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Con mi padre Adel en el auto
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Hola mis amores, este relato es la segunda parte del anterior que se llama: con mi padre Adel, les recomiendo leer ese primero así entienden esta parte de la historia.

-Hijita ¿me quieres acompañar al trabajo hoy?- me pregunta mi padre mientras me toma de la cintura y me da un beso en los labios.

-Me encantaría- le respondo mientras le acaricio su cabello.

Mi padre es gerente de una editorial, por lo tanto todos lo respetan y tiene su propia oficina en el trabajo.

Luego de unos minutos salimos a la calle y me abre la puerta de su bonito auto rojo como el caballero que es.

Ingreso al auto y él me agarra fuertemente del trasero mientras suelta una risita.

-No puedo mantener mis manos quitas cuando se trate de ti – me dijo aún con sus manos en mis nalgas.

-No quiero que las mantengas quietas- al decirle esto me subió mi falda hasta la altura de mi abdomen dejando todo mi trasero expuesto.

-Así me gustan más- me dio una nalgada que sonó fuerte y yo solté un gemido.

Me senté a horcajadas sobre el como a mi papi le gustaba, lo bese en sus labios mientras él me sujetaba las nalgas, me corrió la tanga a un lado y me penetro mi culo con su dedo.

He empezado a dar pequeños y suaves saltos sobre mi padre para que su dedo penetre más a fondo, pero sin dejar de besarlo, luego él metió tres dedos más haciendo que mi culo se abriera.

Saco sus dedos húmedos de mi culo y los lambió, su cara fue de puro placer cuando chupaba sus dedos que estaban llenos de los fluidos de mi trasero, luego me puso los tres en la boca encargándose de que probara mi sabor y el de su saliva, esa mezcla fue deliciosa.

Me volví a acomodar quedando más apretada y cerca de su cuerpo para volverlo a besar, él me quito mi top y saco su verga, esa pija que tan bien conocía, ya que la he tenido varias veces clavada en mi culo y en mi concha.

Me subí encima de su verga y empecé a moverme de arriba a abajo bien lento y sensual como a él le gusta, mientras tanto Adel me comía los pechos con su lengua y sus manos estaban ocupadas haciéndome un rico masaje en mis nalgas.

Luego de hacerlo unos cuantos minutos suave lo empezamos a hacer más fuerte, fue ahí cuando cambiamos de posición, su verga me penetro el culo y mis tetas quedaron apoyadas en la zona donde se maneja el auto.

Con cada embestida que mi papi me daba mis tetas golpeaban contra el volante del auto y eso sonaba y se sentía muy rico.

-Papá- le digo.

-¿Qué pasa mi amor?

-Alguien nos podría ver.

-Que vean la tremenda cogida que le estoy dando a mi hija y que sepan que eres mi amante a la vez- me respondió con total normalidad y su respuesta me prendió fuego.

Él sintió lo mismo y empezó a embestirme mucho más rápido.

Cuando empezó a embestirme bien salvaje que es tal como a mí me gusta me sentí en la cima del cielo, durante unos minutos duraron sus violentas embestidas, no se imaginan cuanto disfrute de esos momentos tan deliciosos mientras esa gran pija entraba y salía de mi culo.

Ambos llegamos al orgasmo al mismo tiempo.

Me arrodille y su pene quedo a centímetros de mi rostro, le dedique una sonrisa. Luego acomode mis tetas para que su miembro quedara en el medio de las mismas.

Mi padre empezó a embestir cada vez más fuerte mis tetas lo que hacía que se movieran mucho más, mientras él hacia los movimientos yo se la chupaba a su vez y mi papi me acariciaba el cabello con una ternura inexplicable porque no podía creer que su hijita le chupase la pija tan bien y le hiciera una paja con mis pechos a la vez.

La masturbación con mis tetas estaba siendo muy deliciosa porque mientras yo recibía las embestidas y chupaba su pene a la vez, mi padre se encargaba de manosearme bien rico los pechos.

Yo sabía que él estaba sintiendo un placer enorme al igual que yo, lo veía en sus ojos, en su rostro y en su respiración agitada, cada embestida se debía sentir como la gloria para mi padre. Sin previo aviso se estremeció y una buena cantidad de abundante semen fue a parar en mi rostro después unas cuantas gotas fueron a parar a mis tetas.

-Te ves hermosa, cariño- me dijo a la vez que se inclinaba a besarme y me sentaba en sus piernas.

Me termine de vestir y él me dijo-Sigo teniendo ganas de ti.

-Yo también.

-Vamos para mi oficina mi cielo.

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