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Me convertí en puta sin darme cuenta
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Tiempo de lectura: 3 minutos

Me hice muy popular en la universidad desde que ese chico me hizo salir a caminar en público con mis pies llenos de leche, pero también las ofertas me empezaron a llover. Obviamente el chico corrió la voz y muchos hombres se me acercaban a pedirme lo mismo o me escribían a mis redes. No supe qué hacer al principio porque muchos eran hombres asquerosos o simplemente no se me hacían guapos, o me ofrecían poco dinero.

Pero la verdad yo me obsesioné con la sensación del semen en mis pies, y pensé que no sería mala idea hacer negocio con eso. Primero les respondí a los que me escribían a mis redes y les dije que podía hacerlo pero no aceptaba menos de $1000. Y así poco a poco empecé a hacerlo con varios chicos.

Cada que me veía con un chico le pedía a una amiga que me acompañara y que me esperara hasta que terminara para que no me hicieran nada malo, y yo se los advertía a ellos, pero nunca me internaron lastimar. Y así poco a poco empecé a ganar dinero masturbando a chicos con mis pies. Algunos me empezaron a pedir que los dejara grabar mientras los masturbaba o fotos de mis pies llenos de su leche cuando se venían. Y empezaron a subir mis fotos y videos a una página de fetiche de pies.

Cada vez más hombres me pedían hacerles footjobs, hasta que un día un chico me dijo que si estaría dispuesta a hacerlo con 5 chicos a la vez. Entonces recordé mi primera experiencia en la zapatería y les dije que sí. No podía dejar de recordar ese día cuando todos esos hombres me llenaron los pies con su esperma, y pensar en que podía volver a sentir lo mismo me dio mucha emoción.

El día llegó, fuimos a un hotel y entré primero yo con el chico que me escribió. Entramos al cuarto y empezamos a platicar, y después de un rato tocaron la puerta y llegaron sus amigos. Al final no eran 5, llegaron 7, más el que me invitó. En total eran 8, pero me dijeron que me iban a pagar lo de cada uno. A mí no me molestó para nada, de hecho me puse más caliente al pensar que sería más leche en mis patas.

Empezó la acción, se pusieron alrededor de la cama y yo me acosté. Llevaba puesta una blusa blanca, un short de jeans y unos huaraches blancos. Me quité el top, el short y quedé desnuda, sólo con mis huaraches. Les dije que primero les iba a enseñar mis pies y que mientras ellos se la jalaran viéndome. Me los acariciaba, los frotaba con mis manos, jugaba con mis huaraches y luego me los quité. Les abría y cerraba los dedos enfrente de sus caras pero no los dejaba acercarse a tocarme. Y luego a uno por uno los iba dejando.

Al primero le pedí que me escupiera en los dedos y con su saliva en mi pie le empecé a jalar la verga. Luego le dije a otro que se acercara y también lo empecé a masturbar. De repente uno no aguantó y se vino en la alfombra del cuarto, pero para no desperdiciarlo, me bajé de la cama y empecé a pisar el semen y a embarrar mis plantas con él.

Me chuparon los pies, me los escupieron, me pasaban la lengua entre los dedos, les acariciaba la verga, los huevos, algunos me pedían que los masturbara usando mis huaraches, etc. Y uno por uno se empezó a venir, todos sobre mis pies. Yo estaba completamente mojada, caliente como nunca, disfrutando esas vergas bien duras viniéndose en mis patas. Estaba turbo mojada, pero mis dedos ya no eran suficientes para satisfacerme. Y sin esperarlo, le pedí al más guapo que me la metiera porque yo ya estaba muy caliente.

Le dije que se acostara en la cama, me monté sobre él dándole la espalda, le agarré la verga con los pies y poco a poco me la fui metiendo. Fue una experiencia inolvidable, sentir cómo me metía la verga mientras yo se la agarraba con mis pies. Sin avisarme se vino adentro, pero estaba tan caliente que no me importó. Me saqué su verga y dejé que la leche escurriera de mi vagina y cayera encima de mis pies. Fue mágico.

Mi negocio estaba prosperando, y sin darme cuenta me convertí poco a poco en una puta, la puta con los pies más deseables de la universidad.

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