Casi todos los días yo pasaba a comprar un café o alguna bebida a la cafetería de la colonia donde atendía Arturo, un hombre de unos 35 años, muy atento, que se había divorciado hacía unos meses, eso no era ningún secreto en la comunidad.
– Hola Arturo buen día ¿cómo estás?
– Bien bien gracias, ¿tu como has estado José?
– Bien también gracias, ¿me pudieras dar un late?
– Claro que si, en un momento
Pasados un par de minutos, me habló y me entregó mi café, y un par de servilletas, salí de la cafetería y me dirigí a mi trabajo, ya estando ahí, vi que una de las servilletas tenía algo escrito
“Hola José, sé que es muy atrevido de mi parte, pero quisiera invitarte a una cena de amigos, te dejo mi teléfono”
Se rumoraba que el motivo del divorcio de Arturo con su mujer, se debía a que ella lo habría descubierto siéndole infiel con un hombre, lo que me hacía pensar que esa invitación no era de amigos, sino de algo más. Yo nunca había estado con otro hombre, pero cierto era que siempre había tenido curiosidad por hacerle sexo oral a un hombre y que este acabara dentro de mi boca, saborear ese néctar directo de su miembro.
Entonces sin más, tomé mi celular y le mandé mensaje, me contestó a los minutos y nos pusimos de acuerdo para vernos ese mismo día, a las 7 pm, después de eso transcurrió mi día con normalidad, esperando ansioso la hora de salir de mi trabajo e ir con Arturo
A las 7 en punto, yo estaba en la puerta de la casa de Arturo, esperando a que abriera
– Hola ¿cómo estás?, que bueno que decidiste venir a cenar conmigo
– Una invitación de amigos, rara vez se rechaza, gracias por invitarme
– No agradezcas, anda pasa ponte cómodo
Durante la cena, me contó de su divorcio, y de que el extrañaba mucho a su esposa, pero que entendía que ella no lo hubiera perdonado por serle infiel, eso no era cualquier cosa para perdonar
– Arturo, y si la pregunta no lo incomoda, y ya que estamos tocando el tema, se puede saber ¿con quién le fue infiel a su esposa?
Se me quedó mirando un momento
– Te puedo decir que fue un joven más o menos de tu edad, pero no te puedo decir su nombre, ella nos encontró justo cuando este muchacho me estaba dando una buena mamada
– Arturo, eres un cabrón jajaja, tienes verga para repartir a mujeres y hombres por igual, no haces diferencia
– Así es José, de hecho, si tengo bastante verga para repartir, ¿quieres ver?
Un silencio se apoderó de la situación
– Jajaja estoy bromeando, no te apures
– Si quiero, dije con voz entrecortada
– ¿Cómo dices? No te escuché
– Digo que si quiero ver tu verga Arturo
– Sabía que no me equivocaba, y que tú ibas a ayudarme con estas ganas de coger que tengo
– Siempre he tenido curiosidad de chupar una verga, pero no sé si quiera que me cojan
– Entiendo, entonces ¿nunca has estado con otro hombre?
– Así es, he fantaseado, pero nunca lo he hecho
– Entonces, no estes nervioso, vamos a hacer solo lo que tú quieras, con mucho respeto, ¿va?
– Si está bien, ahorita solo quisiera verte la pija, y tal vez tocarla
Dicho eso, se puso de pie, se desabrochó el pantalón y lo dejó caer al suelo, quedando solo en boxers, los cuales los fue bajando lentamente hasta que dejó descubierto su pene, me quedé viendo su entrepierna, su pene era más grande que el mío, estaba flácido pero aun así se notaba que era algo grande.
– ¿qué te parece? ¿si te gusta mi verga?
– La tienes muy grande, por eso decía que tenías verga para repartir a todos jaja
– ¿Quieres tocarla?
