back to top
InicioGrandes SeriesGran escuela de hostelería (parte 3)

Gran escuela de hostelería (parte 3)
G

el

|

visitas

y

comentarios

Apoya a los autores/as con likes y comentarios. No cuestan nada.

Me levanto de la cama y voy a la ducha, una fría es lo que más apetece con este calor, y después de ese sueño.

Me visto y salgo de casa, tengo que estar pronto allí, nos quieren uniformados 10 minutos antes de empezar la clase práctica.

La clase práctica nos la darán dos profesores, Jorge e Irma. Jorge nos enseñará a funcionar en un restaurante, mientras que Irma se encargará de enseñarnos la preparación básica de los alimentos. Nos dividen en grupos de 4 personas y la mitad de los grupos irá con Irma, y la otra mitad con Jorge.

Me ha tocado en un grupo con 2 chicos y una chica y está semana nos instruirá Irma, casi que mejor, porque no me quito a Jorge de la cabeza, sería una total distracción, por lo menos hoy…

Los chicos de mi grupo son bastante pavos, uno se llama José que tiene 18 años y el otro se llama Jeremías y tiene 19 años, la chica se llama Clara y tiene 20 años como yo. No hay que recalcar en ellos, nos dedicamos a hacer lo que manda la profesora. Hay que preparar un montón de comida para tenerla lista para el servicio de restaurante, así que nos ponemos a ello. Clara se corta a mitad de clase y deja de preparar cosas, así que tenemos que correr más para poder llegar a todas las preparaciones si queremos salir a nuestra hora. A mi me resulta muy fácil, porque ya tengo experiencia en hostelería, estuve trabajando seis meses en un catering y allí aprendí muchísimas cosas que están enseñando ahora mismo, parto con un poco de ventaja, así que finalmente terminamos a la hora, recogemos todo y nos vamos a cambiar. Unos chicos dicen de ir a tomar algo después de la práctica y me apunto, siempre está bien hacer vínculos con la gente que vas a pasar los próximos dos años.

Estamos en la terraza del bar, me he pedido un café, mientras la mayoría de gente ha pedido cerveza, a mi no me gusta la cerveza, ni beber en general, salí un par de veces estando en el instituto y no puedo decir que el alcohol me sentará muy bien…

En el grupo hay un grupo de chicos con los que me estoy haciendo más, me parecen de lo más divertido, en concreto son 4, esta Carlota de 22 años, Zaida de 21 años, Laura de 18 años y Nico de 20 años. Son un grupo de personas auténticas, con las que estoy hablando mucho y nos lo pasamos genial.

Hacen un grupo de clase, y por otro lado hacen un grupo que se llama Pelotudos donde estamos Carlota, Zaida, Laura, Nicolás y yo. Allí hablamos de tonterías y hacemos quedadas de amigos entre nosotros, a espaldas del resto de clase.

Es viernes y han pasado 2 semanas, el curso de cocina me está gustando tanto que no me hace falta estudiar para los exámenes, se me queda todo con la explicación de los profesores, lo único que no me gusta tanto es inglés, pero bueno, nos centramos mucho en el vocabulario más que en gramática, que es lo que peor llevo.

Roel me dice de quedar para comer después de clase, me viene a recoger en moto y me lleva a un restaurante de las afueras de la ciudad, está en un parador con unas vistas preciosas al mar, allí hacen unos menús espectaculares. Me extraña que me traiga a un sitio tan apañado, normalmente vamos a comer comida rápida y después vamos a su casa o a la mía, si no hay gente, a ver una película o serie. Hay que decir que Roel no anda corto de dinero, pese a su obsesión con las motos de motocross, trabaja de enfermero en un hospital y cobra muy bien como funcionario.

En el restaurante nos sirven un entrante de ensalada de cangrejo que está buenísimo; de principal nos traen un okato de cordero a la regaliz con salsa chutney y cebolletas, que está para chuparse los dedos y de postre traen helado y mousse de cerveza negra, no soy muy fan de la cerveza negra, pero esta bueno.

Al terminar Roel me coge de la mano y nos adentramos más en el parador, damos una vuelta y cogemos el ascensor, se para en la habitación 142, saca una tarjeta del bolsillo y abre la puerta. Madre mía, cuando habrá ido a por la llave? Supongo que cuando ha dicho que iba al baño, claro.

Al abrir la puerta, hay una habitación enorme, con un ventanal que da a un balcón con las vistas más privilegiadas al mar, en el suelo puedo ver un camino de pétalos que lleva a la cama, en ella hay una bolsita de regalo. Roel me dirige por el camino y tiende la mano hacia la bolsita en un gesto de que la coja.

