Varias veces platiqué con mi esposa sobre hacer un trío, y ver como se la follan, pero solo lo decíamos para excitarnos, al final sabíamos que no lo haríamos ninguno de los dos se atrevía a formalizar la fantasía, pero eso estaba a punto de cambiar. A mi esposa la invitaron a una fiesta, yo casi nunca voy a las fiestas de sus amigos porque casi no los conozco y no me caen muy bien. pero esta vez acepté acompañarla.
Todo iba bien, disfrutamos la fiesta, se hizo tarde y de pronto ya solo quedamos mi esposa y yo con su amigo que había puesto la casa para la fiesta, yo estaba muy borracho y me estaba quedando dormido en la sala mientras mi esposa y su amigo recogían un poco el tiradero que habíamos dejado, él le había ofrecido a mi esposa que nos quedáramos en su cuarto porque yo ya estaba muy tomado y no podía manejar, él se quedaría en el sillón; mi esposa acepto y procedieron a llevarme a recostar.
Me recosté en la cama y aunque estaba despierto todo me daba vueltas, mi esposa se quedó platicando con su amigo a un lado de mí, sentados a orillas de la cama, supongo que pensaban que estaba dormido, por que de pronto veo como el empieza a acariciar su pierna, ella al principio se alejaba poco a poco, pero el comenzó a subir su mano a la entrepierna de mi mujer, ella se dejó tocar, mientras le plantaba un beso apasionado al mismo tiempo que buscaba con su mano la verga ya dura de su amigo, le acariciaba el pene y él le apretaba las tetas mientras se besaban con pasión, yo al ver esta escena me calenté mucho y me seguía haciendo el dormido, pero ya tenía una erección y una excitación que no había tenido nunca.
El amigo de mi esposa le empezaba a quitar la ropa a mi mujer, cuando ya estaba totalmente desnuda empezó a besarle el cuello, y bajaba lentamente hasta sus pechos, le agarro una teta y empezó a chuparle el pezón, mientras que con la otra mano acariciaba su vagina, ella solo disfrutaba y dejaba escapar pequeños gemidos con la intención de que yo no me despertara.
De pronto ella se puso de rodillas, le saco la verga y se la empezó a mamar, tan profundo que se escuchaba como se ahogaba. no pude contenerme más y gire discretamente la cabeza para poder ver mejor, su amigo no se dio cuenta, pero mi mujer si, se detuvo por un momento con la verga todavía en la boca, me miró fijamente, yo solo sonreí y le hice un gesto discreto para que continuara, ella sonrió coqueta y siguió chupando la verga que tenía delante, pasaba su lengua desde los huevos hasta la punta, él le hacía una cola de caballo y le mete duro la verga hasta que ella estuviera casi ahogándose.
Su amigo ya estaba muy caliente, cuando la jalo de la cola de caballo y la puso de espalda, la estaba recargando en la cama cuando vio que yo estaba despierto, solo le dije -cógetela duro.
Mi esposa se puso en cuatro y el la empezó a penetrar, ella me saco el pene y me empezó a dar un sexo oral salvaje entre gemidos de placer por cómo se la cogían duro, se la metían tan profundo que ella empezó a gritarle que no parara, que iba a tener un orgasmo, el dio una nalgada y le dijo – como tú quieras putita- yo me puse de rodillas y le metí mi pene en su boca, la sostuve unos minutos haciéndome garganta profunda, mientras su amigo le partía las nalgas.
Después mi esposa me dijo que me acostara y se subió encima para hacer un 69, su amigo la empezó a penetrar de nuevo y ella me empezó a chuparme todo el pene, los huevos de su amigo me rebotaban en la frente, y mi nariz rozaba con el tronco de su pene que no alcanzaba a entrar. por qué no se acomodaba bien se notaba que estaba incomodo, porque se le salía, mi esposa le preguntó si cambiaban de posición pero a mí me había gustado mucho como estábamos, le dije que se acomoda bien que no se preocupara por mí, no me molestaba, entonces se puso casi encima de mi cara y comenzó a follar a mi mujer como un toro, se notaba que ella lo disfrutaba.
Ella: ¿Te está gustando como me cogen?
Yo: Si me gusta ser tu cornudo
Amigo: Ya me voy a venir, te quieres comer la lechita cornudo
Ella: si dásela aunque no quiera. él también es tu putita.
El saco rápidamente su verga. Ella se giró y se puso encima de mí, ambos con la boca abierta esperando su semen como putas, él se la jalaba para que ya correrse y sin darme cuenta acercó su miembro a mi boca y me lo metió, yo solo sentí como se derramaba su leche por mi lengua y su amargo sabor me empezaba a gustar, cuando ya había terminado mi novia le limpio su pene para chupar hasta la última gota que le quedara. yo aún tenía el semen en la boca y lo empecé a sacar y mi esposa me dijo:
– Cómetelo, mariquita, las putas se comen toda la lechita.
Me lo comí todo sin más remedio que obedecer.
Amigo: Cuando lo repetimos putitas,
Ella: Cuando quieras papi, yo soy tuya ahora y mi cornudo te obedece también. ¿Verdad mi cornudo?
Yo: Si… ella me interrumpió apenas hable
Ella: Cállate putita aunque no quieras hagas lo que mi macho te ordene