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Los casos de Amanda: La puta del hombre-lobo
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Tiempo de lectura: 30 minutos

Idaho en el norte de los Estados Unidos, es un lugar de grandes bosques que se expanden más allá de lo que abarca la vista. Mares de ellos inundan las zonas montañosas. Incluso a pesar de la fuerte tala y la caza, se pueden encontrar auténticos paraísos vírgenes. Aunque al estar tan al norte sufre largos inviernos fríos. Aunque en algunos sitios se utilizan esas fuertes nevadas como reclamo ideal para hacer la escapada de esquí junto al resto de amigos. Y con la llegada del calor, hay muchos pueblos con encanto para pasar un verano fresco y sin ser arrastrado por el gentío… Pero no está fuera de tener peligros.

Muchas veces, la gente ignora el peligro de estos lugares tan cerca de lo salvaje. Ni siquiera la tecnología que tenemos puede a veces librarte de perderte en los bosques amplios que cubren cada fragmento del cielo con su follaje, de una mala avalancha o incluso de un ataque de un animal.

Hay lugares del estado que todavía siguen estas incivilizadas normas, normas que no son humanas… Y por supuesto, hay cosas que pululan que no son naturales en las partes más profundas del bosque alejados de ojos curiosos. Puede que creamos que la humanidad ha domado a la Tierra, pero los incautos pueden acabar con un destino funesto si se meten donde no deben. Y no estamos ni mucho menos por encima en la cadena alimenticia, por lo que la arrogancia puede salir cara.

Wallace es un pueblo con una gran historia como ciudad minera, y todavía siguen en funcionamiento varias de sus minas. Además su centro histórico es hermoso y se mantiene intactos varios de los edificios importantes de épocas pasadas. Un pueblo que parece haber quedado encapsulado en el tiempo, un pueblo que no sabe que a no mucha distancia está ocurriendo el horror.

A tan solo siete kilómetros del tranquilo Wallace. Podemos encontrar una pequeña cueva. El ambiente en ella se mantiene fresco a pesar del verano, aunque en Idaho nunca llegan a ser verdaderamente cálidos. El bosque oculta su entrada, apenas iluminada por los rayos de luz que atraviesan el fuerte follaje.

Alguna gota formada por la humedad cae de las estalagmitas que hay en el techo, y el suelo está lleno de hongos de colores apagados. No es una gran cueva, ningún experto la encontraría interesante, no hay mucha profundidad y tampoco formaciones minerales curiosas. Junto con el olor a fango del suelo, se encuentra el olor a animal, el del sudor del ejercicio extremo… Y el punzante olor a sexo. Ya que en este momento se está produciendo una escena de intensa depravación…

Los gemidos y gritos femeninos reverberan en la cueva, acompañadas de gruñidos y gemidos masculinos como contestación. Todos de tendencia sexual, ya que seis parejas están teniendo sexo… Aunque no precisamente consentido, las mujeres gritan por piedad, suplican que paren de una vez o cuando han perdido toda esperanza, por ayuda de sus padres y madres entre sollozos.

Algunas habían pasado allí un par de días, son las que muestran signos de haber perdido ligeramente la cabeza. Cinco de ellas están en un rincón apoyadas en la pared, agotadas, murmurando y con la mirada perdida, mientras que de sus coños sale el semen que les ha sido depositado.

Todas las mujeres tienen sus ropas rasgadas, mostrando partes de su cuerpo desnudo a través de su única protección contra el frío. Eso si todas tienen la parte más cercana a la entrepierna rasgada, dejando su sexo y culo a la merced de quien las está penetrando. Sus violadores las follan sin miramientos montando sobre ellas a cuatro patas como si fueran animales. A veces agarrándolas del pelo o mordiéndolas con violencia, lo que hace que algunos gritos sean de dolor.

Y tal como están no distan mucho de ser unas bestias, algunos todavía tienen fragmentos de su ropa cayendo como colgajos, su piel en algunos lugares muestras moratones que van a peor o fuertes arañazos (algunos de las uñas de ellas en un intento que paren de joderlas de esa forma brutal) o de pasar por el bosque sin apenas protección. Sus ojos están inyectados en sangre y sus pupilas demasiado abiertas (no solo por la oscuridad), además de sus bocas salen espumarajos que caen sobre las espaldas de ellas.

En realidad todos comparten los mismos síntomas que la rabia, pero en vez de quedar más débiles, parecen todo lo contrario por como follan a sus victimas… Aunque varios de ellos ya hayan caído desvanecidos en su momento, para luego terminar muertos, convirtiendose en parte de la fuente alimentaria del resto de salvajes. Lo único bueno, es que gracias a ello han dejando por ahora vivas a sus "parejas".

En la semi-oscuridad de la cueva destaca especialmente una de las parejas. Ella de piel blanca como la leche, con un pelo del mismo color, ahora pegado contra su cuerpo ligeramente por el sudor. Unas pechos grandes pero bien formados, junto a un cuerpo trabajado en el gimnasio, pero sin estar anquilosado por músculos excesivos. Sin duda entrenado para la acción… Pero que gracias a ello está soportando mejor el "castigo".

Se mantiene de pie a pesar de lo salvaje que está siendo la follada de quien la fuerza. Apoyada en la pared, se agarra a las rocas, haciéndose ligeras heridas en las manos al crisparse por el castigo en su coño, que adornado solamente con una sutil muestra de cabello blanco, está muy mojado, aceptando la polla que la llena sin ningún miramiento. Está mordiendo sus labios para no gemir y cierra los ojos avergonzada de haber sido pillada así. Pero cuando nota que de nuevo se corre dentro de ella, gime y se retuerce, la sensación provoca que ella misma tenga un fuerte orgasmo. Y reza por no quedar embarazada por ese animal.

Su violador de apariencia humanoide que le saca más de una cabeza, se agarra a ella mientras lame su cuello con su larga lengua. Su color de piel bronceada evidencia muchas cicatrices de antiguas peleas, la mayoría de mordiscos y garras. A pesar de ser bastante desgarbado, con piernas y brazos demasiado largos, si muestra una fuerte musculatura, por lo que la somete sin dificultad. Algo que evidencia al no dejar escapar a la albina, incluso tras descargar dentro de ella.

Lo que le hace completamente inhumano son los mechones de pelo que crecen al azar en su cuerpo, como si fueran rastros de pelaje que no han sido completamente cortados. Pero es su cabeza lo que no deja lugar a dudas. Sus ojos de un azul profundo, están inquietantemente fijos observando a la cazadora humillada desde un rostro lobuno, completamente cubierto de pelo y cuyas orejas largas se mueven satisfechas por los sonidos que provienen a su alrededor. Especialmente de los gemidos que lanza de vez en cuando la albina.

A su alrededor sigue la orgía, sin cesar. Pero el "lobo" solo atiende a su hembra humillada. La aparta de la pared y llevándola en volandas como si fuera un pelele con su polla introducida todavía en su sexo, para situarse en el centro de la sala. Indicando su posición dominante gruñe al resto de machos, lo que deja un momento de libertad para que Amanda, que así se llama la albina, intente arrastrarse lejos de allí.

La polla de su violador sale de su coño por un momento, haciendo que un rastro de semen le siga en su pequeña huida, que hace de rodillas por lo cansada que está. Lo único que provoca es que el "lobo" encuentre a la albina en una posición ideal para penetrarla por detrás, junto a la visión de su culo blanco y bien redondeado, lo único que provoca es que vuelva a empalmarse. Convirtiéndola en un objetivo más suculento.