Sin decir más, me acerqué a él, extendí mi mano y lo tomé de la cabecita para levantarlo, era cálido, muy suave, lo acaricié un poco con mi mano, la otra mano la dirigí a sus testículos, y los tomé ambos con mi mano, eran bastantes grandes también, tenía muy poco vello púbico y casi nada en sus pelotas
– Siempre he querido conocer el sabor del semen, ¿me darías de tu leche para probar?
– Jajajaja eso no se pregunta, toma cuanto quieras, lo único que, si no te molesta, quisiera tratarte como mi mujercita, ya hace tiempo que no estoy con nadie, y quisiera saciar mis ganas en ti
– Si está bien, yo puedo ser por hoy tu mujercita, pero solo quiero chupártela para probar tu lechita, ¿está bien?, no quiero que me cojan, me da miedo
– Está bien preciosa, tu tranquila, ven, vamos a la sala para ponernos cómodos y te comas bien mi verga
Solté su miembro que ya lo miraba ya erecto, ya había confirmado que era bastante grande y un poco más grueso que el mío, su pantalón quedó en la cocina, su boxer y el resto de su ropa se los quitó en la sala, yo seguí vestido, no me sentía cómodo el desvestirme, se sentó en un sillón, separó las piernas y me acomodé entre ellas de rodillas, listo para comer un rabo por primera vez en mi vida.
Volví a tomar su pija con mi mano, y con la otra acariciaba sus testículos, viendo cómo se ponía dura por completo, acerqué mi boca a la puntita y le di un besito, saqué un poco la lengua y lo lamí, tenía un aroma especial, me gustaba, lo ví a los ojos y sonreí tímidamente.
– No seas tímida, mi verga es toda tuya, saboréala, acaríciela, disfrútala
Bajé mi mano hasta el tronco, dejando su cabeza completamente descubierta y amenazante, le di otro beso en la punta, abrí la boca y metí la cabaza en mi boca, y traté de chuparla, y moví mi mano de arriba abajo a lo largo de pene, escuché un tipo de suspiro de Arturo, y continué con mi tarea, sin sacar su miembro de mi boca, subía y baja mi cabeza, al mismo ritmo que movía mi mano
– Eso es cariño, así me gusta, cómeme la verga todo lo que quieras, disfrútala, es para ti
Escuchar decir que esa verga era para mi me excitaba mucho, y la verdad era que si estaba disfrutando mucho tener su miembro en mi boca y poder pajearlo a mi antojo, quería saber si me la podía meter toda en la boca, puse mi manos en sus piernas, respiré hondo, y fui bajando mi cabeza con el objetivo de tocar su pubis con mi nariz, su verga chocó con mi garganta, intenté un poco más, pero no pude, puse mi mano en la base de su miembro y lo tomaba justo, faltaba que me comiera la medida de mi palma de su verga, definitivamente la tenía muy grande, o yo soy muy malo para comer verga, la saqué casi toda, tomé aire de nueva cuenta, y volví a bajar obteniendo el mismo resultado, calculo que llegaba como a la mitad de su pija, así me quedé quieto un momento con todo lo que podía meter en mi boca de su verga, la sentía bien adentro en mi garganta, y a como pude me adapté para respirar con su verga en mi boca
– Se ve que te gusta mamar verga preciosa
Me decía mientras yo tenía su verga metida en la boca, fus sacándomela despacio, y esta vez me la saqué toda, brillaba por mi saliva, me parecía hermosa esa verga dura, grande, imponente, la tomé con ambas manos y la pajeaba, usando mis babas para lubricarlo todo, desde la cabeza hasta su base
– ¿Ya me vas a dar mi leche papi?, quiero conocer su sabor directo en mi boca
– No hermosa, falta mucho para que logres sacarme la leche, necesitas esforzarte mucho más
– ¿lo estoy haciendo mal? ¿no te gusta?
– Lo haces de maravilla, me encanta lo que me estas haciendo con tu boquita y tus manos, pero aun me falta mucho para acabar jaja
– ¿Puedo hacer algo para que acabes más rápido?
