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Mi hermana me descubrió con sus tangas en la ducha
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Tiempo de lectura: 6 minutos

A finales de vacaciones de verano, mi madre suele ir a visitar a familiares, sin embargo yo y mi hermana solemos quedarnos en casa. Ya sea por trabajo o los estudios, así que suele ser costumbre que nos guardemos secretos, como cuando llevamos personas a dormir a casa.

Lo que les voy a contar sucedió a mis 20 años, ella es dos años mayor que yo, así que hemos experimentado muchas situaciones pero ninguna como la de aquel verano.

Esa noche como de costumbre yo llegué a la casa, producto del trabajo tiendo a estar el día completo afuera, abrí la puerta y dejé mi mochila en el sofá, me fui a servir un vaso de agua y empecé a oír ruidos desde la pieza de mi hermana. Por curiosidad me asomé por su puerta que estaba junta, la abrí solo un poquito y pude ver cómo le estaba brincando a un tipo que supongo que era su amigo.

En ese momento noté cómo mi verga se iba poniendo dura, pero sentía que no era correcto lo que estaba pasándome, sin embargo decidí quedarme y seguir observando aquella escena. Tanto ella como él estaban desnudos cogiendo, de pronto notaba cómo ella disfrutaba saltarle a su amigo, y cómo él le agarraba las nalgas, le comía sus tetas y se besaban muy rico, se decían palabras muy sucias mientras yo iba escuchando todo, momento en el que mi mente empezó a ponerse muy morbosa con toda la situación.

Mi calentura empezaba a escalar y mi mano se fue hacia mi pantalón, mi verga estaba dura y comenzaba a lubricarme de lo que mis ojos estaban aconteciendo, no aguanté las ganas y me la saqué, a medida que observaba que ellos cambiaban de posición y mi hermana se ponía en cuatro mientras su amigo la cogía estando detrás de ella agarrándole el cabello.

Mi calentura y morbo era tanto que sentía cómo me palpitaba mi pene. Escuchaba que su amigo le decía lo rico que tenía sus nalgas y que se iba a correr en ellas, mientras yo me seguía tocando con mucha curiosidad y calentura de lo que oía, hasta que pude ver como le llenaban el culo de leche, mi hermana comenzó gemir tan duro que intuyo que acabó también y rápido salí de la puerta de su pieza para irme a mi cama a recordar todo lo que vi y a masturbarme bien rico hasta acabar yo también y dormirme.

Durante la mañana, me levanté recordando todo lo sucedido y me fui al baño a ducharme, pero me volvía la calentura. Solemos tener un cesto de ropa compartido, ahí vi unas ricas tangas negras que dejó mi hermana encima, momento en el que las saqué y comencé a olerlas y frotarlas en mi verga, rápido me quedé desnudo y me metí a la ducha sin abrir el chorro del agua, estando de pie mientras con una mano olía el tangas de mi hermana y con la otra me tocaba mi verga que estaba muy dura.

Ese rico aroma a su conchita mezclada con fluidos me hacía recordar todo lo que había visto la noche anterior, sentir esa fragancia a su culo, que debo admitir que sin ser muy grande, mi hermana tiene su cola parada, trigueña de piel y piernuda, me terminó prendiendo aún más, sin embargo, al estar tan centrado y caliente en lo que hacía no le había puesto seguro a la puerta.

De pronto ella rápido abrió la puerta del baño creyendo que no había nadie y me vio con su tanga en mi cara, desnudo de pie y con mi pene parado y venoso, se me quedó observando un momento como si le diera morbo y no supiera qué decirme, pude notar cómo se le sonrojaban sus pómulos pero luego su cara y su actitud cambiaron.

Mi hermana rápido se me acerca diciendo que qué estoy haciendo con su tanga, que soy un pervertido y que por qué me estaba tocando con ellas, sin embargo se quedó ahí de pie, con su pijama de shorts cortos, un tanto transparente, podía notar levemente que tenía algo de vello en su monte de venus, su blusa de dormir corta y delgada hacían notar a la vista que sus pezones se le marcaran, noté que se le empezaban a poner duros y que sus pómulos seguían un tanto rojizos.

Yo estando congelado sin saber muy bien que decirle, le dije que anoche no pude evitar no mirarla con su amigo en su cama a través de la puerta, que había sido sin querer porque había llegado del trabajo y solo quería saludarla, pero que esa escena me había dejado demasiado caliente y no pude evitar no tomar sus panties e imaginarme todo lo que mis ojos habían vistos, a lo que ella se me acerca y me pregunta qué tanto había visto y le comenté que observé lo rico que le daba vueltas en círculo estando encima de su amigo o que estaban en cuatro cogiendo.

En ese momento noté cómo comenzó a mirarme la verga, y me susurró más suave si me gustó mucho lo que había visto, también me preguntó qué había sentido, a lo que yo le respondí que me fascinó y me generó mucho morbo, tanto que tuve que tocarme viéndolos, fue ahí cuando le dije que se metiera a la ducha conmigo que no le diría a nadie, que aprovecháramos que estábamos solos a lo que ella me dijo que todo es un tanto bizarro y sucio, que soy su hermano, pero que le prendía que le dijera eso.

Como ella estaba cerca mío empecé a acariciar su cabello y le agarré la mano firmemente y se la puse en mi verga, su reacción fue empezar a masturbarme mientras oía cómo respiraba profundo, al tiempo que yo comenzaba a gemir de lo rico que lo hacía, mis manos se fueron hacia sus tetas, podía sentir lo delicioso que eran sus pezones en mis palmas, rápido le intenté bajar su blusa pero ella misma me sonrió, me dijo que no le dijera a nadie y se la quitó, dejándome sus tetas a toda mi vista y disposición, mi corazón latía rápido de mucha calentura y morbo.