Como si fuera un perro avanza a cuatro patas, pero a la velocidad quien está acostumbrado a moverse de esa forma, pronto está encima de ella de nuevo y su polla busca por instinto el coño mojada de Amanda, una investigadora y cazadora de monstruos practicamente salida del cascarón. Al notarla cerca de ella, instintivamente detiene su huida y sube un poco el culo, aceptándolo de nuevo, prefiere eso a que la someta con otro mordisco. Al poco está ella con la boca abierta gimiendo, mientras la penetra sin descanso. Ella intenta no mirar al resto de mujeres, aunque en realidad todas desvían la mirada, excepto una mujer rubia con coletas, y un peto roto, que le sonríe malignamente y le lanza un beso, mientras uno de esos hombres la monta, es la única que no se queja y parece gozarlo. Es más, en su cara brilla un auténtico éxtasis sexual y de felicidad…

En tanto andando entre las parejas de "amantes" hay un hombre maduro de barba amplia y mirada fiera, pero que ahora tenía una sonrisa perversa disfrutando del espectáculo. El único por completo vestido, que lleva una gabardina rodeada de símbolos tallados, los cuales brillan con fuerza. Mientras pasea graba todo con una cámara de vídeo, enfocando la cara de desesperación de las victimas o encuadra el sexo brutal .

Cuando pasa frente a ella se queda un rato grabándola, especialmente a su rostro. La cara de Amanda enrojece levemente por el enfado y desvía la mirada, odia con toda su alma a esa despreciable pareja de "houdinis". Aunque para que iba a mentirse, la culpa había sido de ella por confiarse…

Una decada después, en una pequeña casa en los suburbios de una ciudad tranquila

La puerta de la casa se abre sin apenas un chirrido dejando pasar a Amanda. La albina había tenido una semana bastante ajetreada comprobando diferentes protecciones mágicas y algunas asesorías que habían sido aburridas, En alguna había tenido que pellizcarse la pierna para no acabar estampándose contra la enésima mesa de juntas de puro tedio…

A veces, recordaba los viejos tiempos donde era poco más que una jovencita con mucho conocimiento, mucha preparación y una inconsciencia terminal que solo la suerte del principiante puede paliar. Ahí había tenido que entrar en los casos que no quería nadie, en los pequeños trabajos (que luego inexplicablemente se complican) y en los barrios bajos, que era más posible que el monstruo que se ocultase en el interior del enésimo edificio abandonado estuviera más acojonado de los yonkies que pululaban por el lugar que de ella. Por experiencias como esa llevaba el revolver.

Viejos tiempos que a veces había intentando olvidar a base de cerrar bares. Ahora se encuentra mucho mejor. Tiene una casa y practicamente está pagada. Sí, en un barrio anodino y olvidable, pero necesita esa sensación de "normalidad" que siempre perdía en su negocio. Un coche bastante decente, capacidad de comprarse caprichos y mantener a dos bocas… Y hablando de eso, desde hace unos meses una criada personal involuntaria.

Cuando termino el caso del "Verano Eterno" y volvió a su hogar con la ladrona de los días, Princesa, temía en que se podía convertir. Hay otro tipos de hadas bastante más problemáticos que esos inquietantes seres. Tras dejarla a la pobre durante una media hora larga en el coche esperando a que configurará las protecciones para que no acabase rostizada (Amanda pensó en su momento en no ser tan paranoica, pero a partir del cuarto fantasma haciéndose una paja frente a su cara cuando se levantaba a media noche, decidió poner una barrera. Ahora dormía más tranquila y sin menos ectoplasma en la cara).

Pues ella llevo al interior a la eufórica Princesa al interior de la casa y tras verla hubo el cambio… Un Boggart, o más bien una Boggart, se transformo en una hada hogareña adicta a arreglar cosas y a colocarlas, tras ver lo que entonces llamaba sus cúmulos de trastos ordenados. Ahora tenía una nariz más puntiaguda, unos coloretes en los carrillos más acentuados, unos ojos muy expresivos y tendencia a volverse invisible cuando Amanda la regañaba. Por lo demás mantenía esa apariencia rozando lo juvenil que tenía en el Verano Eterno. Solo que sus curvas son más pronunciadas y su cabello dorado llegaba a la media espalda.

Las primeras semanas fueron una lucha por quien podía más si la agotada (y desorganizada) Amanda o la imparable (y adicta al orden) Princesa. Tras varias discusiones y largas reconciliaciones en la cama, en el sofá, en la ducha… Amanda pensó que quizá debería pensar más bien en donde no lo había hecho con ella. Tardaría menos.

La cosa quedo con qué Princesa haría las cosas de la casa (eso si, sin agradecérselo, ya que es el peor insulto para un Boggart, y los regalos siempre por otras cosas que no fuera por el trabajo cometido) y tendría ordenado todo el lugar. Excepto el estudio de Amanda y el desván donde tenía el aparatoso círculo mágico y talismanes que protegían no solo a la casa, sino al barrio completo de cosas indeseables. A cambio dejaría de ser tanto una trabajo-adicta y tendría tiempo de calidad con Princesa… Respecto al sexo, Princesa suele tener la última palabra, porque es esa clase de per… De hada. Lo que no molesta precisamente a Amanda.

La coexistencia ha sido placentera, y Princesa es comprensiva en cuanto a que vea a más gente. Con sacarla al cine, pasear por la ciudad o comprarle alguna cosita, la hada está más que feliz… Más el sexo. Amanda deja las llaves en el cestito de la entrada, deja la bolsa que lleva encima escondida en el zapatero, y se va quitando la ropa en una especie de rastro de dejadez para ir al servicio a asearse y luego dirigirse a la cocina.

Otra cosa había quedado clara. La cocina le tocaba a ella. Princesa en realidad, no tenía hambre (aunque le apetecía imitar a los humanos) y sus conocimientos culinarios son un peligro para la integridad humana. Por lo que hoy toca pizza para calentar en el horno y listo. La hada se volvió visible al recoger con gusto la ropa de Amanda llevándola al cesto de la ropa sucio, canturreando. Mientras Amanda prepara la pizza y deja los cubiertos tanto para ella como para Princesa.

Princesa ha terminado antes y observa el culo de Amanda solo cubierto por unas bragas de color negro de encaje y se acerca sigilosamente. Amanda pega un pequeño respingo cuando los dedos de Princesa empiezan a acariciar su coño a través de la tela. Amanda desde que está conviviendo con el hada ha conseguido controlarse un poco ante su presencia, al menos ya no moja la ropa interior tan a menudo. Pero una cosa es su cercanía y otra su toque…

-Princesa… Por favor… Que estoy cansada ufff…- Se arquea ligeramente por el placer apoyándose en la mesa. Si tuviera un mínimo de energía ahora mismo seguramente le seguiría el juego, pero está verdaderamente cansada.

La voz adorable de princesa le llega desde su espalda mientras las acaricias siguen:- He estado sola todo el día. Me he visto tres películas y me he leído de nuevo toda mi colección de Shadow Angel… Quiero jugar…- En dichosa hora se le ocurrió comprarle ese comic erótico a Princesa, está verdaderamente obsesionada con él. Y disfruta equiparando a Amanda con la superheroina… Y como está acaba siendo forzada por los villanos.

La mano de Princesa no para y Amanda tiene que sujetarse a la mesa mientras jadea. Por lo que piensa en algo que adora también Princesa. Las historias de sus casos. -Miraaa… Cenamos y en tanto te cuento… Una historia- Princesa para de inmediato y dando la vuelta a la mesa se pone enfrente de ella con una gran sonrisa y ojos soñadores:- ¿Que me vas a contar hoy, Amanda?

