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Increíble… las chicas de $80.00
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Tiempo de lectura: 11 minutos

Había tenido una semana muy ocupada y por tanto pasaba desapercibido que por la menos tenía ocho días sin la compañía de una chica en una cama. Hay veces que mis amigas con beneficios tienen sus propios compromisos y se hace imposible concertar un tiempo íntimo. Ya me había hecho a la idea de ir por uno de esos masajes y ver si la masajista se animaba a algo más que solamente darme un masaje, pero buscando en la internet me encuentro ante este sitio donde estas chicas de compañía te ofrecen sus servicios.

Ya he tenido este tipo de experiencia anteriormente, pero lo inusual para mi en este caso era que ofrecían servicios que ellas llaman de servicio rápido o un rapidín o como decimos en inglés “un quickie”. Vi varias opciones que publica este lugar y donde muestra a jóvenes chicas con cuerpos sensuales y deliciosos, aunque no muestran sus rostros, pero al parecer dan insinuación que son chicas jóvenes y guapas. Los servicios los anuncian por el tiempo: una hora por $250.00, media hora por $150.00 y un rapidin o 15 minutos por $80.00. La verdad que yo nunca había visto este tipo de ofertas de solo $80.00 y aquella mañana de un lunes me dispuse a conllevar esta experiencia del rapidin y ver que es lo que estas chicas ofrecen o hacen en 15 minutos por solo $80.00.

Me dieron el domicilio de unos apartamentos y te hacen llegar frente a un edificio y creo que desde ahí te están observando para su seguridad, pues el número de apartamento solo te lo dan cuando te miran y si les inspiras confianza. Me dan el número y toco la puerta y esta se abre y la chica se esconde detrás de la puerta pues esta se abre, pero no se mira a nadie. Entro y me saluda una chica de rostro y cuerpo agradable y quien dice llamarse Samanta y me hace saber que solamente ella se encuentra en ese momento, pues es muy temprano y, las otras chicas llegan a las once de la mañana. Esta chica está con un camisón transparente donde se pueden ver claramente unos pechos redondos de mediano tamaño, podía ver sus pezones oscuros y llevaba una pequeña tanga de color negro y con sus zapatos de tacón alto que le hacen ver esas bonitas piernas más alargadas.

Le dije que no tenía problema que ella fuese quien me atendiera, pues me parecía una chica hermosa, a lo que ella sonrió, pero me pidió esperar por su compañera que llegaría en siete minutos, pues alguien más debería estar pendiente de la puerta. Platicamos por esos siete minutos de varias cosas relacionadas al servicio y me aseguraba que la zona ahí era muy tranquila y que nunca habían tenido problemas. Samanta dijo ser de Cali Colombia y la amiga que iba a llegar en minutos cuyo nombre era Xiomara, decía ser de Venezuela. Ambas era chicas muy lindas y Xiomara cuando llegó me dejaba con la boca abierta, pues llegaba con unos pantalones vaqueros bien ceñidos y por mi altura cuando ella medio se agachó a tomar algo pude ver esa tanga de color vino y tenía un culito precioso, pero ya le había dicho a Samanta que ella me atendería.

Me hizo pasar a una habitación donde había una cama de buen tamaño, un tocador con una lampara con una luz difusa, pues la verdad estaba un tanto oscuro el lugar y luego al otro lado de la cama había un espejo, el cual se podía mover dependiendo el ángulo que uno desease ver ya en esos movimientos del acto sexual. Me pregunta cuanto tiempo quiero estar y lo pensé en unos segundos pues, aunque Xiomara me parecía más bonita, Samanta no se quedaba atrás y no tenía la seguridad si 15 minutos me bastarían para disfrutar de esta chica o si prefería pagar por la media hora. Le di solo $80.00 para tener la experiencia de un rapidin con Samanta y ver si luego tenía otro con esta chica de nombre Xiomara.

