Después de lo experimentado la noche anterior con mis primeros cuernos yo estaba como en una nube, un año antes jamás habría ni siquiera imaginado que mi primera experiencia cornuda hubiera sido así, pues, aunque no tuve el honor de ver a mi esposa siendo cogida de la manera como Eder se la cogió, todo lo que me contó, lo poco que pude ver y lo que pude probar fue simplemente espectacular e increíble; sin embargo, había ciertas inquietudes que rondaban mi cabeza, en primer lugar esa afirmación de que era la mejor cogida de la vida de mi mujer me gustaba (al fin y al cabo es a lo que aspiramos todos los cornudos), pero al mismo tiempo me espantaba, obviamente al ser la primera experiencia me sentía algo inseguro y celoso; no sabía qué pensar, si ese hecho pusiera en riesgo mi matrimonio, definitivamente no era algo con lo que me sintiera cómodo; recuerdo muy bien ese día, era sábado (el primer día de vacaciones de mi esposa); cuando amaneció yo quería tener relaciones con mi esposa, seguía muy caliente por lo que había sucedido en la madrugada, pero entre que mi esposa riendo me dijo que seguía muy adolorida del tremendo cogidón que le había puesto Eder y que nuestros hijos no nos dejaron seguir jugando no se pudo concretar nada.
A medio día fuimos a comer con mis suegros, siendo franco me gustaba mucho ir, me llevaba bien con todos y era muy cómoda la casa, se vislumbraba un día fantástico después de mi primera cornamenta, aunque seguía muy caliente por todo lo sucedido; pero empezaron a suceder cosas que no me gustaron nada, mi esposa empezó a mensajearse con alguien durante toda la estancia en casa de sus papás, yo sentía que me hervía la sangre, no solo estaba celoso, sino que también molesto, sobre todo porque nunca había visto a mi esposa poner tanta atención al teléfono y sonreír tanto con las cosas que leía, y era obvio que con quien hablaba era con su nuevo amigo, pues nunca antes se había comportado así de irresponsable, y lo creía así porque tenía la impresión de que todo mundo se daba cuenta de esa nueva actitud de mi mujer, lo cual me parecía intolerable, creía que todos se habían dado cuenta de que mi mujer me había hecho pendejo con alguien y ya tenía un amante.
De regreso a nuestro hogar ya por la tarde iba demasiado enojado, por lo que estaba completamente serio, obviamente mi esposa se dio cuenta, pero no quiso hacer una escena con los niños en el coche, así que tuvimos que esperar no solo a llegar a casa, sino a que los niños se durmieran para poder hablar. Le reclamé por ser tan obvia, y por hacerme sentir como un pendejo al que su mujer era obvio que le ponía los cuernos, siendo sincero ella nunca perdió la compostura, primero me preguntó si me había gustado lo que habíamos vivido el día anterior, le dije que sí y que mucho, pero que eso no la justificaba para hacer lo que hacía y sobre todo delante de su familia.
Ella tranquilamente me preguntó si quería volver a repetir la experiencia, la verdad en ese momento dudé, pues me sentía muy mal y herido, pero también recordaba los increíbles momentos que pasé mientras limpiaba a mi esposa de la corrida de su amante y como me contaba, así que la calentura me ganó y le dije que sí; entonces ella con toda la naturalidad del mundo me dijo que entonces debía entender que las personas no son dildos humanos, que no era justo usarlos solo para el placer, que si empezábamos a hacer eso, ellos se darían cuenta y solo serían experiencias aisladas que no se repetirían, además de que tenían sentimientos; en realidad sus argumentos me parecieron muy interesantes y correctos, por lo que me calmé bastante, pero le dije que no me gustaba que estuviera mensajéandose en plena reunión familiar, que eso era demasiado obvio.