Cojo la bolsita, la abro y hay un estuche de terciopelo azul turquesa, al abrirlo, hay un NoMeOlvides de plata, en la parte de arriba veo mi nombre grabado y en el dorso la frase:

"Tú y yo, somos más" – Roel

Me quedo boquiabierta, los miro con cara de interrogante y entonces Roel me coge las manos que aún sostienen la pulsera y dice:

– Lexa, llevamos 2 años siendo amigos con derecho a roce, el roce hace el cariño y yo he ido más allá, me importas mucho y ya no quiero solo sexo, quiero más de ti, me he vuelto adicto a tu manera de ser y a tu cuerpo. Por eso quiero pedirte de forma oficial, que seas mi novia, porque quiero tenerte conmigo en toda tu plenitud.

¿Me harías un hombre afortunado de ser tu novio?

Mi cara todavía es un poema, pero no tardo en dar la respuesta:

– Si, claro que si!

Me abrazo a su cuello y le doy un beso tierno y apasionado. Me despegó y le doy la pulsera, tiendo mi mano derecha y me la coloca. Estoy eufórica por dentro y por dentro. Lo abrazo de nuevo y está vez el beso es más largo, mientras nos besamos y abrazamos Roel tira de mi y caemos en la cama, Roel empieza a quitarme la camiseta y el sujetador, recorre mis senos dando besos, pero cuando pasa por los pezones me regala un mordisco en cada uno que hace que me estremezca. Continúa con los pantalones y las bragas, empieza a besarme el sexo, introduce su lengua dentro de mi, creo que utilizará los dedos, pero para. Se yergue en la cama y me pregunta:

– ¿Confías en mi?

A lo que yo asiento con la cabeza sin pensármelo dos veces, la verdad es que confío en el ciegamente y se nunca me haría daño.

Se inclina hacia una de las mesitas que hay al lado de la cama y cuando vuelve, veo que ha cogido un antifaz para dormir, sonríe pícaro y entonces me lo pone, no veo nada, pero puedo sentir como se ha bajado de la cama, oigo sus pisadas por la habitación, una cremallera que se abre y se cierra. Siento su peso de nuevo en el colchón y de pronto un ruido.

-¡Ay! -grito por la sorpresa, un vibración en mi vientre, que es de lo más excitante. Cuando dejo de sentirla, al poco rato vuelvo a sentirla, pero en mis pezones.

-¡Dios, Roel! -Se me arquea la espalda y empieza a sentirme muy húmeda.

Sigue la tortura haciendo el mismo ciclo durante unos minutos, vientre y pezones, todo es mucho más intenso con sin visión.

Cuando acaba, la vibración se va al clítoris.

-¡Madre mía! Me voy a correr…

Roel baja un poco la intensidad de esta deliciosa tortura, aparta el vibrador y entonces oigo como se descalza y deja caer la ropa en el suelo. Me susurra al oído que abra la boca y yo obedezco. De pronto siento su verga entrar en mi boca, pero no solo eso. ¡Dios! Me está comiendo el sexo, roza con sus dientes mi clítoris y apretó mis labios por su erección que cada vez está más erguida. Ahora sí que me vence el clímax y me corro. Siento una humedad excesiva ahí abajo, me estoy mojando más de lo normal, y Roel tapa con su boca mi agujero, estoy teniendo mi primer squirt a la vez que Roel se corre en mi boca, el traga y yo también.

Sin quitarme el antifaz, vuelve a torturarme con el vibrador, esta vez llega a introducírmelo en la vagina, eso hace que me vuelva a poner a tono. Me entonces me levanta las piernas, las apoya en sus hombros, una mano sobre el vientre y la otra sobre mi pecho, va pellizcando el pezón mientras empieza a penetrarme, empieza muy suave y angustiosamente lento, mi cuerpo ya está preparado para otro orgasmo y lo quiere ya, pero Roel no planea lo mismo y sigue así unos minutos. Empiezo a suplicarle que vaya más deprisa, y a la tercera súplica se apiada de mí y empieza a embestir con fuerza, se inclina sobre mí, me quita el antifaz, me agarra la nuca con sus manos y acelera el ritmo, me da un tosco beso y nos miramos a los ojos mientras el ritmo frenético de las embestidas hace que nos corramos juntos de nuevo.

Roel cae sobre mi, pero sin salir, me noto como gotea la lefa a través de mi culo, pero no me importa. Juego con su pelo hasta que el insaciable Roel vuelve a poseerme hasta en 3 ocasiones más.

Compartir relato
Autor

Comparte y síguenos en redes

Populares

Novedades

Comentarios

DEJA UN COMENTARIO

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

Los comentarios que contengan palabras que puedan ofender a otros, serán eliminados automáticamente.
También serán eliminados los comentarios con datos personales: enlaces a páginas o sitios web, correos electrónicos, números de teléfono, WhatsApp, direcciones, etc. Este tipo de datos puede ser utilizado para perjudicar a terceros.