Samanta salió por breves minutos, quizá a dejar el dinero que le había dado en otro lugar y ya cuando regresó yo estaba completamente desnudo sentado en la cama. Llegó y se me acercó poniendo sus pechos en mi rostro y se dio vuelta para que sintiera su piel y disfrutara del paisaje de sus nalgas solo vistiendo esa pequeña tanga negra. Su piel olía rico y su aliento era mentolado y comencé a chuparle las dos tetas a esta chica quien me dio esa expresión de “que rico” mientras mis manos acariciaban ese culo redondo de esta hermosa chica. Esto es un rapidin y ella hace una pausa y abre el envoltorio del profiláctico que lleva en sus manos y mi verga que todavía no está en su máxima potencia comienza a reaccionar a su toque y Samanta solo me dice: -¡Tienes una hermosa pija! – Se la lleva a la boca y ella se mantiene hincada frente a mi quien estoy sentado en la cama. Me hace una felación de profesional, intentando hacerme garganta profunda y solo veo como se ahoga en el intento y luego pasó a darme una mamada en los huevos y me los dejaba bien chupados antes de regresar a darle otra chupada a mi pija.

En ese momento no sabía cuánto tiempo había pasado, perdía la noción del tiempo gozando de la mamada y luego Samanta hizo una pausa y me preguntó: -¿Cómo quieres ponerme? -No le dije mi posición preferida y solo opté por decirle que se pusiera a como ella le gustara y se acomodó sobre la cama en posición del misionero. Me abrió sus piernas y pude observar una panochita o cuquita bien afeitada, en esa posición observé ese bonito rostro de esta chica colombiana que solo hizo un gesto seductor y gemía cuando mi verga se hacía espacio en su vagina. Se sentía apretada y por su altura comparada a la mía me encorvé algo para poder de esa manera chupar sus pezones. Era un vaivén que ella correspondía de una manera pausada y esta hermosa mujer me tomaba de la espalda y dejaba ir hondos suspiros que me daban la ilusión que lo disfrutaba. Se lo tuve que preguntar y ella solo me dijo: -Usted solo sígame chupando las tetas… me encanta que me las mamen mientras me están tirando.

Sentí que ella le daba mayor impacto a ese vaivén y su pelvis se elevaba mucho más que sentía su fuerza. Por usar condón no sentía plenamente sus contracciones y solo me pidió que le diera más fuerte a lo que proseguí con embates y estocadas más fuertes sin despegarme de sus tetas. Pensé que sus gemidos eran parte de ese teatro que a cualquiera obliga a sucumbir a una eyaculación antes del tiempo, pero verdaderamente Samanta estaba desarrollando un potente orgasmo, el cual fue tan obvio que no me dejó lugar a la duda que verdaderamente se estaba corriendo. Solo paré cuando parecía le había pasado el orgasmo y me daba una sonrisa y me preguntó: ¿Usted ya se corrió? ¿Quiere que me ponga de perrito?

Ella me miró la pija aun erecta y se puso de perrito para que me corriera. No tarde mucho, pues ese culo es una inspiración para correrse rápido. Dos minutos de pompeo fue suficiente para dejarle ir toda esa presión de toda una semana. Samanta me quitó el condón y me limpió la verga con toallas sanitarias de esas que se utilizan para asear a los bebes. Ella hizo lo mismo y se fue a la ducha a limpiarse las tetas hacia abajo. Realmente no sé cuánto tiempo pasó para llegar a mi orgasmo, pero definitivamente fueron más de 20 minutos que esta chica me dio. Me estaba vistiendo cuando me llegó el morbo por probar a esa chica de nombre Xioma y quien se miraba aún más joven que Samanta. Me gustaba esa carita de inocente que tiene, pero ese culito con esos pantalones se le miraban fenomenal. Le dije a Samanta que quería estar con Xioma también, y ella me propuso que mirara a las demás que ya habían llegado.

Hizo pasar a las tres, entre ellas Xioma, a la que ya había visto vestida. Tenía una cintura perfecta y un culo divino de diosa. Chica petit, de pechos redondos, pero más pequeños que los de Samanta. Ahora solo vestía una minifalda café que uno podía ver sus perfectas nalgas, una bustier blanco que dejaba ver sus erectos pezones y unos zapatos de tacón que le hacían lucir unas bonitas y alargadas piernas. Solo me preguntaba si en verdad esa panochita solo valía $80.00. Pasaron las tres chicas y es como conocí a una bella Damaris, y a una exquisita Mélida. Todas con bonitos rostros y suculentos cuerpos, pero esa cintura de Xioma era perfecta y ese culo lo tenía que ver y si era posible oler. Obviamente me incliné por Xiomara.