Ella me dijo que eso lo veía así porque yo sabía perfectamente qué pasaba, pero los otros no, que seguramente a los demás ni les interesaba; después ella me dijo: “qué, quieres que Eder me escriba y no le responda nada, qué pensaste, que después de irme a coger con él no me buscaría?, y qué quieres que haga, lo dejo en visto y cuando se nos antoje que te ponga los cuernos de nuevo le digo como si nada pasara, hey, vámonos a coger, yo creo que las cosas no funcionan así?”, en ese momento me di cuenta de todo lo que podía implicar ser cornudo y también entendí a mi esposa, era la primera vez que verdaderamente dudé de todo esto; pero lo que me hizo seguir adelante fue que mi esposa al verme tan turbado de manera muy amable y comprensiva me preguntó si quería saber que había platicado con Eder, que era bastante caliente, y me lo dijo con una sonrisa de complicidad, que me dio muchísima confianza.
En retrospectiva la conversación con su amigo no era nada del otro mundo, que si le había gustado, que si quisiera repetir, que dónde estaba, que qué hacía; mi esposa le contestó de manera muy amable y divertida, pero sí le comentó que le había encantado la experiencia, que por supuesto que le gustaría repetir, que estaba en casa de sus papás y que estaba comiendo, lo más interesante fue cuando le preguntó sobre su marido, que si no había tenido problemas, ella le contestó que no, que para nada, y él le dijo: “pero llegaste muy despeinada y maltratada, jejeje”.
Ella de manera críptica le dijo que sí, y que yo la había visto y le había encantado, él no lo podía creer, quería saber más, mi esposa solo le dijo que podían hablar de eso la próxima vez que se vieran, obviamente él preguntó que cuándo sería, y ella con toda seguridad y naturalidad le contestó que tendría que programarlo conmigo, pero que sería muy probable que se pudieran ver el lunes; yo pensé que él seguiría preguntando por su mí, pero sorpresivamente le preguntó si tendría oportunidad de probarla por el culito y ella entre risas le contestó que por supuesto, y que esperaba con ansias el lunes; increíblemente en lugar de molestarme, leer esa conversación me mega excitó, sobre todo porque mi esposa me estuvo tocando la verga durante todo el tiempo en que yo estuve leyendo su conversación.
Cuando terminé, ella me dijo: “veo que te gustó y mucho la conversación” y cuando me saqué la verga para por fin penetrarla ella me preguntó, qué haces; le dije que al fin quería cogerme a mi mujer; ella se empezó a reír y me dijo: “¿Qué no leíste la conversación? El lunes te haré el favor de ponerte los cuernos de nuevo, por lo que quiero estar muy ganosita para Eder, sobre todo porque parece que al fin entregaré mi virginidad de la colita amorcito, así que haz tu trabajo de cornudo y hazme llegar con tu lengua”, uf, eso me calentó demasiado, a pesar de cómo me trató, pero de inmediato la obedecí, le abrí las piernas y empecé a lamerle la panochita de nuevo, le pregunté si aún estaba adolorida y ella me dijo que ya casi no, pero me volvió a repetir que quería estar ganosa para su amigo.
Y entonces me dijo: “sabes qué estos días quiero que me prepares el culito, quiero el lunes no solo llegar ganosita, sino bien entrenadita de mi colita”, y de inmediato se volteó, se acostó boca abajo, abrió las piernas invitándome a comerle el culito, naturalmente obedecí de inmediato, y mientras le lamía el ano a mi esposa ella tomó su celular y me dijo que le iba a confirmar a Eder la cita del lunes; eso me hizo terminar de inmediato, saber que mientras yo le comía el culo a mi mujer ella estaba mensajéandose con el cabrón que me había puesto los cuernos fue demasiado para mí.
