de Carmen, enrollándose con la secretaria, y que era ya algo más que un rollete sexual y que entre ellos ya había una afinidad y proyectos de futuro como pareja.
Estaba la madre soltando todo este culebrón en la mesa mientras comían y Tomás parecía que escuchaba indiferente los pormenores ocurridos, pero estaba atento a todas las explicaciones que su madre daba, no en vano Carmen era una mujer que alimentaba al igual que sus novelistas sus fantasías sexuales cuando se masturbaba.
Carmen era una casi cincuentona señora con un cuerpazo de metro setenta donde sus tetas y gran culo resaltaban sobre su figura. No exageradamente guapa, sus grandes labios y sus felinos ojos le daban un aire erótico de puta pija madura. El matrimonio no tenía hijos y vivían en una gran casa con los padres ancianos del marido, a la vez propietarios de la casa.
Ángela, la madre de Tomás comento que Carmen le había pedido si podía trasladarse a vivir una temporada con ellos a su casa, mientras arreglaba los papeles del divorcio, caso que asesoraría su madre como abogada, y que ella había aceptado y esperaba que su marido también aceptara en acogerla mientras todo esto durara. La casa es suficientemente grande como para que su presencia no alterara la convivencia familiar. Al padre de Tomás no le hizo mucha gracia la petición, aunque la aceptó, sabiendo lo amigas que eran ambas. Además al estar juntas podrían preparar bien el divorcio donde ella quería sacar una buena tajada económica.
Tomás no hizo comentario alguno y al ser preguntado que le parecía, él se limitó a comentar que solo esperaba no se inmiscuyera en su vida y sus cosas. Eso provocó una sonrisa de su madre que lo tranquilizó diciéndole que estuviera tranquilo que esto no ocurriría. Así terminó la comida y como cada día después de la misma Tomás se retiró a su habitación a sus cosas. Intentó leer un poco pero rápidamente le vino a la mente Carmen. Recordó una vez que en la piscina de su casa ella y su madre comentando ajenas a su presencia, como les sentaba el biquini que lucían y se mostraron los pechos haciéndose observaciones una a la otra de los mismos. A Tomás la imagen de ver los pechos de Carmen le provocó una gran erección y ahora recordando el momento la polla se le puso como un mástil. Dejó el libro que había empezado a leer “Opus Pistorum” de Miller y se concentró en masturbarse a la salud de los pechos de Carmen, imaginando que los sobaba, chupaba y estrujaba dando paso a un polvo donde ella se subía encima de su polla cabalgándola frenéticamente hasta correrse. Cuando termino la paja fue al cuarto de baño a limpiarse, la cantidad expulsada de leche le dejo todo el cuerpo pringado. Ante el espejo de cuerpo entero admiró su trabajada figura de gimnasio y su sexo. Blandía ante el su polla orgulloso del gran tamaño que sabía que tenía por su edad, mucho más grande incluso que la mayoría de adultos. Esto le excitó de nuevo y empezó otra masturbación frente al espejo donde imágenes mil pasearon por su mente lujuriosa hasta correrse de nuevo soltando otro gran chorro de leche que pringó el espejo donde se reflejaba. Después de darse una ducha y limpiar todos los restos de semen de su cama y del espejo, se lio un canuto de marihuana y se quedó adormilado y descansando en su cama. Hoy era viernes y como cada viernes por la tarde acompañaba a su padre a la fábrica.
Pasaban ya las cinco de la tarde del viernes cuando su padre le dio el toque. Tomás mañana no tenía clase y como casi todos los viernes a esta hora acompañaba a su padre a la fábrica, donde este impartía las ultimas órdenes y cerraba la semana laboral. Mientras su padre se reunió con los encargados de las secciones en su despacho, él se fue a dar una vuelta por los talleres de producción. Le gustaba ver al personal trabajar y observar el funcionamiento de las maquinas que tejían, o doblaban la ropa. Miraba y observaba modelos, colores y textura de las prendas que fabricaba la empresa de su padre con mucha atención, a él esto le encantaba. Iba recorriendo la fábrica ajeno a las miradas de los empleados y aunque siempre cortés devolviendo los saludos de los mismos por donde andaba, pasaba de cualquier otra atención que no fuera su interés por la producción de las máquinas.
Haciendo este recorrido le entraron ganas de mear y se dirigió a los lavabos más cercanos que había. Eran unos lavabos comunes y secundarios que tenían a disposición los empleados de aquella zona, la mayoría mujeres trabajadoras que estaban en la cadena de plegado de las prendas. Cuando entro en el lavabo le agradó comprobar la limpieza del mismo, estaba impecablemente limpio, seguro el equipo de limpieza al ser viernes lo había dejado ya limpio y dispuesto para la nueva semana laboral. Esto le causó satisfacción y pensó que en la fábrica había un buen equipo de limpieza. Se dirigió a unos de los wáteres y se sacó la polla para mear cuando escucho las voces de dos mujeres que habían entrado en el lavabo. Entre ellas mantenían una conversación amistosa, hablaban y comentaban precisamente acerca de él.