– Claro que si bebé, puedo acabar mucho más rápido si me das tu culito
Sin dejar de pajearlo, miraba su pene, se me hacía inmenso, eso no me va a entrar de ninguna manera, solo me puedo comer la mitad cuando me llega a la garganta
– Creo que no Arturo, voy a seguir manando hasta que te des mi lechita
Y volví a meter su pene en mi boca, con una mano pajeándolo al mismo ritmo que la mamada que le hacía, y con la otra le acariciaba los testículos, me encantaba sentir como entraba y salia de mi boca, y como deslizaba mi mano sobre su pene, estaba disfrutando de darle una mamada a un hombre. Continué con mi trabajo por unos 10 minutos, ya me estaba cansando, sentía como entumida la mandíbula
– ¿Ya merito acabas papi?
– No bebé, aun me falta mucho
Volví a ver su pene, que estaba como un mástil, recto apuntando hacía el techo
– ¿Me va a doler mucho si me la metes por el culito?
– No preciosa, yo me encargo de que no te duela casi nada, de verdad, confía en mí, lo vas a gozar ya verás
– La verdad si se me antoja que me cojas, pero tu verga es muy grande, si te digo que te detengas ¿te detendrás?
– Claro que si bebé, se trata de que disfrutemos los dos
– De acuerdo, entonces cógeme papi, para que me puedas dar tu lechita en la boca
– Si bebé, la lechita te la voy a echar en tu boquita, ven vamos a mi recamara ahí estaremos más cómodos
Solté su miembro, y me puse de pie, después el se paró y fuimos directo a su dormitorio, al llegar el se termino de desvestir, y yo hice lo mismo, hasta ese momento no me había quitado ninguna prenda, sacó una botellita de lubricante, y la puso encima del buró a un lado de la cama
– Con esto no te va a doler nada cuando te vaya entrando mi verga en tu culito, mámamela para que se me ponga otra vez bien dura y esté lista para tu culito
Me arrodillé frente a el y comencé a comerle el rabo nuevamente, yo miraba que su pene no había perdido nada de su erección, pero le di ese gusto, además que la verdad, a mi me había encantado esto de mamarle la verga
– Ya está lista, súbete a la cama y ponte boca arriba
Yo obedientemente, me levanté, me subí a la cama y me recosté boca arriba como me lo había indicado, con mi trasero cerca del borde, separé mis piernas y él se colocó entre ellas, tomó la botellita de lubricante y se untó en su verga, puso mis tobillos en sus hombros, me tomó de la cadera, me acomodó al borde de la cama y puso su miembro en la entrada de mi culito
– Tranquila bebé, seré muy cuidadoso, quiero que disfrutes de mi cuerpo, no quiero hacerte daño
Yo suspiré profundo y traté de relajarme, sentí como empujó un poco y entró un poco, volvió a empujar y entró otro poco, yo sentía incomodidad, no sentía dolor, pero la sensación era extraña, me la sacó un poco y me la volvió a meter sin avanzar más
– ¿Estas bien apretadita cariño, vamos a ir despacio, te duele?
– No me duele, sigue por favor, quiero tenerte dentro de mí, quiero que me hagas tu mujercita
– Claro que si bebé, vas a ser mi mujercita
Y sentí que empujó otro poco, un ligero dolor sentí que me recorría, yo pujaba y no sé qué cara hacia porque me volvía a preguntar
– ¿Te duele?