Princesa se distrae con cualquier tipo de historia… Pero se ha convertido como una especie de terapia para soltar los traumas que lleva dentro. Por lo qué pensó en un antiguo caso, el primero que verdaderamente le dio problemas… El maldito lobo de Wallace. Teniendo en cuenta la impaciencia de su compañera/hermana/amante, decidió empezar desde el principio pero yendo al grano.

Amanda empezó a contar mientras corto unos trozos de pizza y dejo uno en el plato de Princesa, que como siempre lo dejaría enfriar hasta que terminase la historia-Te hablaré de uno de mis primeros pasos, que me llevó a ser como soy y… Sé que tipo de relatos te gusta. Lo llamaré "El lobo de Wallace". Por aquel entonces tenía algunos problemas con deudas por el coche y el alquiler de mi antiguo piso, por lo que cuando llamo una mujer pidiendo ayuda y encima que no tenía peros en cuanto a mis precios, acepte… Todavía estaba muy verde… Sino regatean es que algo se cuece…- Viendo como se removía Princesa de su asiento comenzó a contar…

Hace 10 años, Wallace, Idaho a mediados de julio

El día era soleado, aún así de vez en cuando alguna brisa proveniente del norte hacía que fuese necesario tener la chaqueta puesta. Amanda no era muy amiga de los veranos, su piel blanca como la leche le hacía proclive a quemarse y sus ojos tenían que estar cubiertos con unas gafas de sol, que si bien le dan un aire misterioso, no le gustan como le quedan.

Salio de su coche recién comprando… Bueno, cuando pagase las letras de aquí a diez años… Había sido una locura, pero le recordó al coche de su padre… Y tenía que tenerlo. Quizás para tenerlo más cerca en su memoria, los recuerdos cuando todavía podía hablar y… Negó con la cabeza. Es hora de estar serena y ser profesional.

Está hasta las narices que le toquen trabajos de mierda ¿Un grupo de Akanames dando por saco en el en un restaurante de Sushi? O sea, lo que le faltaba para liarse a tiros es que un maldito lenguaraz comedor de mierda enano hubiese intentando meterle su larga lengua por el… Bufff, prefería no recordarlo.

El caso es que iba a hablar con la dueña de un pequeño hotel rural de la zona. Al parecer el lugar había sido infestado por un fantasma problemático y por razones obvias quería echarlo. Habían quedado en una cafetería cercana a la plaza. Por lo que tuvo que aparcar unas manzanas antes e intento ubicar el coche para no perderse. Y tras un paseo donde pudo disfrutar del buen ambiente que se respiraba en el lugar, llego a la cafetería de marras.

Sentada en un rincón pudo ver a una mujer de más o menos su edad, algo más alta que ella con una melena rubia con el peinado en dos coletas y unos ojos verdes intenso. Su mirada y su sonrisa tenía un toque apacible, pero Amanda no se siente a gusto frente a la mujer que ahora mismo lleva un peto de trabajo y una camisa a cuadros. Es demasiado estereotipada ¿Escondía el hacha de leñador en ese bolso que tiene? En fin, necesita la pasta.

Por lo que forzando una sonrisa le tiende la mano:- Usted debe ser la señorita Anderson. Yo soy Amanda, hemos hablado por teléfono hace unas horas…- Como no la va a reconocer, si es la única albina con pinta de turista desinformada a kilometros a la redonda, pensó Amanda. La mujer acepto el apretón de manos, mantuvo la fuerza de su apretón y con un gesto le indica que se siente.

Con una voz más agradable y fina de lo que esperaba empieza- Gracias por haber aceptado, ya me encontraba desesperada por tener que seguir sin poder atender a clientes en mi local… He puesto allí una pequeña fortuna en arreglos y mantenimiento… Además tengo a varios empleados que viven de él…- Amanda aguanto la perorata de la mujer.

Amanda le dice intentando sonar poco aburrida y si más profesional:- Muy bien. Puede hablarme de cuando empezó a suceder las cosas raras, si ha habido algún cambio en la casa que pudiera haberlas provocado.- Como siempre ha dicho su maestro, la información es un pilar importante para saber a que nos enfrentamos y por lo tanto combatirlo, eliminarlo, contenerlo o en el peor de los casos, negociar con ello.

La señorita Anderson, con nombre Lillian, como tardo poco en presentarse, le contó su historia. Al parecer el hotel era un antiguo refugio de mineros. Un lugar de descanso y hacinamiento que les permitía no tener que andar viajando desde el pueblo hasta la mina en los momentos más duros del invierno. Un lugar construido firmemente, que cuando la veta madre quedo extinta, pues fue abandonado hace unos 40 años. Pero el edificio seguía de pie y ofrecía unas vistas maravillosas de toda la región.

Solo fue sumar dos y dos, gastar una cantidad no pequeña de dinero para convertir una ruinas resistentes pero abandonadas en un pequeño hotelito rural con encanto, del que podía sacarse bastante dinero de los yuppies de ciudad. Todo había ido bien, pero hace un año, se intento reformar lo que iba a ser una zona de Jacuzzi en el sótano… Cuando encontraron una piedra con marcas talladas protegida por un circulo con una especie de argollas metálicas con diferentes crucifijos.

Amanda intento no entornar los ojos ¿Y por qué no se han dedicado a pegar martillazos a una granada de mano que han encontrado abandonada por el tiempo? Con muchísima suerte, pues la bomba no te reventara en la cara, porque la pólvora se ha estropeado. Todo hacía pensar que ese ritual había sido hecho por algún antiguo compañero de profesión. Por la descripción, muy bien hecho, un hechizo de extinción que carcomía las maldiciones y encantamientos de entes… Si se le dejaba un tiempo largo, quizás décadas en funcionamiento, terminaba con el problema de forma segura… Hasta que una niñata imbécil se le ocurre que es mejor poner ahí un Jacuzzi, claro.

Por lo demás Lillian hablo de todos los tópicos. Olores fétidos, sonidos extraños, conversaciones susurradas a tus espaldas donde no hay nadie, cambios de temperatura, portazos… Un encantamiento estándar, no peligroso, pero si molesto. Aún así no debía fiarse. Tras varias preguntas redondeo lo que necesitaba saber del caso e iría al coche para recoger toda la parafernalia necesaria. Pero teniendo en cuenta las horas, podía hacer primero una inspección ocular y luego trabajar sobre ello.

Así se lo hizo saber a Lillian, que parecía encantada de oírse a si misma. Se lo pensó un momento y con una sonrisa amable dijo- Ahhh si, claro. Podemos ir ahora. Yo te llevo en mi vehículo, sino quieres mover el tuyo.- Otra vez de nuevo esa sensación de malestar. El maldito viaje le tenía que haber sentado mal ¿Ese tipo de la esquina no le ha estado mirando todo el rato? La verdad es que el desgraciado no es precisamente agraciado y esos ojos salvajes que la perforan no le gustan… Vale, está siendo paranoica, al fin al cabo destaca, es normal que la miren, es la extraña del lugar más extraña, luego que también hay tios muy básicos y Amanda sabe que tiene una buena figura.

Quitándole importancia quedó con Lillian frente al restaurante, en unos minutos tras un viaje a su coche, ya tiene todos los pertrechos que necesita en su bolso dispuesta a enfrentarse a esa pequeña maldición. Lillian la recogió con un coche que era bastante caro… Dentro de la nebulosa información que tenía de coches de cualquier tipo, para vergüenza suya, siempre ha considerado un coche como algo que le lleva de A a B. Pero al menos se tranquilizó un poco en cuanto a la pasta que tenía la buena mujer. Lo que faltaba es que tuviera de nuevo que apretar las tuercas para tener que cobrar de nuevo (ya ha tenido tres casos en ese sentido)… Además le resulta desagradable.