-¿Has visto a Tomás el hijo del jefe? Le dijo una a la otra.
– Si, se ha paseado por la fábrica y ha pasado por mi lugar de trabajo. ¡¡Que guapo que es el muchacho!!
– Mucho, cuando sea mayor, será un don Juan, porque además de guapo, el cuerpo que luce y el dinero que tiene no le faltaran pretendientes.
Se reían entre ellas comentando los portentos del muchacho
– Lástima que sea maricón
– ¿Estas segura que es maricón?
– Eso dice mi hija que estudia en su universidad y es lo que los chicos dicen. Aunque se ve que es tan cerrado y solitario que no sale con ningún compañero, es un poco misterioso.
– Pués vaya que decepción para las chicas de su edad, no poderle hincar el diente a semejante bombón.
Comentaban ese cotilleo mientras el escuchaba atento la conversación de las dos empleadas con suma atención. Demoró en salir del habitáculo donde meó hasta que le pareció que las empleadas habían abandonado el lavabo. Cuando salió, se encontró con la sorpresa que permanecía en el mismo mirándose en el espejo una de ellas. La empleada al verlo salir del lavabo y estar segura de que había escuchado la conversación de ambas se quedó paralizada, su rostro palideció y enrojeció de golpe, parecía un semáforo cambiando de color. La mujer estaba que hubiera preferido que la tierra se la hubiera tragado en aquel momento. No se atrevió a decir palabra, simplemente intentó apartar sus ojos de la mirada tranquila y segura de Tomás. Este, impasible, abrió la puerta del lavabo de donde había salido y con una voz suave, segura e imperativa le dijo – Entra. La mujer incapaz de reaccionar, como una autómata se limitó a cumplir la orden del hijo del jefe y entro en el lavabo donde Tomás había meado.
La mujer era una cuarentona posiblemente, sin ningún aparente atractivo. Envuelta en su bata de trabajo no se le percibía ninguna forma física de su cuerpo. Morena, mas bien fea y algo entrada en kilos y años no era para nada un atractivo sexual.
– Siéntate en la taza del váter. Ordenó Tomas a la mujer.
La mujer aún en un estado de choc incapaz de reaccionar a otra cosa que no fueran las ordenes de Tomás, se sentó en la taza del váter. Tomás se sacó ante los ojos de la atónita mujer la polla y los huevos. Esta quedó petrificada al verla, en su vida había visto al natural una polla de aquellas dimensiones que a pesar de estar solo morcillona ya era superior a lo que la mujer había visto jamás.
– Chupamela. La voz tranquila, segura y autoritaria del muchacho hizo que esta sin mas empezara a metérsela en la boca.
La polla de Tomás empezó a crecer dentro de la boca de la mujer, llegando a una dimensión que apenas le cabía dentro de la misma ni la mitad de ella y haciendo un esfuerzo enorme ya que el grosor de la polla le tenía la boca abierta como nunca jamás la había tenido, empezó a chuparsela. La mujer iba disfrutando de la mamada, Tomás lo percibió y se dio cuenta al ver como se sacaba y metía con delirio la polla de la boca, la lamia y relamía en toda su longitud, besando y chupando también sus enormes huevos. En un estado de calentura total, la mujer se desabrocho la bata de trabajo, se sacó las tetas y empezó a acariciarse el coño. Tomás observó las tetas de la mujer y no le disgustaron, no eran muy grandes pero redondas y con un pezón largo que salía de una aureola rosada perfecta. Se sorprendió cuando le agarró las tetas comprobar que eran duras y firmes, para nada caídas y blandas. Tomás le masajeaba las tetas mientras ella estaba concentrada en mamar aquella gran polla y a darle con sus dedos a su coño y clítoris. Al poco tiempo Tomás le avisó que se iba a correr y ella lejos de apartarse o sacar la polla de su boca, mas pasión le puso a la mamada. Se corrieron los dos a la vez, se oyó el chapoteo del coño de la mujer soltando líquidos vaginales a la par que Tomás empezó a descargar dentro de su boca tal cantidad de leche que no le daba tiempo a tragársela y se le salía por la nariz y la comisura de los labios cayendo sobre sus tetas. Cuando se hubo corrido Tomás saco la polla de su boca, la sacudió pringando la cara de la mujer con los restos de su corrida y le dijo que se la limpiara. Ella, sonriente con una felicidad extraña ahora, empezó a relamérla, besarla, saborearla hasta dejarla sin restos de semen. Se quedó mirando el trabajo bien hecho que le había realizado a la polla del muchacho y sorprendida que aún se mantuviera tiesa como un mástil aún después de haberse corrido. Sin mediar palabra Tomás se guardó la polla dentro del calzoncillo, se abrocho el pantalón y se dispuso a marchar. Antes de irse, la miró, ella aún sentada en el inodoro con las piernas abiertas y sus tetas fuera y le dijo: – No soy Maricón.
De regreso a la oficina, su padre ya había terminado la reunión y se unió a el.