Mi mujer ni cuenta se dio de que había eyaculado prematuramente, pero seguí con mi labor oral, y para mi sorpresa mi esposa empezó a excitarse y a dirigirme, me dijo que mientras le comía la colita le acariciara el clítoris suavemente y después de un rato que mamara mi dedo y la penetrara con él el culo, a ella parecía darle mucho placer, tanto que terminó la sesión con un par de dedos míos penetrándole el trasero mientras le acariciaba el clítoris con mi otra mano y ella terminando en un escandaloso orgasmo mientras me decía lo bien que se la iba a pasar con su nuevo amigo, que disfrutara mis cuernos porque me los pondría muy, pero muy seguido.
En cuanto ella terminó quiso chuparme la verga, pero se dio cuenta de que yo había eyaculado y me preguntó que cuándo había terminado, cuando se lo dije, se empezó a reír diciendo lo cornudo que era, que vaya que me gustaba que otro macho atendiera como se debe a mi mujer, que no tenía remedio y solo nos abrazamos mientras me agradecía por todas las experiencias que había podido vivir y que me hubiera animado antes a decirle que quería ser cornudo; que con mucho gusto ella se sacrificaba por mis fantasías.
El domingo por la mañana quería penetrarla pero su respuesta fue la misma, quería estar ganosita para Eder, empezamos a hacer un 69 (ella pidiendo dedo en el culo para irlo entrenando), pero no pudimos terminar porque se despertaron los niños. Durante casi todo el día se estuvo mensajeando con Eder, cosa que ya no me molestaba tanto, aunque para serles sincero, me seguían dando muchos celos, ya en la noche tuvimos otra sesión de sexo oral y entrenamiento de culo, era muy caliente todo lo que me decía, que seguramente un macho tan rico como Eder sí podría desvirgarle el culito, que me fuera acostumbrando a mis cuernos ya que ella me haría el favor de ponérmelos mucho y muy seguido; lo mejor de esa noche es que sí pudimos concluir nuestro 69, terminé en su boca mientras ella también acabó con dos dedos míos en su culo e inundándome la boca con su néctar; aunque ella no se tragó mi leche, de inmediato me la pasó a mi boca para que la tragara mientras me decía que esa era una tarea de un buen cornudo, tragar toda la leche que ella recibiera, de no haber terminado, solo con esos dichos lo hubiera hecho.
El lunes por la mañana yo quería darle otra sesión de sexo oral, pero de plano se negó diciéndome que iba a ser un día muy ajetreado, le pregunté por qué y me dijo que había leído en una página en internet como se tenía que preparar para ser desvirgada por el culo, que se tenía que bañar mucho y no sé que tanto, además, estaba nerviosa por su segunda cita con Eder ya sin alcohol de por medio, me comentó que su amigo la había invitado a comer, ahí ella tenía planeado contarle todo de nuestro matrimonio, pues no quería que hubiera cosas ocultas ni de Eder para con nuestro matrimonio ni de nosotros hacia él, que quería que todo fuera bien que no quería mentiras de ningún tipo, y eso me tranquilizó muchísimo, eso sí, en cuanto terminamos de desayunar me mandó por un buen lubricante a la farmacia, eso me encantaba y se lo dije, que me gustaba ayudarla a prepararla para su cita, ella se empezó a reír y me dijo que era tarea de buen cornudo preparar a su mujer para sus machos.
Mi esposa se tardó casi 3 horas en el baño, y la verdad es que salió muy normalita, pantalón pegadito a la cadera de mezclilla, blusa de tirantes con escote, lo más sexy era que se le veían los hilos de su tanga por encima del pantalón, y unas botas cafés muy normales.