Metiendo su bolsa bajo sus pies al sentarse en el asiento del copiloto y se dejó llevar al hotel, alejándose del pueblo para internarse en una pequeña carretera que se interna en el bosque…

Presente, cocina de la casa de Amanda

Princesa sonríe complacida, le gusta escuchar las historias de su amiga. Mientras habla, Amanda ha estado comiendo gran parte de la pizza, mientras Princesa ha estado observándola y finalmente había dado unos cuantos mordiscos. Sabe bien, lo reconoce, pero ¿Por qué atiborrarse de comida? Lo bueno es la variedad… Sigue sin entender a los humanos… Pero adora a Amanda. Los recuerdos como Ladrón de los días se habían disuelto según pasaban los días en la casa.

Se sentía un poco culpable de lo que estuvo haciendo con sus grotescos compañeros. Siempre se habían dicho entre sí, que estaban haciendo lo mejor, era mucho mejor vivir años en un verano eterno jugando, comiendo cosas buenas y pasándolo bien en general que bueno… Pasar días aburridos al hacerse mayores. Pero ahora aprecia la rutina que tiene con Amanda, tener una constancia, los pequeños momentos e incluso las tareas de la casa (le encanta tener todo ordenado)…

Todo ello le hacía recordar cuando era humana. Eso fue hace bastante tiempo, antes de que se la llevaran los ladrones de los días y como era una niña tan buena (un requisito indispensable, si eres mayor y fuerte te convertías en "padre" o "madre", si eres un chica/o bueno, entonces podías seguir jugando… Convertido en uno de ellos), la transformaron en uno de ellos… Y todo parecía estar bien y creía ser feliz junto al resto de niños convertidos… Pero a veces cuando Amanda dormía y ponía su cabeza apoyada en su pecho, podía recordar cosas, como la mirada amable de su padre, coser junto a su madre, regañar a su hermano pequeño cuando venía lleno de lodo tras jugar en el río…

Y entonces lloraba. En un mundo de fantasía como en el que vivían, no salían lagrimas de auténtica tristeza, ni siquiera cuando sus compañeros empezaron a portarse mal con ella. Pero al ver una película pasando un rato de tranquilidad con Amanda, apoyando su cabeza en su generoso pecho. Le preguntó que estaba haciendo esa mujer de la pantalla y Amanda ligeramente perpleja le explico que era llorar y porque se hacía. Entonces las lagrimas de Princesa empezaron a caer sin que ella tan siquiera de diera cuenta, entonces algo le presiono en el pecho y llego el llanto. Amanda la abrazó y terminó por calmarla… Quería mucho a Amanda, para ella es lo más importante… Pero a veces hacía cosas raras que la molestaban, como está. Había parado de contar la historia, al notar como vibraba el móvil en la mesa.

Amanda miró por inercia el móvil. Usualmente lo ignora, pero había estado hablando con Charles, saliendo con él a algo más que retozar en su casa. Y bueno, parecía que se estaba llegando a algo más… He incluso le había presentado a Princesa… Como su hermana pequeña. Poco a poco no quería asustarlo. Amanda miró los mensajes con una sonrisa soñadora en la cara y empezó a responderle, como si fuera una quinceañera.

Tras un rato esperando. Princesa frunció el ceño y poniendo los brazos cruzados le dijo con tono dolido:- No me dejes a medias ¿Y donde está el lobo? Pero si estás hablando de un encantamiento con fantasmas incluidos…- Pero tras decirlo, empezó a tener remordimientos y mordiéndose un momento el labio siguió:- Perdón… Sé que tengo que tener más paciencia…

Amanda que ya había terminado de escribir un mensaje de texto, levanto su mirada del teléfono. Apago el móvil para no caer de nuevo en la tentación. Ella también había hecho mal, a veces. Princesa pasaba días enteros sin verla. Le gusta tener su tiempo de calidad con la hada, por lo que haciendo un gesto indicando que no está molesta por la situación, le explica- Tranquila… Era Charles. Pero te prometo que no voy a coger el telefono hasta que acabe la historia- Princesa le dedica una sonrisa cómplice en su linda cara, a lo que Amanda tras aclararse la garganta, cambia de tema- Pues vas a tener lobo para rato. Como ya te dije por aquel entonces era bastante confiada y cuando llegué al hotel…

Hace diez años, Hotel silvermine

Amanda tenía un fuerte sexto sentido y ese lugar… No le resultaba inquietante a primera vista. Aunque no había tenido muchos casos, si que sabía que se debía sentir. Cuando hay algo sobrenatural tenía esa sensación incomoda y si era alguna entidad en sí, cerca de ella, pues bueno, esa sensación caliente que le incitaba a dejarse hacer… Lo cual era un poco humillante, pero ayudaba a ver si el caso era real o no.

No es que significase que no hay caso… A veces, si era verdad que iba, veía y cobraba un fragmento pequeño de la recompensa a cambio de algún talismán protector "por si acaso". O sea… Que no había rastro de sobrenatural ni nada que se le pareciera… Solo cosas normales, que se podían solucionar usualmente con una buena mano de albañilería. Algunos dueños avispados, especialmente de hotelitos con encanto, la avisaban por los rumores que habían salido sobre el lugar, le pedían que certificase que estaba encantado, solamente para poder subir los precios de las habitaciones para el "espectáculo"… Suerte tenían que no estuviesen encantadas. Porque el espectáculo sería ver a gente lanzarse por las ventanas o ahorcarse utilizando la barreta del perchero, en el peor de los casos. No era un juego, además de que si hiciese algo así podría provocar que nadie serio la contratase. Convertirse en una jodida "Houdini".

Las puertas acristaladas de madera fueron abiertas por Lillian permitiendoles entrar. En cierto modo el interior le recordó al Overlook de la película El resplandor, pero con un intento de que el lugar mantuviese el estilo de la época en la que había sido construido (de forma algo hortera) con todas las comodidades de la actualidad, claro está. A nadie le gusta hacer sus necesidades en un orinal y esperar a que alguien las recoja o no tener luz eléctrica que no funcionase y por supuesto, no olvidarse del Wifi.

Como había comentado la dueña, no había rastro alguno de los empleados. No es que el hotel estuviera desordenado o algo así, pero le llamaba la atención. Lillian le dijo que podía llevarla al sótano, ya que ella creía que se había originado todo allí. Lo cual era razonable, pero usualmente los que la contratan se suelen alejar de los sitios encantados que piden que se eliminen. Pero la sonrisa luminosa de la mujer la desarmo, eliminado sus dudas y asintió.

Fueron pasillo a través, al fondo se podía ver un cartel que ponía sótano, solo personal autorizado. Mientras observa el lugar pensando sino estaría mal perderse en un sitio así en temporada baja. Tropezó, a punto estuvo de hacerle perder el equilibrio, lo cual era raro porque no había antes ningún objeto a la vista. Al mirar hacía abajo pudo ver un cadáver despedazado, ella se había tropezado con el brazo que termina abrutamente con un trozo de hombro colgando de él. Alarmada mira hacia adelante y hacia atrás. No es solo ese, hay otros, pero no con ropa de minero antiguo, sino con ropa de trabajador de hotel. Surgido de ninguna parte, un fuerte olor a carne pútrida lleno a sus fosas nasales y apenas pudo aguantar sin vomitar. Preocupada Lillian se giro hacía ella y la miro con esos ojos tan hermosos y esa sonrisa deslumbrante. Y al pestañear todo volvió a la normalidad. Toda miel Lillian se preocupo:- ¿Todo bien?- Amanda iba a contestar, pero sin duda si que había un encantamiento, la entidad estaba jugando con su cabeza, pero hay algo que se le olvidaba, lo sentía, pero finalmente dijo:- Sí… Pero tengo que ver el sótano.- Lillian asintió y la guio hasta la entrada para luego abrirla con un gran manojo de llaves.