– Hola Tomás, entra. ¿Qué tal el paseo por la fábrica? ¿Cómo ha ido la vuelta?
– Bien papa, me gustaría destacar y felicitarte por el equipo que tienes de limpieza, mantienen la fábrica muy limpia, he usado uno de los servicios y esta impecablemente limpio.
– Como tiene que ser Tomás, las buenas condiciones higiénicas son un beneficio para mí y para los empleados sobretodo.
Al padre de Tomás le gustaban las observaciones de su hijo, eran esos detalles que le llenaban de orgullo al ver el compromiso que iba adquiriendo con la fábrica. Debido a la hora que era, le pregunto si le apetecía ir a cenar con él en el lugar donde él eligiera. A Tomás le pareció perfecta la idea, le gustaba la compañía de su padre, además de admirarlo y ser su padre, en su vida de solitario también hacia las funciones de mejor amigo. Decidió que lo llevara a un asador que ya conocían donde los chuletones de buey al carbón eran un típico del lugar.
Su padre reservó mesa en el restaurante y envió un mensaje a la madre notificando que no irían a cenar, que cenarían fuera y llegarían un poco tarde, que no les esperara.
Padre e hijo se dirigieron hacia el restaurante en armonía y una gran conexión. Aunque Tomás no bebía alcohol habitualmente, cuando salía con sus padres a comer fuera o en celebraciones especiales si le gustaba de saborear un buen vino. Su padre entendido y amante de los buenos caldos, le había trasmitido el conocimiento acerca de los vinos, su cata, calidad, añada, por lo que para la materia era un buen entendido. Eligieron un reserva del Priorat, una zona donde se producen muchos vinos considerados de alta expresión. Comieron a gusto, comentaron y hablaron sobre la vida, de las banalidades del mundo, comentaron también la recién noticia de la separación de Carmen y la situación en la que se encontró y se rieron cuando ambos comentaron que muy buena debe de estar la secretaria de Raul para cambiarla por Carmen con lo buena que está.
– Y pensar que la tendremos deambulando una temporada por casa , jajajaja
– Cuidado no te pille mama, intentando ligártela, que te la corta, jajajaja
Ambos hacían alusiones a la situación y se rieron y divirtieron con el imaginario sexual en los comentarios y con el efecto que el vino iba haciendo en sus cuerpos las risas y la felicidad eran plenas.
Sonó el teléfono y su padre comentó. Tu madre.
– Dime Ángela, cariño
– Nada, que Carmen ya está en casa, he ido a buscarla a ella y algunas de sus cosas, las hemos ordenado en su habitación, la he alojado en el cuarto del ala izquierda de la casa. Ya hemos cenado y te esperare en la habitación, ya que estamos un poco cansadas del ajetreo y nos retiramos ya a dormir ¿A vosotros como os va? ¿Aun estáis cenando?
– Si cariño, la cena se nos hace entretenida y larga aquí charlando con tu hijo, pero ya no demoramos mucho en ir para casa. Nos vemos corazón bonito.
– Hasta ahora Eduardo. Te quiero.
Ángela la madre de Tomás estaba ciegamente enamorada de Eduardo, su padre. Se hicieron novios en la universidad, él estudió económicas y ella derecho y desde entonces siempre juntos y en buena armonía. Eduardo era un follador nato en la cama, Ángela de sangre caliente tenía a un toro bravo como marido y lo amaba y celaba con locura.
Terminaron de cenar y se dirigieron a la casa. Cuando entraron ambos percibieron un suave olor diferente al habitual en la casa, no era ofensivo, pero si un olor diferente. Era agradable.
– ¿No hueles diferente Tomás?
– Pués si, ya que lo dices es verdad, es un olor diferente y agradable, muy sensual.
– Tomás, Es el olor del coño de Angela jajajaja
– Jajajajaja, estás loco papa. Jajajaja
El comentario provoco la risa de ambos, que afectados por el vino dieron rienda a un descojone de carcajadas. La escandalera alertó a la madre que asomó por la escalera a ver que pasaba. Al verlos en este estado riendo, ella se puso feliz y les acompaño en las risas sin saber el motivo, por lo que ellos sorprendidos se miraron y mas rieron. Era el cuadro de una familia feliz.
Padre e hijo se dirigieron cada uno a su habitación, no sin antes darse un abrazo y un beso de buenas noches. Tomás entró en la habitación, se desnudó y se dio un refrescón bajo la ducha. Hacía calor y se vio tentado a bajar al jardín y meterse en la piscina, tampoco era una hora muy entrada en la noche y pensó que además le iría bien para asentar bien dentro de su cuerpo la comilona y el vino de la cena. Se lió un porro de marihuana, cogió una toalla y asi tal y como estaba en pelotas, bajó a la piscina.