Igual, solo le pagué por quince minutos y ver que me esperaba con esta linda chica. Me hizo pasar a otra habitación y me pidió que tomara una ducha. Eso hizo que me refrescara y que pasara el tiempo para lograr otra erección, pues a mis 55 entiendo no tengo esa fuerza de mis 18 años. En el baño me la chaqueteé con jabón y había logrado una erección y supe que estaba listo para un próximo asalto con la bella y exquisita Xioma. Tiene un cabello corto y ondulado, dientes de sonrisa perfecta, cuello alargado y sus ademanes muy femeninos y delicados… realmente me encantó esta chica. Parecía algo tímida y callada, pero ya en la acción en la cama Xioma es otra chica. Como rutina eso de empezar con una mamada es lo más natural de estas chicas y dejé que me la mamara cuando me ponía un segundo profiláctico. Xioma no me dijo que tenía una hermosa pija, solo me dijo que tenía una pija grande. Este tipo de chica tan hermosas son de esas que con solo esa mirada mamándote la verga te hacen tocar el cielo en un par de minutos. Mi verga se puso dura de solo ver como me atrapaba la verga con su boca esta linda chica. Cinco minutos mamando y vino la segunda pregunta de rutina: -¿Cómo quiere que me ponga?

Le contesté al igual que le había contestado a Samanta, solo que esta chica se puso en posición de perrito. Se había quitado la tanga color vino que había visto antes cuando llegó a este lugar y solo quedaba con esa minifalda que la verdad no le cubría nada y con ese culo parado esperando que mi verga se hiciera camino en el orificio delantero. Se puso enfrente de ese espejo, pues también había uno a un lado de esta otra cama, así que podía ver su rostro a la vez que disfrutaba de ver ese delicioso culo y esa marca blancuzca que le dejan sus pantis regulares que usa. Panochita bien depilada y sorprendentemente se miraba más grande que la panochita de Samanta. Tenía unos labios gruesos y un clítoris que dan ganas de chuparlo a morir. Curvas perfectas que hacen al ver esa cintura y ese culo parado en cuatro en todo un éxtasis. Le asomé mi verga a la entrada de su panocha y la empujo lentamente hacia adentro y veo como Xioma gesticula la invasión de mi verga y esa vagina si se siente apretada. Pongo mis manos en sus dos solidas nalgas para acariciarlas y solo dejo mi verga adentro para que esta chica asimile el grosor. Comienzo por pompear lentamente y me encanta como gesticula con su rostro ese lento vaivén. No sé si es de dolor o de placer, pero esta chica frunce sus labios como que quisiera mordérselos. Se le escapa un gemido y le pregunto si le duele y ella me dice: -No… está bien… nunca había sentido una pija así de grande. – La verdad que estas chicas petit es lo que me encanta de ellas, la intensidad de cómo se siente aprietan la verga.

Me encantaba ver cómo le quedaba de abierta la panochita y cómo gemía cuando se la volvía a meter. Aquel mete y saca era semi lento y disfrutaba viendo ese culo y me animé a sobarle el ojete con mi pulgar y ver como esta chica reaccionaba. Le puse el pulgar en su culo y comencé a masajearlo y solo oí de su voz tímida y recortada por un gemido que me decía: -Si… así, así. – Podía sentir y escuchar que la panochita de esta chica se lubricaba más, ese chasquido de mi verga entrando y saliendo se escuchaba más y ya mi pelvis hacía mucho más ruido chocando en las preciosas nalgas de esta chica. De repente vi por el espejo que ya no estaba en cuatro, estaba en tres, pues una de sus manos se la había llevado para chaquetear su panochita y eso me dio al menos la sensación de que Xioma estaba disfrutando la cogida.