Amanda se mordió el labio hasta hacerse un poco de sangre, algo recompuesta, buscó algo del bolso, una pequeña botellita de un color rojo borgoña y se la tomó. El sabor era amargo, pero acentuó sus sentidos mientras bajaba por las escaleras, ahora vería muy claro que estaba pasando. En el sótano, se encuentra efectivamente una sala a medio construir… Pero ni rastro del pre jacuzzi y ni mucho menos del círculo. Sacó su pistola preferida con una rapidez pasmosa y encañono a Lillian:- ¿Qué narices pretendes?- Los ojos de Lillian vuelven a intentar dominar la consciencia de Amanda:- Ni lo intentes joder, que ya no sirve. Por lo que habla antes de que te pegue un tiro.-

Lillian la mira inocente:- No sé a que te refieres, solo pretendía llevarte al sitio donde está lo que debes contener.- Amanda se crispa y quita el seguro.- Habla… Ya.- No se notaba excitada, ella no es una criatura sobrenatural, solo alguien que conocía como manejarse en la hechicería… Por eso el truco del hipnotismo, que había sido roto porque había pisado sin darse cuenta un cadáver.

Lillian alza las manos:- Upps me has pillado. Y mira que he estado usando todo mi arsenal para mantenerte despistada… Pero me has pillado, necesitaba que una atractiva cazadora viniera a este lugar.- Un disparo voló parte del peldaño donde tenían los pies Lillian, lo que le hizo pegar un pequeño alto que la hizo caer de culo, cayendo sobre las escaleras, dolorida mira a Amanda enfadada que le está dedicando una mirada acerada. -Deja de poner esa cara de suficiencia y habla coño ¿Es un ritual? ¿Esto es cosa de mi padrino?- Ella se le queda mirando con una cara de extrañeza:- No, ¿Qué es eso de tu padrino? Nosotros te seleccionamos porque estás buena, nada más…

Amanda descubrió dos lecciones en ese momento. La primera es que jamás debes interrogar a alguien en su terreno, sino tienes todos los ases en la manga, la segunda es que si está tu "victima" tan tranquila es porque tiene un seguro. Su coño empezó a mojar sus bragas deportivas, pudo oler el profundo olor a animal a su espalda y tuvo un nano segundo para oír el gruñido cuando esa cosa la derribo al suelo. Su arma salio volando hacía el interior del sótano, alejando cualquier forma de un contrataque rápido… Y como una gilipollas se había dejado la mayoría de herramientas para criaturas físicas o simples armas en el coche. Ahora sabía que era todo parte de la hipnosis de Lillian, pero menuda metida de pata.

Levantándose del suelo, todavía un poco dolorida, con una gran zancada se puso a la espalda de Amanda. La voz de Lillian por un momento asustada ahora ha vuelto a su tono divertido y ligeramente agradable:- Eres buena, pero no tanto como para disipar un doble ritual de ocultación, aunque mi compa no sea gran cosa…- Una voz masculina hablo a sus espaldas a cierta distancia, mientras que la cosa la apretaba contra el suelo: -Cállate ya zorra, estoy harto de tu parloteo. Sino fueras tan buena con los hechizos de ilusión y controlando al Hexen, te habría metido esa aptitud por donde te quepa.- Lillian riéndose mientras se acerca a la cazadora caída:- Ya ves lo que tengo que aguantar…- El hombre e pico y empezó a fargullar. La discusión siguió, sin duda ya era vieja antes de empezar en el sótano.

Amanda nota la respiración de un animal sobre su nuca, ese olor no puede ser humano. Pero está claro que las manos que lo agarran en una presa inamovible son humanas, pero endiabladamente fuertes. Al girar el rostro se espera cualquier cosa, pero aun así al ver la cara del monstruo se le heló la sangre… Su rostro lobuno deja ver una lengua muy roja rodeada de veroces colmillos y unos ojos azules… Hermosos pero desapasionados.

Y lo malo es que su cuerpo estaba reaccionando, indicando que busca castigo. Amanda tenía cierta popularidad entre los hombres como algo exótico. Pero las relaciones largas no eran lo suyo, sea por ellos, por ella o por su trabajo. Llevaba un tiempo a dos velas. Y bueno, tenía su pequeño don y maldición, en pocas palabras, muy cachonda ante seres sobrenaturales y ellos con ella. Pero se nota que ese ser está bajo el control de los houdinis y no debería haber problema … Ohhh dios, su rabo está creciendo y poniéndose duro. Pronto su polla presiona el culo de ella, incluso a través de la tela. La maldita discusión está haciendo que se impongan sus instintos básicos. Piensa Amanda… Piensa. Tengo cerca el bolso, debería haber algo para distraerlo y poder salir… Quizás agarrar la pistola.

Pero entonces Amanda nota como una de las manos del ser que recorre la parte de la entrepierna de Amanda, haciendo que gima ligeramente. Como si fuera unas tijeras muy afiladas rasga con su dedo, tanto los pantalones de ella (Amanda por un momento pensó en todo lo que le habían costado) y las bragas que ya estaban empapadas, dejando su coño al descubierto, que ya está esperando recibir castigo, por un momento movio el culo, se sentía arder cuando rozaba la piel de la bestia.

Amanda abre los ojos como platos. Ha usado esa condición para crear trampas para criaturas sobrenaturales y… Bueno, cuando empezó a ser afectada por ella, para tener una relación particular con su monstruo de debajo de la cama. Lo que moriría antes de admitir, es que esa relación fue consensuada, que fue ella quien se aprovecho de él, y a veces se plantea en volver a la casa familiar para visitar a Mr Claws, cuando algún gilipollas le rompe el corazón. Pero ahora está indefensa, con dos capullos que evidentemente no la van a ayudar y con la polla de ese ser buscando la entrada de su coño mientras pone su boca lobuna alrededor de su cuello para que no se mueva. Mientras que con una mano eleva su culo para tenerlo más cerca de su polla, Amanda solo puede rebullirse buscando sin resultado algo útil en su bolso, prolongando lo inevitable.

El hombre, que es bastante pequeñote y lleva una barba sin afeitar de días, parece bastante estresado, como si tuviera que sacar el trabajo del mes en el último momento. Ese tipo de estrés. A pesar de que su compañera le pone de los nervios y no puede más que gritar a sus tomaduras de pelo. Se percata de la situación y se lo recrimina a la mujer:- ¿Eres idiota? No le mandes a hacer eso sino es en la cueva. Los clientes quieren un vídeo porno snuff de calidad, y nada les pone más que ver como se follan y destrozan a una cazadora, el mismo monstruo que se la ha follado momentos antes.

Como sino fuera con él, la criatura localiza la entrada del coño de Amanda que chilla de forma entre desesperada y sexy, cuando nota la polla entrando su punta en el interior de su sexo:- Dios nooo…- Tan aterrada y excitada que no se ha dado cuenta de las implicaciones de esa conversación sobre su futuro. Lillian finalmente se da cuenta de que está pasando, y puede ver como inserta con suma facilidad la gran polla que gasta la criatura. Amanda que esta ahora con la cabeza apoyada en el suelo mira hacía la pared y se dice:- Esto tiene que ser una jodida broma… Ufff- Lillian observa fascinada como la criatura penetra sin miramientos a Amanda y la cazadora intenta no gemir, aunque sin mucho éxito. Pronto el monstruo rompe por mas partes la ropa de Amanda dejando ver su nivea figura.