Había paz. La iluminación del lugar era tenue, unas luces en los laterales interiores de la piscina y una farola debajo de la pérgola eran la única luz del lugar. Cuando se tiró de cabeza al agua un agradable sensación de alivio y frescor cruzó su cuerpo. Estuvo nadando por unos cinco minutos, nadaba suave, a ritmo lento, variando de estilos de natación, percibía en cada brazada el pendular de su polla en el agua, chocando con sus vaivenes en su cuerpo. Esa sensación que causaba su polla moviéndose dentro del agua le agradaba y la polla a la vez se le iba poniendo morcillona. Al salir del agua pudo comprobar como la sombra sobre el agua de su semi empalmado miembro se multiplicaba por diez su tamaño. Le hizo gracia y se entretuvo un momento jugando a blandir la polla de un lado a otro y observar las formas de la sombra que proyectaba sobre el agua.
Esta sombra y el espectáculo relajante del muchacho en la piscina jugando con la sombra de su polla era lo que desde la ventana de la habitación observaba Carmen. Con insomnio seguramente causado por todo el trajín del día Carmen estaba despierta y absorta mirando por la ventana cuando Tomás bajo a la piscina. Carmen estaba admirada y sorprendida a la vez de ver el tamaño de la polla de Tomás. En sus adentros pensó en lo afortunado que era el muchacho que además de ser guapo y tener un buen físico, tenía una polla fuera de lo común, y más por su edad. Le predijo un buen futuro al muchacho.
Tomás se tumbó sobre una especie de camastro balines debajo de la pérgola y encendió su canuto de marihuana. Tomás no era fumador, no fumaba tabaco, solo fumaba y en horas de relax y en casa algún canutillo de marihuana que él y su padre plantaban cada año en el jardín. Relajado, haciendo suavemente la digestión de la cena y gozando de los últimos toques felices del vino Tomás estaba en la gloria. Esta paz solo la interrumpía su polla, que muy lentamente Tomás notaba como iba creciendo y se iba empinando. Llego un momento que al expulsar el humo de una de sus caladas vio delante de sus ojos detrás de la bocanada de humo expulsado su polla ya totalmente erecta, derecha, apuntando al cielo. Las venas que descendían de su tronco palpitaban solas, el bombeo de sangre en la polla era cada vez más intenso.
A pesar de que Tomás estaba debajo de la pergola, desde la ventana Carmen podía observar toda la escena por la visión que le daba al lateral de la pérgola. Carmen estaba atónita ante el espectáculo de la polla de Tomás e involuntariamente o no, empezó a mojarse. Su coño iba lubricando y una de sus manos instintivamente había empezado a masajear su clítoris. Con los dedos se pellizcaba y acariciaba su botón de placer y se metía y sacaba los dedos del coño. Con la otra mano acariciaba sus tetas, se las masajeaba suave, pellizcando de vez en cuando sus pezones. Vaya, que se estaba masturbando viendo el espectáculo de la polla de Tomás.
Tomás observaba con extraña tranquilidad su polla tiesa, majestuosa, larga, gorda, grande, mientras apuraba el porro que se estaba fumando. Antes de terminar con la última calada, agarró el tallo de su polla con la mano y empezó a subirla y bajarla por toda la largura de su tallo. Más que una masturbación, era una caricia, un suave masaje a su miembro. En su cabeza rondaba la imagen de Carmen, pronto su imaginación la trajo frente a él, de rodillas comiéndole los huevos y lamiendo y chupando el ojete de su culo. En su imaginario, Carmen desnuda y arrodillada entre sus piernas obedecía las órdenes que él le daba. Pasó de masajear y acariciar su polla a jalarla con más ímpetu y rapidez, haciéndose ya toda una señora paja a la salud de Carmen. Pensar que a esta mujer la tenía ahora en casa, bajo su techo, más morbo le entro.
Carmen ajena a saber que ella era la protagonista y beneficiaria de la paja que se estaba haciendo Tomás le seguía dando dedos a su coño. Carmen era una mujer caliente y llevaba ya una temporada que el marido poco sexo le daba. Se estaba masturbando imaginando tener entre sus brazos al muchacho y entre sus piernas la polla del mismo. Cuando se corrió, cerró los ojos y suspiro largamente, goteando hacia el suelo los flujos de su corrida. Dirigió sus dedos pringados del líquido vaginal a su boca y los relamió con dulzura apasionada. Cuando levanto la vista para mirar a Tomás, vio con sorpresa que ya no se encontraba en el lugar. Miró todos los alrededores del jardín y no lo vio. Pensó que el muchacho se había ido ya a su habitación. Ella continuaba con insomnio aunque ahora después de la paja que se había hecho más relajada. Decidió con la confianza que tenía con la dueña de la casa, bajar a la cocina a prepararse una infusión de valeriana que le sirviera de somnífero.
En un momento durante la paja que Tomas se estaba haciendo, vio en el perfil de su mirada un movimiento reflejado en el cristal de la ventana de la habitación de los huéspedes, donde se alojaba Carmen. Fue entonces cuando se percató que en esta habitación su madre había alojado a Carmen y que probablemente esta le estaba espiando mientras se masturbaba. Aunque no le importó mucho la situación si le produjo un morbo tal que la excitación de sentirse observado por la que era protagonista de su paja hizo que se corriera al momento. Limpió los restos de la corrida de su cuerpo y decidió ir a la cocina a prepararse un zumo.