Se fue a la hora de la comida (Eder pasó por ella a la casa) y no regresó hasta bastantes horas después, también estuve todo el tiempo nervioso y la verdad algo celoso, pues no sabía si su amigo le desvirgaría el culo o no (debo aclarar en este punto que mi esposa siempre estuvo no solo dispuesta, sino curiosa de la penetración anal desde que éramos novios, pero debo confesar que nunca pude hacerlo, según lo intentábamos, al inicio mucho más que al final, yo la lubricaba bien, lo intentábamos al bañarnos o con lubricante, según yo estaba completamente duro y erecto y al intentarlo nunca podía pero ni siquiera abrir tantito su orificio posterior, después de eso, la frustración me ganaba, me desesperaba y ella también, por lo que de tanto en tanto lo intentábamos, pero ya sin esperar nada), cuando al fin llegó ya era de noche y había dormido a los niños, pero no era tan tarde, por lo que no me atreví a salir a la calle, sin embargo, supuse que se volvió a despedir de Eder porque después de escuchar llegar su coche, tardó un rato en irse, supuse sin equivocarme que mi mujer le volvió a “agradecer” el cogidón que otra vez le propinó chupándosela en el coche como a mí nunca lo hizo.
En cuanto entró supe que se la había pasado genial, venía muy sonriente, pero completamente despeinada y desarreglada, me besó apasionadamente en la boca con el sabor a verga de Eder que yo empezaba a conocer y me llevó a la habitación casi corriendo, diciéndome que me apresurara que traía mi regalito en un lugar especial.
En cuanto llegamos al cuarto, ella se quitó los pantalones, la tanga y se puso en cuatro, se veía hermosa, me dijo, más bien me ordenó que empezara mi trabajo de buen cornudo lamiéndole y limpiándole su colita, casi me vengo, le pregunté si le habían al fin desvirgado el culito, ella solo se sonrió y me dijo, si amor, él sí pudo romperme la colita, le volví a preguntar si le había gustado, ella solo cerró los ojos, apretó los labios e hizo un sonido como de mmmmh, abrió los ojos y me dijo, ándale amor no te hagas pendejo y ven a hacer tu trabajo de cornudo que me arde mi colita. Inmediatamente me puse detrás de ella y cuando se separó las nalgas la imagen fue increíble y la verdad fue tanta mi excitación que acabé en mi pantalón, pues le empezó a salir un goterón de leche de macho, blanca y espesa, además de que su culito estaba muy rojito.
No dudé ni un momento y me puse a limpiar con mi lengua ese manjar que mi mujer con tanto esfuerzo había exprimido para mí, lo trataba de hacer con cuidado pues ya tenía experiencia de que cuando llega adolorida le gusta que la trate bien; su sabor era muy fuerte y amargo y la leche muy espesa, aunque completamente blanca; aunque su textura no era agradable la excitación hacía que para mi fuera delicioso, mientras mi mujer me decía cosas como: “te gusta que otro cabrón me haya inaugurado la colita pendejo?”, “limpia los restos del macho que desvirgó mi colita”, “hazlo con cuidado porque terminó dándome muy duro”, y cosas así.
Ya que había terminado con la lechita de su amigo empecé a masturbar a mi esposa con los dedos y ella empezó a gemir y gritar, tanto fue su excitación que terminó acostada boca abajo mientras con trabajos yo le comía la panochita y el culito hasta hacerla terminar.
Cuando al final ella llegó a su orgasmo mi sorpresa fue mayúscula cuando noté que mi miembro estaba completamente erecto a pesar de haber terminado en mis pantalones solo de ver como había quedado su culito con la culeada que le dio su amante.
Así que decidí también probar ese agujerito posterior que tanto se me había resistido; la tomé de la cintura y solo la incliné un poco, cuando ella notó que empezaba a empujar para penetrarla me empujó y se aventó hacia adelante, diciéndome: “¿Qué haces pendejo?” A lo que sin dudar respondí “yo también quiero probar ese agujerito tuyo tan sexy amor”; ella empezó a reírse y me dijo, “no amorcito, tu tuviste ocho años para desvirgarme, y nunca pudiste, es increíble que tuviera que venir un wey con una verga mas grande y gorda que la tuya y él sí pudiera y a la primera inaugurarme la colita, así que como buen cornudo, solo te va a tocar limpiar y aliviar lo que machos de verdad utilizan”.