Lillian cachonda se muerde el labio ignorando a Franz, su compañero "Houdini" y bastardo que vendería a su abuela por cuatro duros… Aunque ya no lo haría, porque hace tiempo que ya lo hizo. Además el capullo, le echa el sermón, cuando fue su presencia en el restaurante la que casi puso sobre aviso a Amanda. Es un mago de mierda, pero al menos tiene suficientes contactos como para merecer la pena. Su linea de pensamiento se corta cuando Amanda pega un grito de placer al aumentar la criatura la follada. Joder con el Hexen… La está jodiendo a tope, por la forma que grita la albina no está precisamente pasándolo mal. Y pensar que lo había creado a partir de un lobo viejo… Eso si un hechizo a medias, para que fuera más grotesco, cuerpo de hombre, mente de lobo, algo entre medias bien perverso… Seguro que el pobre bicho esta rabiando de dolor. Si lo dejara libre iría a por su cuello sin duda. Pero eso no pasará. Todo gracias a una runa bien oculta inscrita en su piel y protegida por un hechizo de ilusión, que hacía que aunque las victimas del Hexen, se defendieran nunca atacaran a esa zona para borrarla. Lo mejor es que la maldita quimera tenía parte humana e incluso hablaba. Esos pervertidos de la Deep Web se pajeaban mientras que la cosa tras follar a sus victimas, las rompía en pedazos enfurecido por su estado y clamaba por la libertad de la muerte. Sino supiera que la mataría sino tiene cuidado… Ufff ya se habría abierto de piernas para él… Que suerte tiene la jodida albina.

Franz se acerca enfadado con una cara de mala hostia:- Te estoy hablando gilipollas… -Lillian coge un momento el medallón que tiene oculto bajo su camisa a cuadros y da una orden mental. El Hexen se para de su follada y para darle un golpe contra el suelo a Amanda que se apaga como un pajarito y se abalanza como una exhalación hacía Franz. Asustado, el hechicero, ni siquiera puede lanzar un hechizo de protección, pero el ser se queda a unos centímetros de su piel. Babeando esperando la orden para matarlo, pero está nunca llega- Como ves querido, mis encantamientos funcionan perfectamente. Es ella, quien lo ha incitado y no sé como… Por lo que estoy cumpliendo mi cometido. Tú ya has hecho tu parte, yo hago la mía. Llevemos a esta zorrita con el resto… Me apetece polla y tú no eres ni un aperitivo.- El Hexen recoge a Amanda y la lleva escaleras arriba, aunque su forma de andar a dos patas es extraña, como si cada paso le doliese, aún así lo hace con rapidez inhumana. Lillian le sigue, sabe que Franz no hará nada, es una rata rastrera que quiere la pasta la necesita y cuando acabe con todo esto, tendrá que ocuparse del pequeño mago refunfuñón.

La verdad es que Franz no es un gran versado en la magia, pero si en el dinero y en la falta de escrúpulos para conseguirlo. Ha conseguido unos contactos interesantes durante sus largos años ofreciendo los vicios más horrendos para quien se lo pudiera permitir. Pero la gente busca novedad, y está pequeña idea del maratón snuff le hará famosillo donde se capta la pasta de verdad. Y la necesitaba… Con la mafia puedes incluso mantener el tipo, con un poco de ayuda, ¿Triada? Pufff,duros, pero nada del otro mundo ¿Rusos? Todavía sigue riéndose del asunto, ¿Sudamericanos? Captaron la indirecta cuando el décimo sicario con ínfulas tuvo un ataque al corazón antes de poder sacar su pipa. Pero cuando pides favores como alargar tu vida (nadie diría que había visitado este pueblo cuando no era más que una aldea) pues tienes que hacer favores feos, no solo a personas malas, sino a cosas aún peores. Cosas que es mejor mantener contentas.

Y le habían pedido precisamente esa zorra de pelo blanco. Cuando tienes tanta edad lo primero que se va es tu instinto sexual, la verdad, pero suponía que estaba buena. Y reconocía que cuando vio su actuación con Lillian, se asusto un poco y eso que tenía al Hexen de su lado, sin duda tenía potencial, unos años más y no se hubiera acercado a ella, emitía ese tipo de sensación de "no me jodas" que reconocía a la legua… En caso normal con un hechizo se apañaría, pero incluso ahora tenía muchas dudas al respecto, pero estaba muy verde, le podía la confianza… Casi le hacía un favor, en su negocio ese tipo de aptitud cava tumbas ¿Ves? Franz piensa en las personas… Y piensa en como torturará a la zorra de Lillian cuando termine toda la operación.

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10 años después en la casa de Amanda

Amanda en tanto cuenta la historia come distraída los trozos de pizza, pero echando miradas a su móvil apagado cuando Princesa se distraía…¿Qué le habrá dicho? ¿Y si ha pedido quedar con ella? Tiene que mirar a ver si ha comentado algo, solo una mirada rápida, nada más. Por lo que cuando termina de comer el último trozo de pizza que queda en la mesa, excepto el de Princesa que apenas ha dado un par de bocados al suyo. Piensa rápido y le dice a Princesa:- Voy al servicio, cuando recojas nos vemos en la televisión ¿De acuerdo? Seguiremos la historia desde ahí-

Princesa asiente, deseosa de terminar la historia. Pero con los trastos desperdigados su naturaleza de Boggart le pedía recoger y limpiar todo. Por lo que recoge los platos y empieza a fregarlos. Mientras que Amanda usa el descuido para recoger el móvil y encerrarse en el lavabo… O sea, solo va a ser mirar unos mensajes. Enciende el móvil y sentada en el servicio, mira los mensajes de Charles y se da cuenta de que está en activo… Se muerde el labio y escucha como Princesa ha puesto la televisión. Al fin al cabo es un rato. Al principio todo tranquilo, preguntas de como ha ido el día, posibilidades de quedar en algún rato libre, algún piropo e indirecta más o menos picante… Pero Amanda envió una foto de como estaba en ese momento y claro… Fue una escalada armaméntistica que terminó con ella haciendo un vídeo donde mostraba como se masturbaba con una de sus piernas encima del WC para mostrar con más facilidad su sexo y su braga bajadas para facilitarlo todo.

Por lo que casi se cayo de mala forma cuando Princesa abrió la puerta mostrando su carita preocupada:- ¿Estás bien? Ha pasado media ho…- Al ver la escena, junto con la cara culpable de Amanda y su mano intentando hacer que no se cayera de esa posición incomoda en la que estaba. La cara siempre sonrojada de Princesa se puso roja, pero esta vez de furia y Amanda ni se intento disculpar sabía que la había cagado.

La hada indignada empezó a decir:- Estoy esperándote para que pasemos el rato juntas.- Pronto las palabras empezaron a atropellarse mientras la hada se pone cada vez más nerviosa.- Me prometiste la historia y que no hablarías por el móvil. Encima que te veo de uvas a peras a veces incluso a veces no te veo durante días y… – Cerró la puerta con un portazo. Mientras Amanda había conseguido mantener el equilibrio y subirse las bragas. Olvidándose del móvil y corrió detrás de ella:- Espera, perdón ¡perdona! Princesa lo lamento- Pero cuando fue a mirar ella había desaparecido… Mierda, pensó Amanda, la he jodido.