De pronto mi hermana se mete a la ducha junto conmigo, yo agarré mi verga y se la iba rozando por su short mientras me metía tus pezones a mi boca, muy paraditos, ella gemía discretamente, me preguntaba si me gustaban a lo que yo le decía que me enloquecía de placer estar pasándole mi lengua y jugando con mis manos.

Mi excitación seguía escalando, me puse de rodillas en la ducha y comencé a bajarle rápido el shorts, para mi sorpresa no llevaba ningún tanga y pude apreciar su rica conchita, estaba mojada y levemente velluda, su clítoris se veía parado, cuando pude quitarle todo me estruje con mi cara, sintiendo su rico sabor a fluidos.

Ella me agarraba de la cabeza al tiempo que yo iba moviendo mi lengua e iba tocándome, me decía que era una extraña sensación de que su propio hermano estuviera comiéndose su rica concha, le dije que podía imaginar a quien quisiera, incluso a su amigo de anoche y así darse más placer, pero ella ya solo sabía gemir y cerrar los ojos.

Le pedí que se volteara, dejándome todo su culo en mi cara, como un desesperado me estrujaba en sus nalgas, muy blandas por cierto, se las besaba y les pasaba mi lengua, le decía que rica colita tienes hermanita, ella solo me dijo te gustan? Sigue comiéndote mis nalgas, en un tono acelerado y agitada, pero le pedí que las abriera, se le veía su rico culo marroncito y arrugado, mi lengua no daba tregua y se lo comía dándole vueltas en círculos, también me estrujaba con mi nariz, su aroma a cola me hacía revolcar de placer mi verga y mi cuerpo.

Mi mente ya estaba muy morbosa con toda la situación y me puse de pie, le dije que quería penetrarla, a lo que ella se agachó un poco y me puso toda su cola parada en mi verga, la agarré firme de la cintura y comenzó a entrarle bien rico en su conchita mojada.

Mi hermana me miraba hacia atrás mientras gemía, al tiempo que se tocaba su clítoris, también me abría sus nalgas con su mano, yo le iba metiendo un dedito dentro de su culito, le tiraba el cabello hacia atrás y cuando quedé muy cerca de su oído le dije te gusta sentir mi verga dentro de ti? A lo que ella me respondió que sí, me decía lo morboso y placentero que era escuchar sus nalgas chocar en mis caderas.

De pronto se la saqué, ella se dio vuelta y nos besamos muy rico con lengua, mientras yo le agarraba sus nalgas con mis manos ella se agachó, me miró hacia arriba, sonrió y abrió su boca para empezar a chuparme la verga de una manera muy vigorosa.

Sentía cómo su lengua se movía de un lado a otro, yo la agarraba de la cabeza y la ahogaba un poco porque le entraba todo hasta la garganta, luego ella se lo sacaba y lo escupía, yo sentía muchísima calentura casi que sentía que me iba a correr, ella jugaba con su lengua por todo mi tronco, hasta meterse los huevos a la boca mientras me miraba muy de forma muy morbosa.

De pronto mi hermana se puso de pie, nos comenzamos a besuquear con lenguas con el sabor de mis fluidos y mi verga, mientras yo otra vez se la rozaba por su clítoris, hasta que le entró de nuevo a su conchita mientras estábamos parados en la ducha.

Ella se escupía su mano y se tocaba muy rápido su clítoris, yo le apretaba mis manos en sus nalgas al tiempo que le metía un dedito en su cola, esta vez más adentro y lo disfrutábamos mucho, para posteriormente metérmelo a la boca, ella me decía que sucio y que rico, y nos volvíamos a besar.

De pronto sus ojos comenzaron a cerrarse y los apretaba, su respiración se agitaba mucho, sus manos se movían más rápido en su clítoris, le dije que quería que se viniera y así fue cómo lo hizo, comenzó a correrse muy deliciosamente mientras sentía como su vagina tenía contracciones musculares y cómo se mojaba mucho más, apretando mi verga y dándome mucho más placer al verle de frente su cara y su reacción de orgasmo.

Ella me decía qué rico, mientras gemía me pidió que le acabara dentro de ella, me agarró de la cabeza, me chupo mi dedito que se lo había metido en el culo y mi calentura no dio más, empecé a revolcarme de placer sintiendo cómo salía mi leche y cómo iba llenándola por dentro, ella miraba hacia abajo y veía cómo mi verga estaba totalmente dentro de su conchita y cómo le dejaba hasta la última gota de leche dentro de ella, mi respiración estaba muy agitada con una sensación de placer deliciosa con mi corazón palpitando a mil.

En ese momento saqué mi verga, nos besamos unos segundos más con lengua, empezamos a recordar lo que hicimos y le dijo que éramos unos pervertidos, pero también me dijo que había estado muy rico y me volvió a aclarar que esto no podía salir de aquí, a lo que yo muy agitado le dije que por supuesto, que no se preocupe por ello.

Mi hermana me sonrió y dijo que se iba a duchar, pero que esta vez saliera del baño y esperara para un rato más para ducharme, ella tenía que salir a estudiar por la mañana así que sabía que estaba en apuros, la dejé ducharse mientras me fui a mi pieza a recordar muy morboso todo lo que habíamos hecho. Poco antes de salir de la casa se fue a despedir a mi pieza, pero esta vez ya con un beso en la cara, disimulando todo lo que habíamos hecho, pero me mencionó que esta noche traería a otro amigo a quedarse, y que esta vez me dejaría la puerta abierta de su pieza y se fue de la casa.

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