Mi cabeza no podía procesar lo que acababa de suceder. No sabía que hacer. Ignoré los mensajes de mi amiga, bajé mi mano hacía mi pene y comencé a tocarme recordando la primera vez que me masturbé pensando en mi hermana.
Tenía 18 años, recuerdo que era semana santa y mi hermana estaba de vacaciones.
Entré a su cuarto para darle un chocolate que había comprado. Tenía la televisión encendida pero las luces de su habitación estaban apagadas. Estaba acostada. Le pregunté que qué veía en la tele.
Tenía otro chocolate, pero era mío. Intentó quitármelo, no me dejé, me tiró sobre la cama y comenzamos a forcejear.
Tenía una blusa rosa y un brasier negro. Sin darme cuenta, se quitó las cobijas y siguió forcejeando conmigo. Por la oscuridad no pude notar que no tenía ropa interior, y al parecer ella tampoco se acordó que estaba desnuda de la cintura para abajo.
Tomé y apreté sus piernas. Creí que era alguna malla, se sentía tan suave. Resultó ser su piel.
Recuerdo cuando vi su vello púbico. No era mucho, pero se veía hermoso. Le dije que se detuviera, que estaba desnuda.
Ella se puso nerviosa y rápido se cubrió. Yo no sabía que hacer. Mi pene estaba súper duro. Mi hermana de 22 años me había calentado tremendamente.
Regresando a aquella noche, comencé a masturbarme recordando aquel momento. No sabía que sería de aquellas fotos, mis fotos.
Desperté en la mañana, por un momento creí que todo había sido un sueño. Bajé a la cocina, mis padres ya no estaban y mi hermana estaba desayunando. Sabía que se metería a bañar. Suele poner YouTube y dejar el celular sobre un ropero para que el vapor del agua caliente no dañe el móvil. Era mi oportunidad de saber si realmente me había tomado fotos, y de ser así, saber que había hecho con ellas.
Cuando escuché que el agua empezó a caer de la regadera, corrí hacía su teléfono, pausé la música y salí de YouTube. Entré a la galería y lo primero que encontré fue un meme sobre incesto entre hermanos. Al parecer venía de WhatsApp. Después, me encontré con 9 fotos mías y un pequeño video, mis sospechas eran ciertas.
Ingresé a WhatsApp y la primera conversación era con su novio. Lo descarté por completo. La segunda conversación era con su prima, mi prima, a quien odio con toda el alma por ser una habladora y lamebotas.
Entré a esa conversación, habían tenido una llamada hace apenas unos 15 minutos, busqué las imágenes, ella le había enviado aquel meme de incesto, mi hermana le había mostrado mis fotografías.
Comencé a leer la conversación. Al parecer, mi hermana estaba fascinada al igual que mi prima. Mi hermana mostraba interés por mí, mi prima igual. Deseaba tener a aquellas dos mujeres a mi lado.
Seguí leyendo… mi hermana se había masturbado pensando en mí, y no dudo que mi prima también lo haya hecho.
Cerré WhatsApp y abrí YouTube, mi pequeña misión había terminado. Al salir de bañarse, mi hermana llevaba su ropa sucia en un brazo y la subió a su recámara, desde fuera de su habitación le pregunté que a dónde iría.
–Iré con Esme, mi prima me invitó a salir al parque. Oye, César… ¿Te puedo pedir un favor?
–Sí, dime. Le respondí.
–¿Podrías ir a comprar ligas para el cabello?
No quería ir, pero ni modo, tenía que hacerlo. Salí a la tienda y tras regresar, encontré a mi hermana en la puerta. Ya me esperaba, estaba por irse.
–Gracias, llego como en tres horas. Adiós.
–Adiós, cuídate.
Entré a mi casa, pasé a la cocina a tomar algo de jugo, pero recordé la ropa de mi hermana.
Entré a su habitación y ahí estaba su ropa. Traté que no se notara que la había tomado. Saqué su brasier y su braga. Mi corazón latía bastante rápido. Tenía la ropa interior de mi hermana en las manos y podía hacer lo que quisiera con ella.
Olí su braga, olía delicioso. Era tanta la excitación por tener la ropa de mi hermana, que pasé la lengua por toda la braga. Me acosté en su cama, enredé su braga en mi pene y comencé a masturbarme. Puse su brasier sobre mi nariz y mi boca. Mi hermanita de 25 años sabía delicioso.
Al terminar, dejé la ropa como la encontré, fui a mi cuarto, y al entrar pude ver qué algo no estaba del todo bien. El cesto de la ropa sucia parecía haber cambiado de lugar. Me acerqué y al revisar, no encontré dos de mis boxers sucios.
–Los dejé ahí, estoy seguro.
Fui a la ropa limpia, pero tampoco estaba.
–¿Habrá sido ella?
Estaba confundido. Regresé a la recámara de mi hermana, busqué en su ropero, busqué en los cajones, pero nada. Busquen bajo la cama y ahí encontré uno de los boxers. Estaba entre el marco de la cama y el colchón. Al parecer ella regreso anoche a mi cuarto, cuando en verdad dormía.
Me dio tanto coraje que mi hermana se robara mi ropa, así que me robé su braga, con la intención de que ella se diera cuenta de eso.
Tras llegar, mi hermana me dio un beso en la mejilla y subió a su cuarto. No me iba a quedar con la duda de lo que hacía con mi ropa, así que pensé en quedarme bajo su cama, durante la noche, para saber que hacía.
11:32 pm por fin llegó la hora.
Cuando entró al baño, me escondí bajo su cama y esperé. Llegó, se acostó, y pude ver cómo jalaba mi bóxer para llevarlo a la cama con ella.
Así empezó un nuevo capítulo del secreto de mi hermana.