Estaba cansada, por lo que intento mantenerse despierta mientras esperaba a que Princesa se le pasara y volviera al sofa. Finalmente lo hizo, se sentó a un lado un poco retirada y mirando al frente, tras unos cinco minutos donde no hubo una palabra, finalmente dijo:- Con que me hubieras dicho que tenías que hablar con el móvil un rato hubiera valido… O sea, él me cae bien y se te ve feliz cuando hablas con él… Pero me siento sola… Y me gusta que este sea nuestro momento.- Se agarra de las rodillas, mirando hacia adelante. Amanda se acerca un poco y la abraza:- Sí…ha sido una idiotez de mi parte… Supongo que a veces me cuesta tener el chip que estoy en compañia de alguien. Y no pensar en mi culo nada más.- Princesa se rie un poco y comenta divertida:- Pero es un culo muy bonito.- Amanda se ríe y Princesa le devuelve el abrazo. – ¿Estás cansada? Si quieres puedes quedarte hablando con él y otro rato me cuentas la historia.- Amanda sonriendo y acariciandole el pelo:- Nahhh puedo aguantar otro rato más…- Entonces se fija en lo que hay al lado de Princesa.- ¿Qué es ESO?

Con una sonrisa fulgurante Princesa le comenta:- Tu castigo… Por lo de hoy.- Amanda mira el tamaño del objeto ¿En serio tenía algo así?- ¿Donde coño has…? Ahora recuerda en una nebulosa cierto día con una borrachera del 15 que empezó a leer un bestiario por bueno… Le dio por ahi y vio una imagen de un troll y se dijo ¿Como sería si me follara una de esas cosas? Busco por internet, pidio por Amazon, cayo insconciente sobre el teclado. Y se olvido del asunto. Días después le trajeron ESO. Se quedo entre horrorizada y con cierta curiosidad malsana. Lo dejo en una de las pilas con otros errores del pasado y se olvido de él…

Pero ahi estaba esa jodida polla de goma que emulaba a la de un troll… Por alguien que no ha visto un jodido bicho de esos en su vida claro, se suponía que era del Warcraft… Merchadising, pero era inmensa.- Princesa… ¿Me quieres matar o algo…?- La hada solo sonríe entre juguetona y malvada:- Lo dejamos claro, te portas mal… Pues pongo el castigo…- Amanda viendose que pronto iba a estar partida en dos busca disuadirla. Y piensa en lo que ha traído para Princesa- Iba a ser una sorpresa, pero en el zapatero tengo un regalo para ti… Que te gustará mucho y te contaré la historia, si te deshaces de ESO- Con la cara iluminada de felicidad asiente y lo vuelve a dejar a su lado:- Pero lo tendré a mano por si acaso…- Amanda se apunto mentalmente buscarlo en algún momento futuro y prenderle fuego. Ya más calmada (sin peligro de acabar empalada) y con una Princesa mirándola feliz y abrazada a ella siguió con la historia.

En una cueva cerca de Wallace, Idaho hace 10 años

El paseo en el coche de Franz hasta la cueva fue inconsciente y atada para que no se escapara. No fue necesario. En cuanto al Hexen sabía donde ir y podía hacerlo en linea recta por lo que estaría allí antes que los dos hechiceros y la cazadora llegaran. Como siempre, Franz se quejaba y Lillian miraba por la ventana soñadora, ya podía sentir como sus bragas se pegaban a su cuerpo ante el espectáculo que la esperaba en la cueva. A ver si alguno de los infectados por la maldición del Hexen tenía buena herramienta… Franz miraba el reloj del coche, todo iba rodado ya habían grabado varias tomas y hecho pases que engordaron su cuenta a lo bestia. Hoy sería el gran final gracias a la putita albina. Conseguir que tantos montañeros y excursionistas se "perdieran" fue un gran parto, meses de pelarse de frío en este lugar de mierda, pero tiro de los hilos necesarios y nadie sabría que faltan hasta dentro de unas semanas, aún así no habría huellas que le señalaran… A él. Esa idea le encanto y por primera vez se permitió una sonrisa.

Aparcó cerca de la entrada, el Hexen ya estaba esperándolos, por lo que agarro a la albina tras abrir la puerta tras varios intentos entre gruñidos y en cuanto la tuvo sobre su hombro la criatura se empalmo. Lillian se rio un poco. En la cueva las prisioneras están intentado dormir o llorando asustadas, mientras que los que habían sido sus amigos, compañeros de trabajo o incluso esposos/novios se mantenían de pie de forma innatural tras tantos días haciéndoles cosas inenarrables. A un lado de la cueva estaban tanto los cadáveres de las mujeres que habían finalizado su uso y por tanto han sido asesinadas y devoradas posteriormente, como los de los machos que habían muerto por puro agotamiento

Lillian en su salsa empezó a dar sus ordenes mentales a unos hombres que se habían convertido en algo menos que animales, pronto todo el grupo escogió a sus "parejas" que semi-desnudas y enloquecidas apenas pusieron resistencia y tras ponerse en sus posiciones, empezaron la oscura orgía. Mientras que Lillian en tanto busco al más dotado de ellos y le indico:- Tú conmigo.- buscando un rincón privado para disfrutar de él.

Franz preparo las redes, que todo el equipo estuviera bien y las cámaras que apuntaran a todo el lugar. Aunque llevaría su cámara de mano para las tomas más "personales". El Hexen parecía satisfecho por primera vez de seguir lo indicado y la salida de la inconsciencia de Amanda fue con la entrada de la polla de la criatura en su sexo, lo que provocó un fuerte grito que acabo con un gemido. Usada contra el suelo, empezó a vislumbrar donde se encontraba y cuales eran su opciones… Pronto supo que eran más bien pocas, mientras aguantaba la follada cada vez más dura del Hexen.

Una hora después, en la misma cueva

El Hexen excitado salio de Amanda y le obligo con su fuerza inhumana a darse la vuelta para tenerla frente a frente. En este tiempo no lo había hecho en esa posición, siempre dispuesto a mortificarla como su hembra sumisa a cuatro, pero parece que quiere verle la cara está vez. Amanda tuvo solo un poco de descanso antes de que le volviera a buscar su coño con su rabo que se mantenía erecto.

A pesar del cansancio y la pura excitación se fijo en unas marcas del pecho, no era muy grandes. Pero está claro que es una marca de control bastante intrincada, sin duda protegida por algún hechizo que la impedía verse a simple vista y que alejaba la atención… Pero ella se había tomado una poción que protegía de los efectos de la ilusión. Con la polla ya insertada de nuevo. Amanda mordió sus labios mientras recibía castigo y desesperada araño la marca dejándola inviable. Y se corrió tanto de gusto como por el sentimiento de victoria:- Jodeeer ahora si…

La cara viciosa del Hexen se dulcifico un poco, y como si fuera un beso le dio un largo lametón en la cara de Amanda, mientras que se iba retirando de su sexo. Pronto todos los violadores hicieron lo mismo y un gruñido conjunto de furia salio de sus gargantas como si fueran un solo ser. Lillian se dio cuenta de que algo estaba pasando y utilizo su medallón para quitarse de encima a su amante enloquecido que a punto estuvo de arrancarle la garganta y se enderezó con cierta dificultad cansada de la larga follada. La mirada de Franz perforó a Lillian todavía cámara en mano mientras escribía al público invisible de depravados que andaban viendo la escena en la seguridad de sus escondites:- Pero ¿Que cojones haces? Estamos a punto para el gran final.- Lillian nerviosa comento:- No soy yo, se ha roto el hechizo de…- Vio a Amanda que tras recuperarse un poco estaba caminando hacía ella con evidentes ansias homicidas. El Hexen la acompañaba, y los miembros de su demente manada le seguían según iba pasando cerca de ellos, era su alfa y los dominaba. Lillian busco formar un pequeño grupo de choque controlando a los miembros cercanos, pero no eran suficientes. Si hubiera tenido más tiempo, pensó. En tanto, el Hexen y su grupo los supero por pura mayoría numérica… Por primera vez Amanda escucho el grito de alguien que había visto como le comían las entrañas antes de morir… Era un sonido que prefería no volver a escuchar.