Estaba muy confundido, por un lado como me había hablado y se había comportado mi esposa, me había excitado muchísimo, pero también me sentía herido ¿En serio tenía que humillarme así? Sabía que muchas de esas conductas estaban en todos los relatos y hasta talkies que le había compartido y que le seguía compartiendo, pero una cosa era excitarse con eso y otra era que tu esposa te lo dijera en la cara, pero mi pene no podía negar lo que quería, mi esposa se empezó a reír, y me dijo: “creo que tu amiguito está de acuerdo”, porque hasta pulsaba mi verga de la excitación.
Total que al final me dijo que le hiciera de cenar algo sencillo mientras me contaba todo lo que había pasado con Eder, y que al final de la cena me bajaría de nuevo a lamerle solo la conchita para hacerla terminar en la forma en la que un cornudo lo hace, con la lengua. Acepté a regañadientes, mientras preparaba la cena (para ambos) y comíamos me contó lo siguiente:
“Amor, fuimos a comer a un lugar de snacks con cerveza, la verdad es que estaba bastante nerviosa, pero sobre todo porque no sabía cómo iba a reaccionar a estar con él sin alcohol de por medio, sobre todo porque Eder nunca me había parecido el más guapo de mis compañeros; pero fue bastante bueno, porque en un trato normal y no de trabajo era muy divertido, sobre todo me di cuenta que era muy abierto, aunque algo tímido, por eso en cuanto le conté la realidad de nuestra relación y tu fantasía se quedó muy sorprendido”
Pero en concreto ¿Qué le dijiste amor? La interrumpí.
“Pues la verdad amor, que tú sabías todo, que en realidad todo esto era tu fantasía y como la comida había sido en un tono bromista le dije que lo habías demostrado completamente la noche anterior, él se sorprendió mucho de que me recibieras, no le conté todo lo que hicimos, pero le di a entender que después de haber llegado tuvimos nuestra propia sesión de sexo. Naturalmente él tenía muchas dudas, hasta me preguntó si te gustaban los hombres, me reí mucho con eso, le dije que para nada, pero que tu máxima fantasía era verme tener sexo con otro, la verdad es que ahí él si me dijo que no creía que se animara a tanto, sobre todo porque era bastante tímido y que le daría mucha pena estar en presencia de mi propio esposo.
Ya cuando llevábamos bastante platicado de todo esto, me preguntó que cuáles eran los límites o las reglas de nuestra relación, y como no pusimos ninguna, pues le dije que solo tenía que avisarte cada que fuera con él a coger, seguimos bebiendo y me dijo que tu estabas loco, que cómo podías hacer eso, pero que la verdad pues no desaprovecharía algo así; y me remarcó que sería muy complicado que lo hiciera delante tuyo, le dije que no había problema, y a partir de ese momento ya con la cerveza y la comida, pues nos pusimos cachondos y empezamos a besarnos y él a meterme mano ahí mismo en el restaurante”.
Eso último me dio otra mordida de celos y excitación, pues no habían ido muy lejos, así que cualquiera de nuestros conocidos (vecinos, y hasta familiares, porque vivimos muy cerca de unos tíos de ella) los había podido ver; sin embargo otra vez me ganó la excitación y no le dije nada. Le pregunté si besaba bien y que si le gustaba fajar con él.
“Hay amor (y por primera vez la vi sonrojada), la verdad es que he besado a mejores, pero la forma en la que me toca mientras me besa es muy buena y excitante; mientras nos besábamos me preguntó si había hablado contigo sobre ese pequeño detalle de mi virginidad anal, le contesté que por supuesto y que no tenías problemas en ceder la primera vez por la colita de tu esposa si eso la hacía muy feliz, uf, eso lo puso muy, pero muy excitado, tanto que me dijo que pagáramos para que fuéramos a su departamento; por lo que acepté porque también estaba muy, pero muy excitada”.
¿De verdad estabas muy ansiosa porque te desvirgara tu culito? Le pregunté aún incrédulo por lo que escuchaba.
