Mi nombre es Mike y les cuento… El sexo entre mi esposa y yo siempre ha sido de lo mejor, jamás había estado con una mujer como ella, siempre me complace al 100 y me dice exactamente lo que ella espera de mí, su nombre es Alejandra, tiene 36 años, de 1.60 aproximadamente, es pelirroja, de una piel hermosa blanca, unas tetas de buen tamaño y pezones rosaditos, sus nalgas son exquisitas, entre sus piernas guarda un tesoro de labios rosados que de solo verlo te hace explotar de excitación.
Una ocasión mientras hacíamos el amor, le dije de lo mucho que tenía ganas de ver cómo era cogida por otro hombre, lo cual nos prendió muchísimo, y al narrarle lo que me gustaría ver nos puso aún más calientes haciéndonos llegar al orgasmo de una manera muy rica, y fue así que empezamos a planearlo, pero sinceramente es muy difícil encontrar a alguien de mente abierta dispuesto a acceder a una fantasía como esta, así que pensamos en un compañero de trabajo, el cual ya había notado que miraba de forma diferente a mi mujer
Alejandra se encargaría de pactar el encuentro y bastaron días para que él accediera, con pleno conocimiento de que yo estaba enterado y de que mi esposa tenía mi consentimiento de probar otra verga.
Llegó el día del encuentro, por dentro me comían una mezcla de sentimientos muy extraños, pero que a su vez me excitaban demasiado y de solo imaginarla cogiendo con otro me la ponía muy dura.
Ese día yo mismo fui el que la llevó al lugar donde su compañero pasaría por ella y una vez que la dejé, me fui a mi casa con el corazón a mil por hora, pues mi mujer estaba a unos minutos de ser penetrada por otro hombre
Ella llevaba un vestido poco holgadito, lo necesario para ver la forma de su rico trasero y sus tetas, y debajo una diminuta tanga, que aquel compañero disfrutaría quitársela.
Fueron alrededor de 2 horas en las que yo tuve que aguantar la ansiedad por saber que estaba pasando, con la verga dura de imaginarme como se estaban cogiendo a mi esposa, después de más de 2 horas más o menos, fui a recogerla, y no podía aguantar las ganas de hacerla mía y saber que había pasado.
Una vez llegando a la casa, le arranqué el vestido, la puse de espaldas, y haciendo de lado la tanga comencé a comerme su delicioso culo, sintiendo como su cosita se comenzaba a mojar pidiendo a gritos mi verga, hice una pausa y mientras nos besábamos, chupaba sus pezones y tocaba sus húmedos labios, me contaba que había pasado…
-Llegando al motel, al bajar del auto comenzó a besarme mientras metía sus manos bajo el vestido y apretaba mis nalgas, una vez que subimos a la habitación continuábamos besándonos mientras que con sus manos recorría mi cuerpo acariciando mis nalgas y mis tetas, mientras yo podía sentir sus ganas de cogerme sobre el pantalón.
-Una vez que nos desnudamos entre beso y beso, fuimos a la cama, donde de inmediato me monté en su verga, era del tamaño como la tuya, pero poco más gorda, le movía el culo mientras él acariciaba mis tetas, y le apretaba la verga así como a ti (mi esposa tiene el famoso perrito y sientes como te masajea la verga al mismo tiempo que te la aprieta al punto de sentir que te la arranca). Así lo hice terminar en dos ocasiones, yo no pude por estar pensando en que sentías tú.
Ya no hubo tiempo para más narración, pues quería desahogar sus ganas conmigo, y comencé a cogerla como tanto le gusta, a chupar sus tetas y tocar su mojada cosita para después ponerla en 4 y recargarla contra la pared, sus gemidos y lo mojada que estaba me hicieron tener un orgasmo riquísimo.
Así fue como comenzamos, este sábado saldremos con unos amigos por separado, cada quien tendrá un encuentro… esperen el relato de esa aventura.