Franz chasqueo la lengua, le habría gustado ser él quien diera su merecido a la zorra, aunque no le disgustaba del todo la situación, centrándose en la albina que iba a por él para partirle la boca, le dijo con rapidez antes de que ella se echara encima:- Y así se fue la puta… Pero me tengo que tengo un consejo final para ti, niña albina. La cosa en este negocio no es de poder… Sino de contactos.- Rompió un hueso adornado que llevaba como un colgante al cuello, debería una buena a quien se lo entrego, pero que narices, siempre se las apañaba para pagar ¿No?

Algo siniestro dejo el lugar con una extraña penumbra violeta, mientras desplegaba su presencia haciendo que las mujeres y los hombres poseídos cayeran al suelo inconscientes. Amanda paro su avance temerosa, no tenía ningún amuleto, poción o herramienta, nada que le pudiera ayudar. Apretó los dientes y se maldijo por lo que iba a hacer:- Padrino ¿Estás?- Una voz en su cabeza le contesto con un amable "Si, la última vez me mandaste a la mierda… Ummm ya veo, que molesto…" y de donde no había nada al lado de Amanda apareció un hombre vestido con un traje de frac apoyado con un bastón. Sin duda un tipo elegante y hermoso, pero sin duda tan chapado a la antigua que se burlarían de él si fuese por la calle, sin duda un último error para quien lo hiciera.- Es un momento.- Termino y dio unos pasos hacia la entidad que ahora se empieza a mostrar de forma física.

La entidad invocada por Franz, un conjunto de garras y ojos, que no parecían mantener una misma forma se acerco a la figura del frac, dispuesto a destrozarla. Los depravados que estaban viendo la escena sonrieron, ante un espectáculo que no esperaban. No fue más que un segundo quizás menos. Sus rostros quedaron en un rictus de horror, mientras sus ojos se licuaron y sus cabezas tumorosas cayeron sobre sus teclados, fuesen en oscuros sótanos o hermosos despachos, a pesar de sus muchas protecciones o de los pactos que hubiesen hecho. Pronto la cueva volvió a la normalidad y el extraño estaba cerca de Amanda:- Te tengo dicho querida, que deberías hacerme caso y quedarte conmigo para tu propia protección.- Amanda desvía la mirada para no ver su sonrisa burlona. Con lo poco de dignidad que le quedaba le contesto- Puedo apañarme yo sola, no voy a ir contigo.- Él ríe encantado:- Tan rebelde, tan… – una larga lengua recorre la cara de ella, mientras que Amanda sufre un orgasmo tan potente que cae de rodillas, mientras que la marca que siempre está invisible pone otra muesca acercándose al momento que estaría completa… Aunque faltase mucho para ello.- Dulce… Puedo esperar, tengo todo el tiempo del mundo y al final serás mía. Por tu propia elección. Nos vemos.- Desaparece mientras que Franz está temblando, todos sus amuletos muestra de los pactos que había hecho se habían vaporizado y los años que había guardado con tanto ahínco vinieron a él. Fue doloroso y tardo bastante mientras cada célula de su cuerpo moría. Finalmente no quedo ni el polvo de él.

El Hexen se acercó a Amanda renqueando a cuatro patas, mientras escupía sangre por su boca, un intento de voz humana salio de su garganta animal:- Descanso… Hembra.-Sin el control por parte de Lillian se podía ver como sufría la criatura. Normal ese hechizo a medias es una tortura que solo usan Houdinis malvados. Amanda se pensó en dejarle que sufriera, al final moriría por si mismo… Pero la verdad cuando la violaba fue gran parte culpa de Lillian… Además debía reconocer que no lo había pasado mal, para su vergüenza. Por lo que recordó una formula y escribió los signos en el barro. Al final la cosa cayo a plomo y su transformación se revirtió a un lobo viejo, un pensamiento cruzó la mente de Amanda… Espero que esto no cuente como zoofilia… Y se rió de su mal chiste, pero al mirar a su alrededor se dio cuenta de que estaba en un gran lío – joder…

En la casa de Amanda, en el momento actual

Princesa se maravillo de la historia, le gusta cuando Amanda tenía momentos intensos y que los malvados fuesen finalmente castigados. Pero claro, nota la historia a medias, faltaba solucionar cosas -¿Y como se soluciono lo de las mujeres y el resto…?- Amanda negó, mientras se estira cansada de estar en esa postura:- Prefiero no hablar de ello, es en ese momento cuando conocí al capullo.- Princesa pronto comprendió, había un tipo que aunque a veces salia con ella siempre terminaba con ella cabreada y esta prohibido hablar de él en la casa.

Princesa pronto olvido sus dudas para preguntar -Ohhh… Pero ¿Cual es mi regalo sorpresa?- Suspirando divertida, Amanda se levanta y va hacía el zapatero. Ha estado mirando en todas las tiendas frikis de la ciudad con esos gilipollas mirándole el culo como si no hubieran visto una mujer en su vida. Pero finalmente lo consiguió, podría haber llegado dos horas antes a casa, pero sabía cuanto le ilusionaría esto a Princesa.- Espera en el comedor y no abras los ojos- le dice, Princesa le hace caso a pesar de lo emocionada que está.

Tras desnudarse, abrió la bolsa del disfraz y se lo puso. Le venía muy estrecho, especialmente por la parte del pecho, al mirarse en el espejo se dijo para si misma:- Joder, ¿A quien se le ocurre pensar que con esto se puede moverse con un mínimo de soltura o luchar contra nada?- Aunque reconocía que estaba cañón y el jodido traje tenía aberturas para… Joder, nunca mejor dicho. Por lo que con una gran sonrisa pícara se acerco al sofá y le dijo juguetona -Puedes abrir los ojos.

Entonces la cara de princesa se iluminó:- ¡Shadow Angel!- Amanda sonrió con un toque lascivo ante la carita del hada e insinuante se puso apoyada en el brazo del sofá:- Y otra sorpresa, no me iré en unos días, por lo que mañana tengo tiempo libre, por lo que si quieres estrenarlo…- Princesa que nada más ver el traje se estaba desnudando y ya anda quitándose las bragas de encaje que le encanta llevar, le dijo soñadora:- Pues yo seré Felina y te tengo encerrada en mi piso con una gran sorpresa para ti.- Amanda se abrió la ranura indicada mientras que la hada desnuda la miraba, mientras ponía cara de villana.- Ummm me encantan las sorpresas.- Entonces vio como Princesa recogía algo del sofá y a Amanda se le abrieron los ojos de par en par mientras ponía sus manos en gesto protector, ahora si que no tenía nada para parar al hada y estaba rendida, sabía que no valía de nada suplicar pero lo intento de todos modos:- No, Princesa eso no…- Princesa se abalanzo encima haciendo que cayera con suavidad al suelo, los Boggarts tienen bastante fuerza para hacer todas las reparaciones y arreglos sin cansarse. En su mano tenía el gran dildo y buscando la entrada del sexo de ella a pesar de sus intentos de protestas le dijo a Amanda:- Soy Felina ¿Recuerdas?- Y lo enterró en el sexo de la albina, que pego un buen grito, que termino con un gemido… Al menos la duda de si le entraba completo había sido solventada.

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