Esta es la segunda parte de mi historia. Mi idea es hacer una serie de relatos de mi vida en el mundo del sexo. El primer relato lo tienen en mi perfil. Dicho esto comencemos.
Mis padres están separados desde que tengo memoria, mi madre vive en una casa pagada gracias a sus "servicios" y mi padre vive en un piso en la parte más rica de la ciudad( aunque su casa es de las pequeñas). Siempre ha tenido parejas, más que novias yo las llamaría folla amigas.
Después mi primera experiencia sexual con mi madre no he dejado de follar todos los findes de semanas he ido haciendo nuevas amigas en las discotecas que me acompañan en tríos y orgías. Eso hace que todos los viernes nada más salgo del laburo me entren unas ganas insoportable de follar. Tanto que a veces no pongo límites de con quién lo hago.
Era viernes por la noche estaba leyendo un libro en el piso de mi padre cuando se abre la puerta. Era él con una de sus… folla amigas. Para qué negarlo mi padre tiene buen gusto con las hembras. Él es atlético; tiene 39, la misma edad que mi madre y cuando lo veo en bañador o paseando con ropa interior por la casa también veo que tiene buenos "atributos" debajo de la ropa.
Yo los saludé a los dos, él me presento a su nueva pareja y fueron directos a su habitación. Desde que entraron a casa hasta que se escuchó el primer gemido pasaron exactamente unos 2 minutos. Por los gemidos que se escuchaban la chica lo debía de estar gozando.
Cerré el libro y me empecé a tocar. Deslice suavemente la mano por debajo de mis bragas e hice círculos con los dedos por el clítoris. Ahora yo gemía bajito de forma simultánea con esa de la habitación. Me quite el jersey y con la otra mano me masajeaba las tetas. Desde que perdí la virginidad no llevo sujetador por casa por lo que se me ven las areolas. Algo que note el primer día por las miradas de deseo que me empezó a lanzar mi padre. Me metí los dedos pensando en su cara y en el bulto que se le ve cuando anda semidesnudo por la casa.
Tras 20 minutos de intensa masturbación los gemido comenzaron a subir el volumen, ahora eran gritos de placer de una perra en celo. A estos gemidos se le añadieron una segunda voz que comenzó a gritar toda clase de insultos y gritos de placer. Me encantan los hombres que gimen, aunque claro yo ya sabía que mi padre lo hacía nunca he sido sorda siempre he escuchado como empotraba a toda mujer que entraba en esta casa, excepto a mi.
Finalmente acabaron pero yo no y no podía con mi excitación por lo que me fui a mi habitación a terminar con la faena. Cuando cerré la puerta escuche otra abrirse mi padre salió al pasillo.
-Pues no ha estado mal la zorra, buen coño, buenas tetas, que pena que se haya dormido nada más empezar -logre oír. Parece que él también se ha quedado con ganas de más. Pues selo daré.
Él se metió a la ducha. Yo salí de mi habitación y me puse en frente del baño. Reflexione sobre lo que estaba a punto de hacer y sus consecuencias y pensé en dar un paso atrás pero luego recordé que mi coño seguía húmedo y abrí la puerta. Ahora estaba desnuda frente al cuerpo de mi padre detrás de una cortina.
-He escuchado todo has dejado a tu hija caliente, mereces un castigo
-Si, lo sé, he sido un padre muy malo. Merezco un castigo.
Me acerqué a la ducha y abrí la cortina. Ante mis ojos vi a un hombre musculoso, guapo, con el pene semi flácido y con la mirada fija en mi.
-Veo que ya eres toda una mujer. Eres muy guapa no sé por qué quieres hacerlo con un viejo como yo.
-La razón es que deberían ser los padres los que enseñen a sus hijas el arte de la reproducción. Debería ser su falo el primero en llegar a mis entrañas.-Mientras decía esto me metí en la ducha y empecé a deslizar mi mano desde su pecho hasta su pene, que cumplía con las expectativas hasta estando flácido.
Empecé a masturbarle mientras comenzamos a tener contacto visual que duró dos minutos que parecieron segundos. Cuando me quise dar cuenta note que ya sentía su buen "ánimo" allí abajo por lo que empecé a agacharme buscado su pene con mi boca.
Cuando lo vi erecto por primera vez no pude pensar en nada era simplemente descomunal el más grande que había visto. Ahora entiendo por qué embarazo a mi madre con 18 años y por qué las hace gemir tanto. Para qué os hagáis comparativa estando flácido es grande y es del team sangre. 20 cm de largo, una anchura descomunal, simplemente indescriptible.
Lo empecé a besar y lamer con mis labios, sabía a coño y a semen. Así que le gusta hacerlo al natural y no se corta. Seguí con un intento de garganta profunda, un grado error. Me agarró de la coleta y empezó a empujarme la cabeza hasta él. Notaba como me atragantaba cómo me empezaron a salir lágrimas por la falta de aire. Intenté empujar para que me soltara y tras varios segundos libere mi boca de su polla. Cuando me creía libre me soltó una cachetada.
-Te pego porque eres mi hija y no sabes ni mamarla bien. No sé quién te ha enseñado así. Ahora levántate probaré tu coño. Me levante mirándole y llorando. Levantó mi pierna izquierda y puso la cabeza de su pene en mi concha.
-Veo que ya estás húmeda, normal eres hija de la zorra de tu madre.- Me la metió entera de un empujón solté el grito de placer más fuerte de mi vida. No podía pensar en nada solo en que me acababan de meter 20 centímetros por mi vagina. Peor fue cuando se empezó a mover tenía orgasmo tras orgasmo y creo que se me oía en todo el bloque. Tal vez por eso decidió cerrarme la boca metiéndome su lengua entre mis dientes. Hasta eso metía bien el cabron.
Salimos de la bañera y me puso contra la pared. Me empezó a penetrar desde detrás como si fuese una perra en celo (que lo era). Tras 10 minutos así se corrió llenando todo mi útero con su semen. Yo a estas alturas ya estaba loca de placer pero el me llevo a su habitación y antes de que la gravedad expulsase a sus espermatozoides de mi cuerpo me puso a cuatro y me la metió otra vez. Se corrió dos veces más en mi útero llenando todo mi ser de mis hermanos. Hasta que lo saco y me lo metió en mi boca.
– Está es tu segunda oportunidad, aprovéchala.
Le empecé besando sus testículos hasta subir al glande luego me lo intente meter toda en mi boca y se la empecé a masajear con mi lengua. Empezó a soltar sus característicos gemidos antes de la eyaculación así que yo ya me preparaba para lo que venía y cuando salió mi boca lo recibió con buen gusto.