Ahora escuchaba no solo el cacheteo pegando en sus nalgas, Xioma se masturbaba a la vez su panocha y fue cuando me animé a invadir su culo con mi dedo y la primera falange de mi pulgar y casi todo mi pulgar estaba adentro de Xiomi y ella movía las caderas con esa ansiedad de sentir mi verga muy dentro de ella. Mi pulgar entraba y salía frenéticamente de su culito y mi verga hacía lo mismo entrando y saliendo de su vagina y Xioma se masturbaba a la vez y me decía: ¡Por Dios! Usted me está tirando bien rico… me va a hacer acabar. – Creo que sentía estaba al borde de ese abismo erótico y sentía esa sensación exquisita en su vientre que dejó de masturbarse y ella aceleró el movimiento de sus caderas chocando con mi verga y prácticamente se la sacaba casi toda y mis 21 centímetros se volvían a meter con estocada mucho más fuerte y esta chica ya no pudo más y se fue de bruces contra la cama y yo me aferré a su cintura sin despegarme y le sumía la verga a reventar. No me corrí porque ya no tenía la presión de minutos antes y Xioma gozó de una verga hasta que se le fue diluyendo esa tensión. Solo me dijo con una sonrisa sorpresiva: ¡Me hizo acabar!

Fue como ella me comenzó a hablar que nadie la había hecho correr dándole de perrito, aunque a ella le gustaba así. Aunque no se corriera me decía que esa sensación de llegar al borde sintiendo una verga en esa posición le encantaba y que ahora había caído del borde en una explosión del orgasmo más fuerte que ella haya sentido hasta el momento. Lo entendía perfectamente, especialmente que me contaba que solo tenía 19 años y que se había iniciado en eso, del sexo por paga porque le encantaba el sexo esperando encontrar una experiencia como la que había vivido, pero que la mayoría de los hombres que había conocido en esas dos semanas de su inicio, eran eyaculadores precoces, que incluso me hablaba de uno que no aguantó un minuto dándole una mamada. Y la verdad que no los culpo, esta chica es tan hermosa que, de solo verle la carita tan bonita, se viene cualquiera, mucho menos estarla viendo desnuda y que te mame la verga.

Para hacerme acabar me ofreció una felación y estábamos en eso, ver como esta chica sentada en la cama y yo parado frente a ella miraba como intentaba tragarse todo lo que podía. Sabía que el tiempo de 15 minutos habían ya expirado, pero no parecía apurarme para nada. Pensando que mi dedo había estado en su culo se me ocurrió proponérselo y le pregunté si su culito estaba disponible. Ella haciendo una pausa me decía de esta manera:

-¿Usted cree que esa su cosota cabrá en mi trasero? ¡Yo no lo creo!

-¿Pero ya lo has hecho… ya te han abierto ese culito?

-Si, con mi novio lo hacía y lo hice con un cliente días atrás, pero ellos tenían algo normal, algo así como mis dedos, pero lo suyo más parece el grosor de mis brazos.

-Te aseguro que puedes… ¿solo dime cuanto más?

-De hecho, su tiempo ya ha terminado y en cualquier momento nos van a tocar la puerta.

-Dime cuanto más y yo te compenso por el tiempo.

-Deme $200.00 y solo le voy a decir a Samanta que va por quince minutos más.

-Te doy $250.00 si me la mamas sin condón y me dejas correrme sin condón por detrás.

-Está bien… solo le voy a decir a Samanta que va por 15 minutos más.

Nuevamente regresó y prosiguió con la mamada a lo natural y ahora podía sentir esas paredes de su boca. Lo caliente y lubricante de su saliva y mi verga en lo que podía entraba y salía apretada de esos bonitos labios. Me hubiese gustado tomarle una fotografía así, pero todavía la tengo aquí en la memoria que nuevamente me provoca una erección. Así de hermosa era esa chiquilla y me sorprendía la idea que podía probar su vientre por solo $80.00. A chicas menos hermosas que ella les había pagado mucho más. Esta vez después de esa felación al natural proseguimos a la cereza del pastel y se untó lubricante en el culo. Yo le ayudé a esparcirlo y a dilatar con mis dedos su ano. Ya lo había dilatado con mi pulgar minutos antes y lo único que le dije fue que se relajara, que no pusiera resistencia a la entrada de mi verga y que eso iba a facilitar y quizá hasta hacer favorable la experiencia.