– No te preocupes papi, solo ve despacio, si me duele mucho te aviso
– Relájate, ya tienes la cabecita dentro, lo demás va a entrar más fácil, vas a ver que lo vas a gozar
Yo de oír que solo había metido la cabeza me asusté, pero deseaba sentirlo todo dentro, siguió metiendo y sacando la cabeza, que era lo que me había entrado hasta entonces, me miraba a los ojos, y me avergonzaba, yo volteaba la mirada hacia otra parte, sentí que me tomó un poco más firme de las caderas y empujó un poco más, puje al sentir que se deslizaba dentro de mí, salió y volvió a empujar, muy lento pero sin detenerse, una vez más repetía la acción y yo sentía como si algo enorme me estuviera entrando por el agujerito trasero
– ¿Te vas acostumbrando a mi verga verdad hermosa? Ya llevas como la mitad y se ve que ese culito quiere seguir comiendo más carne
– Soy tuya papi, goza de tu mujercita, cógeme – fue lo único que le contesté
– Me gusta como eres de sumisa, un poquito más y tendrás todo el miembro bien metido en el culo
Me sacó casi todo su pene, pero dejando la cabeza dentro, tomó de nuevo el lubricante y se volvió a poner en su verga, yo miraba sus movimientos, recostado sobre mi espalda, con las piernas levantadas posadas en sus hombros, viendo su rostro y mirando como el sudor corría por su frente.
– Prepárate, esta vez te va a entrar toda
Y comenzó nuevamente a meterme su rica verga, me tomó nuevamente de las caderas, y me la metió, creo que hasta donde ya me había entrado, entró y salió un par de veces más y en una embestida, siguió empujando lento, pero sin detenerse hasta que sentí que su cuerpo chocó con el mío, me quejé, gemí, y me retorcí por esa sensación, me la había metido completa al fin
– Ya bebé, ya pasó ya la tienes toda dentro, relájate, esto era lo difícil, ya solo queda que disfrutes, tranquila ya eres mía, eres mi mujercita
– Para ti es fácil decirlo, tu no tienes una vergota metida en el culo, le dije pícaramente
– Si tienes ánimo de decir bromas, quiere decir que no te duele preciosa
– Solo un poco papi, pero ya te tengo dentro de mí, ya me puede coger sin preocupaciones, solo recuerda que dijimos que tu lechita me la voy a tomar, quiero conocer el sabor de tu semen
– Claro que lo recuerdo, quiero llenarte tu boquita de mi leche y ver como juegas con mis mecos con tus manos y te embarras la carita
Me decía sin sacarme ni un centímetro su miembro que lo tenía bien adentro de mí, comenzó lentamente a hacer un vaivén, yo sentía que me la sacaba muy poco, era como si remarcara el hecho de que me la había metido completa, retrocedía un poco, y volvía chocar su pubis con mis nalgas, otra, otra y otra vez. Yo comenzaba a conocer el placer de tener una verga dentro, ya no sentía ni dolor ni incomodidad, comenzaba a disfrutar del miembro de Arturo. Sentí que hacía más largos sus movimientos, lentos, pero sentía como si casi saliera por completo, y volvía a entrar hasta el fondo, era delicioso, me encantaba
– Que bien se siente tu culito bebé, parece que estuviera hecho especialmente para mi pene, mira lo bonito que se te ve, comiéndose toda mi verga, tienes un culito muy comelón
Y seguía con su vaivén lento, me estaba cogiendo y me estaba llevando a la gloria con ello. De un momento a otro, lentamente se fue saliendo de mí, hasta que me la sacó por completo, sentí un vacío en mi interior, como se faltara algo dentro de mí
– Ponte en cuatro preciosa, ahora quiero que me sientas desde atrás
Yo bajé mis piernas de sus hombres, y me puse en 4 al borde de la cama como me lo solicitó
– Que bonita y obediente eres
Me dio una nalgada, me tomó con una mano de las caderas y con la otra supongo que apuntó su pija a mi entrada, sentí como su pene entraba en mí nuevamente, despacio me la fue empujando hasta quedar otra vez completamente empalado por mi hombre y su gran verga, volvió a hacer ese vaivén lento, sentía como su verga ya se deslizaba dentro de mi sin dificultad, miré hacia abajo, y vi como desde mi pene y hasta la cama había un hilito de mi propio líquido, mi pene estaba goteando mientras recibía esa deliciosa verga por mi culito, como cualquier mujercita estaba bien mojada por la culeada que me estaban dando
