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Tan cerca que quema (2)
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Tiempo de lectura: 3 minutos

Luego de que tuve el encuentro con mi vecina y la posterior invitación, tuve que viajar por temas de trabajo y familiares.

Cuando regresé, tenía presente la invitación. Como se venía un fin de semana largo, renté una casita en la playa por esos días, sólo con la fé porque aún no invitaba a mis vecinas. Habiendo concretado la reserva, le hablé a Javiera y le dije “Hola ¿cómo estás? ¿Continúa en pie la oferta?”

J: Si, claro ¿que tienes en mente?

Tengo una cabaña en la playa por todo el fin de semana ¿qué te parece?

J: Por mi, maravilloso ¿invito a mi mamá?

Cuento con ello.

Un par de horas más tardes, me escribe Javiera y me dice que todo está acordado, así que agarré un bolso, recogí un poco de ropa, toallas, etc. y por supuesto algunos víveres para comenzar. Acordamos salir a las 7 al día siguiente.

Al otro día, con lo caliente que estaba no veía la hora de partir… llegó el momento y me estaciono frente a su casa. Quedé hipnotizado al ver a Javiera con unos leggins que más parecían tatuados que puestos… y un top que dejaba ver que no había nada mas abajo, tragué saliva y luego se asoma su madre… ¡madre mía! si la hija era buena, la mamá se escapó como 100 metros… nunca la había visto vestida así, muy similar a la hija, pero con unas caderas tremendas y unas tetas de esas que te quitan el aliento.

Me bajo del auto para saludar y abrirles la puerta y me saludan con un beso en la comisura de los labios, ya la suerte estaba echada y solo había que dejar fluir todo.

Javiera decide irse en la parte delantera, mientras que su madre viajaba en el asiento trasero, desde donde me miraba y abría las piernas, los labios de esa vagina se dibujaban claramente y yo conducía con mucha dificultad porque me tenían un tanto desconcertados.

Luego de unos 90 minutos, llegamos a la cabaña, una casita de 2 habitaciones grandes y con todas las comodidades. Comimos algo y decidimos salir a caminar para conocer el lugar. La zona no era muy turística que digamos, pero si tenía sus encantos, sobre todo un lugar entre los roqueríos, donde había una especie de mini playa, en la cual, nadie podía verte desde el camino.

Tendimos las toallas para sentarnos y Amalia, que es como se llama la mamá de Javiera me dice “y cuéntame Roberto ¿cómo estás? ¿qué esperas del viaje?”.

Buena pregunta la que me hizo, no quería parecer muy directo pero vaya que era difícil no ser obvio.

“Bueno pues, desde que enviudé no he salido mucho y me he dedicado principalmente al trabajo y… ya sabes, con las carencias que ellos implica.”.

A: Pero eso podemos arreglarlo ¿no? Poniendo su mano en mi paquete… ”no creo que viniéramos solo a ver las olas”, a lo que me planta un beso que me tomó por sorpresa haciéndome caer sobre la toalla.

En ese instante, Amalia se sienta sobre mi y me empieza a besar y a mover su cuerpazo sobre el mío, Javiera que no se había percatado nos ve y dice “¿pero partieron sin mi?” y se suma a la labor de su madre, corría un viendo frío con un poco de garúa, así que rápidamente nos volvimos a la cabaña.

Una vez ahí, fue entrar y comenzar a desnudarnos unos a otros, que espectáculo tan increíble, ni en mis mejores fantasías lo hubiera imaginado, de pronto tenía a ambas hembras desnudas, cada una con su belleza y mis manos paseando por cada uno de sus cuerpos, sintiendo la humedad en su entrepierna, ya esto no tenía vuelta atrás.

Seguimos besándonos, luego Javiera comienza a hacerme sexo oral, mientras se acomoda para que yo le hiciera lo mismo en un rico 69, pero no contaba con que Amalia se sentaría en mi cara, dejándome todo su rico tesoro cubriendo mi boca, mientras toma por las caderas a su hija y comienza a saler su vagina y su ano. Eso provocó que Javiera comenzara a mamar con más fuerza y me tenían como loco… ¡y recién estábamos comenzando!

En un movimiento rápido, Javiera deja de chuparme, mientras yo tenía mi boca impregnada de los jugos de Amalia, el sabor de ambas era delicioso… cambiaron de posición y fue el turno de Javiera de poner su conejito en mi boca, que ya estaba muy mojado gracias a la lengua de aquella que le dio la vida. Asimismo, Javiera comía del punto donde vino al mundo mientras que su madre me devoraba al amigo fiel.

Estuvimos así un rato y Amalia se endereza y se alista para sentarse sobre mi verga, si bien no soy un actor porno, algo tengo y logré penetrarla con facilidad, esa mujer hervía por dentro, sentía como casi me quemaba con su interior, no tardó mucho en tener un orgasmo que se sintió delicioso, porque con las paredes interiores me apretaba el pene.

Ni bien termina su madre, Javiera, cual atleta toma la posta y se sienta sobre mi, no sólo apresándome el pene, sino que moviéndose en círculos, luego de lo cual, tras algunos minutos, terminó en un largo y húmedo orgasmo con squirt incluido y que termino por hacerme acabar, pero cuando estaba por hacerlo, les anuncié… voy a acabar, a lo que ambas se pusieron de rodillas al costado de la cama y esperaron por la ración de leche que, sorprendentemente fue mucha, más de lo que recuerde haber tenido antes… ver su rostro embarrado con mi semen y luego verlas limpiarse la una a la otras con sus lenguas para terminar fundidas en un beso mientras yo comía sus tetas… era indescriptible.

Terminamos exhaustos, pero para ser la mañana del primer día, creo que no estuvo mal.

Les iré contando como terminó ese fin de semana.

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