Ambos se habían corrido a la vez y a ambos les habían entrado ganas de ir a la cocina a tomarse algo.
Tomás se encontraba en la penumbra de la cocina cuando oyó los pasos de Carmen acercarse. En la semioscuridad que se encontraba se escondió ligeramente pegándose a un pilar i espero hasta que llegara. Carmen llevaba puesto un salto de cama transparente, un sujetador fino de color negro y un tanga que apenas le tapaba los labios vaginales. La estuvo observando mientras ella se preparaba la infusión y fue la luz al abrir la puerta del microondas la que le delató en su escondite. Carmen se asustó al ver la figura de Tomás, mas que asustarse, sorprendida y nerviosa al ver la figura del muchacho en pelotas frente a ella. No pudo articular palabra alguna. Fue Tomás que con su habla tranquila segura hablo.
– Buenas noches Carmen.
– Buenas noches Tomás.
Carmen había podido llegar a decir buenas noches a pesar del estado de acongojo en el que se encontraba. Cogió su infusión se quedó mirando la taza y absorbió un pequeño trago de la misma. De reojo no podía apartar la vista a la polla de Tomas. Tomás a pesar de su edad juvenil, tenía un aplomo muy marcado en su carácter. Pasivo tranquilo, sus pasos y palabras siempre eran con seguridad.
– ¿Te ha gustado el espectáculo que te he brindado desde la piscina Carmen?
Carmen estupefacta al verse descubierta palideció, Se hizo la ingenua y desconcertada por la pregunta de Tomás.
– ¿Qué estás diciendo Tomás? A ¿Qué espectáculo te refieres?
– No te hagas la ingenua conmigo Carmen, Sabes perfectamente el espectáculo al que me refiero. Si quieres te lo cuento con detalles.
– Ay no sé Tomas, no puedo conciliar el sueño de ninguna manera a ver si esta infusión me ayuda a dormir. ¿Siempre andas desnudo por la casa?
– Depende lo que esté haciendo. ¿Te incomoda mi desnudez? Hace calor y un baño antes de acostarse va de puta madre. ¿Por qué no te bañas tu también? A lo mejor te ayuda con lo del insomnio. Venga, vente a la piscina conmigo.
Sin darle tiempo a la respuesta Tomás la cogió de la mano y la llevó rumbo a la piscina. Carmen se dejó llevar sin oponer resistencia alguna. Por sus adentros Carmen estaba temblando, la situación la había pillado desprevenida. De reojo iba observando la gran polla de Tomas balanceándose a cada paso. Esta visión aun acrecentaba más su estado de nerviosa incomodidad. Sorprendentemente notó como su coño empezaba a mojarse de nuevo. Carmen se estaba poniendo caliente ante la situación, y eso para una mujer como ella quería decir; peligro “zorra en celo” Tenia que quitarse de la cabeza la polla de Tomás antes de que pasara algo, no podía traicionar la hospitalidad de Ángela follándose a su hijo. Aunque Tomás no se le había insinuado aún, ella sabía que ante una polla como aquella, y después del espectáculo de la piscina, con su coño cada vez más mojado corría el peligro de caer en las tentaciones que le rondaban por el cabeza. Tenía que evitar esta situación y pensar en otras cosas para así distraer su cerebro.
– Y dime Tomás ¿Cómo van tus estudios?
Tomás se paró, se la quedó mirando y no pudo evitar soltar una carcajada simpática riéndose de la pregunta y la situación; ¡Vaya! Pensó, esta tía o es gilipollas, o me toma el pelo, o quizás si no se ha enterado de nada y no me vio en la piscina, cosa que también podría ser. Por ello optó por ponerse a la defensiva y escudriñar un poco a Carmen para preparar un ataque certero. Ya había tomado la decisión de follarse a Carmen, si no hoy, mañana o cualquier momento que fuera oportuno. Dando borrón a la situación creada Tomás le respondió como en él era habitual, con tranquilidad, con palabras suaves pero muy directas.
– Bien Carmen, mis estudios bien. Me dijo mama, que te quedarías una temporada mientras arreglabas lo de tu divorcio.
– Si ¡Qué gran amiga tu madre! Ella me llevara el caso, espero me vaya bien porque no se nada de números. Las cosas de papeleo nunca han sido mi fuerte.
– Y ¿Cuál es tu fuerte?
En aquel momento Carmen entendió perfectamente la indirecta de la pregunta, pero esa poca conversación, la había relajado y ahora se encontraba de golpe perfectamente y se limitó a contestar sonriéndole a Tomás. Tomás por su parte al comprobar el estado de confianza que se iba adquiriendo estaba satisfecho, era donde quería tener a Carmen.
– ¿No te apetece darte un baño Carmen? El agua esta templada y perfecta, un baño y nadar un poco te sentara bien.