Me seguía cogiendo despacio, podía sentir como me la iba metiendo lento, hasta que topaban sus huevos en mis nalgas, y se quedaba quieto un momento, me la sacaba lentamente, y sin salirse por completo se detenía de nuevo, y me apretaba las nalgas, me acariciaba las caderas, creo que estaba disfrutando cogerme sin ninguna prisa. Con ambas manos me sujeto de las caderas con delicadeza, y me siguió dando por el culo, era muy cuidadoso, no era nada brusco, eso me hacía disfrutar muchísimo podía sentir cada movimiento que hacía con su miembro dentro de mí, después de unos minutos así me la sacó por completo, me dio un beso en una de mis nalgas y me pidió que me recostará de lado, así lo hice, y él se puso atrás de mí, recostado también de lado, estábamos de “cucharita”, me abrazó, me dio besos en el cuello, en los hombros, mientras su pene lo sentía por encima de mis nalgas, cálido y duro
– ¿quieres tenerla dentro de nuevo?, o prefieres chupármela para sacarme la leche y venirme en tu boquita
– quiero sentirte más tiempo dentro de mi, y luego quiero saborear tu lechita, ¿si aguantas un poco más papi?
– claro que si bebé, hoy te voy a complacer en todo lo que quieras, así que ven aquí y echa tu culo hacía atrás y con tu mano guía mi polla para que te vaya entrando
Yo no contesté nada, solo hice lo que me indicó, eché mi culito hacía atrás, abrí un poco mis piernas para dejar pasar mi mano y buscar su pene con ella, la tomé con mi mano y la bajé de mis nalgas dirigiéndola a mi culito
– Ponme lubricante o no te va a entrar cariño
Obedientemente estiré mi mano y tomé la botella de lubricante que estaba en el buró, puse un poco en mi mano y le froté la verga para dejarla bien lubricada, también me pasé la mano entre las nalgas para ponerme un poco, con mi mano pude sentir mi culito que se palpaba abierto como nunca lo había sentido en mi vida, no pensé que eso me pasaría, puse la botella de nuevo en el buró y me recosté nuevamente de lado, con Arturo a mi espalda, pasé la mano entre mis piernas, tomé su verga y la puse en la entrada de mi culito
– ¿Quieres que te la meta o quieres meterla tú misma?
Cuando me preguntó eso sentí una excitación tremenda, no le contesté nada, pero eché mi culito hacía atrás, buscando que me entrara, sentía como si su verga escapaba de mí, la volví a tomar con la mano, me reacomodé un poco en la cama, y como pude, sentí que logré meterme un poco más de su verga, me seguí moviendo y me la fui metiendo más y más, hasta que yo me sentía en la gloria con ese trozo dentro de mi
– Veo que te gusta, me alegra que mi verga te de placer, me dijo al oído, me tenía a mil, yo era suya, yo solita me estaba clavando su herramienta por el culo
– – te la voy a meter toda, como se que te encanta
Y sin decir más, me dio un empujón y sentí que me entró aún más verga hasta que topo su pelvis con mis nalgas…. Dios me estremeció ese empujón que me acaba de dar, me sorprendió, según yo ya la tenía toda dentro, se quedó quieto y con sus manos comenzó a acariciar mi espalda, mis piernas, mi pecho
– Te estoy disfrutando mucho, me encantas, espero que podamos repetir muchas veces
Y siguió cogiéndome a un ritmo cauteloso, entraba y salía de mi cuerpo con tranquilidad, me encantaba, de vez en cuando se quedaba dentro de mí, y me decía algún piropo al oído, seguimos un rato así, yo quieto, dejándome hacer por Arturo, y este gozando de lo lindo con mi culito
– Toma una almohada, y ponla a la altura de tu vientre y ponte boca abajo, me dijo
Yo, como siempre, hice lo que me pidió, y sin sacarme su pija del culo, nos acomodamos, yo con la almohada en mi vientre y el recostado sobre mi
– Me encanta lo sumisa que eres, voy a querer coger contigo cada que pueda, me fascina lo rico y apretadito que tienes el culo
Reinició sus movimientos, esta vez solo salía un poco de su pene, y me la metía toda, con movimientos constantes, me hacía sentir tan llena de verga
– Voy a ser un poco brusco bebé, me avisas si te lastimo para detenerme
Y comenzó a darme fuerte, esta vez me estaba cogiendo sin contemplaciones, con cada embestida sentía estremecer mi cuerpo, sentía que se movía toda la cama, y escuchaba como si nuestros cuerpos aplaudieran con cada empujón que me daba, Dios, sentía mucha presión en mi culo y el roce de mi pene con la almohada me estaba llevando al cielo, yo apretaba mis manos a la sabana, me retorcía, gemía
– ¿Estas bien bebé? ¿Me detengo? ¿Te la saco?