“Claro amor, sabes que desde que éramos novios siempre tuve una gran curiosidad de hacerlo por ahí, pero pues nunca se había podido, fue algo que le dije, que tuviera cuidado porque lo habíamos intentado muchas veces, pero que pues simplemente no podíamos, él se empezó a reír y me dijo que no me preocupara, que había desvirgado el culito de una de sus exnovias y había penetrado por la colita a otras mujeres que ya estaban desvirgadas, así que esperaba saber lo que hacía y nos fuimos después de pagar la cuenta”.
Ya para ese punto estaba demasiado excitado y mi esposa lo notó, lo bueno es que habíamos terminado de cenar, y me dijo que ya nos subiéramos, que el resto quería contármelo mientras le daba placer oral, así que al subir a nuestro cuarto se desnudó completamente (otra vez traía marcas de chupetones y moretones, así que supuse que de nuevo fue un sexo muy rudo), en cuanto se desnudó se tumbó boca arriba se abrió de piernas y me dijo: “mira amor, como me dejó mi conchita, bien abierta para un marido cornudo y pendejo como tú, ven y chupa”, de inmediato me desnudé y me puse manos a la obra (bueno lengua a la obra, jeje).
“Nos fuimos manoseando en el coche, pero no me dejó que se la chupara de nuevo, me dijo que quería guardar todo para la cogida, yo estaba que reventaba de caliente, pero aguanté, en cuanto llegamos a su departamento otra vez empezó bien agresivo, me tomó del cuello y empezó a cachetearme diciéndome que era una puta culo fácil, yo ya sabía la dinámica, así que también le respondí y así entre juegos y golpes llegamos a su cuarto mientras nos desnudábamos, él me tomó de las muñecas solo que por atrás mientras me insultaba diciéndome que me iba a reventar, que era una perra hambrienta de verga y cosas así, me había inmovilizado así que tuve que decirle que ya, que haría todo lo que quisiera.
Él terminó ordenándome que me acostara boca arriba con mi cabeza en el borde de su cama, entonces dirigió su vergota a mi boca y empezó un mete – saca brutal mientras me pegaba en las tetas, yo sentía que me ahogaba porque sus huevos me tapaban la nariz, pero otra vez estaba mojándome como nunca por ese trato tan brutal, después de eso me ordenó que lo cabalgara como la puta zorra que era, ya sabía como le gustaba así que lo traté de hacer aún mas duro si podía, pero él estaba encantado y ni una vez se le salió la verga, no como a ti cornudito.
Me tuvo mucho tiempo dándome de sentones en su tremenda reata, traté de aguantar lo más que pude aunque no fue mucho más que la otra vez, de nuevo me dijo que tenía que aprender a montar como la puta nalgas fáciles que era y me dio mis cachetadas; de ahí me dijo que ahora sí venía el plato fuerte, me incliné para ponerme en cuatro, pero me dijo que así no, que él lo haría distinto, entonces le dije que en mi bolsa traía lubricante que mi marido había comprado, él como que no escuchó pero fue por el mientras me decía que me acostara boca arriba y que me abriera de piernas, así lo esperé, en cuanto llegó me dijo que lo haría muy despacito al inicio para que me fuera acostumbrando, estaba nerviosa, porque pues si tenía un pito más grande que el tuyo.
Entonces empezó a ponerme lubricante en mi colita, mientras que con un dedo me masajeaba la entrada de mi ano y con la otra mano me masturbaba, la verdad se sentía en el cielo, era mucha la excitación, sobre todo por la masturbación tan tremenda que me hacía, porque era despacio, acariciando mi interior, y eso que acababa de llegar a un orgasmo montada en él; poco a poco fue metiendo uno, dos y tres dedos en mi colita sin dejar de masturbarme, yo gemía y gemía mientras él me decía que me iba a gustar mucho, que lo iba a hacer con cuidado para que no me doliera; en cuanto saca sus dedos pone la entrada de su pene en mi colita, y empuja muy poco a poco.