– ¡Uff! Subir ahora arriba a buscar un biquini una toalla me da mucha pereza, ya habrá momentos de disfrutar de esta piscina. Siempre me ha gustado la piscina de tu casa.
– Quien dice que para darte un baño necesitas un biquini, puedes bañarte tranquilamente en pelotas y además, así estaremos en igualdad de condiciones.
Sin mediar palabra Tomás se colocó detrás de ella que sin tiempo de reacción se vio con el salto de cama y el sujetador quitado y con sus tetas al aire. Se volvió a poner nerviosa, no le gustaba la situación de estar desnuda ante el hijo de su mejor amiga. Tomás se dio cuanta y rápido pero con su tono de voz tranquila y firme de siempre la tranquilizó e incluso la hizo reír.
– Ves Carmen, así estas mejor y como estamos en semi oscuridad no se ven tus defectos estéticos y solo se te ve la silueta, que por cierto la percibo bastante hermosa.
– ¿Defectos estéticos? ¿Qué defectos? Tomás dime que defectos tengo que creas tengo que ocultar o puedan molestarme su exposición. Dime Tomás, venga, seme sincero ¿Qué defectos estéticos me ves?
– Tranquila Carmen, relájate. Yo no he dicho que tengas defectos estéticos, pero si te avergüenza estar desnuda será porque quizás quieras ocultar algo.
– A mí no me da vergüenza estar desnuda, además ante ti, que podría ser tu madre, si eres un crio,
A Tomás eso de que le dijera crio no le sentó muy bien. Sin mediar palabra la cogió de la mano y se la llevo a la piscina. Se la llevo hacia la parte donde más profunda estaba el agua y al llegar ahí con un breve empujón la tiró al agua ante la sorpresa inesperada de Carmen. Carmen sorprendida chapoteaba dentro del agua maldiciendo a Tomás por haberla tirado sin aviso.
Tomás se tiró dentro de la piscina, la natación no era un fuerte de Carmen y a duras penas se mantenía a flote. Tomás se acercó nadando a ella y se puso a su lado. Ella enseguida se abrazó a Tomás para así evitar hundirse, le rodeo el cuello con sus brazos a la vez que lo maldecía.
– Mi pelo, se me ha mojado mi peinado, eres un cabrón ¿Por qué me has tirado al agua? ¿Estás loco o que? Casi consigues que me ahogue. Venga llévame donde haga pie.
– Tranquila Carmen, el pelo así mojado te queda perfecto. ¿No sabes nadar? Yo te enseñaré.
– No quiero que me enseñes nada, solo quiero que me acerques donde haga pie para salir de aquí ¡Dios mío mi pelo!
Carmen dejo de preocuparse por su pelo cuando notó que la polla de Tomás iba creciendo entre sus piernas. Ella movía sus piernas en un intento de aguantarse a flote y esto hacía que diera vía libre a que la polla de Tomás se moviera rozando su coño. Le entró un calambre al notarla completamente erecta y deslizarse entre sus labios vaginales hasta su culo. La polla de Tomás era tan larga que le salía por detrás de las posaderas; con el tanga desplazado a un lado de sus labios vaginales, la polla de Tomás iba haciendo recorrido por la raja de su coño descaradamente. Tomás había ido dirigiéndose despacio hacia donde la piscina le permitió hacer pie, pero a ella no, su estatura aún no se lo permitía y se mantenía cogida al cuello de Tomás.
– ¡EL CALAMBRE! ¡EL CALAMBRE! Me duele, no puedo mover la pierna.
En efecto Tomás se dio cuenta del calambre de Carmen. La abrazó fuerte cogiendo con ambas manos su culo a la vez que separaba con los dedos sus labios vaginales.
– Tranquila Carmen, no te pongas nerviosa, ahora lo solucionamos, intenta relajarte y colocar tus piernas alrededor de mi cuerpo. Yo te ayudo, disculpa haber provocado todo esto. No era mi intención.
Estas palabras relajaron a Carmen, la voz de Tomás siempre era convincente. Le ayudó a colocar sus piernas alrededor de su cintura, y en esta posición colocó con un movimiento de cadera el capullo de su polla a la entrada del coño de Carmen.
Carmen estaba en un mundo surrealista, ni entendía, ni se explicaba hasta donde y como había llegado esta situación. Pero la realidad era que tenía el coño encharcado y no era precisamente del agua de la piscina. Al notar el gordo y gran capullo de Tomás en la entrada de su coño un escalofrío recorrió su cuerpo. Sus grandes pezones se habían disparado y ergian largos y tiesos sobre el agua.
Este detalle no había pasado desapercibido a Tomás que dirigió rápidamente su boca a succionar uno de ellos.
– SUELTAME ¿Qué haces? Para Tomás ¡por el amor de dios! Para Tomás.