– Sigue, sigue por favor, no te detengas – le suplicaba yo
Arturo siguió en lo suyo, clavándome la verga hasta el fondo, con fuertes embestidas, yo que sentía el roce de mi pene con la almohada, y la vergota entrando y saliendo frenéticamente de mi culo, estaba en la gloria
– Se que dijimos que mi leche te la iba a dar en la boca, pero tu culo me obliga a venirme dentro de ti, ¿me das permiso bebé? ¿Puedo llenarte el culito con mi leche?
– Si, le dije
– ¿Si que bebé? ¿Si que?
– Si, déjame la leche adentro, quiero que me preñes
– Muy bien, si eso es lo que tú quieres, te voy a complacer, aquí te va tu premio por haber sido tan buena niña
Me siguió dando fuerte por unos instantes más, hasta que me la metió toda, y se quedó quieto dentro de mí, yo escuchaba su respiración agitada, y sentía palpitar su miembro dentro de mí, me besaba los hombros mientras yo seguía sintiendo palpitar su miembro dentro de mí expulsando sus últimas gotas en mis entrañas
Unos momentos después, me tomó de la cadera, y me indico que nos volviéramos a poner de ladito, y nuevamente, sin sacarme su verga, nos pusimos de lado, y de inmediato con su mano buscó mi pene
– Faltas tu bebé
Y me comenzó a masturbar, no tardé ni un minuto en sentir que se me venía el orgasmo, y me comenzó a salir leche disparada de mi pene, sentí que mi culo se contraía alrededor del pene de Arturo, era como si mi ano latiera con su la verga aun clavada, mientras me vaciaba, era increíble el placer que me había producido. Un par de minutos después sentí que su verga salía de mi castigado culito, mientras me abrazaba y me daba besos en los hombros
– Eres única precioso, perdón por no darte a probar mi lechita
– Creo que disfruté más probarla primero por mi culito papi
– Que bueno que te gustó, si estas de acuerdo, tendremos más oportunidades de que la saborees
– Claro que si, me ha encantado Arturo, me haz hecho tu mujercita, me haz llenado el culito de leche, y me haz regalado el mejor orgasmo de mi vida, no puedo creer lo bien que me hiciste sentir
– Te dije que lo ibas a disfrutar – Me dijo mientras se tocaba la verga, supongo que a eso se refería
– Y mucho – le dije mientras acercaba mi mano a su verga, dándole una suave caricia como agradeciendo el placer que me había dado
Me levanté, me vestí y le dije que me iba
El desnudo aun, se levantó, me dio un beso en la frente
– No quisiera que pasara mucho tiempo antes de nuestro siguiente encuentro bebé
– Nos vemos el próximo fin de semana, y esta vez, primero voy a probar tu leche y luego vemos que más hacemos, ¿te parece?
– Me encanta la idea preciosa, te estaré esperando con ansias.
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