Xioma aún seguía con esa faldita café y cuando asumía esta posición de perrito, se la he bajado hasta las rodillas y me quedan esas nalgas a su máxima expresión. Nunca imaginé estármelas cogiendo, pues por lo delicada que se mira esta chica, nunca imaginé estuvieran disponibles. Asomo mi glande a la entrada y me lleno del lubricante paseando mi verga por todo el canal de sus nalgas. Veo sus expresiones por el espejo y Xioma se mira relajada. Empujo mi verga contra ese culito delicioso y los primeros intentos me los rechazó, pero luego de varios intentos sentí como entró y le dejé la punta de mi verga adentro de su culito sin hacer movimiento alguno. Miraba su rostro por el espejo y sus expresiones no eran diferentes que cuando me la cogía por la panochita. Comencé a empujar y ver como mi verga se hundía en ese precioso culo y por el espejo vi como Xioma fruncía sus labios y me dijo: -¡Con cuidado…me duele!

Mantuve mi verga adentro de ese apretado culito sin hacer mucho movimiento y casi toda mi verga estaba en su interior y podía sentir la onda de compresión que Xioma le hacía a mi verga con ese anillo de su ojete. Con los minutos comencé a pompearle el culo con un vaivén semi lento y podía ver a través de ese espejo las expresiones faciales bien eróticas de esta linda niña. Luego me sorprendió con su petición, pues al no recordarse de mi nombre solo me dijo: -¡Nalguéame y dame con tu verga más duro! – Le di estocadas más fuertes y penetrantes, pero no a gran velocidad y se escuchaban las nalgadas y esta chica solo me decía: -Si… así, así… dame más; castígame, rómpeme el culo papasito. Al igual como lo hizo cuando le daba por la panocha, se quedaba sostenida en un solo brazo mientras con el otro se comenzó a chaquetear la panochita. Los 21 centímetros de mi verga entraban y salían a más alta velocidad y le pegaba en las nalgas hasta que estas se tornaron rojizas. Miraba cómo cerraba los ojos y se mordía los labios y sentía cómo su intestino me mandaba esa vibración que se le venía desarrollando en su vientre y movía más su cintura para encontrar el golpeteo de mi verga contra su culo. Era divino verla de esa manera, disfrutaba de su rostro en el espejo y sus gemidos que me estaban llevando al paraíso, pero sabía que ella estaba ya en el borde y cuando pensaba esto explotó con unos alaridos que parecían una mezcla de llanto y de grito que estoy seguro las chicas afuera, porque Samanta me lo confirmó, que habían escuchado cómo se corría esta bella chica de nombre Xiomara.

Le sumía la verga hasta que mis huevos chocaban en su conchita y de esa manera la pompeé por otros tres minutos mientras ella vivía su orgasmo y fue cuando me corría en su culo. Quedaba respirando profundo y quizá por el morbo y de cómo vivía esta chica un orgasmo, el mío fue tan fuerte que sentía ese dolor misterioso alrededor de mi pelvis y se extendió como escalofrío por todas mis nalgas, piernas y espalda. Creo que nos habíamos pasado del tiempo estipulado y Xioma me limpió la verga con esas toallas para asear a los bebés y mientras lo hacía me decía lo siguiente: -Si le pregunta Samanta, dígale que solo $80.00 más me ha pagado. Fue cuando me hablaba que de los $80.00 solo $50.00 le pertenecían. Le hice en ese momento otras ofertas que no aceptó, pues le propuse que pasara conmigo una noche, que estaba dispuesto a pagar, pero ella se limitaba a funcionar solo dentro de ese ambiente y nada más.

Samanta me hizo la broma que creía que estaba matando a Xiomara y que todas ya estaban listas y dispuestas a entrar a defender a su amiga. Las otras chicas me miraban de pie a cabeza y Samanta quien parecía la mayor y que controlaba aquel lugar les decía a las demás, pues Xioma había pasado a darse un baño: -A este hombre me lo tratan bien cuando lo vean, porque definitivamente volverá pronto y créanme que al igual que a mí y que a Xioma, con ese su juguetito que tienen (Y hacia el ademan de una verga), de seguro las hará pasarla muy bien. – La verdad que en dos días regresé a probar a Mélida y Damaris, quienes también eran chicas jóvenes y realmente muy bellas y quedaba sorprendido que esas panochita tan preciosas solo costaban $80.00 por un buen palo. Obviamente repetí dos veces más a Xiomara y verdaderamente estas chicas como se los había pedido Samanta, me trataron y me hicieron sentir más que bien. Si quieres que te cuente de la cogida a Mélida y a Damaris, házmelo saber.

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