Gracias a que me puso bastante lubricante mientras metía sus dedos la verdad es que sentía como adormecido, no sentía casi nada aparte del tremendo placer que me daba con sus dedos en mi conchita; él me decía, así nena, así reina, poco a poco va entrando mi verga en tu culo, la única vez que me dolió fue cuando entró toda su cabeza, sentí como si me rompieran, como si se desgarrara algo dentro de mí, pero con la maestría de sus dedos en mi conchita la verdad es que ese dolor duró muy poquito, cuando lo notó Eder me dijo, ya verás, es lo más incómodo que sentirás, y se esperó hasta que otra vez gemía de placer.
Entonces otra vez siguió metiendo pero muy poco a poco su verga, después de un rato que yo sentí eterno por los nervios y porque me sentía como tiesa e incómoda, me dijo, mira reina, ya sentiste mis huevos en tus nalgas? Ya tu culito se tragó toda mi verga, me voy a detener hasta que tu culo se acostumbre y después empezaré a cogerte poco a poco, y me besó (eso me puso súper celoso, pero estaba muy ocupado lamiéndole la panochita, pero creo que hasta una lágrima me salió) de forma muy tierna y amable, me sorprendió que tuviera la capacidad de ser un salvaje y al momento siguiente hacerme sentir tan bien mientras me desvirgaba mi colita; otra vez fue un lapso que sentí eterno, él seguía masturbándome, por lo que poco a poco la incomodidad fue pasando dejando solo lugar al placer.
En cuanto cerré los ojos Eder empezó con un movimiento muy lento pero firme metiendo y sacando su pene dentro de mi colita, fue progresivo, muy, pero muy lento al principio, si en algún punto yo gritaba en forma de dolor, porque a veces sentía dolor, pero era como un pinchazo; él se detenía y me volvía a besar, fue muy bueno haciéndolo me hizo sentir muy cuidada y se me hizo hasta tierno; total que sus penetraciones fueron haciéndose bastante profundas, cuando se dio cuenta que yo solo gemía y ya hasta pedía más, entonces volvió a cambiar; me dijo, ahora si pinche puta culo roto, ya terminó el cuidado del desvirgue, ahora sí te voy a encular como la puta que eres; después me puso en cuatro y ahora sí me destrozaba la colita, me decía que siempre había soñado con encularme, que se veía muy sexy mis nalgas comiéndose su verga, que estaba bien apretadita.
Yo sentía al mismo tiempo placer y dolor, pero mucho más placer que dolor, nunca había sentido tanto placer y menos combinado con un dolor tan intenso, era un sensación nueva, pero muy rica, tanto que terminé gimiendo, gritando y pidiendo más, estuvo dándome por la colita por mucho tiempo, casi me desmayo entre el placer y el dolor, cuando de repente Eder empieza a gritar y a nalguearme como loco; solo sentí al final como se vaciaba completamente dentro de mi colita”.
Después de que terminó de contarme casi termino de inmediato, pero me aguanté, aún faltaba un poco de tiempo para que ella terminara por lo que me tomó de la cabeza y me terminó diciendo cosas como “así cornudo de mierda”, “te gusta que tu mujer regrese no solo bien cogida sino recién desvirgada de la cola”, “hazme venir con la lengua pendejo”, y cosas así; terminó en un escandaloso orgasmo; al final no me pude aguantar y le pregunté si se la había chupado en el coche de venida como el viernes anterior a lo que ella respondió.
“Claro amor, pudo desvirgar mi colita de la mejor manera posible, me hizo terminar con su cosa en mi anito, además, no te hagas pendejo, él te hace el favor no solo de cogerse a tu mujer, sino encima de traértela a casa, él ya sabe todo lo nuestro, no hubiera habido problema en que cuando terminara yo te marcara para que fueras por mi a su departamento, así que merece eso y más, si hasta tú deberías agradecerle”.
Después de tanta excitación nos quedamos dormidos.
Continuará.