Ante la escandalera de Carmen Tomás le tapó la boca con la suya y rápido busco su lengua para darle un morreo en toda regla y así ahogar sus gritos y protestas. A la vez clavó la polla al coño y metió todo el capullo dentro de su vagina. Los suspiros y protestas de Carmen quedaban ahogadas en la boca de Tomás que no paraba de mover su lengua dentro y no cesaba en el morreo. Apartó su boca de la suya, cuando separando un poco más sus cachetes del culo, le ensartó de golpe toda la polla dentro del coño hasta que los huevos se le pegaron en el culo. Carmen entonces si pudo emitir un grito, un grito ahogado que a la vez emitió dolor y placer.
Muy pausadamente Tomás empezó a follarse a Carmen. Tomás empezó a follársela a ritmo lento pero profundo, introduciendo en totalidad su polla y sacándola casi a las puertas de sus labios vaginales, asi a un ritmo lento y profundo, como si quisiera acariciar las entrañas del coño de Carmen con la polla, empezó a follar Tomás a Carmen.
Carmen tenía las uñas de una mano clavadas a la espalda de Tomás y con la otra mano lo tenía agarrado del pelo. Carmen totalmente sentada y ensartada por la polla de Tomás gemía de placer en cada penetración, ya ni se acordaba del calambre. Tomás buscó de nuevo la boca de Carmen y continuó morreándola, en sus bocas las salivas iban de un lado a otro, el intercambio de fluidos era apasionado. Carmen no recordaba haber sido besada ni penetrada nunca de esta manera y percibía como se estaba generando en su interior un orgasmo a punto de llegar.
– Por dios chiquillo no pares ¿Qué estamos haciendo dios mío? Ahhh ahhh ahhh dios que me corro, no pares cabrón, por favor no pares ahora hijo de puta ¿Qué me estás haciendo? Ahhh ahh ahhhh ahhhg.
Carmen se vino en un orgasmo bestial. Tomás notó que Carmen se estaba corriendo y a pasos lentos sin cesar en sus embestidas al coño de Carmen se fue dirigiendo hacia fuera de la piscina mientras continuaba fallándosela y la mantenía sentada y ensartada en su polla. Carmen no paraba de gemir de placer, se mantenía agarrada al cuello de Tomás, nunca antes la había follado nadie andando y en aquella postura; solo le soltó el cuello cuando Tomás la depositó suavemente encima del camastro de la pérgola. La dejo caer despacio y la estiró encima del camastro sin sacar su polla del coño de Carmen. Y ahí estirados ahora los dos, Carmen abierta de piernas y Tomás en medio, empezó un mete saca a un ritmo veloz, profundo y constante. Carmen alucinada por aquel vigor que derrochaba el muchacho se dejó ir y llevar por la situación de máximo placer que estaba gozando y empezó también a mover su cadera al ritmo de la follada.
Los jadeos de Carmen eran recibidos por Tomás como una victoria. Había conseguido el objetivo de follarse a Carmen. La que había sido protagonista de más de una de sus pajas, ahora sucumbía jadeando y abierta de piernas ante él y su polla estaba abriéndole el coño. Carmen tenía el coño encharcado y estaba pronto a correrse de nuevo. Ahora Carmen abrazaba y acariciaba el cuerpo de Tomás y era ella quien buscaba su boca y su lengua. Estaba disfrutando del polvo de su vida. Pensaba como a su edad podía ser follada de aquella manera por un chaval que podría ser su hijo; como podía justificar ante Ángela que se dejaba follar por su hijo y que además le encantaba; estos pensamientos que le cruzaban por la cabeza más morbo le provocaban aún. Ahora Carmen se sentía una autentica zorra extasiada de placer. Su coño abierto como nunca y completamente relleno de polla no cesaba de emanar flujos. La marrana se meaba ante las embestidas incesantes de la polla de Tomás.
Estuvieron así un rato largo, Carmen ya había perdido la cuenta de sus orgasmos, o es que realmente estaba en un orgasmo prolongado e infinito. Carmen lloraba, las lágrimas eran fruto de un placer que no había experimentado jamás en la vida. Tomás gozaba mirando como disfrutaba su trofeo del día, y le sometía ritmos cambiantes, ahora rápidos, ahora lentos, ahora profundos, ahora suaves.
Tomás levanto una de las piernas de Carmen y la giró de sobre el camastro colocándola sin sacarle la polla del coño boca abajo. Puso sus piernas una en cada lado a las de Carmen e hizo que Carmen cerrara hasta juntarse las suyas. Ahora la polla de Tomás estaba aprisionada dentro del coño de Carmen. Esta ante la situación estrujó más su coño, apretando la polla que ahora había cogido ante el estrujo unas dimensiones faraónicas. Tomás empezó a follar el coño de Carmen en esta postura. Ahora el ritmo de su follada era de auténtico toro bravo, no la follaba, la empotraba.
Carmen le parecía sobrenatural, no podía creerse estar viviendo en persona una follada como esta que solo existía en los sueños de sus masturbaciones. Ahora se la estaban follando como siempre había soñado. Los líquidos salidos del coño habían provocado un charco entre sus apretados muslos, y allí rebotaban los huevos de Tomás en cada embestida notar el chapoteo de los huevos chocar esto a ella le provocó un calambre de placer que recorrió su columna vertebral y le puso los ojos en órbita.
Tomás paso sus brazos bajo las axilas de Carmen y le levanto de golpe el torso, quedando ambos de rodillas sobre el camastro. Tomás abrió su gran boca y le mordió la nuca. Mantuvo la nuca de Carmen entre sus dientes, mientras en esta posición el mete y saca lo empezó lento y profundo. A Carmen la mordida que le estaba infringiendo Tomás le provocó otro relámpago de dolor que volvió a recorrer su columna vertebral hasta ponerle otra vez los ojos en órbita. Se corrió, lo que sintió Carmen en este momento no podría describirse porque aún no se ha inventado la palabra para definir tanto placer. Carmen lloraba, reía, sollozaba, gemía. Carmen estaba poseída por el éxtasis más sublime que el gozo del sexo pueda manifestar.
Tomás dejo de morderla, abrió su boca y la nuca de Carmen solo recibió cálidas bocanas del aliento de Tomás como si de un masaje se tratara. Después de tanta intensidad y sin sacar la polla de dentro del coño de Carmen, Tomás le bajó la espalda, quedando ahora Carmen en cuatro sobre el camastro. Tomas observo el culo en forma de pera que tenía Carmen, la tenía agarrada por la cintura a la vez que le masajeaba el culo en círculo y suavemente. De golpe, dos estruendosos cachetes al culo de Carmen hicieron que esta emitiese dos aullidos y dieron paso a una follada y a un mete saca al coño de Carmen, si mas no diferente. Tomás ahora se la follaba moviendo lateralmente las caderas, le metía y sacaba la polla dibujando círculos con ella en sus idas y venidas.
Tomás sacó la mitad de la polla del coño de Carmen y rodeó el tronco con su mano. Empezó a sacudir y mover la polla en varias direcciones dentro de su coño. Carmen ya estaba inmersa en otro mundo, el estado al que había llegado la tenía en el límite de la locura y ya era una autómata que se dejaba hacer. Ella se limitaba a gozar en su corrida infinita. Tomás se la estuvo follando así en cuatro un rato largo, le sobaba las tetas, le atizaba el culo, le metió un dedo en el ano y pensó en fallárselo también, pero recapacitó y lo aparcó para otra ocasión. Había llegado el momento de correrse, llevaba ya dos horas fallándose a Carmen y ya se sentía satisfecho. Sacó la polla del coño de Carmen muy lentamente, cuando llego que solo tenía dentro del coño el capullo, agarro su polla, la apretó para hincharla y la sacó del coño como si descorchara una botella de cava; ¡PLOFF! Un chorro de líquidos salió disparado del coño de Carmen. Tomás se levantó, agarro del pelo a Carmen, le acercó su tranca a la boca y le metió de golpe la mitad de la polla hasta su garganta donde empezó a derramar su leche Carmen se atragantó, vomitó y empezó a toser sacando gran cantidad de bilis, leche y vomito por su boca y por la nariz. Carmen respiraba a la vez agitada y con dificultad por el esfuerzo. Al poco tiempo se empezó a relajar, su respiración aún intensa, ahora era más calmada. Tomas aún la tenía agarrada por el pelo, levanto su cara para que lo mirara a los ojos y le dio un beso tierno y cariñoso en la frente. Sin mediar palabra la soltó y quedó observándola mientras Carmen se dejó caer rendida y agotada sobre el camastro.
Los aullidos, gritos y gemidos de Carmen no habían pasado desapercibidos por los habitantes de la casa. Eduardo y Ángela, los padres de Tomás hacía tiempo ya que se habían despertado y en la penumbra de la puerta de acceso al jardín habían contemplado atónitos la follada que su hijo le estaba metiendo a Carmen. Eduardo miraba la escena orgulloso de Tomás, y su madre pensaba en la suerte que había corrido su amiga al ser follada por su hijo y que el niño había salido un toro como su padre. Las escenas vividas en directo les habían calentado y habían hecho subir su libido. Ángela no dejaba de magrear el bulto de su marido y Eduardo con sus dedos le tenía ya el coño encharcado. Cuando vieron que había terminado el espectáculo, en silencio abandonaron el lugar y se dirigieron a su habitación, que con la calentura que tenían les esperaba una noche larga.
Carmen se quedó adormecida sonriendo y feliz, la expresión de su rostro denotaba una profunda felicidad. Tomás la cogió en brazos, ella se aferró a su cuello y acurrucó su cabeza al hombro de Tomás, la llevo hasta su habitación y la deposito suavemente sobre la cama, no habían intercedido entre ellos palabra alguna ni hacía falta. Tomás la contemplo en su desnudez y le dio besos cálidos a sus pechos y termino haciendo un camino de besos hasta sus labios, le cerró los ojos y Carmen, creyendo que vivía en un sueño quedó dormida. Después de taparla con la sabana, Tomás abandono la habitación de Carmen cerrando la puerta y en silencio.
Continuará.